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lunes, 5 de noviembre de 2012

DIEZ MIL MÁRTIRES en la II República y Guerra Civil: La Iglesia Católica celebra mañana la fiesta (649)


Nuestros Mártires (1934, 36 y 37)
Noticias de Prensa 2010 2009 2008
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Luis Suárez
(ReL 3/9/2012)

El número de mártires en la Guerra Civil supera a cualquier época, incluido el Imperio Romano. Este lunes el periodista e historiador Santiago Mata entrevista en el diario La Gaceta a Luis Suárez, Catedrático de Historia Medieval y Académico de la Historia, en torno a su última obra, Lo que España debe a la Iglesia católica .

"España está tan absolutamente unida al catolicismo que le ha dado su forma de ser, que cuando se ha pasado a la no confesionalidad, España se está deshaciendo. Es el gran problema de nuestros días", afirma Suárez.

Esa unión nace en el año 589, en el III Concilio de Toledo, y crea ya una noción de libertad específicamente española, que se refleja en la Lex Romana Visigotorum, que establece que el hombre "no es simplemente individuo, sino persona dotada de derechos naturales, lo que la Escuela de Salamancallamará Derecho de gentes".

España fue también el primer país que por influjo dela Iglesia abolió la servidumbre, en 1035, y luego, reinando Isabel la Católica, también "cualquier reliquia de servidumbre".

Asimismo, "España crea la noción de que la ciencia debe ser explicación de la naturaleza y no simple técnica para el aprovechamiento de la misma", y "con San Isidoro nacen las escuelas que Carlomagno copia y convierte en signo de europeidad, y que más tarde serán las universidades".

Dentro de ese repaso a la imbricación entre España y la Iglesia merece una atención aparte el ejemplo martirial de la Guerra Civil: "Se dio en una dosis muy superior a cualquier época, superando en número a los del Imperio Romano. Eso no debe crear resentimiento ni odio, sino enorme gratitud de un país a esa herencia", concluye.
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La Conferencia Episcopal Española ha anunciado otra beatificación colectiva de mártires españoles del siglo XX en octubre de 2013. Aunque el número exacto está todavía sin determinar, parece que "no serán menos de 400", ha dicho el portavoz de la Conferencia Episcopal.

Así lo ha indicado durante la presentación del Plan Pastoral de la CEE, válido hasta 2015, que lleva por título 'La Nueva Evangelización desde la Palabra de Dios. Por tu palabra echaré las redes', en el que se apunta que, los mártires del siglo XX en España son "un estímulo muy valioso para una profesión de fe íntegra y valerosa"
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(10-05-2012 / EFE)
El papa Benedicto XVI aprobó hoy la beatificación de 21 religiosos y un laico españoles asesinados durante la Guerra Civil (1936-39), informó el Vaticano.

Se trata de Raimundo Castaño González y José María González Solís, sacerdotes de la Orden de los Hermanos Predicadores, asesinados en Bilbao el 2 de octubre de 1936. Los otros son Jaime Puig Mirosa y 18 compañeros de la Orden de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, y el laico Sebastián Llorens Telarroja asesinados en varias localidades españolas entre 1936 y 1937. Los 22 fueron asesinados, según el decreto aprobado por el Papa, "por odio a la fe durante las persecuciones religiosas en España".

Las beatificaciones de 22 "mártires del siglo XX", como llama la Iglesia española a los religiosos asesinados durante la II República española y la Guerra Civil, se anunciarán en fechas próximas. Según datos de la Iglesia española, los mártires de los años 1934 y 1936-39 pueden ser unos diez mil. 

Ya han sido beatificados más de un millar y proclamados santos once.
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 Asamblea Plenaria (XLIX CEE)
Mons. Martínez Camino 
Historias estremecedoras de Mártires

Otro tema que el obispo quiso destacar fue la próxima beatificación en octubre de 2013 de numerosos mártires españoles, víctimas de las persecuciones de los años 30, aunque la cifra exacta aún no se ha establecido. «Es un momento para una buena película sobre estos mártires de la fe. Tendría éxito, porque son historias de cine», aseguró. «Está el caso del padre Huguet, de Menorca, que sólo llevaba 3 meses como cura. O el diácono Juan Duarte. O los seminaristas claretianos de Barbastro. O su obispo. O el obispo auxiliar de Tarragona. Son historias estremecedoras y luminosas. Quien pueda, que se anime y ruede la película», propuso el obispo jesuita.

Cardenal Rouco
Discurso inaugural: Nuestros Mártires

En el contexto del mencionado Año de la Fe, el Plan Pastoral recuerda, con palabras del Papa Benedicto XVI, que “por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores”. La Iglesia que peregrina en España ha sido agraciada con un gran número de estos testigos privilegiados del Señor y en particular se destaca en el texto del Plan Pastoral a los mártires del siglo XX que son grandes intercesores y “un estímulo muy valioso para una profesión de fe íntegra y valerosa”. Unos mil de ellos ya han sido canonizados o beatificados y otro buen número será beatificado próximamente. En concreto, el Plan recoge como otra de sus acciones la preparación y celebración, en Octubre de 2013, de una ceremonia de beatificación de mártires del siglo XX en España. El lugar en el que se realizará se decidirá oportunamente.
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 La Razón.es
El alma de España 
Javier Paredes, catedrático de Historia
 (02.04.2012)

España no se puede entender sin el cristianismo, y hace 2000 años que San Pablo nos predicó a Cristo, y a Cristo Crucificado. Por lo tanto, España sin la Cruz no tiene sentido.

Y tengo para mí que la raíz profunda de la crisis que padecemos no es otra que habernos alejado de la Cruz de Cristo. Frente a una estrategia del triunfo a toda costa, que derrumba todo principio moral y hunde a los hombres en el pecado, vienen a mi memoria las palabras de San Josemaría Escrivá de Balaguer: «El cristiano es sal y luz del mundo, no porque venza o triunfe, sino porque da testimonio del amor de Dios».

A lo largo de los siglos, los españoles han seguido la Cruz de Cristo de muchas formas. Este año, por ejemplo, se cumplen los 800 años de la batalla de las Navas de Tolosa, en la que nuestros antepasados lucharon por la libertad de la Cruz frente a la sumisión islámica.
Más tarde florecieron en España los místicos del Siglo de Oro, algunos de los cuales han sido declarados doctores de la Iglesia.

Pero la gran aportación de España al santoral católico son los mártires, que por millares dieron su vida en testimonio de la fe durante la persecución comunista del siglo XX.

Todos ellos nos pueden servir de ejemplo para no entregar la vida a cambio de triunfos pasajeros y efímeros. Ni el éxito, ni el dinero, ni el placer y ni siquiera el poder tienen suficiente valor de cambio, no digo para entregarles a estos señuelos una gota de nuestra sangre, sino que, como cristianos que somos, estos falsos espejuelos no se merecen ni una gota de sudor.

Esta Semana Santa, en la que tradicionalmente los pasos procesionales del Señor y de su madre, María Santísima, llenan de fervor religioso las calles de nuestras ciudades, es una oportunidad inmejorable para revitalizar nuestro compromiso cristiano.
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Santiago Mata
(29JUN 2012)

Sorprendentemente, la Conferencia Episcopal Española no se hace eco de la noticia. La Congregación para las Causas de los Santos hizo público ayer el reconocimiento como martirio de los asesinatos de 155 eclesiásticos en la Revolución de 1936.

Propiamente, el 28 de junio el Papa firmó el decreto reconociendo 154 muertes martiriales, mientras que el 10 de mayo había reconocido el martirio del sacerdote Juan Huguet Cardona, al que ya me referí el 31 de marzo en este blog. Está duplicidad de fechas hace que a algunos les salga mal la suma y lleguen a contar 160 mártires.

Vuelvo a recoger en la imagen el documento donde se habla de su asesino, al que nuestro Ministerio de Cultura exige honrar "para siempre" como víctima de la Guerra Civil, cosa que en cambio no exige con este sacerdote, como con casi ninguna víctima de la Revolución de 1936, incluidos los 13 obispos (12+1 para ser exactos, pues uno era administrador apostólico) asesinados.

Precisamente uno de ellos, Manuel Borrás Ferré, obispo auxiliar de Tarragona, está entre los 154 cuyo martirio se reconoció ayer.

Como detalle anecdótico, diré que al presentarse en la sede de la CEE el libro sobre Los doce obispos mártires del siglo XX en España, pregunté a Monseñor Martínez Camino qué le parecía que el Ministerio de Cultura no incluyera a estos 12+1 entre las víctimas de la Guerra Civil; me contestó (pregunta y respuesta a partir del minuto 40:30 del vídeo en esta página) primero que no lo sabía, pero que si así era, le parecía injusto.

A fuerza de ir de buenistas y pensar que a los cristianos los matan los siglos (por lo de "mártires del siglo XX"), no parece que Cultura se vaya a sentir urgida a rectificar. Entiendo que la expresión se usa para evitar referencias a los autores de los crímenes, pero también entiendo que ocultar -por muy buena que sea la intención- que fueron víctimas de la revolución desatada con la guerra civil lleva a la ignorancia y al olvido: de los mártires de la Revolución Francesa no se dice que lo fueran del "cambio de siglo del XVIII al XIX", ni de las víctimas de las persecuciones romanas se dice que sean "mártires de los primeros siglos de nuestra era"; no es quitar mérito a la cultura romana ni deslealtad hacia el Estado francés decir que causaron mártires, ni se ataca al Frente Popular por contar que en su bando se mató a más cristianos que en cualquier otra revolución, exceptuada la rusa: pero ese matiz que resalta Martínez Camino no quita españolidad a los martirios, ni los mezcla con lo ocurrido en Rusia: no es más relevante el contexto accidental del "revolucionario" siglo XX que la causa esencialmente hispánica de los sucesos de nuestra historia.

El mismo día 28 reconoció el Papa las virtudes heroicas de otras personas, entre ellas el primer prelado del Opus Dei y sucesor de San Josemaría Escrivá, Álvaro del Portillo, y del obispo norteamericano Fulton Sheen.
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II República y Guerra Civil

sábado, 21 de septiembre de 2013

Tarragona, 13/Octubre/2013: BEATIFICACIÓN de MÁRTIRES de la II República, la más NUMEROSA de la HISTORIA (1042)


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Revista Misión nº 29 (Setiembre/2013): 

”La Iglesia no honra a unos para condenar a otros”

“¡Y aún ha osado bendecirnos!”, exclamó uno de los que asesinaron al mártir Manuel Borrás, obispo auxiliar de Tarragona. Hoy, 77 años después, su sucesor a cargo de esta archidiócesis, don Jaume Pujol, explica a Misión el sentido de reconciliación de la beatificación de 522 mártires del siglo xx en España, que tendrá lugar el 13 de octubre.

Será la beatificación más numerosa de la historia de la Iglesia. Nada más y nada menos que 522 mártires, que fueron asesinados por odio a la fe durante los años 30 en nuestro país, serán proclamados beatos en una gran ceremonia el próximo 13 de octubre. Cada una de estas historias de martirio son “un ejemplo de fidelidad y fortaleza”, que, según nos explica el arzobispo de Tarragona, don Jaume Pujol, nos impulsa a buscar una “mayor coherencia entre vida y fe a fin de convertirnos en testigos del Evangelio y semilla para una reevangelización de nuestra sociedad”. 

¿Qué relato le ha conmovido de forma especial de entre los mártires que van a ser beatificados?

Resulta muy difícil destacar algún caso en particular, puesto que todos tienen aspectos remarcables. De todas maneras, me inclinaría por el del doctor Manuel Borrás, obispo auxiliar de nuestra archidiócesis. Tras diecinueve días de cautiverio en la prisión de Montblanc, donde sufrió todos los abandonos y todas las angustias de Cristo en Getsemaní, fue finalmente asesinado en Coll de Lilla la tarde del 12 de agosto de 1936. La noche de aquel día memorable, uno de quienes le habían dado muerte exclamaba: “¡Y aún ha osado bendecirnos!”... Impresionante, ¿verdad? ¡Qué mejor comentario que el de su propio verdugo!

¿Tuvieron los mártires la tentación de renunciar a su fe para salvar la vida? 

Su firmeza y su valentía residen en Jesucristo. ¿Momentos de debilidad? Qué duda cabe de que los hubo, sobre todo, cuando muchos de ellos fueron asesinados de la forma más indigna imaginable, tras haberles hecho sufrir todos los tormentos del infierno. Un mártir no es un héroe de una sola pieza, no es un personaje sobrehumano, sino que es un hombre o una mujer como todos nosotros. Lo importante es que, pese a todo, perseveraron hasta el final.

No son mártires de la guerra 
(Editor del blog: Son mártires de la persecución religiosa causada por las idelogías anticatólicas liberal-masónicas y marxistas internacionalistas de los siglos XIX y XX, que explotan en España con la Revolución socialista de 1934 y la Contrarevolución católica de 1936, cuyo precedente fue la Guerra Cristera de México en 1926)

Después de mil beatificaciones, todavía hoy existe confusión. Díganos, ¿por qué son “mártires del siglo xx en España” y no “mártires de la guerra civil”?

Numerosos estudiosos del tema sostienen que, cuando se denomina a las víctimas –en el caso que nos ocupa– “mártires de la guerra civil”, se están manipulando los términos. La guerra civil es el contexto sociopolítico en el que se produjo la muerte de la mayoría, pero ellos son víctimas no de una guerra civil, sino de una persecución religiosa, dos conceptos totalmente diferentes.

Un argumento a favor de la tesis antes expuesta la constituye la beatificación de unos hermanos de la Salle de Turón (Asturias), asesinados en Oviedo en 1934. En aquellos tiempos no había guerra civil, sino una persecución religiosa: quema de conventos y de iglesias, asesinatos de personas por su fe, etc., con la anuencia y, por tanto, responsabilidad moral de quienes toleraron aquellos hechos. El término “mártires de la guerra civil” se presta a manipulación, de manera que se prefiere la expresión “mártires del siglo xx en España”.

¿Cómo debe la Iglesia transmitir el sentido de esta beatificación para evitar malinterpretaciones políticas?

Es evidente que el contexto mayoritario del martirio de los nuevos beatos fue la guerra de 1936, una que nunca hubiera debido estallar. Todas las guerras son execrables. Es decir, que una beatificación no se hace jamás en contra de nadie, de modo que proclamar la bienaventuranza de nuestros hermanos no es proclamar, de ninguna de las maneras, la maldición o la condena de los otros. Por desgracia, toda guerra tiene víctimas inocentes. Son muchas las lágrimas de madres que lloraron la muerte de sus hijos en uno y otro bando. Toda muerte inocente es respetable y digna de compasión... Luego, alguien puede preguntarse: ¿Por qué se beatificará a esas personas y no a otras? La respuesta es muy sencilla: serán beatificadas como víctimas de una persecución religiosa y por considerar que la violencia sistemática ejercida contra los miembros de la Iglesia católica lo fue por esa condición. Los mataron in odium fidei (por odio a la fe), por el solo hecho de ser católicos, ya fueran religiosos o laicos, y porque no quisieron apostatar de su fe para salvar la vida. En una contienda o en una revuelta mueren muchas personas, pero no todas fallecen por su creencia religiosa. Ahí está la diferencia.

¿Es posible dilucidar, sobre todo en el caso de los laicos, que una persona ha sido asesinada por su fe y no por otras posibles razones ideológicas? 

Una causa de beatificación es, en general, un procedimiento largo y complejo. Es preciso contrastar muchos testigos, pruebas, etc., dado que se trata de un asunto muy serio que, como manda el Derecho, debe llevarse a cabo con el máximo rigor. [En Beatificacion2013.com se puede consultar cómo procede una Causa]

Cuando la Iglesia proclama la bienaventuranza de quienes han muerto por causa de Jesucristo no pretende, de ninguna manera, tomar partido ideológico. No honra a unos para con-denar a otros. Ni tampoco hace ningún juicio histórico acerca de un acontecimiento tan doloroso como es una guerra que enfrentó a hermanos contra hermanos. No sería correcto que alguien pensara eso. Demostrar que un laico ha muerto exclusivamente por odio a la fe es más difícil que en el caso de un sacerdote o religioso.

Hubo más mártires cristianos en el siglo xx que en el conjunto de los anteriores siglos de historia de la Iglesia. ¿A qué puede deberse este aumento desorbitado de las persecuciones religiosas, que llega incluso a nuestros días?

Pienso que todo ello tiene su origen en que, en el caminar de la Iglesia por esta vida, el cristiano sabe que siempre habrá una desproporción entre lo que cree y los poderes de este mundo, que quieren ahogar la llamada a la trascendencia y le harán ver como ilusoria su esperanza. Los cristianos tendrán que sufrir la tentación de dejar de creer en Dios y en Cristo en un mundo muchas veces no solo profano, sino profanado por las fuerzas ocultas que denigran a las personas bajo el imperio del pecado, cuya es la fascinación por el poder y la riqueza y por una visión materialista de la vida y de la historia, unos poderes que llevan a las sociedades a no amar la vida, a la alienación de la condición humana y al sufrimiento de los más pobres.

Con estos 522 mártires, ¿cerramos ya la etapa del siglo xx en España?

Hay todavía numerosas causas que están en su fase diocesana y otras que, pese a haberla superado, se hallan más o menos avanzadas. Téngase en cuenta que se trata de un procedimiento riguroso y minucioso, lo cual conlleva la dedicación de mucho tiempo. Nada se hace alegremente y, en ocasiones, determinar si una muerte se produjo in odium fidei no es precisamente fácil. 

Más: info: www.beatificacion2013.com

Las cifras del martirio

Ya se ha beatificado a 1001 mártires de la II República Española, 11 de ellos son santos: 
-6 obispos (Almería, Guadix, Teruel, Barbastro, Cuenca y Ciudad Real) 75 sacerdotes diocesanos 
-9 miembros de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Sagrado Corazón de Jesús 
-854 miembros de institutos de vida consagrada
-1 diácono 
-1 subdiácono
-1 seminarista 
-54 laicos (38 de Acción Católica)

En octubre se beatificará a otros 522 mártires
-3 obispos (Lérida, Jaen y Tarragona) 
-82 sacerdotes diocesanos
-3 seminaristas 
-15 miembros de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Sagrado Corazón de Jesús
-412 consagrados
-7 laicos

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domingo, 13 de octubre de 2013

Beatificación 522 Mártires de la II República Española. Pendientes de beatificación: más de 10.000 consagrados y seglares. La monja que pidió perdón a sus asesinos (1069)


Biografías de los Mártires de Tarragona

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Pablo VI frenó los procesos (1969)
Juan Pablo II beatificó a 471
Benedicto XV a 530
Papa Francisco a 522 (hoy)
Total = 1.523 mártires beatificados
Pendiente = más de 10.000 consagrados y seglares


Santiago Mata, vallisoletano de 1965. Doctor en Historia y licenciado en Periodismo. Ha trabajado en universidades y medios de comunicación en España, Eslovaquia y Austria. En 2007 destapó el robo de patrimonio subacuático español cometido por los cazatesoros de Odyssey. Autor de las mejores síntesis en castellano sobre la historia de los Submarinos alemanes y del Bombardeo estratégico en la Segunda Guerra Mundial. Publicó en 2006, la biografía "El hombre que demostró el cristianismo: Ramon Llull".

Y en 2011, "El Tren de la Muerte", la primera investigación exhaustiva sobre el mayor fusilamiento público de la Guerra Civil Española. En octubre, publicará la primera obra que resume las vidas de los 1.523 Mártires del siglo XX en España, que para entonces habrán sido beatificados: "Holocausto Católico".

Sor Martina Vázquez, Mártir
Segorbe, 4 de octubre de 1936
Capitana General de Melilla 1925

InfoCatólica-Santiago Mata (5.10.13): Quienes me han entrevistado para COPE y 13TV en relación al libro Holocausto católico, me pidieron que entresacase de quienes van a ser beatificados el 13 de octubre, algún caso que destaque por haber manifestado el perdón: les comenté el de Martina Vázquez Gordo, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, que no solo perdonó, sino que pidió perdón a sus asesinos, a los que había alimentado en el comedor de caridad que fundó en Segorbe. Anoche hizo 77 años de su muerte.

Martina Vázquez Gordo, según relata el también vicenciano Pedro Gómez, era segoviana de Cuéllar, tenía 71 años al estallar la revolución y se había hecho hija de la Caridad de San Vicente de Paúl en 1896, con 31 años. Fue superiora del Colegio de la Milagrosa en Zamora en 1908, y en 1914 pasó como superiora al Hospital y Escuelas de Segorbe (Castellón), donde fundó un comedor, más La gota de leche para alimentar a los recién nacidos, la Junta Segorbina de Caridad, etc.

Entre 1918 y 1923 está en Madrid, y de 1923 a 1926 está como enfermera en Melilla, dándose el caso de que el ministro de la Guerra, Juan de la Cierva, enviara un telegrama nombrándola capitán general para que así los militares (incluido Queipo de Llano) le obedecieran cediendo espacio en el Casino para los heridos. Uno de los jefes moros le regaló una tela de seda para hacer un mantel a la Virgen del Henar en Cuéllar (santuario en el que está enterrada la mártir).

Pasó de nuevo una década en Segorbe, aunque desde 1933 relevada del cargo de superiora. El 25 de julio de 1936 hace que las hermanas consuman la Eucaristía, justo a tiempo ya que el 26 invaden el Hospital los milicianos y las expulsan, encerrándolas en una casa deshabitada. Sor Martina decía a las demás: «Tenemos que ser fuertes, el Señor no nos va a fallar. Recemos y pidamos fortaleza al Señor». Así estuvieron hasta el 3 de octubre, cuando un sacerdote que vivía escondido frente a ellas, con el que se comunicaron por señas, les impartió desde lejos la absolución.

A las 21 horas del 4 de octubre fueron a buscarla, e insistieron en llevársela a pesar de que sus hermanas replicaron que estaba recostada por encontrarse indispuesta. Se puso el hábito, emocionada abrazó a cada hermana y les dijo: «Hasta el cielo». Algunas quisieron acompañarla, pero no se lo permitieron. La metieron en el camión de los paseos y se dirigieron por la carretera de Algar de Palancia (Valencia).

Ella, viendo sus intenciones, les dijo: «Me vais a matar, no hace falta que me llevéis más lejos». La hicieron bajar del camión y ella, sin oponer resistencia alguna, les pidió que, por favor, esperaran un momento. Le pidieron que se volviese de espalda. Pero ella se opuso diciendo: «Morir de espaldas es de cobardes. Yo la quiero recibir de frente como Cristo y perdonar como Él perdonó». Se puso de rodillas, oró con fervor, y sacó del bolsillo una pilita de agua bendita, se santiguó, besó el crucifijo y reconfortada les dijo: «Si os he ofendido en alguna cosa os pido perdón y si me matáis yo os perdono… ¡Cuando queráis podéis disparar!»

Con los brazos abiertos, el crucifijo entre los dedos de la mano derecha, antes de recibir los disparos, confesó su fe así: «Creo en las Palabras de Jesucristo: Quien me confesare delante de los hombres, también yo le reconoceré delante de mi Padre». Y recibió el primer disparo de perdigones en la cara y cuello. Aún, pudo exclamar «Ay, Dios mío, ten misericordia de mí», y seguidamente cayó en la cuneta, empapada en su sangre. Los milicianos que le dispararon habían sido alimentados por ella en el Comedor de Caridad.

Comentarios:

-JuanM: 
Desgarrador. ¿Cómo puede ser que todavía en España haya quienes reivindiquen aquella fecha? ¡Que se sientan herederos de la República!

-carlos:
Estimados hermanos y Miembros del Cuerpo Místico: Martina,su alma está con el Señor,contemplando la Vision Beatifica,intercediendo por nosotros,evidentemente es un ejemplo,no como los chupasirios e incoherentes,enemigos de la Cruz de Cristo,pelagianos,de un lado y del otro,se une a las almas de todos los martíres de la Iglesia,desde los primeros siglos,hasta el resto,españoles,cristeros,la Vandee,los Martires japoneses ,en China,en Corea y aún hoy en alguna parte del Mundo hay alguno que está muriendo confesando la Fe,se une a la Santisima Misa,al abandono,a la Soledad,a la Cruz, a la Santisima Virgen,corredimiendo cruenta e incruentamenta por nuestro Cuerpo Místico y por el mundo,unidos al Señor en el Santisimo Sacramento,fruto de esa Cruz,de ese amor extremo,un Dios amandonos,sin fin.Respeto y más respeto,por ese Tremendo Misterio,nada de aplausos,gritos etc en las Iglesias en los Sagrarios está la zarza ardiendo.tampoco en la iglesia se debe hablar,los encuentros,en una casa,no es lugar para hacer relaciones.La verdadera comunidad nace de Nuestra Unión con Dios Nuestro Señor,prepararla como se merece,y prolongar la acción de gracias,todavía el Señor ESTA VIVO en nuestros cuerpos,por Cristo con María y con el Papa.

Santiago Mata @centroeuropa
El jueves 10 de octubre a las 10.30 presento el libro "Holocausto católico". Los mártires de la Guerra Civil, en Esfera de Libros: http://on.fb.me/1bHX7sS 

Retwitteado por Santiago Mata:

-La Princesa de Asturias ordenó que sus hijas Leonor y Sofía no recibieran educación católica http://Hispanidad.com http://shar.es/KUPKU 

-He comprado Holocausto católico. Los mártires de la Guerra Civil (Historia Del Siglo XX) de Santiago Mata via @amazon http://www.amazon.es/dp/B00FJ6DJU8/ref=cm_sw_r_tw_ask_4tzGG.130QSHN …

-El religioso al que mataron “por ser bueno” y su díscípulo, que le siguió voluntariamente http://infocatolica.com/blog/demartyribus.php/1310010614-el-religioso-al-que-mataron-p … vía  
@InfoCatolica

-GARABANDAL: esperamos al PAPA: http://youtu.be/eyyucz8ldXM vía @youtube



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Santiago Mata (7.10.13):  

El domingo 13 se beatificarán en Tarragona los primeros de Francisco. Ya van 1.523 y hay miles en espera. El autor de “Holocausto católico” lo cuenta [con algunos matices a la redacción publicada en La Crónica de El Mundo el domingo 6 de octubre de 2013, p. 14-15].

Los tres maristas enfermos (Ligorio Pedro, Félix Lorenzo y Fabián) y el hermano Aquilino, que trata de protegerlos, son conducidos hasta el frontón y puestos en fila contra la pared. Los cuatro van vestidos de seglares.

– Quisiera hablaros –le dice el hermano Aquilino al jefe del pelotón que había ido a por ellos.
– Habla lo que quieras, mientras cargamos los fusiles responde –el Peleteiro.

– Como hombre, os perdono; y como católico, os lo agradezco…
– ¿Has terminado? Ahora, ¡date la vuelta!

– [Y el hermano Aquilino responde: ¡Viva Cristo Rey!] No, de cara –exige con firmeza el religioso.
Los milicianos descargan sus fusiles y los cuatro maristas se desploman muertos en la explanada del convento de Les Avellanes (Lleida, mayo [sic, fue el 3 de septiembre] de 1936). No son los únicos mártires que Francisco ascederá pronto a los altares. Antes fueron 471 beatificados por Juan Pablo II, luego los 530 de Benedicto XVI. Y el goteo continúa. El próximo domingo 13 de octubre, el pastor argentino estrenará pontificado [sic] con la beatificación en Tarragona de 522 mártires de la Guerra Civil española.

Pero no son, ni mucho menos, los últimos de una ya larga lista de beatos. El goteo sigue. Tan solo una de las causas, la que se lleva en el arzobispado de Toledo con el obispo mártir de Sigüenza (Eustaquio Nieto), esá compuesta por 939 candidatos. Y en avanzada fase hay otros 14 procesos [se incluye el recién citado] con 2.687 candidatos a ser declarados mártires. Aún faltarían muchos más. Por el momento solo han sido beatificados 60 laicos, de entre los más de 10.000 que, según una estimación mínima, podrían terminar siendo declarados mártires españoles. Así las cosas, a un ritmo de medio millar por papado, aún habría mártires de la guerra de España para cinco pontífices más.

Francisco no estará presente el 13 de octubre en Tarragona (Benedicto XVI instauró la costumbre de que las beatificaciones se hicieran en los lugares de origen o, si se hacían en Roma, no las celebrara el Papa. De hecho, Ratzinger no ofició ninguna). En nombre del actual Papa, el cardenal Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, beatificará a 522 mártires. Con ellos serán ya 1.523 las víctimas de la Revolución de Asturias (13) y de la Guerra Civil (1.510) las que la Iglesia afirma que son santos (11) o beatos (1.512). Y a ellos se sumarán [en realidad, están incluidos en los 522] próximamente los cuatro maristas (de un total de 68, la nómina más numerosa de beatos propuestos por el Papa [la causa más numerosa cuyo decreto de beatificación fue firmado ya por Francisco y no por Benedicto XVI]) que fueron fusilados en un muro de su convento leridano, y sus tres compañeros de Redueña (Madrid) que trabajaban en la vecina localidad de Torrelaguna: Pedro Alonso Ortega (hermano Marino, de 35 años), Eugenio Artola Sorolla (hermano Victorico María, de 42) y Trifón Tobar Calzada (hermano Jerónimo, de 60). Según la biografía colectiva –llamada Positio– educaban a hijos de labradores y obreros. A 120 padres obreros les daban clases nocturnas.

Freno al proceso por Pablo VI

Los procesos (causas) de beatificación de víctimas de la violencia revolucionaria, iniciados al terminar la Guerra Civil (1939), se frenaron en 1964 por orden del papa Pablo VI. El historiador eclesiástico Vicente Cárcel Ortí resumía hace más de una década los motivos de este parón: “Durante muchos años ha pesado como una losa el Régimen que tuvo España hasta 1975, y a muchos católicos les molesta la presencia de los mártires de 1936, que nada tuvieron que ver con todo lo que vino después. También molestan a los «vencidos» en la guerra, y a sus herederos ideológicos, porque los mártires denuncian la persecución religiosa de aquellos años terribles y su tozudez porque se obstinan en no querer reconocer sus responsabilidades históricas de la tragedia de 1936. Precisamente para evitar referencias polémicas al pasado, la Iglesia esperó más de medio siglo de la guerra civil para comenzar las beatificaciones (las primeras se hicieron en 1987) y que España tuviera una democracia consolidada".

Reapertura del proceso por Juan Pablo II

Fue Juan Pablo II, en 1983, el que ordenó que se reabrieran las causas, para que el ejemplo de los mártires no cayera en el olvido.

Con la beatificación del 13 de octubre culminan 33 procesos y se celebra en Tarragona a petición de su arzobispo, Jaume Pujol, por llevar la causa con más mártires, (147). El evento había sido previsto por la Conferencia Episcopal Española en el marco del Año de la Fe convocado por Benedicto XVI. El anterior Papa llegó a firmar los decretos para beatificar a 328 de estos mártires y el resto los firmó, en una carrera contra reloj que terminó el pasado 5 de julio, ya el nuevo papa Francisco.

Los que más atención han recibido hasta ahora han sido los obispos (beatificados nueve de 13, en Tarragona se beatifica a tres), las monjas (157 de 288, lo que supone el 54%), los religiosos varones (1.139 de 2.373, el 48%), y ya a mucha distancia los sacerdotes seculares (han sido beatificados 161 de 4.087, no llega al 4%).

Curiosamente, al marginar a los mártires laicos -sólo la diócesis de Valencia incluyó a un buen número de ellos en la beatificación de 233 personas en 2001-, se desoye la opinión del Papa que vivió la Guerra Civil española, Pío XI, quien describía el 19 de marzo de 1937, en la encíclica Divini Redemptoris, como característica peculiar de la persecución religiosa en España que “el furor comunista no se ha limitado a matar a obispos y millares de sacerdotes, de religiosos y religiosas, buscando de un modo particular a aquellos y a aquellas que precisamente trabajan con mayor celo con los pobres y los obreros, sino que, además, ha matado a un gran número de seglares de toda clase y condición, asesinados aún hoy día en masa, por el mero hecho de ser cristianos o al menos contrarios al ateísmo comunista. Y esta destrucción tan espantosa es realizada con un odio, una barbarie y una ferocidad que jamás se hubieran creído posibles en nuestro siglo”.

Holocausto católico

Quizá la mejor fotografía de un primer plano de una persona momentos antes de ser fusilada, y aparentemente la única para el caso de un mártir, es la de Martín Martínez Pascual, un sacerdote de veinticinco años que aparece en la portada de Holocausto católico. El 18 de agosto de 1936, instantes después de que Hans Gutmann Guster le hiciera esa y otra fotografía, fue fusilado en su pueblo, Valdealgorfa (Teruel).

Al beatificar los mártires, la Iglesia no pretende hacer justicia a las víctimas ni recriminar a quienes los mataron. En el caso de los de la Guerra Civil, la palabra Holocausto referida a su sacrificio resulta apropiada por lo mismo que, bajo la antigua ley, el Holocausto era un tipo de sacrificio especial donde la víctima no podía tener manchas y se quemaba para que fuera toda para Dios y no se pudiera aprovechar para fines humanos: Dado lo polémico del asunto, la Iglesia somete a los candidatos a una exigente criba, para estar segura de que no se exaltará a nadie que hubiera participado en la guerra, o exaltado de cualquier forma la violencia o el deseo de venganza.

***********



InfoCatólica-Tomás de la Torre Lendínez (9.10.13: Entrando directamente en el libro del amigo Santiago Mata debo confesar que me ha entusiasmado por cada página que pasaba, descrita con un lenguaje asequible a un lector medio de obras de este tipo, notándose que Santiago es periodista y conocedor de que cuanto más claro se escriba mejor se atraen los lectores.

Deseo destacar tres ejes fundamentales del libro:

1.- Es una obra compilatoria de toda la persecución española durante la década de los años treinta del siglo pasado. Arranca de la quema de conventos del 11 de mayo de 1931, a casi un mes del inicio de la II República, y acaba con los últimos martirios en plena etapa bélica.

Como buen historiador, el autor ha optado por contar el reguero de martirios siguiendo el calendario, mensual y anual, deteniéndose en un momento muy esencial como la revolución de octubre del año 1934, en la cual se datan varios de los desmanes y muertes ocurridas esencialmente en Asturias y otros lugares de España.

Metido, ya, en la Guerra Civil, el autor mantiene su método de pormenorizar, ahora, día a día, los fallecidos a lo largo de aquel verano cálido, trágico y sangriento de 1936. Lo hace con la minuciosa propia de un buen relojero que suma todas las piezas para que la hora sea exacta y reproduzca la verdad histórica pura y dura.

Al mes de agosto lo titula: Agosto rojo. Rojo no solamente por el color que los milicianos recibieron de la otra parte de España. Rojo, también, porque fue cuando más sangre de mártires corrieron por las cunetas, las tapias de los cementerios o cualquier socavón que pudiera tapar aquellas matanzas a troche y moche.

Santiago Mata no olvida Paracuellos y sus miles de muertos inocentes, algunos niños, que en el otoño madrileño fueron sacados de las cárceles de Madrid.

El irrepetible calendario y el reloj constante son los sones con los que el señor Mata lleva al lector de su libro a leerlo de un tirón.


2.- A lo largo de toda la obra su autor desea dejar claro dos denominadores comunes:

A) Todos los mártires fueron gentes normales, sin afiliaciones políticas, sin estrellatos mediáticos, sino hombres y mujeres dedicados a su vida vocacional como sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas o laicos, dentro de la Iglesia Católica, colocados donde aquel verano les llevó el destino.
B) Todos los mártires murieron perdonando a sus verdugos, agradeciéndoles que les abrieran las puertas del Cielo y con sus bendiciones y canciones exasperaron a los pelotones de ejecuciones masivas, o a chóferes que estaban al volante de camiones en cuyo cajón estaban los aspirantes a subir a los altares.

3.- El libro “Holocausto Católico” deja muy claro que todos los mártires fueron ejecutados por odio a la fe católica, por odio a la Religión Católica, por odio a la cultura católica, por odio a las personas felices de ser curas, frailes, monjas o laicos católicos.

En el uso de las fuentes documentales, que Santiago Mata, va presentando a lo largo de su libro, aparece siempre la misma cantinela:

“Nunca más habrá una iglesia y un sagrario aquí”

Aquellos ignaros asesinos desconocían que en las persecuciones cristianas llevadas a cabo por los emperadores romanos durante tres siglos, hubo un escritor llamado Tertuliano quien sentenció:

“La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”

Esta verdad ha sido cumplida hasta el momento presente, donde los cristianos son perseguidos en países de Oriente o África. Siempre nacen más donde han matado a otros.

Conclusiones

1.- El libro del amigo Santiago Mata es imprescindible para estas fechas previas a la Beatificación del domingo próximo y es una obra de consulta constante para todo cristiano que se precie y esté preocupado por su historia inmediata y desee dar razones de su fe a los actuales enemigos de la Iglesia de Cristo.

2.- La gran aportación de Santiago Mata es la lista pormenorizada de los más de 1,500 hombres y mujeres beatificados, clasificados por su nombre, su lugar y fecha de nacimiento, su sitio de martirio y el día en que ha sido beatificado.

3.- El día 6 de noviembre, de cada año, es la fecha de los cientos de mártires beatificados por la Iglesia Católica para ser honrados en la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida cristiana. Cuando llegue esta fecha es bueno estar en cualquier iglesia y recordar a la multitud de de mártires que nos precedieron con el ejemplo de su vida entregada a Dios y a los hermanos, para que sigamos sus pasos y alcancemos algún días estar con ellos en el Reino de los Cielos.

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El mártir que sí fue combatiente


InfoCatólica-Santiago Mata (12.10.13): Aunque las autoridades eclesiásticas han insistido en que se habla de mártires del siglo XX porque no fueron combatientes de la Guerra Civil Española, entre los que son beatificados mañana, hay uno que sí lo fue: Jerónimo Fàbregas Camí. A él me refiero en “Holocausto católico.

Fàbregas Camí, de 28 años, vicario de Vilabella (Tarragona), había sido ordenado en 1934. Una de las cosas que hizo en Vilabella fue organizar la cabalgata de Reyes, que dura hasta hoy. Permaneció allí hasta el 22 de julio, celebrando el entierro de una monja para salir luego a esconderse. Estuvo en casa Boronat y luego en Barcelona, con unos hermanos. Allí hizo una labor intensa, conforme a estas palabras que escribió: “Los sacerdotes que no hemos sido martirizados tenemos que suplir ese acto intenso concentrado de amor a Jesucristo con una vida realmente apostólica, abnegada, toda de Cristo”.

Cuando le llamaron al ejército, se presentó declarando ser sacerdote. Fue destinado al frente del Ebro, en la 14ª Brigada de la 45ª división internacional, acantonada en una casa llamada Mas d’en Puig, de la familia Pahí-Salvadó, donde celebraba misa a diario y confesaba a muchos soldados y les daba la comunión, especialmente cuando entraban en combate. Cuando la familia le preguntaba si no tenía miedo, contestaba: “Yo siempre les diré la verdad, y si por ser sacerdote me matan, afortunado de mí”. Un soldado describió por carta a su familia las celebraciones de Navidad y año nuevo de 1939. La carta cayó en manos de un comandante el 5 de enero y mandó detener a todos los “implicados” en el castillo de Vilafortuny. El día 13 se los llevaron hacia Santa Coloma de Queralt. El 19 por la mañana mataron a Fàbregas en Pla de Manlleu (Aiguamúrcia, Alt Camp). Con él fue fusilado Manuel Palau Blasi, que quizá fue el soldado que escribió la carta.

Este ejemplo pone sobre el tapete la conveniencia de conocer el contexto revolucionario-bélico de la persecución religiosa en que murieron estos mártires de 1934-39, pues como dijo Pío XI, más importante (y grave) que el hecho martirial, es el brutal fenómeno de que los hermanos se maten entre sí en una Guerra Civil y precisamente los mártires nos aportan una solución a ese problema endémico de España: el perdón.

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viernes, 1 de noviembre de 2013

El papa Francisco habla de los Mártires de la Guerra Civil. Y entrevista al mártir ejecutado en 1938 por espía (1106)




InfoCatólica-Santiago Mata (30.10.13): Ya que no hay ningún mártir asesinado un 30 de octubre, entrevisto hoy a uno que nació en esa fecha; y de paso pongo el vídeo donde el Papa habla de “Mártires, asesinados por su fe durante la Guerra Civil española".

Aquí donde lo ven, a este salesiano,  Julio Junyer i Padern, difícilmente lo podrán llamar mártir de la revolución, y tendremos que reconocer que lo fue de la Guerra, no solo por la avanzada fecha de su muerte.

-¿Dónde nació usted, mosén Juli?
-En Vilamaniscle (Girona), un 30 de octubre de 1892, de hecho, el único que hubo, al menos ese año.

-Se hizo usted salesiano en su Girona natal, sin embargo fue beatificado con los 233 mártires valencianos de 2001.
-Sí, me incluyeron en el grupo de salesianos de esa beatificación, a pesar de no haber nacido ni muerto en esa generosa región y archidiócesis. Profesé como religioso en 1912 y me ordené sacerdote en 1921. Diez años después era jefe de estudios en el colegio de Girona.

-Entonces, ¿qué tiene que ver con Valencia?
-Propiamente, con Alicante: yo estaba en Campello en 11 de mayo de 1931, cuando quemaron allí el Seminario Salesiano.

-Es decir, que supo de primera mano qué fue eso de la persecución religiosa “de los años 30″.
-Pues sí, aunque el plato fuerte vino el 20 de julio de 1936, cuando la comunidad salesiana de Girona se dispersó ante el peligro y marché a casa de mis padres.

-¿Con el tiempo las cosas se calmaron?
-En apariencia sí, por eso en octubre de 1937 volví a Girona para vivir en un piso con un coadjutor salesiano. Pero en enero de 1938 fui arrestado, encarcelado, juzgado y sentenciado a muerte por supuesto espionaje. La noche antes de morir la pasé en compañía de otros salesianos, que me confesaron y me dieron la comunión. Aunque era inocente, acepté dar mi vida por el bien de la Iglesia y de España. Y así me ejecutaron en Montjuïc el 26 de abril de 1938.

-Háblenos de otros mártires beatificados que nacieron un 30 de octubre, aunque no fuera el mismo que el suyo…
-Son otros tres. El primero mosén Josep Garriga Ferré, que tenía casi 60 años, frente a los 45 que había cumplido yo, cuando lo mataron en día de Santiago de 1936. Era párroco de párroco de Montbrió del Camp. El 21 de julio se refugió en su caserío, cerca de Reus. El día 23, al cruzarse en Reus con el párroco de Cambrils, Isidre Fàbregas (asesinado el 28 de agosto), se despidió de él con estas palabras: “Adiós, si no nos vemos más, hasta el cielo”. Al día siguiente, se trasladó a la casa de su sobrino, en Riudoms. Al cabo de cinco minutos se presentaron allí unos milicianos que se lo llevaron al Comité de Reus. El Comité le hizo una autorización escrita para residir de Riudoms. Al atardecer del día 25, cuando acababa de hacer oración con su hermana y otra religiosa, oyeron un disparo, y al salir a la azotea vieron la casa rodeada de milicianos, que les hicieron abrir la puerta. Entre ellos había uno que debía muchos favores a mosén Garriga y al verlo dijo: “¡Es este!”. Las primeras palabras que le dijeron fueron: “Nos has hecho cansar, pero ahora nos las pagarás todas”. Él les dijo: “Si venís a matarme, ya lo podéis hacer aquí mismo”. Le dieron un empujón y le empezaron a desgarrar la ropa. Se le llevaron en medio de gritos y blasfemias hasta el Santuario de la Misericordia de Reus, y allí, delante de la puerta, lo tirotearon. Su cadáver fue quemado previa rociada de gasolina.

-Vaya, pues que tanta paciencia tuvo con aquellos, seguro que la tendrá para interceder por nosotros. ¿Y los otros dos beatos?
-Uno es el monje de Montserrat Josep Maria Fontserè Masdeu, que estaba para cumplir los 82 años cuando lo mataron el 19 de agosto de 1936 en la Creu de Pedralbes de Barcelona; y por último el marista burgalés Santos Escudero Miguel, que estaba para cumplir los 29 y que fue asesinado con otros 45 que han sido beatificados, en el cementerio de en Montcada i Reixac en la madrugada del 8 de octubre.

-Es esa una matanza de la que ya hemos hablado, por lo que sugerimos a nuestros lectores que repasen el relato, mientras nos despedimos de usted, mosén Julio Junyer, pidiéndole que junto con la Reina de los Mártires interceda por nosotros.
-Lo haré, y no dejen de rezarnos, que para eso estamos.

El papa y los mártires 
de la Guerra de España

Sin ánimo de polémica, que de nada sirve, ya que una persona amiga me mandó el enlace a un vídeo, traigo a colación una anécdota del día de la Beatificación de Tarragona. Me crucé con el director de una revista religiosa, quien, sin duda conocedor de mi libro Holocausto católico. Los mártires de la Guerra Civil, me recomendó vivamente el mensaje que acababa de leer el Papa, porque en él no hablaba “ni de la guerra, ni de persecución, ni de España”. Como ese mensaje del papa Francisco se completaba con el que de su parte leyó el cardenal Amato, explicando bien a las claras las circunstancias de la persecución, no me pareció necesario volver sobre la anécdota, que con toda la buena intención que tenga al no querer saber cómo ni cuándo ni quién mató a los mártires, puede llevar a que no se insista a una parte de los protagonistas en que también va con ellos lo de la conversión.

Dejo, como digo ese tema, pero mira por donde, luego de terminar la misa que estaba celebrando en Roma, el Papa utilizó la expresión de mártires de la Guerra Civil, ahí queda:

“Queridos hermanos y hermanas, hoy, en Tarragona, España, han sido proclamados beatos cerca de quinientos mártires, asesinados por su fe durante la Guerra Civil española, en los años treinta del siglo pasado. Alabemos al Señor por estos valientes testigos suyos, y por su intercesión, supliquémosle que libere al mundo de toda violencia”.

Y ahí va en Youtube, con traducción al castellano (minuto 4.15 del vídeo de arriba): 


y original italiano (abajo, al comienzo): 


lunes, 26 de octubre de 2015

El Terror Rojo: Más de 10.000 MÁRTIRES de la Segunda República (1999)

Mártires del Terror Rojo en Cataluña

Nuestros Mártires de 1934 y 1936-39
ReL-Luis Suárez (3/9/2012): El número de mártires en la Guerra Civil supera a cualquier época, incluido el Imperio Romano. Este lunes el periodista e historiador Santiago Mata entrevista en el diario La Gaceta a Luis Suárez, Catedrático de Historia Medieval y Académico de la Historia, en torno a su última obra, Lo que España debe a la Iglesia católica .
"España está tan absolutamente unida al catolicismo que le ha dado su forma de ser, que cuando se ha pasado a la no confesionalidad, España se está deshaciendo. Es el gran problema de nuestros días", afirma Suárez.
Esa unión nace en el año 589, en el III Concilio de Toledo, y crea ya una noción de libertad específicamente española, que se refleja en la Lex Romana Visigotorum, que establece que el hombre "no es simplemente individuo, sino persona dotada de derechos naturales, lo que la Escuela de Salamancallamará Derecho de gentes". 
España fue también el primer país que por influjo dela Iglesia abolió la servidumbre, en 1035, y luego, reinando Isabel la Católica, también "cualquier reliquia de servidumbre".
Asimismo, "España crea la noción de que la ciencia debe ser explicación de la naturaleza y no simple técnica para el aprovechamiento de la misma", y "con San Isidoro nacen las escuelas que Carlomagno copia y convierte en signo de europeidad, y que más tarde serán las universidades".
Dentro de ese repaso a la imbricación entre España y la Iglesia merece una atención aparte el ejemplo martirial de la Guerra Civil: "Se dio en una dosis muy superior a cualquier época, superando en número a los del Imperio Romano. Eso no debe crear resentimiento ni odio, sino enorme gratitud de un país a esa herencia", concluye.
La Conferencia Episcopal Española ha anunciado otra beatificación colectiva de mártires españoles del siglo XX en octubre de 2013. Aunque el número exacto está todavía sin determinar, parece que "no serán menos de 400", ha dicho el portavoz de la Conferencia Episcopal.
Así lo ha indicado durante la presentación del Plan Pastoral de la CEE, válido hasta 2015, que lleva por título 'La Nueva Evangelización desde la Palabra de Dios. Por tu palabra echaré las redes', en el que se apunta que, los mártires del siglo XX en España son "un estímulo muy valioso para una profesión de fe íntegra y valerosa"
«Los mártires mueren perdonando a sus verdugos»
Persecución religiosa en la II República
ReL (29/1/14): El historiador y sacerdote valenciano Vicente Cárcel Ortí es el autor del libro Mártires del siglo XX en España (Editorial BAC). La obra está dividida en dos volúmenes con un total de tres mil páginas e incluye las biografías de los 1.523 mártires del siglo XX en España publicadas por orden de beatificación, los más recientes los 522 que fueron beatificados el pasado 13 de octubre en Tarragona.
La semana pasada tuvo ocasión de presentar en Roma el libro, en el Centro Español de Estudios Eclesiásticos junto a la iglesia de Santa María en Montserrat de los Españoles. 
Además, este lunes 27 de enero se ha conocido la promulgación de un nuevo decreto sobre el martirio de Pedro Asúa Mendía, sacerdote nacido en Vizcaya y asesinado en 1936, por lo que será beatificado. 
ZENIT ha tenido la ocasión de entrevistarle y hablar sobre la vida de estos mártires y sobre la persecución religiosa en aquellos años. 
-¿Se tiene una idea aproximada sobre cuántos fueron en total los mártires en España de aquella época? ¿Y cuántos están en proceso de beatificación?
-Los sacerdotes, religiosos y religiosas muertos entre 1934 y 1939 son cerca de 7.000. Los seglares se calculan en unos 3.000. En total serían unos 10.000, pero no podemos dar cifras exactas, porque de algunos faltan datos precisos y seguros.
Actualmente están abiertos unos 2.000 procesos, pero tampoco te puedo dar la cifra exacta, hasta que la Congregración de las Causas de los Santos no los examine todos, porque a veces son eliminados algunos si no hay pruebas fehacientes de su martirio.
-¿Cómo comenzó su interés por la vida de los mártires del siglo XX en España?
-Porque forman una parte esencial de la historia de España en los años de la Segunda República y de la Guerra civil, ya que el 18 de julio de 1936 no puede entenderse si no se parte del 14 de abril de 1931. Ese día fue autoproclamada una República, sin legitimidad política, que comenzó a actuar contra la Iglesia, a pesar de que el Papa la reconoció inmediatamente y pidió a obispos, sacerdotes y católicos que la acataran lealmente y colaboraran con ella por el bien común.
-¿Cómo es el proceso para llegar a la vida de cada uno de ellos? ¿Qué tipo de documentación debe consultar?
-Es un proceso largo, que ha de estar bien documentado para demostrar que la muerte es infligida por odio a la fe cristiana; una muerte que el mártir acepta por amor a la misma; de modo que no se confunda la persecución religiosa con la represión política, ni se pueda identificar a los mártires con los caídos en el campo de batalla ni con las víctimas de la represión política o sacrificadas por otras causas.
»Yo he trabajado con la Positio super martyrio, que es el volumen o volúmenes que prepara cada postulador, donde están recogidos todos los documentos oficiales y las declaraciones juradas de los testigos sobre la vida y martirio de cada persona. Y además, he visto documentos del Archivo Secreto del Vaticano sobre algunos de ellos y sobre la persecución en general.
-En la biografía de los 1.523 mártires, aparte del hecho de dar su vida por la fe, ¿hay algún rasgo común en sus historias?
- El rasgo común es que ninguno de los mártires estuvo impli­cado en luchas políticas o ideológicas; no empuñaron las armas contra nadie ni las tenían. Fueron hombres y mujeres que brillaron por su coherencia y valentía en la defensa de los valores supremos de la fe cristiana. Ellos fueron portadores de un mensaje de paz, tolerancia, con­cordia y reconciliación nacional frente al odio irracional que mo­vió a las dos Españas enfrentadas.
-¿Hay alguna biografía que le ha marcado más especialmente?
-Podría citar muchos, pero me limitó joven alicantino Francisco de Paula Castelló Aleu, martirizado en Lérida, el 29 septiembre de 1936. Ese mismo día escribió a sus familiares y a su novia. A esta le dijo: “Querida Mariona: Nuestras vidas se unieron y Dios ha querido separarlas. A Él le ofrezco, con toda la intensidad posible, el amor que te profeso, mi amor intenso, puro y sincero. Querría hacerte una carta triste de des­pedida, pero no puedo. Estoy envuelto en ide­as alegres, como un presenti­miento de Gloria. [...]. Una cosa quiero decirte: si puedes, cása­te. Desde el cielo yo bendeciré tu unión y tus hijos. No quiero que llores, no lo quiero. Siéntete orgullosa de mí. Te quiero”. 
»Estas car­tas fueron conocidas por el papa Pío XI, quien comentó: este joven será uno de los primeros mártires de España y mo­delo de los jóvenes de Acción Católica del mundo. Fue ejecutado en las tapias del cemente­rio de Lérida. Contaba 22 años de edad. Enterrado en una fosa común, se arrojó cal sobre su cadáver. Antes de morir dijo: “¡Un momento, por favor! Os perdono a todos. Hasta la eterni­dad. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001.
-¿Qué importancia tiene que la Iglesia recuerde y conozca a sus mártires?
-Para la Iglesia los mártires merecen un culto de amor y de par­ticipación con el que son venerados en esta vida los santos, cuyo corazón sabemos que está dispuesto al martirio como testimonio de la verdad del Evangelio. Culto que se ofrece, en definitiva, a Dios porque los coronó de gloria.
-¿Y en el caso concreto de España?
- Los mártires del siglo XX en España fueron personas de la misma fibra espiritual que la de los mártires de los primeros siglos y los de todas las épocas. Fueron cristianos que, llegada la hora de la verdad, prefirieron morir a traicionar su fe. Si a los perseguidores les mueve en su actuación una motivación política, de una u otra índole, en el corazón de los mártires lo que existe es siempre un amor más fuerte que la muerte. Los mártires mueren a causa del odio objetivo que sus verdugos tienen a la fe católica que ellos profesan y mueren amando y perdonando a sus verdugos.
-¿Cuándo y por qué comenzó esta persecución religiosa en España?
- La persecución comenzó mucho antes de la Guerra Civil y no fue consecuencia de un posicionamiento previo de la Iglesia que, sólo a partir de julio de 1937, apoyó abiertamente a uno de los bandos de la contienda porque en el otro había dejado de existir y se seguía asesinando a los eclesiásticos y a los católicos practicantes. 
»La persecución comenzó de forma solapada en mayo de 1931 con la quema de iglesias y conventos, siguió con una legislación sectaria y discriminatoria y con la revolución de Asturias en 1934 (con 34 mártires, 10 de ellos canonizados); y acabó con la masacre de sacerdotes, religiosos y católicos entre 1936 y 1939. Por ello, cae por su peso la tesis de cuantos, todavía a estas alturas, siguen insistiendo en que la persecución religiosa fue la respuesta anticlerical a la sublevación militar.

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