lunes, 27 de febrero de 2012

Negociación con ETA: ¿Es Rajoy de los nuestros? (275)


Querido don José Luis Rodríguez Zapatero:

Permítame que le escriba esta carta para disculparme formal y públicamente con usted. A lo largo de estos años, he vertido sobre su persona numerosas descalificaciones. En muchos asuntos, sigo pensando que con toda la razón, pero creo que es justo que me retracte públicamente de mis críticas relativas a su política antiterrorista.

Le puse a usted de chupa de dómine cuando se le ocurrió presentar en el Congreso la solicitud de autorización para negociar con ETA, porque me parecía infame que el Estado pudiera negociar con una banda de asesinos y se me antojaba incomprensible que hubiera nada que tratar con unos terroristas a los que Aznar había dejado contra las cuerdas.

Le puse a usted a caldo cuando acudió al Parlamento Europeo a conseguir un aval para sus negociaciones, prestando así a ETA la legitimación internacional que tanto tiempo anduvo buscando.

Le puse a usted a parir cuando permitió que el PCTV volviera al Parlamento vasco y ANV, a los ayuntamientos. Y también cuando se negó a disolver los ayuntamientos en que ANV gobernaba, incluso después de que el Tribunal Supremo confirmara sus lazos con ETA.

Le puse a usted de vuelta y media por sus clamorosos intentos de ningunear y humillar a las víctimas del terrorismo, que se oponían a aquella negociación con quienes les habían herido o mutilado, o con quienes habían matado a sus seres queridos.

Le puse a usted como no digan dueñas cuando siguió negociando con los etarras incluso después de que estos volaran la T4 con dos personas dentro y continuaran asesinando guardias civiles.

Le puse a usted a caer de un burro cuando constatamos cómo mintió a la sociedad española, negando esas negociaciones que los asesinos se encargaron de airear.

Y ahora me doy cuenta, señor Zapatero, de lo profundamente injustas que fueron mis críticas.

Porque el PP ha llegado al poder con mayoría absoluta y el señor Rajoy, lejos de expulsar a los proetarras de las instituciones, ha puesto a sus basagoitis del País Vasco a reunirse con Bildu y Amaiur y a trabajar por llegar a acuerdos que satisfagan a todas las "partes" de eso que los proetarras denominan "conflicto".

No solo eso, sino que esta misma semana, todos los diputados del PP han votado como un solo hombre contra la propuesta presentada por UPyD en el Parlamento para instar a la ilegalización de Bildu y Amaiur.

Lo cual quiere decir, necesariamente, que los proetarras no deben de ser tan malos. Porque Rajoy y el PP son los buenos, ¿no es verdad? Rajoy y el PP son de los nuestros, y los nuestros son buenos por definición. ¿Y cómo iban los buenos a permitir que alguien malo estuviera en las instituciones? ¿Cómo iban los buenos a consentir que ETA se salga con la suya, a menos que es que ETA no sea tan mala como creíamos?

¡Pero eso quiere decir, don José Luis, que tenía Vd razón en todo cuanto hizo en este tema! Porque si es verdad que los Bildus y los Amaiures no son tan malos, si es verdad que todos los Oteguis de este mundo son hombres de paz, si es verdad que ETA no es más que un grupo de muchachos que se veían forzados a matar por el carácter sanguinario y opresor de la democracia española, entonces era lógico intentar negociar con ellos. ¿Cómo no vamos a poder llegar a acuerdos con alguien que no es inherentemente malo, con alguien que simplemente se defiende de nuestras agresiones?

Por tanto, tenía usted razón, señor Zapatero, cuando solicitó al Parlamento autorización para negociar con ETA. Y tenía usted razón cuando pidió en Europa apoyo para su proceso de paz. Y tenía usted razón al dejar a ETA volver a las instituciones. Y tenía usted razón al tratar de arrinconar a esas víctimas que intentaban poner obstáculos en el camino de la negociación.

Y tenía usted también razón al mantener el diálogo con ese mundo abertzale - que no es tan malo - a pesar de los muertos de la T4 y de los guardias civiles asesinados. Porque está claro que quien no es malo no mata, salvo que se vea obligado a ello. Así que en lugar de culpar a ETA de esas muertes, deberíamos responsabilizar a quienes, con su cerrazón, intentaron impedir las negociaciones de paz.

Tenía usted razón, incluso, señor Zapatero, al ocultar a la opinión pública esas negociaciones. Porque si hay gente tan cerril como para no entender que los abertzales son buena gente; si hay víctimas tan amargadas como para intentar aguar las ansias de paz del pueblo español; si hay gente tan cegada por el odio, que está dispuesta a utilizar cualquier nimio detalle para poner palos en la rueda de las negociaciones... ¿cómo no recurrir a una elemental discreción para evitar que fracasen? Si ETA y su brazo político no son tan malos, entonces lo que había que vencer era la resistencia de una sociedad española obtusa y envenenada por medios de comunicación carentes de cualquier tipo de escrúpulo.

Perdóneme usted señor Zapatero por haberle criticado, pero no he comprendido lo bien que lo estaba haciendo Vd. hasta que no he visto a Rajoy dar por válido todo lo que usted ha dejado hecho.

Le diré en mi descargo, eso sí, que la razón de mi error es que en su día me dejé engañar por la equívoca actitud del propio Partido Popular. Porque recuerdo perfectamente al señor Rajoy decirle a usted en el Parlamento aquello tan tremendo de que estaba usted traicionando a los vivos y a los muertos. Y recuerdo también cómo insistía el PP, una y otra vez, en que se expulsara a ANV de los ayuntamientos. Y recuerdo cómo nos convocó Rajoy en Colón a los españoles, para protestar por las medidas de gracia contra algunos miembros de ETA presos.

Pero claro, ahora entiendo que todo aquello no era sino escenificación. Dada la cerrilidad de los españoles como yo, había que irnos desasnando poco a poco. Había que irnos poco a poco despojando de nuestros prejuicios y de nuestros odios ancestrales. Comprendo ahora que el señor Rajoy no hacía otra cosa que representar su papel en esta historia que, afortunadamente, tendrá un final feliz.

Pero entienda que es natural que yo, que no estoy en la pomada, me sintiera confundido. Y que pensara que era usted peor que esos etarras con los que se sentaba a negociar.

Sea como sea, le pido disculpas, señor Zapatero. Y no se preocupe, que no volverá a pasar, porque ahora ya he entendido que los etarras y su brazo político son buenos chicos. Y que la Justicia es un concepto discutido y discutible. Y que los delitos pueden dejarse sin castigo si han sido cometidos con un objetivo político noble. Y que usted no era tan malo como parecía.

Si Rajoy, que es de los buenos, da continuidad a su política de negociación con el mundo proetarra, por algo será, ¿no?

Porque la única otra alternativa es que, en realidad, los etarras sí que sean unos simples canallas asesinos y que Amaiur/Bildu sí que sea el brazo político de esos canallas asesinos, en cuyo caso lo que pasaría es que Rajoy es tan malo como usted, señor Zapatero.


Pero eso es imposible, porque Rajoy es de los nuestros.
Y los nuestros son los buenos por definición. ¿O no?

Publicado por Luis del Pino
Libertad Digital: Blog "Los enigmas del 11 M"
Editorial del programa "Sin Complejos" (25 de febrero de 2012)