Asociación Ayuda Víctimas 11-M
(Comunicado del 28.02.2012)
La AAV11-M quiere compartir con la opinión pública su hartazgo e indignación por la noticia del hallazgo de los restos del vagón de uno de los focos de explosión de los atentados terroristas del 11-M que se encontraba oculto y que nunca se puso a disposición de la autoridad
Las víctimas nos preguntamos cómo es posible que tras casi 8 años transcurridos de los atentados nos encontremos con este tipo de descubrimientos que dejan en evidencia comportamientos y actitudes que, por el momento, nos abstendremos de calificar, pero que exigimos sean investigados y depuradas las responsabilidades hasta sus últimas consecuencias.
A estas alturas, no es posible permanecer indiferente, pues las posturas tibias denotan más complicidad con los infractores y presuntos delincuentes, que apoyo y empatía con las propias víctimas, y con los deseos generalizados de la opinión pública que siempre hemos sentido tan cercana.
Por eso, instamos a los poderes públicos y a los partidos políticos, que dicen representar a los ciudadanos, a actuar de manera firme y decidida y a situarse con nosotras ante los nuevos hechos que se van conociendo de los atentados del 11-M. De lo contrario, mucho nos tememos que poco a poco los ciudadanos no nos podremos sentir representados por dirigentes cuya sensibilidad y concepto de justicia dista mucho del sentimiento generalizado de los ciudadanos que se niega a olvidar que “en esos trenes íbamos todos”
Por eso queremos también manifestar que si en las próximas fechas, coincidiendo con el VIII aniversario de la masacre, escuchamos de responsables políticos loas, alabanzas y cariñosas palabras hacia nosotras, las víctimas preferimos hechos y actuaciones contundentes a ánimos y gestos cariñosos una vez al año. Porque de no acompañar los hechos a las intenciones, es preferible que guarden silencio pues es una forma inequívoca de retratarnos todos, ante todos, y conocer cada uno de nosotros dónde estamos y con quién podemos contar.
Luis del Pino descubre restos de los trenes
¿La prueba de un delito?
EDITORIAL de El Mundo (29.2.2012)
El valor probatorio de este hallazgo puede ser enorme si lo ponemos en relación, no con los atentados del 11M, sino con los posibles delitos perpetrados con posterioridad y encaminados a destruir u ocultar pruebas durante la investigación de la masacre
(2012-02-24) Jaime Mayor Oreja y las cosas que helarán la sangre
Tanto la Ley de Enjuiciamiento Criminal, como el propio reglamento de los Tedax, exigen que todas las muestras recogidas en el escenario de un atentado se conserven. Se trata, por lo demás, de un requerimiento del más elemental sentido común, pues el lugar donde se comete un atentado constituye el principal continente de pruebas destinadas a esclarecerlo y enjuiciarlo. La conservación de esos vestigios es esencial para que las distintas partes puedan solicitar que se realicen nuevas pruebas y salvaguardar, así, derechos fundamentales, tanto de las víctimas como de los acusados.
Pues bien. Una de las cosas más escandalosas en relación con el 11-M, fue la rapidez con la que los vagones atacados fueron destruidos nada más producirse los atentados. De esta forma, los restos recogidos en los trenes desaparecieron a toneladas, hasta verse reducidos a 23 míseros fragmentos en pésimo estado de conservación, que fue todo lo que llegó a la pericial de explosivos del juicio.
Por estos hechos, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M presentó en 2009 una querella contra el ex jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, por un posible delito de destrucción de pruebas; procedimiento que, sin embargo, la Audiencia de Madrid ha archivado recientemente con la peregrina excusa de que esa actuación policial ya fue objeto de una denuncia previa instada por el partido político Alternativa Española, a su vez archivada por otro juzgado de la Plaza de Castilla, por lo que entiende que debe aplicarse el principio de cosa juzgada.
Al margen de que esta resolución de la Audiencia de Madrid, contraria al criterio del Ministerio Fiscal, es recurrible en casación ante el Tribunal Supremo, y al margen también de que la denuncia planteada por Alternativa Española no se basaba exactamente en los mismos hechos que en los que se basaba la querella de la Asociación de Ayudas a las Víctimas, el espectacular hallazgo de los restos correspondientes al foco de explosión del tren de Santa Eugenia, llevado a cabo por nuestros compañeros Luis del Pino y Carlos Sánchez de Roda, deberían bastar por sí solos para impedir que se dé carpetazo judicial a todo lo relacionado con el 11M.
A este respecto, no hay que confundir el valor probatorio de este hallazgo en relación con los delitos perpetrados el 11M (el propio atentado) con su enorme valor probatorio en relación con los posibles delitos perpetrados con posterioridad a esa fecha y encaminados a destruir u ocultar pruebas durante la investigación de la masacre: Por mucho que, dado el tiempo transcurrido y la ausencia de una cadena de custodia, el valor probatorio de estos restos de cara a saber qué estalló en los trenes fuera ya a estas alturas tan nulo como el de los restos destruidos, seguiríamos teniendo la prueba fotográfica de una ocultación tan indebida como lo fue la propia destrucción de las muestras recogidas en el escenario de los atentados. ¿Cómo es posible que no se incorporara al sumario ningún informe sobre la existencia de esos restos ni que se informara de ellos al tribunal del 11M? ¿Cómo es posible que no se recurriera a estos restos para llevar a cabo las investigaciones en lugar de basarlas en los míseros 23 fragmentos en los que se basó la pericial de explosivos? ¿Cómo es posible que tampoco esto quieran saberlo ni que lo sepamos nuestras élites mediáticas, políticas y judiciales?
Imprime esta entrada