sábado, 31 de marzo de 2012

Prensa Económica: Fracaso de la Huelga Sindical (315)

Violencia Revolucionaria en Barcelona


PILAR DÍEZ
Libertad Digital 
2012-03-30

El Mundo, muy cachondo, dice que la huelga fue una "derrota sindical" pero eso sí, "paralizó la industria y la construcción". Ah, ¿pero es que no estaban ya paralizadas?Pedro J. lo tiene claro. "Pocos pueden poner en duda que la huelga de ayer fue un serio revés para UGT y CCOO" y por eso tenían esa cara de funeral. "El fracaso de la huelga no quiere decir que los españoles acepten con entusiasmo la reforma laboral", que tampoco es para tanto, sino que le tienen tirria a unos "sindicatos alejados de los trabajadores". Y el Gobierno, como unas castañuelas, "cambió el gesto contrariado" que tenía desde el domingo.

Federico Jiménez Losantos se anda con menos melindres a la hora de atizar a Toxo y Méndez. "Es difícil que una organización se arrogue tanta legitimidad teniendo tan poca. Es aún más difícil que pierda la poca que tiene por empeñarse en exhibir lo que le falta (...) La banda de la porra zurda" empleó "sus armas de siempre: matonismo, violencia, chulería y desprecio a los que les pagan sus sueldos de liberados sindicales. Fracasaron. Los trabajadores no apoyaron el golpismo piquetero", sentencia con gran y evidente satisfacción. Y le envía un mensaje al gobierno. Lo "triste" es que el Gobierno no intente prohibir la huelga general. "La briosa ministra (Fátima Báñez) aún no entiende por qué casi medio millón de andaluces han dejado de votarlos en cuatro meses".

Santiago González se pone graciosillo ante la sospechosa resistencia titánica de los sindicatos a ofrecer cifras. "Los sindicatos son reacios a la cuantificación objetiva de sus cosas: de sus subvenciones, sus liberados, sus huelguistas, sus manifestantes".

La Gaceta: "fracasa la huelga" y "ganan los camorristas". ¿Cómo puede ser eso?, dirán. Pues es que resulta que un forzudo piquetero con brazos de camionero le arreó un puñetazo en el estómago a un periodista de Intereconomía. "Intereconomía TV volvió a ser tristemente protagonista pasiva de la agresión y los insultos de esta cuadrilla de exaltados, falange del pensamiento único, en cuyas mentes obtusas no cabe ni la libertad de expresión ni de información". Carlos Dávila les devuelve el golpe con su verbo cristalino. "El Gobierno debe tomar la iniciativa inmediata de quitarles todas sus subvenciones, directas o encubiertas. Que se las apañen solos (...) Sus insultos, sus amenazas, sus babas en forma de escupitajos los califican". Hala.

El País da vueltas y revueltas para contar lo que pasó sin dejar mal a los sindicatos. En portada, opta por que en boca cerrada no entran moscas y no hace valoraciones. "Los sindicatos amenazan a Rajoy con un 'conflicto social creciente'. La huelga general triunfó en la industria y el transporte pero apenas afectó al comercio". Ya en el texto se perciben los sollozos. "En la España del 23% de paro, una reforma laboral por decreto que abarata el despido, recortes históricos", etc, "la huelga general no paralizó los principales servicios", para tirarse de los pelos. Y encima, el Gobierno se hace el longui y "encajó el golpe con la resignación del que esperaba un contratiempo parecido". Así que visto lo visto mejor no ponerse flamenco e ir templando gaitas en el editorial. "A nadie le interesa que la conflictividad social se instale de forma duradera", solo a ratitos. Como hoy toca ir de moderado, pide "a los que no paran de echar leña al fuego" –pío,pío, que yo no he sido- "que actúen con más responsabilidad". Y recula total de lo que ha ido soltando toda la semana. "La legitimidad del gobierno para tomar decisiones no está en absoluto cuestionada" por el resultado de las elecciones andaluzas ni por la huelga general. "Los sindicatos cometerían un grave error si alientan una escalada" y hala, todos amiguitos porque "es la hora de los pactos en las instituciones, que deben tener en cuenta el malestar en las calles. También es la hora de respetar lo que en ellas se decida". Qué comedimiento tan alarmante.

El morrazo sindical debió de ser serio cuando ABC dice lo mismo que El País. "Cómo es posible que con cinco millones de parados y una reforma laboral tan, a su juicio, antisocial, España no quedara totalmente parada ayer". Jaime González tiene un cabreo de aúpa y le da un repaso a Toxo por insultar a ABC. "Está feo morder la mano que le da de comer (... ) Debería estar agradecido", porque "comprar ABC es un ejercicio voluntario, pero financiarles a ellos resulta obligatorio. Nos sacude y encima le sufragamos sus ataques". Sospecha "que si a CCOO y UGT les obligaran por la fuerza a financiar a ABC, levantarían barricadas" pero "somos tan solidarios que el Estado nos quita una parte del sueldo para que ustedes nos pongan a caldo". En la página siguiente, Hermann Tertsch le toma el relevo. Los sindicatos "han gastado su cartucho a la primera de cambio" porque "les entró el pánico". Y ya canta victoria. "El fracaso de la huelga de ayer es el previsible principio de su final como organizaciones con pretensión de influencia política". Uf, Hermann, no te confíes. "Por sus limitaciones, sus simplezas, su demagogia y su profunda hipocresía. Porque sus pretensiones de tumbar las decisiones políticas del Gobierno tienen la arrogancia de un pronunciamiento cuartelero".

La Razón atiza al PSOE, que "ha demostrado" que no tiene "más altura de miras que sus intereses partidistas. Los mismos que hace año y medio reclamaban patriotismo para no secundar la huelga utilizaron ayer sus escaños en el Congreso para jalearla". Y nos cuenta que los liberados se lo pasaron bomba. "Su jornada fue de lo más completa. Primero, bronca y coacción; después, aperitivo y almuerzo; y más tarde, manifestación y cena. Se invitan ellos y pagamos todos los demás". Estos criticones, si es que no les dejan disfrutar ni en el día del liberado.

Pero el que se lo pasó pipa fue José Ricardo Martínez, que me huelo yo que va a suceder a Cándido, al que se le ve de bajón total. Cuenta que el "sindibanquero se mantuvo al pie del cañón hasta bien entrada la madrugada" y que sus "pupilos se deshacían en atenciones hacia él". Que si un café "recién sacado del termo", que si "jefe, cómo va la jornada". Tan en su salsa estaba que cuando a sus matones se le fue la mano y agredieron a un periodista soltó: "Que se jodan", así se trata a los fachas, ¿veis?, id aprendiendo. Claro que luego dijo que "él no había cenado y se marchó". A lo mejor estaba de mala leche porque tenía el estómago vacío
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