viernes, 8 de junio de 2012

II República: Precedentes Liberal-Masónicos (418)

Beatificación de 496 Mártires
de la II República Masónica
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Lágrimas en la Lluvia
Juan Manuel de Prada
TV-Intereconomía
(domingo 3 junio 2012)

Película: El canto del Gallo. Rafael Gil (1955)
Tema de Debate: Persecución a la Iglesia
Paredes, Ayuso, López-Teulón y Verdoy
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Fusilamiento del Sagrado Corazón de Jesús
Cerro de los Ángeles . Madrid, 7 agosto 1936
Desde finales del siglo XVIII, España sufrió la influencia de la Ilustración Francesa, iniciándose la persecucion religiosa con la expulsión de los Jesuítas por Carlos III.

La Masonería Especulativa, fundada en Londres (1717), tuvo un papel importante en la definición de los objetivos de las Revoluciones Liberales (Americana y Francesa): el Imperialismo y la destrucción de España, bastión histórico de la Iglesia Católica contra herejías gnósticas, invasiones musulmanas y otomanas, guerras de religión (protestantes y anglicanos),...

El siglo XIX se inició con la guerra de Independencia, que dejó grandes secuelas de liberalismo  antireligioso en las clases dirigentes (afrancesadas) y en la burguesia, adoctrinada en la red de logias masónicas (unas 1000), organizadas por José I Bonaparte (1808-1814), en las que se fraguó la pérdida de las provincias americanas.

Fernando VII (1814-1833), contribuyó con su nefasta política a la 1ª guerra civil (1833-1840) entre liberales y tradicionalistas (carlistas). La mesa de debate opinó que fue una guerra de religión y no una guerra dinástica, como han querido certificar los manipuladores de la historia de España. Es el verdadero precedente de la última guerra civil (1936-1939) y de sus muchos miles de mártires católicos.

Durante el resto del siglo XIX y parte del XX, el poder político se reparte entre los Liberales (progresistas) anticatólicos, que trabajan por la Revolución, y los Conservadores (burgueses), que la conservan hasta que vuelven los Liberales (según Balmes).

La Revolución francesa demostró que es posible apropiarse de los bienes de la Iglesia, secularizar a los curas y matarlos, sin que los políticos conservadores protesten demasiado. 

El ministro Martínez de la Rosa (Rosita, la pastelera) de la Regente Mª.Cristina expulsó nuevamente a los Jesuítas (1834), ya solamente quedaban 400 (5.000 en el siglo XVIII). Juan Alvarez Mendizábal, banquero gaditano de origen judío y agente masónico de Inglaterra en la conjura de la sublevación de Riego, es el ideólogo de las Leyes del proceso de Desamortización, que había empezado antes y finalizó en el bienio progresista (1854-1856). Antes de 1934, la Iglesia era propietaria de 4 millones de hectáreas, el 18% de la tierra cultivable; existían 3.000 conventos (90% de mendicantes) y quedaron reducidos a 40. En 1835, se inician en Madrid los incendios de conventos y las matanzas de frailes, que se reproducen en provincias.

El general liberal-progresista Espartero, duque de la Victoria, termina la guerra civil, expulsa a la Regente y detenta todo el poder. El ejército estaba infiltrado mayoritariamente por la Masonería, a la que pertenecían los militares progresistas.

A la caída de Espartero (1843), Isabel II es coronada a los 12 años. Su educación fue lamentable y corruptora, uno de sus ayos y uno de sus generales favoritos la iniciaron en los secretos del sexo, en el que fue una maestra.

En 1855, el ministro Madoz completó la Desamortización. A lo largo de todo el siglo, fueron expoliadas 250.000 fincas rústicas de la Iglesia y 30.000 urbanas. El principal objetivo del anticlericalismo gubernamental de origen liberal-masónico progresista es la reducción del clero. De 80.000 religiosos en 1759 a 700 en 1859. El clero secular se reduce a la mitad, de 70.000 a 35.000. Las monjas pasan de 24.000 a 12.000. Se mantiene el nº de parroquias (19.000), doble que los municipios.

Fue un tremendo golpe al poder económico y social de la Iglesia española, sin conseguir la trasformación de la propiedad agraria, el supuesto fin político. Los nuevos propietarios formaron una restringida pero influyente base de apoyo al partido liberal-masónico.

A principios del siglo XX, entra en escena el marxismo (anarquismo o socialismo) que se suma al liberalismo contra la Iglesia, en forma violenta o antidemocrática.

A pesar del éxito económico del gobierno monárquico de Primo de Rivera, el Poder Masónico en la Sombra dictó la llegada pacífica de la República con el Pacto de San Sebastián (1930). Todos los conspiradores fueron ministros en la República (1931-1939).

Fue inevitable el Alzamiento popular católico del 18 de julio de 1936, después del intento socialista (Octubre 1934) de repetir en España la Revolución del Proletariado, según el modelo bolchevique de Rusia (1917).

La "guerra civil" fue definida como CRUZADA en defensa de la Religión Católica en el "Documento para la HISTORIA" de 1 de julio de 1937:
 Carta Colectiva del Episcopado Español

 Las adhesiones de obispos de todo el mundo a la Carta Colectiva y la bendición de Pío XI a los Cruzados, certifican la Verdad.

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