Alfa y Omega nº 814
María Martínez
(3/1/2013)
Una lacra que se extiende; y la reforma en punto muerto
En 2011, uno de cada cinco embarazos acabó en aborto: 118.359 muertes. 12,44 de cada mil mujeres en edad fértil abortaron; un 8,3% más que en 2010. Este triste récord ya no se puede atribuir sólo a la crisis, a la irresponsabilidad de los jóvenes o a la inmigración. Los datos confirman que la mentalidad abortista se extiende cada vez más, pero el Gobierno disimula. Parece tener otras prioridades antes que la reforma de la ley
Entre la Operación salida y el Gordo de Navidad, el Gobierno hizo públicos -pero lo menos públicos posible- los datos del aborto de 2011. Baten un nuevo récord, aunque eso, por desgracia, no sorprende: 118.359 muertes. El número absoluto de abortos aumentó un 4,7% respecto a 2010, pero si se relaciona con el número de mujeres en edad fértil -un grupo demográfico en declive-, el incremento es mayor: un 8,3%, de 11,49 a 12,44 abortos por cada mil mujeres en edad fértil. Si en 2006 uno de cada seis embarazos acababa en aborto, en 2011 fueron uno de cada cinco. La Estrategia de salud sexual y reproductiva incluida en la ley del aborto de 2010, y la venta sin receta de la abortiva píldora del día después no han conseguido, como se dijo, reducir los abortos.
El coladero, al descubierto
Estos datos confirman que el supuesto de riesgo para la salud psíquica de la madre, presente en la ley de 1985, era un auténtico coladero. En la primera mitad de 2010 -último período con dicha ley en vigor-, el 96,77% de abortos fueron bajo este supuesto. Ahora, la mayoría -el 89,58% de los abortos de 2011- se ha trasladado al plazo de 14 semanas en el que se permite abortar sin aducir causa alguna. Pero podrían volver a camuflarse bajo el primer supuesto, ya que el PP tiene intención de incorporarlo en su reforma.
Con todo, a doña Carmina García Valdés, Directora General de la Fundación RedMadre, no le gusta hablar de abortoa petición de la mujer: «Nos consta que no es por deseo de la mujer, sino por necesidad, y porque con la nueva ley hay más presión» laboral, familiar, por parte de asistentes sociales y en los propios centros abortistas. «A las mujeres se les dice que, como no tienen que alegar nada, no se lo piensen y aborten cuanto antes».
La generación del aborto
Al analizar los nuevos datos, se ha subrayado cómo el grupo de mujeres entre las que la tasa de abortos ha crecido más, un 11,61%, es la franja entre los 35 y los 39 años, seguida de los 30-34 años (un 10,5%) y de los 40 años en adelante (un 10,29%). Las cifras «confirman la tendencia que venimos observando -subraya doña Carmina-: aumenta el número de mujeres con más edad», muchas de ellas casadas, «con hijos y sin trabajo» -el 23,13% de las madres que abortaron en 2011 estaba en paro-. Saben lo que es tener una vida en el vientre, pero «abortan porque no pueden mantener a otro hijo. España está a la cola de Europa en ayudas. Si hubiera más» -algo que el Gobierno ha prometido en su reforma del aborto-, «esas familias tendrían a sus hijos».
Con todo, el aumento de los abortos no se debe sólo a la crisis, sino a un cambio más profundo y prolongado. Entre las adolescentes, más de la mitad de los embarazos acaban en aborto; pero la tasa crece igual o incluso por debajo que en la población general. En cambio, desde 2002, la tasa de abortos ha aumentado en torno al 65% entre las mujeres de 25 a 34 años, 18 puntos por encima de la media. Si la comparación se hace con 2006, los abortos en mujeres de entre 30 y 34 años han aumentado un 32% -casi el doble de la media-, y más de un 25% a partir de los 35 años. Estos datos apuntan a una expansión de la mentalidad abortista entre los españoles nacidos en la segunda mitad de los años 70 y en los 80. En palabras de doña Carmina, son la generación del aborto, que ha asumido que, «como el aborto es legal, es bueno y se puede hacer indiscriminadamente. Ya se ha instaurado en la conciencia social que el aborto es un método anticonceptivo más» ante una adversidad.
Salvar vidas... y la economía
Urge un cambio, y no sólo por las vidas perdidas. Pocos días antes de conocerse los datos del aborto, se supo que los nacimientos han disminuido un 9,2% en tres años. Los políticos «no se dan cuenta de que cada vez hay menos población activa, más ancianos, y de que la gente que venía a trabajar se está yendo. Las políticas que van a levantar este país, moral y económicamente, son las que ayudan a la familia», afirma doña Gádor Joya, portavoz de la plataforma Derecho a vivir.
Por eso, resulta frustrante que el Gobierno imite al PSOE, publicando los datos del aborto a escondidas, y con una introducción que alaba la Ley Aído. Los datos de 2011 todavía se pueden atribuir a los socialistas, pero el PP «no ha hecho nada y es de esperar que los de este año sean peores», prevé doña Gádor. El ministro de Justicia, don Alberto Ruiz Gallardón, prometió para otoño un anteproyecto de reforma de la ley. El problema es que buena parte de las energías de este Ministerio se han consumido en la polémica de las tasas judiciales. Mientras tanto, se ha buscado el consenso con el PSOE en la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, renunciando a la promesa electoral de la despolitización de la justicia. Existe ahora el temor de que la reforma del aborto, que ahora está en punto muerto, pueda ser también objeto de un consenso similar.
Frente a un Gobierno que, en palabras de doña Gádor, está «perdido y da bandazos», los defensores de la vida sí tienen claras sus prioridades. «Mientras llegamos a una ley que no permita en ningún caso el aborto, la reforma debe acabar con el aborto eugenésico en su totalidad, y eliminar el supuesto de riesgo para la salud psicológica de la mujer. Si se sigue contemplando ese supuesto, no habremos conseguido nada». A esto, añade el apoyo a la maternidad, que doña Carmina, de Red Madre, explicita: «Medidas eficaces de ayuda, asesoramiento a las mujeres en situaciones difíciles; que se informe con verdad a las mujeres que se lo plantean como un método anticonceptivo; que se dejen de financiar con dinero público los abortos y se destine parte de ese dinero a ayudar a las familias; que se facilite el acceso a las guarderías públicas y se incentiven las empresas familiarmente responsables». También la opinión pública tiene su tarea: «Mirar con buenos ojos a la embarazada, considerar el embarazo como una buena noticia y un bien social. Todos los ciudadanos podemos», con pequeños gestos, «reforzar esa reforma de la ley». Cuando llegue.
***********
La Iglesia y el aborto
Un aborto en España cada cinco minutos (V)
Alerta Digital
José María Manrique*
(10/1/2013)
En España y en Europa el aborto ha pasado a ser la primera causa de defunción. Uno de cada diez abortos de Europa se practica en España, nación que lidera la lista de países europeos en los que más ha crecido el aborto, con un 126% (49.578 en 1997, 112.138 en 2007, 115.812 en 2008, 111.482 en 2009 -tras la “liberalización” total de las píldoras abortivas, y 112.242 en 2010); le sigue Bélgica, con un lejano 36,12%, y hay que tener en cuenta que en los últimos 10 años (1998-2008).
En nuestra Patria se produce un aborto cada cinco minutos, un aborto cada cuatro nacimientos, y uno de cada 5 embarazos acaba en aborto; todos los datos anteriores se refieren solo al aborto quirúrgicos legales y el 97% de estos asesinatos se perpetra en centros privados (98,06 % en 2008). El 95% de los asesinatos de fetos se cometen por “la salud de la embarazada” y el aborto es gratis en la Seguridad Social, mientras a las familias numerosas se las persigue fiscalmente.
Según la patronal de las clínicas abortivas (ACAI), un aborto costaba a la madre asesina, hace tres años, entre 240 y 480 euros, por lo que el costo presupuestario anual en España ronda los 9,8 millones de euros, o los 14 millones si se toma como porcentaje del costo para la Administración el caso andaluz. Muchos de ellos son financiados con dineros públicos (el 50 % en Andalucía, y el 35 % en Valencia, Comunidad esta última gobernada por el PP).
La practica del aborto (“abortismo”) hunde cualquier pirámide poblacional sana e hipoteca a medio plazo todo el bienestar económico al dejar sin el suficiente recambio generacional a una sociedad .
En Europa de los 31 la tasa de es de 1’38, inferior a la mínima de viabilidad (2’11 hijos por familia para mantener una civilización/cultura en 25 años; mínimo 1’9). Pero hay que tener en cuenta que en 2.007 en Francia era de 1’8, en Inglaterra de 1’6, en Alemania de 1’3, en Italia de 1’2 y de 1’1 en España. ¡En 1971 éramos campeones de Europa y 1980 teníamos un índice natalidad de 2’20! [2], pero el número de nacimientos había empezado a caer en picado desde 1977, ¡disminuyendo un 46% en menos de dos décadas!, hasta unos 363.000 en 1995-1996, cuando nuestra natalidad tocó fondo, aunque ese el ligero repunte se debe, fundamentalmente, a la generada inmigración.
España: el país de la UE con menor índice de natalidad
A día de hoy, y desde hace años, España es el país de la UE con menor índice de natalidad (y el que menos ayuda a la familia) y ha ocupado durante muchos años el terrorífico primer puesto entre los menos fértiles (en 2001 al menos). En los años 50 España estaba situado en el puesto 17 del mundo en cuanto a la población, pero en 1992 había bajado al 28 y para el 2.020 desaparecerá de los primeros 40 países más poblados del mundo; actualmente tiene una densidad de 74 habitantes por Km².
Otras fuentes más conservadoras y oficialistas sitúan la natalidad media de Europa en 1,48 y a España en 1’29, pero hay que tener en cuenta, además, que gran parte de los nacimientos se producen en familias inmigrantes (con 5,3 millones, somos, tras Alemania, el segundo país con más extranjeros y el primero en porcentaje sobre la población total, un 11’6%; casi un 6% de los nacidos en 2008 lo fueron en familias marroquíes); concretamente, en 2006 la población autóctona creció sólo un 0’17 por ciento.
Y el panorama ha empeorado con la nueva Ley Orgánica 2/2010 de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo -IVE- (de 3 de marzo, vigente desde el 5-VII-2010), que eleva el aborto a la categoría de “derecho”, permite a cualquier mujer abortar hasta la semana 14 de gestación sin necesidad de ningún tipo de explicaciones, podrá interrumpirse el embarazo hasta las 22 semanas si existe grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada o graves anomalías en el feto (después de la vigésima segunda semana, el aborto sólo podrá producirse si se detecta en el feto una enfermedad “grave o incurable”), las menores de edad de 16 años (la mayoría de edad está en los 18) no necesitarán el consentimiento paterno para abortar (aunque tendrán que informar a uno de sus progenitores y acudir con él a la clínica), e introduce el aborto como asignatura obligada en los planes de estudios.
También tiene otras connotaciones, por un lado la sanidad pública gastará más de 60 millones de euros anualmente en practicar abortos “libres y gratuitos” y por otro se impondrá a gran parte del personal sanitario la obligación de hacerlo, en contra del derecho constitucional a la objeción de conciencia (sentencia del Tribunal Constitucional de 1985: “la objeción de conciencia forma parte del contenido del derecho fundamental a la libertad ideológica y religiosa reconocido en el Artículo 16.1 de la Constitución”.); esto último es, al menos, lo que ya se está intentando al obligar a los profesionales médicos a reflejar por escrito su objeción, relaciones que acabarán siendo “listas negras”, y responsabilizando a los médicos de algo tan ajeno a su función como considerar fundadas o infundadas las circunstancias que alegue una menor de 16 o 17 años para no informar a sus padres.
El diario El Mundodel 24-VII-2010, página 14, denunció que, en aras de la legalidad ilegal vigente, se está exigiendo a las enfermeras que entreguen a las embarazadas información proabortista y ni siquiera de les permite añadir información contra el aborto, de tal forma que para los “números dos” de los Ministerios de Igualdad y Sanidad, Isabel Martínez y José Martínez Olmos, incluir fotos de fetos en los sobres, como sucedía en Valencia, es ilegal: “Si meten esas fotos en los sobres estarán coaccionando la voluntad de las mujeres, empujándolas a no abortar; y eso es torpedear el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo; o sea, un incumplimiento de la Ley”; es decir, lo que pretende el Gobierno es que haya abortos, no que se impidan, así de claro; y en ello están, impidiendo la objeción de conciencia antiabortista.
El sí del Gobierno al agravamiento de la Ley del Aborto, propuesto por Izquierda Unida y Esquerra Republicana de Cataluña, llega a lo demoníaco, eso es, al disfrute del placer que produce el Mal. La implicación de la sociedad, de las jóvenes y de sus padres, de los educadores y de los profesionales de la medicina, me trae a la memoria las denuncias que hacia Georges Bernanos de aquellos adultos que necesitan comprometer a otros, especialmente menores, en la transgresión del Bien. Necesitan que todo se corrompa.
Que nada se salve. Los partidarios del aborto están haciendo lo imposible no sólo para encaminar a las jóvenes hacia el crimen, acallar a los padres y romper desde dentro las familias, sino que tratan de instalar la práctica del aborto en el plano de lo vulgar, de lo cotidiano, de la educación, desde la infantil a la universitaria (César Alonso de los Ríos, diario ABC, 11-XII-2009).
España será en 2050 el país más envejecido del mundo, según la Fundación Cajas de Ahorros y la ONU, datos concuerdan con los oficiales españoles: en 2050 habrá 1,7 españoles en edad de trabajar por cada uno en edad superior a 65 años; al no haber relevo generacional, la depresión demográfica hace inviable el “Estado de Bienestar” [12], puesto que son necesarios entre 9 y 12 millones de jóvenes, en grandísima parte perdidos por el aborto, como confirmaremos más adelante. El 80 % de las poco corrientes familias “numerosas” está formado por aquellas que solo tienen 3 hijos. La población juvenil española pasó de ser el 26 % de la población total en 1980 al 16,4 % en el 2004, decreciendo un 44 %.
*José María Manrique es coronel de Artillería y colaborador de AD, diplomado de Estado Mayor, autor de varios libros sobre temas de historia militar española moderna: ‘Las armas de la guerra civil’, ‘La guerra 1936-39 en Sigüenza’, ‘Sáhara Español, una historia de traiciones’, ‘Sangriento combate en Edchera’, ‘CETME’, ‘Las Armas de Destrucción Masiva y la Protección Civil en España’, entre otros muchos.
Noticias relacionadas:
El aborto provocado causa cáncer de mama
La adopción como alternativa al aborto
La Iglesia y el aborto: El aborto en el mundo (IV)