InterEconomía-Pío Moa (20/11/13): Tesis sobre Franco
*A los 38 años de su muerte, Franco sigue muy presente: hay más antifranquistas que nunca. ¿Qué revela ello? Su importancia histórica.
*En vida de Franco, su oposición se componía de comunistas y/o terroristas. El actual antifranquismo representa el triunfo de la propaganda de comunistas y terroristas
*Que la propaganda comunistoide y separatista haya adquirido influencia creciente hasta hoy, refleja una grave falla de esta democracia. Entre otras.
*Franco no tuvo oposición popular. Ya en los años 40 fracasó el maquis, ante todo porque el pueblo nunca lo secundó. Ni el PCE ni el terrorismo separatista lograron mucho apoyo.
*Dicen odiar a Franco porque no era demócrata. Pero él no tuvo oposición democrática. No hubo demócratas o liberales en la cárcel.
*No puede haber democracia sin demócratas. Los pocos que había, prosperaban sin problemas bajo Franco, quejas intranscendentes aparte. Ídem los socialistas.
*En la transición salieron los presos políticos: apenas 300 en una población de 36 millones.
Todos presos totalitarios (comunistas y terroristas).
*De hecho, la democracia actual procede de Franco, de la sociedad próspera y reconciliada que la permitió. ¿Se le odia a pesar de eso? No: por eso.
*El franquismo permitió que la democracia llegase sin traumas, por desarrollo propio. No como en casi toda Europa occidental, donde llegó por la intervención militar de Usa.
*Aun hoy, el número de demócratas y liberales en España es escaso: solo hay que ver los graves problemas y crisis que sufre el régimen actual.
*Los peligros de la democracia (terrorismo, corrupción masiva, “muerte de Montesquieu”, separatismos...) tienen todos el sello antifranquista.
*No es cierto que Franco se rebelase contra una democracia. Esta fue destruida por el Frente Popular y sustituida por un proceso revolucionario. Contra él se rebeló Franco.
*Dicen odiar a Franco porque atacaba a los trabajadores. Estos prosperaron entonces más rápidamente y con mayores derechos que nunca antes o después.
*Dicen también que odian a Franco porque firmó muchas penas de muerte. Las firmaban los jueces, él firmaba las conmutaciones, aproximadamente la mitad de las condenas.
*Se pretende que el número de ejecutados de posguerra sobrepasó los 200.000, los 150.000, los 80.000... La cifra real está probablemente en unos 12.000
*La cifra de muertes en la represión franquista es seguramente mucho más baja que la de cualquier país europeo en guerra durante el siglo XX.
*Se pretende que se fusilaba a gente por el simple hecho de pertenecer a partidos “republicanos”. No eran republicanos, sino revolucionarios y en su mayoría criminales, torturadores, chekistas, etc.
*Por supuesto, en las circunstancias emocionales de la guerra, también cayeron inocentes. Pero es curioso que los antifranquistas los equiparen con los chekistas: todos “víctimas”.
*Se acusa a Franco de cruel. ¿En comparación con quiénes? Churchill y Roosevelt sí fueron crueles, por no hablar de Stalin o Hitler.
*Es sorprendente y revelador cómo gran parte de la derecha repite simiescamente las invenciones subvencionadas por unas izquierdas que sí hicieron lo que achacan a Franco.
*La adhesión de la derecha a las falsedades de la izquierda sobre Franco demuestra una degeneración moral, intelectual y política muy alarmante.
*Evidencias: con Franco, el bienestar económico creció a mayor ritmo que nunca antes o después. ¿Se le odia a pesar de eso? No: por eso, precisamente.
*Evidencias: Franco derrotó a la revolución, al maquis y al injusto, por no decir delictivo, aislamiento internacional. ¿Se le odia a pesar de eso? No: por eso.
*Evidencias: Franco salvó la unidad nacional y la cultura cristiana, junto con lapropiedad privada, creó la Seguridad Social, etc. ¿Le odian a pesar de eso? No: por eso.
*Evidencias: Franco mantuvo a España al margen de la guerra mundial, en la que pretendía meterla la izquierda. ¿Se le odia a pesar de eso? No: por eso.
*Franco inauguró el período de paz más prolongado que haya vivido España en dos siglos, y que aún persiste. ¿Le odian a pesar de eso? No: por eso.
*Evidencias: el antifranquismo une en un haz a De Juana Chaos, Arzallus, Mas, Roldán, Pajín, Josu Ternera, Guerra, Zapatero, Aido, M.A.R. Junqueras... Distinguido club.
*Para el club de los antifranquistas, el embuste, la calumnia y la distorsión son las armas más apreciadas. Siento haberme quedado casi solo en su desenmascaramiento.
*Es significativo que el odio incondicional a Franco provenga de políticos terroristas o colaboradores del terrorismo, de corruptos, separatistas, etc.
*Una democracia que no reconozca su verdadero origen está condenada a corromperse y degenerar entre demagogias.
Libertad Digital: Pío Moa nació en 1948, en Vigo. Participó en la oposición antifranquista dentro del PCE y el PCE(r)-Grapo. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica del marxismo. Ha escrito "De un tiempo y de un país", sobre su experiencia como "revolucionario profesional" comunista.
En 1999 publicó "Los orígenes de la guerra civil", que junto con "Los personajes de la República vistos por ellos mismos" y "El derrumbe de la República y la guerra civil" conforman una trilogía que ha cambiado radicalmente la historiografía sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con "Los mitos de la guerra civil", "Una historia chocante" (sobre los nacionalismos periféricos), "Años de hierro" (sobre la época de 1939 a 1945), "Franco para antifranquistas", "La quiebra de la historia progresista", "Falacias de la Izquierda y Silencios de la Derecha" "Franco, un balance histórico"y otros títulos.
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Blog de InterEconomía:"Presente y pasado"-Pío Moa (13ENE2014): Dada la ignorancia casi generalizada sobre la historia reciente de España, viene bien recordar algunos datos sobre la década más ignorada/despreciada.
¿Década perdida? Datos de los años 40
Una de las leyendas urbanas más extendidas, incluso entre gente ilustrada, caracteriza los años 40 como un período "perdido", de estancamiento y hambre. La leyenda no deriva de ningún estudio serio, sino de impresiones propagandísticas y literarias (como la novela La Colmena, tan desvergonzada como literariamente buena, de Cela). Hubo hambre, cierto, causada por el desastre económico del Frente Popular, por la incidencia de la guerra mundial y por el posterior aislamiento. Fueron además años bastante secos. Pero siempre había habido hambre en España (y en gran parte de Europa), y pronto bajó al nivel de la república y menos, pese a las condiciones excepcionalmente adversas de la época. Prueba de que tampoco hubo estancamiento.
La leyenda incluye otras complementarias. "Lógicamente", a los reaccionarios vencedores del Frente Popular no les importaba gran cosa el hambre ni la salud de los españoles. Pues bien, en cuanto ambas cosas, un indicador claro es la esperanza de vida al nacer, que saltó de los 50 años con la república a 62 en 1950, una mejora extraordinaria. Aún más espectacular fue la caída de la mortalidad infantil, del 34,7 por mil en 1935, al 12,5 en 1950. Otro dato es el aumento de la estatura media, medida por la de los reclutas (pues hay sin duda una relación entre la estatura y la cantidad y calidad de la alimentación): de 165 centímetros en 1935 a 168 en 1950. ¿Una década perdida?
Otro rasgo de la leyenda es que, "lógicamente", los reaccionarios mantenían al pueblo en la ignorancia para oprimirlo mejor. También aquí encontramos datos contrarios: en 1934 había 52.000 maestros (la mayoría hombres); en 1950 había 78.000, mayoría mujeres. El número de alumnos por maestro pasó de un insostenible 64,7 en 1934 a uno más apropiado de 41 en 1950. En la enseñanza secundaria, los 124.000 alumnos de 1934 subieron a 215.000 en 1950, un aumento muy fuerte. Y el de chicas en ella, se duplicó con holgura, de 34.000 a 75.000. Algo parecido ocurrió con la enseñanza superior.
Dato interesante, sobre todo para los ecologistas, es que con el franquismo empieza en serio, en el mismo año 1940, la repoblación forestal que, junto con la construcción de pantanos, cambiaría notablemente el paisaje agrario español.
También se dice que la ideología de aquel régimen era agrarista y opuesta a la industrialización y la urbanización. Nuevamente los datos dicen otra cosa: el producto industrial español había alcanzado su ápice anterior en 1929 (último de Primo de Rivera), para bajar con la república y hundirse prácticamente en el Frente Popular. El índice de 1929 empezó a superarse en 1950. Asimismo aumentó el consumo de energía en casi un 50%, y también creció la población urbana, aunque en este momento no tengo los datos precisos (y seguiría aumentando sistemáticamente a lo largo del franquismo).
Otros aumentos espectaculares: el número de teléfonos saltó de 329.00 a 651.000, el tráfico aéreo, de 1.220.000 kilómetros volados por compañías españolas a ocho millones. Los turistas pasaron asimismo de 171.000 a 457.000.
Como la Economía dista de ser una ciencia exacta, las estimaciones sobre el índice de crecimiento del PIB en esa época varían mucho, entre el 1,1% anual la más baja y el 3,8 la más alta. Pero aún la más baja dista de ser desdeñable: baste decir que no fue mucho mayor en los diez años posteriores al franquismo, pese a que las condiciones generales eran incomparablemente más favorables (ni reconstrucción postbélica, ni boicot ni aislamiento internacional, datos en los que debe insistirse porque casi siempre son olvidados por los comentaristas).
Los datos los extraigo de Estadísticas históricas de España, coordinadas por A. Carreras y X Tafunell.
No, los años 40 distaron mucho de ser una década perdida, y sus logros son mucho más destacables al tener que enfrentarse el país a condiciones mucho más que difíciles (En LD, 6-7-2011).
El secreto del antifranquismo
En una intervención en VEO7 sobre el pasado de nuestros políticos, expresé mi asombro por el corajudo antifranquismo actual de nuestros políticos: prácticamente todos ellos, de izquierda y de derecha, provienen de aquel régimen, incluso de la Falange, por familia o personalmente, nunca lucharon contra Franco y prosperaron entonces, como casi todos los españoles. De hecho –señalé–, se lo deben todo al franquismo: su posición y sus carreras, o las que pudieron darles sus padres. Y he aquí que, muchos años después de la muerte del dictador, se rebelan contra él con furor épico. No cabe duda de que disfrutamos de unos políticos valerosos e intelectualmente honrados en grado sumo. Y sabios, porque rectificar es propio de ellos.
Al oírles, uno percibe que no pueden soportar hoy la dictadura en la que ayer tan cómodos vivieron. Nada más lógico, porque ellos son grandes demócratas, o al menos se volvieron tales cuando lo creyeron oportuno para su interés particular (interés muy respetable, y al que tienen pleno derecho, no hay ni que decirlo). La democracia, como todo el mundo sabe, fue traída por la clase política del franquismo (la de entonces) y pudo asentarse, aunque con defectos, gracias a la prosperidad y la desaparición mayoritaria de los odios que liquidaron la república y convirtieron al Frente Popular en un régimen criminal. Nadie ignora tampoco –al menos nadie que quiera enterarse– que, además de esos méritos, Franco derrotó a la revolución, salvó a España de la guerra mundial, derrotó al maquis (un intento de volver a la guerra civil) y creó un sistema autoritario, sí, pero de ningún modo totalitario. Todo lo cual puede parecer muy bien a personas de escasa visión histórica y personal, pero no a nuestros políticos neoantifranquistas y neodemócratas. Pues ellos tienen conciencia de que, en la medida dudosa en que pueden considerarse méritos, no dejan de ser insignificancias, pequeñeces, cosa de tres al cuarto, comparándolo con lo que merece realmente el país o con la prosperidad que se merecen ellos en particular.
Los antifranquistas de la transición pintaron de sí mismos un retrato de elevada calidad artística cuando alzaron valientemente la voz, en 1976, contra las mentiras de Solzhenitsin, un seudointelectual obcecado en denigrar a la Unión Soviética y a quien el Kremlin, muy erradamente pero dando al mismo tiempo prueba de su talante liberal y democrático, había dejado salir del Gulag. Nuestros neoantifranquistas y neodemócratas no desdicen en absoluto de los que supieron poner en su sitio al siniestro Solzhenitsin. Por eso ponen ahora en su sitio a Franco. Somos un país realmente afortunado con nuestros políticos e intelectuales. Casi diría que no nos los merecemos.