jueves, 10 de abril de 2014

Reino de León: Capital bimilenaria y Montaña mágica. Historia, Arte, Catedral, San Isidoro, San Marcos, Semana Santa, Folklore, Picos de Europa, Babia,...y Leonor de Guzmán en "La Favorita" de Donizetti (1275)

Panteón de los Reyes de León
Colegiata de San Isidoro
Palacio de los Guzmanes (Diputación) y
Edificio Lorenzana (Plaza San Marcelo)
Leonor de Guzmán
Protagonista de la ópera "La Favorita"
Amante de Alfonso XI de León y Castilla
Madre de Enrique II, fundador de la
Dinastía Trastamara de los Reyes Católicos


Historia de León
Santiago en la Batalla de Clavijo (859)
España hasta 1640
(Síntesis histórica)
1. Los Fenicios negocian con los Tartesos  de Gades (Cadiz), en tiempos del rey Salomón (1.000 aC.)
2. Los Iberos entran en la Península por el Sur y el Pirineo Oriental
3. Los Celtas entran en la Península por el Pirineo Occidental
4. Los Griegos descubren el rio Ebro y bautizan como Iberia a la Península celtíbera
5. Los Romanos bautizan como Hispania a Iberia
6. Los Cartagineses conquistan Sagunto (212 aC.) y el Levante peninsular a las tribus iberas
7. Los Romanos conquistan Numancia (133 aC.) a las tribus celtíberas del Centro peninsular
8. Los Celtíberos Leoneses (Astures cismontanos), Astures transmontanos y Cántabros, en las estribaciones de los Picos de Europa, se rinden al emperador romano Augusto: fin de la conquista y unificación de Hispania (20 aC.) 
9. El Apóstol Santiago transmite la Fe de Cristo a los Celtíberos y la Virgen le visita en Zaragoza (40 dC.), eligiendo Hispania como "Tierra de María"
10. Los Suevos dominan el Noroeste de Hispania al final del Imperio romano (409-585)
11. Los Visigodos arrianos dominan España (507-589). Recaredo funda el reino católico de Toledo (589) en toda la Península ibérica ( provincia del imperio romano)
12. Los Musulmanes bereberes del Imperio Islámico Mahometano conquistan España (711)
13. Los Cristianos hispano-visigodos inician la Reconquista de España en Covadonga, con intervención milagrosa de la Virgen María (722)
14. Los Leoneses no impiden la separación del condado portugués (1139)
15. Los Españoles y Portugueses consiguen la reunificación de Iberia-España con Felipe II (1580)
16. Los Españoles no impiden la segunda separación de los Portugueses con Felipe IV (1640)

Errores históricos
1. Sancho III, el Mayor, de Pamplona y de toda España: dividió el reino entre sus hijos
2. Fernando I de León y Castilla: imitó a su padre Sancho en el reparto del reino
3. Alfonso VI de León y Castilla: concedió demasiada autonomía al primer conde de Oporto (su yerno Enrique de Borgoña) 
4. Urraca, reina de León: toleró la ambición de se hermana Teresa (2º conde de Oporto)
5. Alfonso VII, el Emperador: no pudo dominar a su primo Alfonso Enríquez (3º conde de Oporto) que le traicionó, declarándose rey de Portugal
6. Cruzados de Inglaterra: lucharon contra los moros y ayudaron a  Alfonso Enríquez para perjudicar a España (precedente de una historia interminable, quizás eran de origen normando)
7. Principe de Gales (Negro), Eduardo de Láncaster: se alió con Pedro el Cruel  contra Enrique II de Trastamara, pretendiente de la Corona de Portugal, en los Campos de Montiel (1369)
8. Juan I Trastamara, rey de Castilla: sufrió una gran derrota en Aljubarrota (1385) ante Juan I de Portugal, apoyado por los ingleses, lo que afianzó a la Casa de Avis
9. Catalina de Austria, hija menor de Juana la Loca, Regente de Portugal con su nieto Sebastián (1557-1562): Se opuso a su hermano el emperador Carlos en el proyecto de "Unión Peninsular" 
10. Conde-Duque de Olivares: cometíó el error de promover la boda de Luisa Francisca de Guzmán (hija del Duque de Medina Sidonia) con Juan IV, Duque de Braganza, descendiente de Juan I de Portugal. Braganza fué empujado a la separación de España por su mujer, que ambicionaba ser Reina
11. Felipe IV de España, cuya holganza permitió las rebeliones de Cataluña y Portugal (1640)

Reconquista de España
722: PELAYO en Covadonga
718–737 Pelayo. H/ Duque de Cantabria, sobrino del rey visigodo Chindasvinto. Vence a los moros invasores en el desfiladero de Covadonga (722) por milagro de la Virgen María. C/ Gaudosia (H/=hijo, C/=casado).

737–739 Favila. H/ Pelayo. Muerto por un oso en el río Cares. Sin hijos.
739–757 Alfonso I el Católico. C/ Ermesinda, H/ Pelayo. Reconquistó Galicia. 
757–768 Fruela I el Cruel. H/ Alfonso. C/ Munia, rehén alavesa. Funda Oviedo. Asesinado.
768–774 Aurelio el Fraticida. Sobrino de Alfonso. Sin hijos.
774–783 Silo. C/ Adosinda, H/ Alfonso. Sin hijos.
783–789 Mauregato, el Usurpador. H/ Alfonso. Bastardo de una esclava mora. Tributo de las 100 doncellas a Abderramán I, emir de Córdoba.
789–791 Bermudo I el Diácono. Hermano de Aurelio. Abdica en su sobrino.

791–842 Alfonso II el Casto. Arrasa Lisboa (797). Capital Oviedo (808). Sepulcro de Santiago (813).

842–850 Ramiro I el Justo. H/ Bermudo I y Numila de Navarra. Reconquista León. Rechaza a los vikingos daneses en Galicia (844). Concede el señorío del valle de Lorenzana a Lorenzo Gutierrez de Osorio, por las victorias sobre moros y normandos.

850–866 Ordoño I el de Clavijo. H/ Ramiro I. Repuebla Astorga, León y Amaya. Aliado a Pamplona vence a Muza II de Tudela y Zaragoza en Albelda-Clavijo (859) por intercesión del apóstol Santiago. Claudio Sánchez Albornoz escribe: La crónica "De rebus Hispaniae", del arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada, relata que las tropas cristianas pidieron ayuda al apóstol antes de la batalla de Clavijo. Y la victoria sobre 60.000 mahometanos, al grito ¡Santiago, cierra España!, dio origen al apodo "Santiago Matamoros" y al "Voto de Santiago", ofrenda anual en la catedral de Compostela sobre los diezmos de lo reconquistado a los moros.

866–910 Alfonso III el Magno. H/ Ordoño I.  C/ Jimena, nieta de Iñigo Arista,  rey de Pamplona, hermanastro de Muza II. Sofoca la rebelión vascona. Fortifica Oporto (876), Braga y Coimbra. Vence en Polvoraria y Valdemora del Esla (878) a Mohamed II de Córdoba. Aceifa cristiana sobre el monte Oxifer del Guadiana (881). Funda Burgos (884). Lleva la frontera al Duero: Zamora (893), Simancas (899) y Toro (900). Conspiración de su hijo García y Peregrinación a Compostela.

Reino de León

910–914 García I. H/ Alfonso. Traslada la capital a León. Aceifa sobre Toledo. Proyecta el "Imperio Hispánico de Toledo". Sin hijos.

914–924 Ordoño II. H/ Alfonso. Derrota a Abderramán III, califa de Córdoba, en San Esteban de Gormaz (917), apoyado por Sancho I Garcés de Pamplona. Derrota de Ordoño y Sancho en Valdejunquera (920) por los musulmanes que ocuparon Calahorra y se dirigían contra Pamplona. Ordena construir la primitiva Catedral de León, que fue destruida por Almanzor. Sepulcro en la Catedral gótica.
917: Ordoño II: Rey de León
Vencedor del Califa de Córdoba
924–925 Fruela II el Leproso. H/ Alfonso III. C/ Munia, hija de la reina Toda de Pamplona. Destronado por los hijos de Ordoño II.


925– 931 Alfonso IV el Monje. H/ Ordoño II. C/ Jimena, Hija de la reina Toda. Destronado por su hermano Ramiro.

931–951 Ramiro II el Grande. H/ Ordoño II. C/ Adosinda, y Urraca, hija de la reina Toda. Conquista Madrid (932) y gran victoria en Simancas (939), apoyado por sus cuñados Ramiro de Pamplona y el conde castellano Fernán González. Abdica en su hijo Ordoño. Sepulcro en San Salvador de León con su hijo Ordoño III.

951–956 Ordoño III el Bueno. H/ Ramiro II y Adosinda. C/ Elvira. Rebelión de su hermanastro Sancho, apoyado por navarros y castellanos, a los que derrotó (953). Saqueó Lisboa (954).

956–958 y 960-965 Sancho I el Craso. H/ Ramiro II y Urraca. Depuesto por los nobles leoneses y castellanos, se refugió en Pamplona y Córdoba con su abuela Toda (tía de Abderramán  III). Navarros y moros le reponen en el trono, forzando la huída de Ordoño IV (960). Enterrado con su padre y su hermanastro en León.

958–960 Ordoño IV el Malo. H/ Alfonso IV y de Jimena de Navarra. C/ Urraca de Castilla, hija de Fernán González, repudiada y viuda de Ordoño III. Muere en Córdoba (962).

965–985 Ramiro III. H/ Sancho. Heredó a los 5 años. Regencia de su tía Elvira, hija de Ramiro II. Sin hijos. Ayuda a Hixem II contra el Califa, venciendo en San Esteban de Gormaz (970). Es derrotado por Almanzor en Rueda (981), perdiendo Zamora. Es derrotado por Almanzor y rebeldes gallegos, que apoyan a Bermudo.

985–999 Bermudo II el Gotoso. Bastardo de Ordoño III. Toleró destacamentos musulmanes en León contra los nobles. Almanzor saqueó Coimbra, arrasó León (988) y Santiago de Compostela (999). Entrega una hija como esposa a Almanzor para frenarle pero no lo consigue, provocando la despoblación de los campos. Sepulcro en la Catedral de León.

999 -1028 Alfonso V el Noble. H/ Bermudo y Elvira, hija de Sancho García de Castilla. Heredó a los 5 años. Regencia del conde gallego Melendo y de su madre. C/ Elvira, hija del regente.Vence a Almanzor con ayuda de Sancho III de Navarra en Calatañazor, que muere en Medinaceli. Ab-Al-Malik, H/ Almanzor, ataca de nuevo León y saquea Zamora. Alfonso sofoca rebeliones de los condes de Saldaña y Castilla y expulsa a los normandos, que devastaban Galicia (1015). Promulga los"Fueros de León" (1017). Sepulcro en la Real Colegiata de San Isidoro en León.

1028-1037 Bermudo IIIH/ Alfonso V. Tutelado por Sancho III de Navarra. C/ Jimena, hija del conde Sancho de Castilla. Asesinato del conde García de Castilla por los condes de Álava a las puertas de San Isidoro de León, cuando acudió para la boda con la infanta Sancha. Sancho III de Navarra ocupa Castilla. Bermudo entra en guerra, pero tiene que refugiarse en Galicia, hasta que se llega a la paz con la mediación de santo Domingo de Silos y la boda (1032) de su hermana Sancha con Fernando, 2º hijo de Sancho III, el Mayor, de Navarra.
Panteón de los Reyes de León
Colegiata de San Isidoro
El mejor románico del Camino de Santiago
1037-1038 Sancha de León. H/ Alfonso V. C/ Fernando I de Castilla. Recuperan los restos de San Isidoro, obispo de Sevilla y doctor de las Españas. Construyen el Panteón de la Real Colegiata para su enterramiento.

1038-1065 Fernando I de León, el Magno: H/ Sancho III el Mayor, de Navarra. C/ Sancha, reina de León. Conde de Castilla (1029). Pasó 16 años de reinado resolviendo conflictos internos y reorganizando su reino. Las tropas leonesas dieron muerte a su hermano García III de Navarra en la batalla de Atapuerca (1054) a causa de disputas fronterizas. Llevó a cabo una enérgica actividad de Reconquista, tomando las plazas de Lamego (1057), Viseo (1058) y Coímbra (1064). Sometió a varios reinos de taifas al pago de parias. Al morir, dividió sus reinos entre sus hijos: al primogénito, Sancho, le correspondió el estado patrimonial de su padre, el condado de Castilla, elevado a categoría de reino, y las parias sobre el reino taifa de Zaragoza; a Alfonso, el favorito, le correspondió el Reino de León y el título imperial, así como los derechos sobre el reino taifa de Toledo; García recibió el Reino de Galicia, creado a tal efecto, y los derechos sobre los reinos taifas de Sevilla y Badajoz; a Urraca y a Elvira les correspondieron las ciudades de Zamora y Toro, respectivamente, también con título real y unas rentas adecuadas.

Sancho II de Castilla (1065-1072)
Hijo de Fernando  y Sancha. Al acceder al trono castellano, nombró alférez a Rodrigo Díaz de Vivar, el "Cid Campeador" y una de sus primeras acciones fue renovar el vasallaje de la taifa de Zaragoza, Al-Muqtadir, para lo cual puso sitio a la ciudad, lo que le llevó a participar en la Guerra de los tres Sanchos contra sus primos Sancho Garcés IV de Pamplona y Sancho Ramírez de Aragón. Al fallecer en 1067 su madre la reina Sancha, se iniciaron las disputas con su hermano Alfonso, al que se enfrentó en Llantada a un juicio de Dios, en el que ambos hermanos pactan que el que resultase victorioso obtendría el reino del derrotado. Aunque Sancho venció, Alfonso no cumplió. Con la complicidad de su hermano Alfonso, Sancho entró en Galicia y, tras derrotar a su hermano García, lo apresó en Santarém encarcelándolo en Burgos hasta que se exilió a la taifa de Sevilla. Tras eliminar a su hermano, La tregua se rompe cuando Sancho, que no renuncia al reino de León, que llevaba aparejado el título imperial, marcha contra su hermano con un ejército al mando del Cid. que derrota al ejército leonés en la batalla de Golpejera en 1072. Sancho entra en León y es coronado rey. Tras encarcelar a Alfonso, la mediación de su hermana Urraca hizo que le permitiera instalarse en el Monasterio de Sahagún, de donde el leonés huyó, temiendo por su vida, refugiándose en la corte de su vasallo el rey al-Mamún de Toledo. La nobleza leonesa estaba descontenta con el castellano, y su miembro más destacado, Pedro Ansúrez, siguió a Alfonso al exilio. Según relato recogido en la Crónica Najerense, que podría provenir de un cantar de gesta, Sancho II fue asesinado por Bellido Dolfos mientras llevaba a cabo el cerco de Zamora, donde se hallaba su hermana la infanta Urraca.
Jura de Sta Gadea: El CID y Alfonso VI
Palacio del Senado de España
 Alfonso VI  de León (1072-1109)
Como segundo hijo varón de Fernando I, rey de León y conde de Castilla, no le correspondia heredar. Sin embargo, Fernando I convocó una Curia Regia para dividir el reino de León entre sus hijos. En la batalla de Golpejera, Sancho sale victorioso, pero decide no matar a su hermano Alfonso, que es encarcelado en Burgos.y trasladado al monasterio de Sahagún, donde se le rasura la cabeza y se le obliga a tomar la casulla, pero gracias a la intercesión de su hermana Urraca, logra huir y refugiarse en la taifa de Toledo de su vasallo el rey Al-Mamún. La muerte violenta de su hermano Sancho en el sitio de Zamora, que no dejó descendencia, permitió a Alfonso recuperar su trono de León y reclamar Castilla y Galicia. En este momento, la Leyenda de Cardeña acerca del Cid (siglo XIII) sitúa la jura exculpatoria de la posible participación de Alfonso en el asesinato de su hermano, que tomó El Cid en la iglesia de Santa Gadea de Burgos. Esto provocó desconfianza mutua, aunque Alfonso le ofreció en matrimonio a su sobrina Jimena Díaz. La muerte de Sancho fue aprovechada por García para recuperar el trrono de Galicia. En 1073 fue apresado y encarcelado de por vida en el castillo de Luna, donde fallecería (1090). Consolidado en el trono leonés, y con el título de emperador que heredaba de la tradición neo-gótica leonesa, Alfonso VI dedica los siguientes catorce años de su reinado a engrandecer sus territorios mediante conquistas como la de Uclés. 
1085: Alfonso VI reconquista Toledo
Cuando fallece el monarca navarro Sancho Garcés IV, la nobleza navarra decide que el trono no pase a su hijo menor de edad, sino a uno de los nietos de Sancho III de Navarra. Alfonso VI y Sancho Ramírez de Aragón invadieron el reino navarro. Tras llegar a un acuerdo, Sancho Ramírez es reconocido como rey de Navarra y Alfonso se anexiona los territorios de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y La Bureba, adoptando el título de "Imperator totius Hispaniae" (1077). Pero su gran expansión territorial la hará a costa de los reinos taifas musulmanes, para lo cual Alfonso siguió con el sistema de parias, consiguiendo que la mayor parte de los reinos de taifas de la España musulmana fuesen sus tributarios, práctica a la que unió la presión militar. En 1074 había fallecido envenenado en Córdoba su vasallo y amigo, el rey de la taifa de Toledo Al-Mamún a quien sucedió su nieto Al-Qádir quién, en 1084, solicitó por segunda vez la ayuda de Alfonso ante un levantamiento que pretendía derrocarle. Alfonso aprovechó el llamamiento de ayuda del rey taifa para sitiar Toledo, que se rindió y al-Qadir fue enviado como rey a Valencia bajo la protección de Alvar Fáñez. Tras esta importante conquista, el monarca se tituló emperador de las dos religiones y como gesto ante la importante población musulmana de la ciudad se comprometió, además de respetar las propiedades de éstos, a reservarles la mezquita mayor para su culto. Esta decisión será revocada por el recién nombrado arzobispo de Toledo, el cluniacense Bernardo de Sedirac,  valiéndose para ello del apoyo de la reina Constanza de Borgoña.
La ocupación de Toledo permitió a Alfonso VI incorporar el título de rey de Toledo y le llevó a la toma de Talavera y del castillo de Aledo. También ocupa la entonces ciudad de Magerit (1085) sin resistencia. La incorporación del territorio situado entre el Sistema Central y el río Tajo, servirá de base de operaciones para la corona leonesa, desde donde podía emprender un mayor hostigamiento contra las taifas de Córdoba, Sevilla, Badajoz, Granada y Almería. Esto prvocó que pidieran ayuda a los almorávides que al mando del emir Yusuf ibn Tasufin cruzan el estrecho de Gibraltar y desembarcan en Algeciras (1086). En Sevilla, el ejército almorávide se une a las tropas de los reinos taifas y se dirigen a tierras extremeñas donde se enfrentan en la batalla de Sagrajas (Zalaca) a las tropas de Alfonso VI que se había visto obligado a abandonar el sitio a la ciudad de Zaragoza. La batalla se salda con la derrota de las tropas cristianas que regresan a Toledo para defenderse, pero el emir no supo aprovechar la victoria, pues regresó apresuradamente a África a causa de la muerte de su hijo. Alfonso solicitó a los reinos cristianos de Europa la organización de una cruzada contra los almorávides que habían recuperado casi todos los territorios que Alfonso había conquistado, con la excepción de Toledo, ciudad en la que Alfonso se hacía fuerte. Aunque la cruzada no llega finalmente a organizarse, provoca la entrada en la península de un importante número de cruzados entre los que destacan Raimundo de Borgoña y Enrique de Borgoña que contraerán matrimonio con dos hijas de Alfonso, Urraca (1090) y Teresa (1094), lo que va a provocar la entrada de la dinastía borgoñona en los reinos peninsulares.
En 1088, Yusuf ibn Tasufin cruza por segunda vez el estrecho, pero es derrotado en el cerco de la fortaleza de Aledo y desertan muchos de los reyes de las taifas, lo que motivó que el emir viniera con la decisión de quedarse como único rey de al-Andalus. En 1090 los almorávides realizan un tercer desembarco, destituyen al rey de Granada, vencen a al-Mamun, gobernador de Córdoba, y tras la batalla de Almodóvar del Río, entran en Sevilla enviando al exilio a su rey al-Mutamid. En 1097 se produce un cuarto desembarco almorávide. La noticia la recibe Alfonso VI cuando se dirigía a Zaragoza para prestar ayuda a su vasallo el rey Al-Musta'in II en su enfrentamiento con el recién coronado Pedro I de Aragón. El objetivo almorávide es nuevamente Toledo, en cuyo camino se encuentra el castillo de Consuegra,donde las tropas cristianas resultarán derrotadas, lo que supondrá la decadencia del reinado de Alfonso VI que ya se había iniciado en 1086 con la derrota de Sagrajas (Zalaca).
1099: El Cid vence en Valencia después de morir
En 1102, Alfonso envía tropas en auxilio de Valencia frente a la amenaza almorávide. La ciudad había sido conquistada en 1094 por El Cid y desde su muerte (1099), estaba gobernada por su viuda Jimena. La batalla tuvo lugar en Cullera sin un claro vencedor, aunque Valencia cayó en manos almorávides ante lo costoso que resultaba para Alfonso defender la plaza. En 1108 las tropas del almorávide Tamim, gobernador de Córdoba e hijo de Yusuf ibn Tasufin se dirigen nuevamente contra los territorios cristianos, pero la ciudad elegida no es Toledo sino Uclés. Alfonso se encontraba en Sahagún, recién casado, mayor y con una vieja herida que le impide montar a caballo. Al mando del ejército se pone Álvar Fáñez, gobernador de las tierras de los Banu Di--Nun, y le acompaña el infante heredero Sancho Alfónsez. Los ejércitos se enfrentan en la Batalla de Uclés, donde las tropas cristianas sufrirán otra dura derrota y en la que, además, morirá el infante heredero al trono, lo que tendrá como consecuencia un parón de 30 años en la Reconquista y la independencia del condado  de Portugal.
En 1067 se negoció su matrimonio con Ágata de Normandía, hija del rey Guillermo I de Inglaterra y de Matilde de Flandes, pero su muerte prematura frustró el proyecto. En 1069 se firmó el acuerdo de esponsales con Inés de Aquitania, hija del duque Guido Guillermo VIII de Aquitania y de Matilde de la Marche. Inés apenas contaba con diez años de edad y hubo que esperar hasta que cumpliese los catorce años para celebrar el matrimonio que tuvo lugar a finales de 1073, pero murió en 1078. Contrajo matrimonio por segunda vez en 1079 con Constanza de Borgoña, viuda, sin hijos, del conde Hugo III de Châlon-sur-Saon, e hija de Roberto el Viejo, duque de Borgoña y bisnieta de Hugo Capeto, rey de Francia. Fruto de este matrimonio, que duró hasta la muerte de la reina en 1093, nació: Urraca I de León, que sucedió a su padre en el trono. Contrajo sendos matrimonios con Raimundo de Borgoña y con Alfonso I el Batallador, rey de Aragón. Fue sucedida por su hijo con Raimundo de Borgoña, Alfonso VII el Emperador.
Urraca, reina de León y Castilla
 Urraca de León (1109-1126)
Hija de Alfonso VI y de la reina Constanza de Borgoña, por parte paterna eran sus abuelos Fernando I, rey de León y conde de Castilla, y su esposa Sancha de León, hija de Alfonso V. Sus abuelos maternos fueron el duque Roberto I de Borgoña, hijo de Roberto II de Francia, el segundo monarca francés de la dinastía de los Capetos, y su esposa Hélie de Samur. En 1095, Urraca contrajo matrimonio con Raimundo de Borgoña, un noble francés que llegó a León tras la Batalla de Sagrajas respondiendo al llamamiento que Alfonso VI realizó a la cristiandad europea con la intención de organizar una cruzada contra los almorávides que asolaban sus reinos. A raíz del matrimonio de otra de las hijas de Alfonso VI, Teresa de León, con Enrique de Borgoña, el monarca dividió Galicia en dos condados: el condado de Galicia fue concedido a Urraca y Raimundo, y el condado Portucalense, que comprendía las tierras entre los ríos Duero y Miño, correspondió como dote a Teresa y Enrique y, con el tiempo daría lugar al reino independiente de Portugal.
En 1108 falleció su hermano Sancho en la batalla de Uclés. La muerte del único descendiente varón de Alfonso VI convierte a Urraca, que había enviudado un año antes, en la candidata mejor situada para suceder a su padre, quien reúne en Toledo a los nobles del reino y les comunica el hecho, hasta entonces insólito, de que ella es la elegida para sucederle. Los nobles aceptan la designación real pero exigen que Urraca contrajera un nuevo matrimonio. Inmediatamente surgen varios candidatos para desposar a la heredera al trono, entre los que destacan el conde Gómez González y el conde Pedro González de Lara. Alfonso VI, temiendo que las rivalidades que existían entre los nobles castellanos y leoneses se incrementaran por este motivo, decide casar a Urraca con el rey aragonés Alfonso el Batallador. El matrimonio se celebra en 1109 en el castillo de Monzón de Campos.
El matrimonio entre Urraca y Alfonso se inicia con la oposición de distintas facciones políticas contrarias a la unión por motivaciones muy distintas. Una primera facción estaba formada por el clero francés, que se había visto muy reforzado gracias al origen borgoñés del primer marido de Urraca y que temía perder sus privilegios. Una segunda facción tenía su centro en Galicia, y su rechazo a la unión entre Urraca y Alfonso venía motivado por la pérdida de los derechos al trono castellano-leonés del hijo de Urraca, Alfonso Raimúndez. En efecto, uno de los primeros actos que hicieron los monarcas fue firmar un pacto según el cual los cónyuges se otorgaban recíprocamente potestad soberana en el reino del otro, declaraban heredero de ambos al hijo que pudieran engendrar, y que si de la unión entre ambos no naciera heredero alguno, cada cónyuge sucedería al otro en caso de muerte de alguno de ellos. Este sector se encontró desde un primer momento dividido en dos tendencias: una encabezada por el obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez que defendía la posición del infante Alfonso como sucesor de Urraca; y otra encabezada por Pedro Fróilaz, conde de Traba y tutor del príncipe Alfonso, quien se inclinaba por la independencia de Galicia, cuyo trono ocuparía Alfonso. Un tercer grupo opositor al matrimonio real radicaba en la misma corte y estaba encabezado por el conde Gómez González, y la motivación de su oposición venía dada por su temor a la pérdida de poder, sensación que se vio pronto confirmada cuando Alfonso I nombró a nobles aragoneses y navarros para importantes cargos públicos y como alcaides de los castillos y enclaves castellanos y leoneses. 
Será el conde de Traba quien desde Galicia inicie el primer movimiento agresivo contra los monarcas cuando reclamó los derechos hereditarios del infante Alfonso. En respuesta a la rebelión gallega, Alfonso el Batallador se dirigió al frente de su ejército hacia Galicia (1110) y restableció el orden en el condado rebelde al vencer a las tropas gallegas en el castillo de Monterroso. La rebelión gallega contra el poder real fue sólo el comienzo de una serie de conflictos políticos y bélicos que, los caracteres opuestos de Urraca y Alfonso y su antipatía mutua, van a alentar en los sucesivos años y que van a sumir a los reinos hispánicos en una continua guerra civil. Pronto se diferencian dos tendencias en la facción opuesta al matrimonio radicada en la propia corte. Una apoya a Alfonso como soberano y está integrada por la baja nobleza y las grandes ciudades que bordean el Camino de Santiago deseosas de deshacerse de los señoríos eclesiásticos; la otra apoya a Urraca y está formada por la alta nobleza y el clero que trabajará activamente para lograr la anulación eclesiástica del matrimonio argumentando ante el papa Pascual II que el mismo era incestuoso debido a la consanguinidad de los esposos (ambos eran biznietos de Sancho Garcés III de Pamplona). El pontífice amenaza con la excomunión de los monarcas si éstos no anulan el matrimonio. La reina afirmaba, según escribe Jerónimo Zurita en los Anales de la Corona de Aragón, que aunque el matrimonio se efectuó muerto el rey, su padre, con voluntad y orden los grandes de su reino, fue contra la suya y que recibió muchos denuestos y se le hicieron malos tratamientos por el rey de Aragón y que usaba gran tiranía y echó a los obispos de Burgos y León de sus iglesias, y prendió al de Palencia, y desterró al obispo de Toledo por dos años de su diócesis siendo legado de la sede apostólica, y que sacó del Monasterio de Sahagún al abad y puso en él a don Ramiro, su hermano. Era la pasión tan terrible, que la reina afirmaba que con gran furor y odio procuraba la muerte del infante. Y con esto iban incitando y conmoviendo contra él los pueblos.

Urraca decide alejarse de Alfonso y se refugia en el monasterio de Sahagún. Alfonso I recibe noticias de que el arzobispo de Toledo está maniobrando para obtener la nulidad matrimonial, lo que junto a los rumores de que la reina mantiene una relación amorosa con el conde Gómez González hace que decida encarcelar a Urraca en la fortaleza de El Castellar y dirija su ejército contra todas aquellas plazas castellanas que se habían posicionado a favor de Urraca. Tomó Palencia, Burgos, Osma, Orense, Toledo, donde depuso al arzobispo, y Sahagún, donde depuso al abad del monasterio. El conde Gómez González junto con el conde Pedro González de Lara logran liberar a la reina, que busca refugio en la fortaleza de Candespina, ubicada en Fresno de Cantespino,Segovia. El Rey entonces decidió plantar cara a la situación y lo hizo en la batalla del Campo de la Espina o Candespina (1111), en la cual salió victorioso gracias al apoyo militar que recibió de la hermanastra y del cuñado de Urraca, los condes de Portugal Teresa y Enrique.o fueron a la postre desbaratados y vencidos y quedó el conde Gómez vencido y muerto en el campo. Sin embargo, la entrada de Alfonso en Toledo, cuya cesión pretendían Teresa y Enrique, hizo que Enrique intentase un pacto con Urraca, pero la animadversión que se tenían las hermanastras hizo que finalmente Urraca se reconciliase con su marido Alfonso obligando a los condes de Portugal a retirarse a sus dominios.
La reconciliación matrimonial vuelve a quebrarse cuando Urraca se entrevista con la nobleza gallega y acepta que su hijo Alfonso sea proclamado rey de Galicia. La coronación se lleva a cabo en Santiago de Compostela y provocará las iras de Alfonso I de Aragón y nuevos enfrentamientos entre los soberanos a lo largo del año, destacando los que tuvieron como escenarios a ciudades como Astorga y Carrión de los Condes, y que terminarían con una nueva tregua que habría de romperse al año siguiente en Burgos, cuando la reina, apoyada por las tropas del obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez, sitió la ciudad. Alfonso decide entonces abandonar sus aspiraciones territoriales sobre los reinos de su esposa y, basándose en los argumentos que utilizaron los que desde un primer momento querían declarar nulo su matrimonio, repudiar a Urraca, hecho que se hizo efectivo en un concilio que se celebró en Palencia (1114).
La retirada de Alfonso I de Aragón, no supondrá la desaparición de los conflictos, ya que éstos se desplazan nuevamente a Galicia donde el conde de Traba, Pedro Fróilaz, y el obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez, intentan aumentar la autonomía del hijo la reina, Alfonso, como rey independiente de Galicia. La reina decide entonces apartar a su hijo Alfonso Raimúndez de la influencia de su tutor, para lo cual se dirige al frente de su ejército a Santiago y cerca la ciudad. Gélmirez y el conde de Traba pactan luego con Urraca y mientras se entrevistan con ella, la población se amotina y en la revuelta popular Urraca fue rodeada, golpeada en un barrizal, desnudada, humillada y vejada y hasta se dice que alguien que estaba allí le tiró una piedra que le dio en la cara, saltándole varios dientes y muelas. Tras huir, la reina sitió la ciudad hasta su rendición, sometiéndola posteriormente a una fuerte represión. En 1117, Urraca consolidó la relación con los partidarios de su hijo firmando el Pacto del Tambre, en el que reconocía la legitimidad del infante Alfonso para sucederla en el trono. Sin embargo, la paz sólo se prolongó hasta 1120, cuando nuevamente se enfrentó al conde de Traba, con el que tuvo que volver a pactar, debido a la invasión que desde el condado Portucalense encabezó su hermanastra Teresa y que repelió cruzando el río Miño y venciéndola en Lanhoso, con lo que consiguió que ésta le reconociese como soberana. Los últimos años del reinado de Urraca son poco conocidos por la falta de documentos claros. De su estudio se desprende que no cesó la guerra civil hasta su muerte en 1126, ocurrida en el castillo de Saldaña. Ese mismo año, su hijo Alfonso, llegado de Galicia, sería coronado también como rey de León como Alfonso VII de León, más tarde llamado el Emperador.
La reina Urraca se casó en primeras nupcias con el conde Raimundo de Borgoña, hijo del conde palatino Guillermo I de Borgoña. Habían estado comprometidos desde 1087, aunque el matrimonio no se celebró hasta 1095 en la ciudad de Toledo. Fruto del primer matrimonio de la reina nacieron los siguientes hijos Alfonso VII de León, sucesor de su madre en los tronos de León y de Castilla, y Sancha Raimúndez. El  segundo matrimonio con Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, matrimonio del cual no hubo sucesión y fue anulado posteriormente a causa de la consanguineidad.
1126: Alfonso VII, emperador de España
 Alfonso VII de León (1126-1157)
Hijo de Urraca de León y Raimundo de Borgoña.  Reclamó el reino de Castilla, en el que su padrastro, Alfonso I de Aragón, contaba con importantes guarniciones militares que le aseguraban su dominio. Entre éstas destacan Burgos y Carrión de los Condes, cuya población se decanta por el nuevo rey y en 1127 entregan las plazas a Alfonso VII. Alfonso el Batallador reacciona y se dirige contra Alfonso VII al frente de un numeroso ejército. Ambos se encuentran en el valle de Támara. Sin embargo no se produce un enfrentamiento entre los ejércitos debido a que los dos monarcas tienen situaciones más graves a las que hacer frente: Alfonso VII debe atender las veleidades territoriales de su tía Teresa de León y Alfonso I a las amenazas de los almorávides. Se llega entonces a un acuerdo que se plasma en un pacto conocido como las Paces de Támara, en el que se establecen las fronteras entre el reino castellano y el aragonés, volviendo a los límites fijados por Sancho III el Mayor, y se zanjan las disputas entre ellos renunciando el monarca aragonés al título de emperador, título que utilizó el Batallador entre 1109–1114 tras su matrimonio con Urraca I de León, anulado al considerarse que no fue consumado, y debiéndose esperar tres siglos para ver realizada la unión de los reinos hispánicos, aunque ya sin Portugal, en las figuras de los Reyes Católicos. Se dirige entonces hacia Galicia desde donde se interna en el condado Portucalense, que rige su tía Teresa, y tras arrasarlo vuelve a León para casarse con Berenguela, hija de Ramón Berenguer III en 1128.
Ese mismo año logra que su tía Teresa de León reconociera su soberanía, aunque dicho reconocimiento sería efímero porque Teresa se ve obligada a huir a Galicia cuando su hijo, Alfonso Enríquez, la derrota en la batalla de San Mamede, lo que será el origen de la futura independencia del reino portugués. En 1130 depone a los obispos de León, Salamanca y Oviedo que se habían mostrado opuestos a su matrimonio con Berenguela. Esto provoca el rechazo de parte de la nobleza encabezada por Pedro González de Lara, Bertrán de Risnel y Pedro Díaz de Aller que se rebelan contra el monarca y toman Palencia. Alfonso VII acude a la ciudad y restablece el orden apresando a los cabecillas. Tras la muerte sin descendencia del rey navarro-aragonés Alfonso I el Batallador (1134), Alfonso VII reclamó el trono de su padrastro alegando para ello ser tataranieto de Sancho III el Mayor. La candidatura de Alfonso no fue aceptada, ni por los nobles aragoneses, que nombraron rey de Aragón al hermano de Alfonso I, Ramiro II el Monje, ni por los nobles navarros que eligieron como rey de Pamplona a García Ramírez. A pesar de ello Alfonso ocupa La Rioja y Zaragoza, ciudad que entregaría al recién nombrado rey navarro a cambio de su juramento de vasallaje.
Posteriormente, apoyado por nobles del norte de los Pirineos, controló amplios territorios del sur de Francia, llegando hasta el río Ródano, lo que le valió para retomar la vieja idea imperial de Alfonso III y, en 1135, se hace coronar en la Catedral de León, "Imperator totius Hispaniae" (Emperador de toda España) por el legado del papa Inocencio II. En dicha ceremonia recibirá el homenaje, entre otros, de su cuñado Ramón IV Berenguer, conde de Barcelona, de su primo el rey García Ramírez de Navarra, del conde Alfonso Jordán de Tolosa y otros señores y embajadores de Gascuña y del Mediodía francés, de Ermengol VI de Urgel, y de representantes de varios de los principales linajes musulmanes, como el caudillo ismaelita Sayf al-Dawla más conocido como Zafadola. No asisten su también primo Alfonso Enríquez, ni el rey aragonés Ramiro II de Aragón con el que se encuentra enemistado por la ocupación de Zaragoza. La enemistad con el monarca aragonés se resuelve en 1136 cuando Alfonso VII desposee del señorío zaragozano al rey navarro y se lo ofrece a Ramiro II el Monje, tras acordar la boda de sus hijos Petronila y Sancho, aunque finalmente el matrimonio no se celebrará ya que Petronila se casa con el conde barcelonés Ramón Berenguer IV, lo que va a suponer la unión del condado de Barcelona al reino de Aragón. 
Asegurado el flanco aragonés de su reino, Alfonso VII centra su atención en el sur peninsular ocupado por los almorávides y los almohades. Interviene activamente en los enfrentamientos entre las dos dinastías bereberes y lleva a cabo expediciones y ataques de saqueo incitando a las poblaciones a sublevarse contra ellos, para lo cual contó con la ayuda de dos caudillos hispano-musulmanes: el ya citado Zafadola e Ibn Mardanish conocido como «el rey Lobo». En 1139 tomó el castillo de Colmenar de Oreja desde el que se amenazaba Toledo; en 1142 se hace con Coria; en 1144 con Jaén y Córdoba, aunque esta última volverá a caer ese mismo año en manos musulmanas. En 1146 se produce otra invasión almohade que tras desembarcar en Algeciras se hace con importantes territorios, por lo que Alfonso VII se ve obligado a pactar con el caudillo almorávide Ibn Ganiya para organizar la resistencia. Se entrevista con Ramón Berenguer IV y con García Ramírez y acuerdan la conquista de Almería en poder de los almohades. Para ello cuentan además con el apoyo de la flota genovesa y con cruzados franceses que responden al llamamiento que ha realizado el papa Eugenio III. Almería es tomada en octubre de 1147. En 1150 falleció el monarca navarro García Ramírez y Alfonso VII firma con el rey de Aragón el Tratado de Tudilén, un acuerdo por el que se reparten el reino de Navarra y se reconoce a Ramón Berenguer IV el derecho de conquista sobre Valencia, Denia y Murcia. En 1157, los almohades recuperaron el control de la ciudad de Almería y Alfonso VII parte para intentar reconquistarla. Fracasa en el intento y cuando regresaba a León, muere. Su hijo Fernando le sucedió en el trono de León mientras que su otro hijo Sancho ocupó el trono de Castilla

Sancho III de Castilla (1157-1158)
Hijo de Alfonso VII de León y Berenguela de Barcelona. A la muerte de su padre, heredó el reino de Castilla, al tiempo que su hermano, Fernando II, heredaba el reino de León. La división de ambos reinos entre los dos hijos de Alfonso VII no derivó en conflicto debido a la intervención de su hermanastra Sancha de Castilla, esposa de Alfonso II de Aragón, que intervino en la disputa a fin de que ambos respetaran los límites territoriales de cada reino. En 1151 contrajo matrimonio en Calahorra con Blanca Garcés, hija del rey García Ramírez de Pamplona. Su hijo Alfonso  heredó el trono de Castilla. Cuando los templarios rehusaron mantener la defensa de la plaza fronteriza de Calatrava que les había sido concedida por Alfonso VII en 1147, Sancho III entregó entonces la tenencia y el señorío de Calatrava al abad Raimundo de Fitero y al caballero Diego Velázquez, que fundaron la Orden de Calatrava. Sancho III se comprometió a devolver a su hermano el rey de León las tierras fronterizas entre ambos reinos que había conquistado, a cambio de que éstas fueran dadas en señoríos a nobles leoneses cercanos al rey castellano. También acordaron prestarse ayuda mutua frente a terceros, y se repartieron las zonas de influencia sobre los territorios musulmanes aún no conquistados, y establecieron que si alguno de ellos fallecía sin descendencia el reino del finado sería herededado por el hermano superviviente. Fue sucedido en el trono por su hijo Alfonso, entonces menor de edad, lo que originó una lucha por el poder en el reino de Castilla entre la Casa de Lara y la Casa de Castro. Sancho III compartió mausoleo en la Catedral de Toledo, en el lado de la Epístola del presbiterio, con Sancho IV de Castilla.
1157: Fernando II de León 
 Fernando II de León (1157-1188)
Hijo de Alfonso VII de León y Berenguela de Barcelona. Durante la minoría de edad de su sobrino Alfonso VIII de Castilla, comenzó la rivalidad entre la Casa de Lara y la Casa de Castro por ejercer la regencia en nombre del niño rey. Aprovechando el estado anárquico en el que se hallaba el reino de su difunto hermano, Fernando II de León invadió el reino de Castilla al frente de un ejército, y exigió, a fin de restaurar el orden en el reino, que los Lara le entregasen a su sobrino Alfonso VIII, de cuya educación deseaba hacerse cargo. En 1160, Fernando Rodríguez de Castro derrotó a los Lara en la Batalla de Lobregal, en la que perdió la vida el conde Osorio Martínez, su suegro, y en la que Nuño Pérez de Lara fue capturado. En 1162 Rodríguez de Castro fue nombrado mayordomo mayor de Fernando II de León. Fernando contrajo matrimonio en 1165 con Urraca, hija de Alfonso I de Portugal y de Mafalda de Saboya. Restauró y repobló las ciudades de Ledesma y Ciudad Rodrigo.
Guerra castellano-leonesa (1162-1166): En 1162, Fernando II conquistó la ciudad de Toledo, arrebatándosela a los castellanos, y nombrando a continuación gobernador de la ciudad a Fernando Rodríguez de Castro. La ciudad de Toledo permaneció en poder de los leoneses hasta 1166, en que fue recuperada por los castellanos. En 1162 el rey de León firmó un acuerdo, conocido como el tratado de Ágreda, con Alfonso II de Aragón. En 1164 Fernando Rodríguez de Castro, el Castellano, penetró en el reino de Castilla por segunda vez con un ejército y derrotó al conde Manrique Pérez de Lara en la Batalla de Huete. Cuatro años después fue nombrado alcalde de León. Fernando II de León y los miembros de la Casa de Lara se reunieron en Soria, y acordaron que, para defender la ciudad de Toledo de los sarracenos, entregarían a la Orden del Temple la plaza de Uclés, situada en la actual provincia de Cuenca, y que posteriormente se convertiría en la sede de la Orden de Santiago. El rey de León, temeroso de que los miembros de la Casa de Lara rompieran la paz acordada, se alió con Sancho VI de Navarra para intimidar a dichos magnates castellanos y, de ese modo, poder dirigir sus tropas contra los almohades, a quienes arrebató las ciudades de Alcántara y Alburquerque.
Conquista de Badajoz y guerra con el reino de Portugal: Entre los años 1166 y 1168 Alfonso I de Portugal, se apoderó de varias plazas pertenecientes a la corona leonesa. Fernando II de León repobló Ciudad Rodrigo, y el soberano de Portugal, sospechando que su yerno la fortificaba con el propósito de atacarle en el futuro, envió contra aquella plaza un ejército mandado por su hijo, el infante Sancho. Acudió el rey de León en auxilio de la plaza sitiada y, en un encuentro que tuvo con las tropas portuguesas las puso en fuga, capturando numerosos prisioneros. Alfonso I de Portugal invadió entonces Galicia, se apoderó de Tuy y de otros muchos castillos, y en el año 1169 atacó la ciudad de Cáceres. Posteriormente marchó junto con sus tropas contra la ciudad de Badajoz, que se hallaba en poder de los sarracenos, pero que según lo acordado en el tratado de Sahagún, que había sido firmado en 1158, debería pertenecer cuando fuera reconquistada al reino de León. A principios del verano de 1169, Portugal, tomó la ciudad de Badajoz después de un largo asedio, pero el gobernador de la ciudad se refugió en la Alcazaba , y el asedio hubo de continuar. La ciudad de Trujillo se convirtió en la cabeza del señorío reunido por Fernando Rodríguez de Castro, el Castellano. Ello provocó la oposición del rey Fernando, quien argumentó que Badajoz le pertenecía. El rey de León se dirigió entonces hacia el sur al frente de un ejército, a petición del califa almohade Abu Yaqub Yusuf, quien ya había enviado un contingente de quinientos caballeros a fin de socorrer a su gobernador sitiado. Los portugueses que sitiaban la Alcazaba de Badajoz se vieron entonces sitiados por los leoneses, estallando la lucha en las calles de la ciudad. Mientras trataba de escapar, Alfonso I de Portugal fue capturado por los hombres de Fernando II, después de haberse roto una pierna. Tras la toma de la ciudad y de la Alcazaba de Badajoz por los leoneses, estos últimos dejaron la ciudad en manos de sus aliados musulmanes. 
Fernando II de León conservó la ciudad de Cáceres, pero las localidades de Trujillo, Montánchez, Santa Cruz de la Sierra y Monfragüe pasaron a ser propiedad de Fernando Rodríguez de Castro.Tras la donación recibida, Rodríguez de Castro pasó a ser señor de un señorío semi-independiente localizado entre los ríos Tajo y Guadiana, cuya sede se hallaba en la ciudad de Trujillo. Alfonso VIII de Castilla se percató de la importancia estratégica de las fortalezas concedidas al Castellano, con vistas a una futura repoblación, pues las fortalezas se hallaban en la zona que según el Tratado de Sahagún de 1158 pertenecía al área de influencia del reino de Castilla. Vencidos por Alfonso I Enríquez, los musulmanes atacaron en 1173 el reino de León, intentando apoderarse de Ciudad Rodrigo; pero Fernando II, que tuvo conocimiento de sus propósitos, se atrincheró en la ciudad salmantina con las tropas que pudo reunir en León, en Zamora, en varios lugares de Galicia, y en otros puntos del reino, dando orden al mismo tiempo al resto de su ejército de reunirse con él lo antes posible.  En 1170 se creó la Orden de Santiago, con el fin de proteger a los peregrinos que visitaban la tumba del Apóstol Santiago. En 1172, el rey Fernando se vio obligado a repudiar a su primera esposa, la reina Urraca de Portugal, a pesar de que la reina había dado a luz al infante Alfonso, que sucedió a su padre en el trono leonés, pues ambos cónyuges eran primos segundos.
Guerra castellano-leonesa (1178-1180): Fernando II de León invadió el reino de Castilla. Se apoderó de los municipios de Castrojeriz y Dueñas antes de que Alfonso VIII hubiese podido poner dichas fortalezas en estado de alerta, al tiempo que el soberano castellano se aliaba con Alfonso I de Portugal, que envió a su hijo, el infante Sancho, a luchar contra el rey de León. En 1180 se reunieron en la localidad vallisoletana de Tordesillas los reyes de Castilla y León, donde acordaron poner fin a sus diferencias, sellando un acuerdo de paz. El Papa Alejandro III concedió la gracia del Año Santo Jubilar Jacobeo (Bula Regis Aeterni-1181), privilegio concedido a la catedral de Santiago de Compostela, que favoreció el apogeo de las peregrinaciones, al tiempo que potenció el desarrollo económico, cultural y artístico de los territorios atravesados por el Camino de Santiago.
En 1187 Fernando II de León se casó por tercera vez con Urraca López de Haro, hija de Lope Díaz I de Haro, señor de Vizcaya y Nájera. Donó a su esposa los castillos de Aguilar y Monteagudo. Fernando auxilió al rey de Portugal cuando los musulmanes sitiaban la ciudad de Santarém. Urraca López de Haro, que tenía conocimiento que se acercaba el final de la vida de su esposo, quiso elevar al trono de León a su único hijo superviviente, Sancho Fernández de León, en perjuicio del infante Alfonso de León, hijo primogénito de Fernando y de la reina Urraca de Portugal. Para lograr su propósito la reina Urraca sostuvo que el nacimiento del infante Alfonso era ilegítimo, ya que el matrimonio de sus padres había sido anulado debido a los lazos de sangre existentes entre ambos cónyuges. El rey Fernando desterró entonces a su hijo primogénito, lo que supuso un triunfo para su madrastra, que se esforzó en que su hijo Sancho heredase el trono a la muerte de su padre. 
Contraviniendo sus deseos de recibir sepultura en la catedral de Santiago de Compostela, fue enterrado en algún lugar, posiblemente en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León, pues a su viuda, la reina Urraca, no le convenía trasladar los restos mortales a Santiago de Compostela, ya que su arzobispo, Pedro Suárez de Deza era partidario del rey Alfonso IX y no de la reina Urraca. Posteriormente, sus restos fueron trasladados por orden de su hijo Alfonso IX de León a la catedral de Santiago de Compostela, en la que el difunto rey de León había manifestado que deseaba ser sepultado, pues allí se hallaban sepultados su madre, la reina Berenguela de Barcelona, y su abuelo Raimundo de Borgoña, esposo de la reina Urraca I de Castilla y León y, por ello, en un documento otorgado en la ciudad de Benavente en 1180, confirmó a la catedral de Santiago de Compostela las donaciones que el soberano le había concedido en el pasado, y que concernían a la capellanía y las sepulturas reales de la catedral, ordenando además en dicho documento que nadie construyese ningún castillo en aquel territorio.
Sepulcro de Fernando II de León

Catedral de Santiago
La traslación de los restos del rey Fernando II es mencionada en un diploma otorgado en Zamora por el rey Alfonso IX de León, y fechado en 1188, en el que se certifica que los restos reales fueron trasladados a la catedral de Santiago de Compostela por orden de su hijo, que deseaba cumplir las últimas voluntades paternas, y sepultados junto a los restos del Apóstol Santiago con honores reales, al tiempo que confirmaba en dicho documento los privilegios y exenciones concedidos a la catedral por el alma de su difunto padre, y por la suya propia. El sepulcro del rey Fernando se encuentra en la Capilla de las Reliquias de la catedral de Santiago de Compostela, donde se halla el Panteón Real. Sobre un sepulcro de piedra liso se halla colocada la estatua yacente que representa al difunto rey, que aparece ataviado con túnica y manto, ceñida la frente con corona real, y su cabeza aparece representada con cabello rizado y con barba, hallándose el brazo derecho del soberano levantado y colocado a la altura de su cabeza, mientras que su mano izquierda reposa sobre su pecho.
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