jueves, 24 de julio de 2014

New Age: La "Conexión Mitológica de Jesús con Osiris, Mitra, Krisna, Buda, Prometeo, Horus...." popularizada por las novelas de Dan Brown y los filmes "Zeitgeist", es la herramienta masónica de ingeniería social para implantar la relición única del Nuevo Orden Mundial (1435)




InfoCatólica-Pato Acevedo (7/7/2014): De un tiempo a esta parte (hace un par de siglos, de hecho) se ha vuelto común atacar al cristianismo, mostrándolo como una religión pagana más, y parte esencial de ese esfuerzo es presentar a Jesús como una especie de refrito de todos los mitos que circulaban por el mediterráneo en la antigüedad, uno tan perfecto que logró imponerse a todos los demás.

El trabajo paradigmático en este sentido es el libro Los 16 Salvadores Crucificados de Kersey Graves, publicado en 1875, y donde se compara la figura de Jesús con los mitos de, entre otros, Krisna, Mitra, Alcestis (que es mujer!), Buda, Quetzalcóatl y Prometeo. Luego, esa lista se ha ido nutriendo con los aportes de otros para incluir a Horus, Thor, Dionisio.

A pesar que la obra de Graves ha sido muchas veces desacreditada, este tipo de conexiones han logrado penetrar en el imaginario popular, y así es como encontramos que Dan Brown, en El Código Da Vinci, hace decir a su personaje Sir Leigh Teabing (supuestamente un experto en religiones comparadas y símbolos), lo siguente:

Nada en el cristianismo es original. El dios pre cristiano Mitras –llamado hijo de dios y luz del mundo– nació un 25 de diciembre, murió, y fue enterrado en una tumba de roca, y luego resucitado en tres días. A propósito, el 25 de diciembre es también la fecha de nacimiento de Osiris, Adonis, y Dionisio. Al bebé Krisna le obsequiaron oro, incienso y mirra. Incluso la semana santa del cristianismo fue robada a los paganos.

¿Cómo abordar este tipo de afirmaciones?

A veces no requiere mayor esfuerzo darse cuenta de lo absurdo que resultan tales acusaciones. En esta cita en particular, si Osiris, Adonis y Dionisio compartieran el mismo día de nacimiento bastaría preguntar según qué calendario, pues estas tres figuras provienen de culturas que usaban diferentes calendarios, que no se sincronizaban entre sí, y aún dentro de ellas mismas no tenían un solo “año común”, como ocurre en occidente, sino que cada grupo (pastores, agricultores, políticos, sacerdotes, etc) usaba una forma diferente de medir el tiempo, adecuada a sus necesidades.

Incluso si fuera cierto que sus seguidores conmemoraran la fecha del nacimiento de su dios, lo que no es común en todas las religiones, decir que coinciden en un mismo día, sería como tratar de fijar el inicio del ramadán en un solo día en el calendario occidental. Simplemente no tiene sentido

Con otras afirmaciones no es tan fácil. Por ejemplo, no parece tan raro que a un niño le hagan regalos al nacer. El problema es que, en el caso de Krisna la referencia más antigua a que haya recibido específicamente esos regalos se remonta (¿lo adivinan?) a 1875 y el libro de Kersey Graves. No hay nada al respecto en las fuentes hindúes acerca de que este niño recibiera regalos con motivo de su nacimiento.

Otro caso de este tipo lo encontramos en el filme Zeitgeist, donde se dice dice que Jesús es uno más de tantos dioses solares de la antigüedad, como Horus, quien también nació de una virgen un 25 de diciembre (¿Pero que no era Osiris el que…? Vaya). Sin embargo, en ninguna fuente egipcia se habla que Horus haya nacido de una virgen, sino que son bastante explícitos en la forma sexual en que fue concebido por Isis y el cuerpo desmembrado y embalsamado de Osiris.

Hablar es gratis, y la única solución razonable es que cada vez que se hagan esta clase de afirmaciones, se respalden con el texto del mito original. En su gran mayoría los que proponen la teoría del mito de Jesús no son capaces de responder siquiera a esta exigencia básica, o nos encontramos con que sus presuntas fuentes no son más que invenciones, que provienen de trabajos sin ningún rigor histórico, como el libro de Kersey Graves.

Pero claro, Dan Brown o el filme Zeitgeist y otros no se sienten obligados a proporcionar este tipo de referencias, y gracias a su deshonestidad se perpetúa el mito de que los cristianos copiaron estas historias de otras religiones, de alguna forma se las endilgaron a un predicador judío (en el mejor de los casos; en el peor, lo inventaron a él también) y comenzaron su Iglesia para tratar de conquistar el mundo.

Hay otros casos en que efectivamente existe un mito antiguo, que parece guardar cierta similitud con lo que los relatos que encontramos en la Biblia. Aquí es donde un cristiano que no conoce su fe ni el mundo antiguo podría comenzar a sentirse nervioso, pensando que tal vez hubo alguna influencia de los mitos paganos en el cristianismo primitivo.

Antes que nada, es indispensable comprender que el panorama mitológico de la antigüedad pagana era un conjunto abigarrado de relatos, ceremonias y cultos mistéricos, en torno a figuras poco definidas, que tanto se identificaban como se diferenciaban de un lugar a otro, tenían versiones paralelas y contradictorias de un mismo mito, y se referían a los más variados aspectos de la vida. No solo había un dios del viento, sino que había deidades menores para el viento norte, sur, este u oeste, un dios del comercio, otro de los caminos, otro de las encrucijadas, y un espíritu por cada encrucijada y camino en particular. No solo había un dios del sol, había otros tres dioses para el sol de la mañana, del mediodía y del atardecer. Y un dios para la noche, diferente del dios del firmamento nocturno, de la luna y de cada cosa que podía verse en el cielo. Y esa constelación de entidades divinas multiplicada cientos de veces, por cada pueblo que surgió en la antigüedad.

Si Jesús convirtió el agua en vino, eso no significa que estuviera emulando algún mito acerca del dios del vino (que en el caso de los griegos era Dionisio), del agua, o de convertir el agua en vino (algo que Dionisio nunca hizo). Si Jesús subió a una montaña, no estaba haciendo referencia a decenas o cientos de otros mitos en los que alguien subió a una montaña, que seguramente los había, simplemente estaba yendo de un lugar a otro. Y si Jesús escogió 12 apóstoles, lo hizo porque 12 fueron los hijos de Jacob que dieron origen al Pueblo de Israel, y no porque 12 fueran los signos del zodiaco más popular en la actualidad, ya que cada pueblo de la antigüedad tenía su propio sistema atrológico.

Lo que quiero decir es que el acervo mitológico de la antigüedad era tan grande, que es casi imposible encontrar un aspecto de la vida de una persona en la antigüedad (comer, beber, dormir, trabajar, predicar, ir al templo, etc.) que no haya sido mencionado en algún mito, y ello no significa que exista alguna relación entre el mito y ese evento real.

Lo normal es que este tipo de argumentos se basen en vagas similitudes, y en la ignorancia. Tal como a una persona que no conozca los perros y los gatos, le pueden resultar similares a un primer vistazo, incluso llegando a pensar que pertenecen a la misma especie, un examen más detallado de las diferencias permiten ver con claridad que se trata de criaturas totalmente diferentes.

Finalmente, si hubiera algún mito que resultara tan similar como para entrar a examinar alguna clase de relación, todavía restaría demostrar que efectivamente hubo una influencia. Desde luego, de nada sirve buscar parecidos entre la figura de Jesús y la de Qetzalcóatl, para avanzar alguna teoría o explicación, porque es claro que no hubo contacto entre los primeros cristianos y los antiguos mayas.

Si bien el cristianismo surgió en un ambiente cultural dominado por estas figuras mitológicas y relatos de semidioses, no podemos olvidar que la Iglesia primitiva era una empresa casi exclusivamente conformada por judíos, fueron entrenados por cientos de años para mantener la pureza de su fe en ese mismo ámbito, y evitar todo sincretismo, y que soportaron la brutal persecución del Imperio Romano por no ajustarse a las expectativas de su entorno en asuntos de religión.De modo que no basta con decir “¡hey! los cristianos adoptaron el mito” para que sea verdad. Quien proponga esta teoría, debería razonar acerca de cómo el mito venció las barreras que impusieron los propios cristianos.

Y también se debería considerar que la influencia haya ido en la dirección contraria, es decir, que ante el éxito arrollador del cristianismo, los paganos hayan sido los que incorporaron a sus mitos referencias a milagros parecidos a los de Jesús.

En la próxima entrada, espero examinar dos aspectos de la vida de Jesús, que se suele decir están plagados de referencias mitológicas: su concepción y nacimiento, y su muerte y resurrección.


InfoCatólica-Pato Acevedo (10/772014): En la entrada anterior, examinábamos la forma en que se podía abordar la afirmación de que el cristianismo había sido fuertemente influido por los mitos que circulaban en la antigüedad, al punto que no había nada original en él. Esta vez vamos a examinar los dos casos más destacados de esas acusaciones: el nacimiento y muerte de Jesús.

Retomando el análisis que proponíamos, debemos recordar que los pueblos de la antigüedad fueron extremadamente prolíficos en la creación y difusión de mitos, nunca sistemáticos u ordenados. Por eso, responder al cargo de que la figura de Jesús está de algún modo conectada con algún mitos no es fácil.

En resumen, las preguntas en que debiéramos enfocarnos son las siguientes:

1. La conexión que se propone ¿Es siquiera posible?
2. Si es posible ¿Existe realmente el mito original? ¿O es una invención?
3. Si es posible y existe el mito ¿Es algo más que un parecido genérico? (“Buda, al igual que Jesús, respiraba por su nariz ¿Coincidencia? Decídanlo uds., solo diré que Buda también tenía dos ojos”)
4. Si hay una similitud ¿Existe es posible observar una conexión entre ambos?

Veamos cómo le va a algunas teorías comunes cuando los examinamos con un poco de sentido común.

El nacimiento de Jesús

La anunciación: En este apartado, Pepe Rodríguez nos proporciona una variopinta lista de dioses, semidioses, emperadores, reyes y filósofos, cuyo nacimiento habría sido anunciado a su madre, desde luego sin ninguna fuente que permita corroborar el origen de estos supuestos mitos. Y para que no digan que no ponemos de nuestra parte, hicimos la respectiva búsqueda en Internet, y nos encontramos que de Vishnu, Apolonio, Quetzalcóatl o Zoroastro nada se dice en cuanto a un anuncio.

Desde luego, ello no quiere decir que el mito no exista, recordemos que la antigüedad era un enorme crisol de todo tipo de relatos, pero precisamente por eso es importante contar con la fuente: eso nos permite saber si se trata de una mera interpretación, de una variación local, o si de una escena agregada con posterioridad al contacto con el cristianismo.

Gracias al filme Zeitgeist, cierta difusión ha alcanzado el “anuncio” de Amenofis III, idea que se basa en una estela encontrada en el templo de Luxor, donde un personaje (al parecer el dios Thot) parece poner algo en la boca de la madre del futuro faraón, mientras que a la derecha se ven otras figuras que harían referencia al nacimiento. Puesto que se trata de un jeroglífico antiguo, la interpretación esta secuencia es dudosa, pero aún si viéramos una “anunciación”, todavía habría que soslayar varios aspectos antes de vincularla con el evangelios. Así, la mujer es la esposa del Faraón, que por ello se esperaba que quedara embarazada, no una virgen; hay una referencia a algo que la mujer consume; la escena se remonta 1400 años, antes incluso que el Éxodo, y que la misma estela muestra una relación sexual entre la madre y el faraón o un dios.

En cuanto a Buda, que también se suele mencionar en estos casos, la leyenda cuenta que la noche que fue concebido, su madre vio en sueños a un joven elefante de 6 colmillos descender del cielo y entrar en su útero. Si alguien quiere ver ahí un anuncio que los cristianos pudieran haber copiado, no hay mucho más que conversar.

Nacido de una virgen: Aquí nos encontramos con un problema semántico. Se suele dar una larga lista de personajes mitológicos que habrían nacido de “una virgen”, pero cuando se usa esta palabra se refiere a una mujer que no había tenido relaciones sexuales antes de quedar embarazada (como algunos protestantes lo entienden respecto de María), y así se menciona a Horus, Atis, Buda, Mitra y Perseo, y tantos otros casos.

La mitología está llena de extrañas inseminaciones, pero siempre comprenden algún tipo de contacto físico: Horus fue concebido por Isis y el cadáver de Osiris; Atis, por una fruta que comió su madre, del árbol que creció en el lugar donde cayeron los genitales de su padre; Buda es hijo del rey Śuddhodana; Mitra es frecuentemente representado surgiendo de una roca y Perseo es hijo de Zeus que accedió a Danae convertido en lluvia de oro.

En otros casos, la supuesta virginidad simplemente no existe, y así nos encontramos con que veces se menciona a Devaki, pero ella era madre de 7 hijos cuando junto a su esposo concibieron a Krisna.

Parece que basta para “ser virgen” que la mujer no haya tenido relaciones sexuales antes de concebir a su hijo… pero si vamos a entender eso, todos los primogénitos serían “nacidos de una virgen” (o al menos esa era lo que se esperaba en la antigüedad).

Evidentemente, poner en este grupo a María, implica negar su virginidad, tal como la entendieron los primeros cristianos entendida como una concepción sin intervención humana, al punto que ella conservó su virginidad antes, durante y después del parto. Uno puede creer o no el testimonio de los evangelios en este sentido, pero lo claro es que es un evento completamente diferente a lo que se relata en los otros mitos.

La estrella de Belén: Obviamente al hablar de la estrella de Belén, se acude a la astrología, tan común en los pueblos de la antigüedad, y se dice que es un caso más de un evento importante anunciado por un fenómeno celeste. Y efectivamente, los hombres han mirado al cielo desde la oscuridad de los tiempos y asociado los eclipses, cometas, estrellas fugaces y demás, con el nacimiento de reyes, batallas o el fin de grandes imperios.

El problema es que hasta ahí llega toda similitud

La estrella de Belén no es un verdadero fenómeno astrológico, como un cometa que pasa por cierta constelación y luego se interpreta que presagia la caída de una ciudad o una derrota en batalla, sino que va delante de los sabios de oriente, los guía y se detiene en un lugar determinado.

Nuevamente, se puede creer el relato de Mateo en este punto, y todavía se puede especular acerca de la naturaleza de la estrella (si era un fenómeno natural o no), pero simplemente no hay motivo para pensar que sea el reflejo de un motivo propio de la astrología pagana, más allá del elemento común de que era un objeto que era posible observar en el cielo nocturno.

Y ya que hablamos del evangelio de San Mateo, no podemos dejar de mencionar que, si se tratara de un elemento que los primeros cristianos adoptaron de los mitos paganos, lo esperable sería que el episodio de la estrella apareciera mencionado en forma prominente en los evangelios más tardíos. Pienso en el evangelio del médico griego Lucas, que estaba dirigido a las comunidades judías de la diáspora y los primeros gentiles cristianos; y en el de San Juan, que destaca por su elevada concepción mística y alta teología.

Sin embargo, todo lo que sabemos de este milagro proviene del evangelio de San Mateo, que fue escrito originalmente en arameo y para los judíos de Palestina (que en su gran mayoría rechazaban la astrología por su origen pagano) y que fue el primero o segundo de los evangelios en escribirse. Esto apunta a que no se trata de una adición tardía, sino que formaba parte de la primera predicación del evangelio, y de hecho ya las cartas de San Ignacio de Antioquía, uno de los primeros textos cristianos extra bíblicos, hacen mención a la estrella de Belén, en similares términos.

La muerte de Jesús

Crucifixión: Aunque este elemento dio nombre al libro de Kersey Graves, no he podido encontrar referencias a otros personajes religiosos, y que hayan muerto crucificados: Krishna es muerto por un cazador, Zoroastro fue asesinado durante una invasión, Adonis fue muerto por un jabalí. Lo más parecido que encontramos es Mani o Manes, fundador del maniqueísmo, que a veces es representado como muerto en cruz… pero vivió 200 años después de Cristo, en Persia, de modo que la referencia claramente sigue el camino inverso.

La razón es bastante simple: la crucifixión es una forma horrible de morir reservada para los peores delincuentes, y las grandes figuras religiosas o filosóficas (Moisés, Buda, Mahoma, Confucio) no suelen morir condenados a muerte, sino rodeado de la comunidad que hará perdurar sus enseñanzas. El solo hecho que el cristianismo exista es una clara evidencia de la resurrección de Jesús.

Resurrección: En este punto, no cabe menos que conceder que el universo mitológico está lleno de relatos de resurrección. No cabría esperar otra cosa: siendo natural a los hombres considerar la muerte como el mal definitivo, es razonable expresar la aspiración de que haya algo que derrote a la muerte. Desde un inicio también, estos mitos se construyeron en torno a los ciclos naturales, del día y la noche, o de las estaciones del año.

Así lo encontramos en los mitos solares de Osiris y Horus, o en los agrarios de Adonis o Perséfone.

Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre estos mitos y el relato cristiano de la resurrección: Una vez muerto y resucitado, Jesús ya no muere más, ha derrotado para siempre el poder de la muerte, y no hay en Él ningún ciclo, y asciende a los cielos para asumir el dominio de su Padre sobre el universo entero.

En otros casos, el término resurrección solo se podría aplicar por analogía, por ejemplo de Dionisio se dice que “renace” porque en su etapa fetal o infancia es muerto por los titanes bajo instrucción de Hera, pero Zeus lo salva injertándolo en su muslo, en donde nace nuevamente. Otro mito con evidentes resonancias cristológicas es el de Balder, dios nórdico de la luz y la pureza que muere y se presagia que retornará luego de la batalla del fin del mundo, pero cuya mitología proviene de la Europa del S. XIII, de modo que la influencia cristiana es evidente.
Conclusión

Con 2000 años de historia en una civilización cristiana, es fácil y hasta natural encontrar la historia del Cristo reflejada en cientos y miles de mitos que han llegado hasta nosotros desde la antigüedad. Un análisis más cercano, sin embargo, nos permite ver con claridad que no es más que eso, una proyección de nuestras propias ideas, y que visto en su contexto original, el mito no guarda ninguna relación con los eventos extraordinarios ocurridos en Palestina en el S. I de nuestra era.

Incluso el mero hecho de hablar de otros “salvadores” aparte de Jesús no es más es un reflejo de nuestro cristianismo, porque la cultura pagana, en su propio concepto, no tenía nada de que ser salvada.

Los mitos son un ámbito fascinante de estudio para la historia y la antropología, valiosos en cuanto transmite una sabiduría enraizada en la experiencia humana. NSJC, en cambio, nos trae algo más, algo que tal vez intuíamos pero que en realidad es más grande que nuestras mayores expectativas.

Pato Acevedo-Blog "La Esfera y la Cruz" (Infocatólica): El autor es padre de dos hermosas hijas, casado, chileno y abogado. Sin instrucción formal en ninguna de las materias sobre las que escribe, pero con una (ya demasiado) larga experiencia en explicar las posición de la Iglesia católica a desconocidos a través de internet, y una terapéutica necesidad de dejar sus opiniones en público para que otros las lean. Todas las opiniones vertidas en este espacio se someten al juicio definitivo de la Iglesia, y nada de lo aquí expresado se interpreta contra el magisterio ordinario o extraordinario del Papa y los obispos en comunión con él.

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