lunes, 27 de abril de 2015

Profesor Miguel Ayuso con Juan Manuel de Prada en Lagrimas en la lluvia de TV InterEconomía.Debates en Vídeo: Derechos humanos, La Hispanidad, La Tradición, Autoridad, Apocalípsis y Parusía, Monarquia o República, Nación, Memoria histórica, Nacionalismo catalán, Paz y Guerra Justa, Cultura de la muerte, La persecucion religiosa en España, El milenarismo (1787)

TV-InterEconomía
Profesor Miguel Ayuso con Juan Manuel de Prada
Lagrimas en la lluvia-Debates en Vídeo



Catedrático de Ciencia Política y Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, doctor honoris causa de la Universidad de Udine (Italia) y presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos. Representante actual más caracterizado del tradicionalismo hispánico.
Miguel Ayuso Torres (Madrid, 1961) es un jurista español, teórico y práctico. En el segundo de los ámbitos, auditor de guerra del Ejército desde 1984, en que ingresó por oposición en el Cuerpo Jurídico Militar con el número 1 de su promoción, ha desempeñado funciones judiciales y asesoras durante cerca de treinta años. 
Entre 1993 y 2001, por concurso de méritos, fue también letrado del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo. En febrero de 2014, a petición propia, pasó a la reserva. En el primero de los órdenes, es catedrático de Ciencia Política y Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, doctor honoris causa de la Universidad de Udine (Italia) y presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos.
Es quizá el representante actual más caracterizado del tradicionalismo hispánico, aprendido en los maestros más singulares, tanto españoles como hispanoamericanos, de la segunda mitad del siglo XX. Ha escrito treinta libros y cerca de cuatrocientos artículos en revistas especializadas. artículos en revistas especializadas. Ha participado asiduamente en el programa Lágrimas en la lluvia, dirigido por el escritor Juan Manuel de Prada en el canal de televisión de Intereconomia.
Estudios y maestros: Entre sus primeros maestros cabe destacar a Eugenio Vegas Latapie (1907-1985), de quien fue el último discípulo. Vegas Latapie fue fundador en los años treinta de Acción Española, la legendaria revista que propició intelectualmente el Alzamiento del 18 de julio, y en los sesenta de Verbo, la más importante de lengua española en la actualidad. Y de Juan Vallet de Goytisolo (1917-2011), presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, y uno de los más grandes juristas del siglo XX, con quien ha trabajado más de treinta años en temáticas de filosofía del derecho.
Pero también de Álvaro d'Ors (1914-2004), el eximio romanista, que le consideraba su continuador en teoría política y le estimaba como punto de referencia internacional del tradicionalismo español.3 Aunque quizá haya sido Rafael Gambra (1920-2004) quien le haya dejado más honda huella, tanto en su actitud ante su visión de la crisis presente de la Iglesia como en la adhesión sin fisuras al legitimismo carlista. Junto con Manuel de Santa Cruz, el historiador del carlismo contemporáneo y publicista. 
A los que hay que añadir a Francisco Elías de Tejada (1917-1978), polígrafo, también carlista, a quien por su muerte prematura trató poco, aunque intensamente, y de quien se ha erigido en continuador, a través de la Fundación que lleva su nombre, y que se cuenta hoy entre los núcleos de la inteligencia tradicionalista más activos del mundo. Sin olvidar a Leopoldo Eulogio Palacios (1912-1981), que le animó en sus primeras lides intelectuales, y a Vicente Marrero (1922-2000), con quien conservó entrañable amistad hasta su muerte.8 Francisco Canals Vidal (1922-2009), el metafísico y teólogo de la historia barcelonés, por su parte, siempre le ha dado abundantes muestras de estima.
Pero también, fuera de la península ibérica, se ha beneficiado de la frecuentación del brasileño José Pedro Galvão de Sousa (1912-1992), el estadounidense Frederick D. Wilhemsen (1923-1996), el chileno Osvaldo Lira (SS.CC.) (1904-1996)11 y el argentino Rubén Calderón Bouchet (1918-2012). A partir de los años noventa, además, su presencia constante en la península italiana le ha llevado a estrechar una sólida amistad, no exenta de admiración, respecto de juristas como Pietro Giuseppe Grasso (1930) o filósofos como Francesco Gentile (1936-2009), pero sobre todo Danilo Castellano (1945), su mejor amigo, tradicionalista integral y esencial.
Ha conocido y cultivado a la mayor parte de las grandes personalidades del mundo tradicionalista, e incluso conservador, tales como –entre muchos– los escritores franceses Jean Ousset (1914-1994) o Jean Madiran (1920-2013), el ensayista húngaro Thomas Molnar (1921-2010), el filósofo y diplomático peruano Alberto Wagner de Reyna (1915-2006), el escritor napolitano Silvio Vitale (1928-2005), los ministros españoles Alfredo Sánchez Bella (1916-1999), Cruz Martínez Esteruelas (1932-2001) y Gonzalo Fernández de la Mora (1924-2002), el archiduque Otón de Habsburgo-Lorena (1912-2011) o los obispos Marcel Lefebvre(1905-1991) y José Guerra Campos (1920-1997).
En noviembre de 2009 fue elegido presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos. En en el congreso de la organización afirmó que "hay que oponerse a las leyes injustas [...] recordando la doctrina social y política de la Iglesia y los principios del derecho público cristiano". Además, fue Jefe de la Secretaría Política de S. A. R. Don Sixto Enrique de Borbón-Parma -regente de la Comunión Tradicionalista- entre 2004 y 2010.
Sus obras: Su obra escrita es abundante y alcanza veinte libros, sesenta capítulos de obras colectivas y trescientos artículos de revista especializada. También ha cultivado esporádicamente la colaboración periodística, principalmente en El Pensamiento Navarro de Pamplona y en el ABC de Madrid, aunque también en El Mercurio de Santiago de Chile, La Nación de Buenos Aires o La Razón de Lima. Algunos de sus libros y artículos se han traducido a otras lenguas (portugués, italiano, francés,inglés, alemán y polaco).
En cuanto a la temática, cabe distinguir tres líneas: una línea de historia y teoría del pensamiento tradicional contemporáneo, con particular atención al mundo hispanoamericano; otra de filosofía jurídico-política y, finalmente, la de derecho público en general y constitucional en particular. Puede decirse, por tanto, que ha revalorizado el pensamiento tradicionalista, destacando su originalidad y autenticidad, profundizándolo en particular en las temáticas que conciernen al Estado y a la Constitución, en momentos en que buena parte de su generación buscaba posiciones política y eclesiásticamente más confortables.
Carrera académica y profesional: Es también un manager intelectual, y en tal sentido, en cuanto a publicaciones, se ocupa de la redacción de la revista Verbo y dirige los Anales de la Fundación Francisco Elías de Tejada desde 1995. En lo que hace a organizaciones, es coordinador del seminario de Derecho Natural y Filosofía del Derecho de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación desde 1989; secretario general de la sección española de la Società Internazionale Tommasso d´Aquino (SITA) desde 1995; vicepresidente del Istituto Internazionale di Studi Europei “Antonio Rosmini”, de Bolzano, desde 2000; presidente de la Confederación Española de Juristas Católicos desde 2005, y presidente del Grupo Sectorial en Ciencias Políticas de la Federación Internacional de Universidades Católicas desde 2007. Ello le ha llevado a frecuentes viajes en los que ha pronunciado conferencias y visitado medios de comunicación en Estados Unidos, Francia, Italia, Bélgica, Alemania,Austria, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Rusia y, sobre todo, Portugal, México, Colombia, Perú, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile.
Recientemente ha impulsado el Consejo de Estudios Hispánicos “Felipe II”, que –bajo el Alto Patronato de Sixto Enrique de Borbón, pretendiente carlista, preside Juan Vallet de Goytisolo, y del que él es director científico. Especie de Real Academia del Tradicionalismo Hispánico agrupa a más de doscientos profesores y escritores, en especial del mundo hispánico, pero también hispanistas de fuera de sus fronteras. Está organizado en tres secciones –dedicadas a los estudios de Derecho Natural, políticos e históricos, y respectivamente dirigidas por los profesores Ricardo Dip, Danilo Castellano y Juan Fernando Segovia–, cada una de las cuales se ocupa de un proyecto de investigación: el de defender un Derecho Natural que no se reduzca a los “derechos humanos”; el de indagar el fundamento del derecho público más allá del constitucionalismo; y el de rehacer la historia contemporánea del mundo hispánico, discutiendo el curso seguido en ambas orillas del océano.
Se declara "firme defensor de la unidad católica y del principio legitimista que se ha empeñado igualmente en su defensa, frente a las desviaciones “conciliares” y a los desmayos dinásticos, contribuyendo al mantenimiento del carlismo en toda su pureza". Afecto a la liturgia tradicional de la Iglesia, participó en las jornadas de la abadía de Fontgombault (2001), bajo la presidencia del, a la sazón, cardenal Josef Ratzinger.
Lsta parcial de libros:
-La obra de Vicente Marrero vista por la crítica (Las Palmas, 1989). Breve, sucinta y directa relación del primero de los viajes con que alcanzaron fama el Licenciado Ayuso y el Bachiller Cayón (Tolosa, 1990).
-La filosofía jurídica y política de francisco Elías de Tejada (Madrid, 1994). ¿Después del Leviathan? Sobre el Estado y su signo (Madrid, 1996). Hay tres ediciones posteriores, una más madrileña (1998) y las dos últimas mexicanas (2003 y 2006). También traducido al portugués (Lisboa, 1999).
-Estampas de Chile (Madrid, 1996).
-Koinós. El pensamiento político de Rafael de Gambra (1998).
-Comunidad humana y tradición política. “Liber amicorum” de Rafael Gambra (Madrid, 1998).
-El ágora y la pirámide. Una visión problemática de la Constitución española (Madrid, 2000). Traducido al italiano (Turín, 2004).
-De la ley a la ley. Cinco lecciones sobre legalidad y legitimidad (Madrid, 2001). Traducido al francés (París, 2008).
-Miguel Ayuso (Buenos Aires, 2001). Las murallas de la Ciudad. Temas de pensamiento tradicional hispánico. Editorial Nueva Hispanidad. ISBN 987-1036-03-5.
-El derecho natural hispánico: pasado y presente (Córdoba, 2001).
-Chesterton, caballero andante (Buenos Aires, 2001).
-La cabeza de la Gorgona. De la hybris del poder al totalitarismo moderno (Buenos Aires, 2001).
-Qué es el carlismo. Una introducción al tradicionalismo hispánico (Buenos Aires, 2005).
-¿Ocaso o eclipse del Estado? Las transformaciones del derecho público en la era de la globalización (Madrid, 2005).
-État en crise et globalisation (París, 2006).
-Dalla geometria legale-statualistica alla riscoperta del diritto e della politica (Madrid, 2006).
-La política, oficio del alma (Buenos Aires, 2007).
-Carlismo para hispanoamericanos. Fundamentos de la unidad política de los pueblos hispánicos (Buenos Aires, 2007).
-La constitución cristiana de los Estados (Barcelona, 2008).
Miguel Ayuso Torres, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia Comillas y Presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos nos ofrece, en este magnífico texto, una visión enraizada en el más genuino tradicionalismo político hispano, perfectamente documentada y sobre la constitución cristiana de los Estados. Una visión profundamente actual para un tiempo histórico presidido por la ofensiva laicista de construcción en Occidente de una “realidad política” sin referencias a las raíces históricas y morales del Cristianismo europeo. Una obra, pues, de envergadura que podría completar su notabilísimo edificio de análisis jurídico-político: ¿Después del Leviathan? (1996), Una visión problemática de la Constitución Española (2000), De la ley a la ley (2001), ¿Ocaso o eclipse del Estado? (2005) o La política, oficio del alma (2007).
En el primer capítulo, “Religión y Sociedad”, se analiza la relación entre Cristianismo y política a través de la historia, subrayando el papel del designio revolucionario en la construcción de una modernidad política sin Dios, así como el nacimiento de la contestación cristiana al mundo moderno. En el segundo, el profesor Ayuso se pregunta “¿Existe una doctrina política católica?”, a lo que responde, de manera argumentada la vigencia de una doctrina política de la Iglesia, ligada a una cosmovisión social arraigada en la Tradición, y fundada en un orden político cristiano. En el tercer capítulo aborda la evolución de esta doctrina política católica tras el Concilio Vaticano II, señalando los pros y contras de las nuevas estrategias implantadas. En el cuarto analiza los problemas del Estado católico ante la modernidad política, señalando la necesidad de conciliar la razón humana y la cultura histórica a la hora de legitimar las razones actuales del Estado católico. En el quinto, el profesor Ayuso centra el estudio en el “singular caso español”, nacido del anticlericalismo político de buena parte del liberalismo hispano decimonónico (siglo XIX), y mantenido en el siglo XX en las tentativas republicanistas y laicistas más radicales. 
Por ello, su conclusión reclama la necesidad, en España y en Occidente, de transitar de un laicismo político irracional y voluntarista a una laicidad que logre conciliar la voluntad popular y las raíces históricas ante los retos que la globalización impone en las sociedades contemporáneas. El problema sobre la constitución cristiana de la misma política del finisecular Estado moderno, retrotrae, para Ayuso, al de la misma la soberanía popular y la democracia, que no son otra cosa que «la puesta en plural del pecado original», según la feliz expresión de Jean Madiran, para ratificar, entonces, que la doctrina social de la Iglesia, antes que una doctrina meramente mundana, es una contestación del mundo moderno, que reacciona o contesta en tanto que afirma el “Reino de Cristo sobre las sociedades humanas como condición única de su ordenación justa y de su vida progresiva y pacífica”.
Fuente: 
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AMIGOS DE LA CIUDAD CATÓLICA
Revista VERBO
50 años al servicio de la formación cívica y de la acción cultural según el derecho natural y cristiano.
«… no se edificará la ciudad de un modo distinto a como Dios la ha edificado; … no, la civilización no está por inventar, ni la nueva ciudad por construir en las nubes. Ha existido, existe: es la civilización cristiana, es la ciudad católica. No se trata más que de instaurarla y restaurarla, sin cesar, sobre sus fundamentos naturales y divinos, contra los ataques siempre nuevos de la utopía malsana de la revolución y de la impiedad: “omnia instaurare in Christo"» (San Pío X, Carta sobre Le Sillon “Notre charge apostolique”).
Breve historia de Verbo y Speiro, presentada por Miguel Ayuso, director de Verbo. 8 de diciembre de 2011, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
50 años: Se cumplen cincuenta años de actividad ininterrumpida de Verbo. Por los que damos gracias a Nuestro Señor, al tiempo que imploramos que su gracia nos siga acompañando. En varias ocasiones se han asomado a estas páginas, bien con ocasión de algunas desapariciones de amigos de la primera hora o en efemérides precedentes (como las de las bodas de plata o de los cuarenta años), la historia del origen y desenvolvimiento de nuestra actividad. No se trata, pues, ahora de repetir lo allí dicho con más profusión de datos, sino de ofrecer tan sólo un balance lo más escueto posible. Por tanto, son muchas cosas y muchos nombres los que necesariamente han de quedar orillados, pues en medio siglo son muchos los que han pasado, en ocasiones fugazmente, en otras con una continuidad mayor y en las menos perseverantemente hasta el final.
Eugenio Vegas Latapie: Eugenio Vegas Latapie (1907-1985) dedicó su vida al apostolado intelectual y político. Auditor de Guerra del Ejército y Letrado del Consejo de Estado, a su impulso se debió principalmente la fundación de las revistasAcción Española y, andando el tiempo, Verbo. Aunque ambas respondieran a momentos y métodos de acción distintos, no dejan de aparecer idealmente unidas en una común finalidad apostólica. A mediados de los años cincuenta del pasado siglo, a través de su compañero el diplomático Alberto de Mestas, trabó relación con laCité Catholique y su órgano de expresión Verbe. Tras conocer personalmente en París a su fundador, Jean Ousset, que había sido secretario de Charles Maurras, regresa entusiasmado y convoca a todas sus amistades. Nacen así “los amigos de la Ciudad Católica” y Verbo, subtitulada como “revista de formación cívica y acción cultural según el derecho natural y cristiano”, amparados por diversas formas jurídicas, pero principalmente por la Sociedad editorial y la Fundación Speiro. Que han superado el medio siglo de vida en el estudio y difusión del magisterio social de la Iglesia como cuerpo de doctrina centrado en la proclamación del Reino de Cristo sobre las sociedades humanas como condición única de su ordenación justa y de su vida progresiva y pacífica. Su primera empresa, junto con la revista, significativamente no fue otra que la versión castellana del libro de Ousset Para que Él reine.
Juan Vallet de Goytisolo: Desde el inicio, junto a Vegas, se encuentra Juan Vallet de Goytisolo, con su inmensa obra en progresión, objetivada en buena parte en las páginas de Verbo, llamado a ocupar sin tardanza la capitanía del proyecto. Precisamente Vallet, en la necrología de Vegas, examinó los afluentes que han convergido en el caudal de la Ciudad Católica. Así, junto con los amigos de Eugenio Vegas, muchos de la época de la primera empresa como Gabriel Alférez, a quien tanto debemos en la continuidad material de la obra, y con los aportes (inicialmente decisivos y progresiva tanto como discretamente situados luego en su justo término) llegados de ultrapirineos, no puede echarse al olvido la participación de algunos católicos sociales reclutados por Vallet, así como finalmente la presencia relevante –y por dos caminos– del venerable tradicionalismo español. Éste aparece, en efecto, en primer término, a través de la hermandad creada desde los comienzos con la obra del padre Ramón Orlandis, de la Compañía de Jesús, Schola Cordis Iesu y su revista Cristiandad, actualizada siempre en la colaboración del profesor Francisco Canals y sus discípulos (José María Petit, José María Alsina y, durante algún tiempo, Eudaldo Forment, entre otros). Pero también, en segundo lugar, con la presencia expresamente carlista del extraordinario Alberto Ruiz de Galarreta y del profesor Rafael Gambra (prolongada con la de sus hijos, también profesores de mérito, Andrés y José Miguel). Acrecida durante los mismos años sesenta con la incorporación del profesor Francisco Elías de Tejada y –en los ochenta– con la del profesor Álvaro d’Ors.
La Ciudad Católica y Verbo: La acción de la Ciudad Católica comienza a expandirse pronto a través del trabajo en células, que debían animar la acción en el seno de los distintos cuerpos intermedios. Sin embargo, tras unos comienzos prometedores, pronto –fruto del desconcierto de los años del Concilio y su posteridad– se agostaron. Va a quedar, eso sí, el grupo madrileño, que sigue reuniéndose todos los martes (reunión a la que suman, en algunos períodos, la de economía los miércoles y la de universitarios los jueves), acompañado por un buen puñado de amigos en otras ciudades, que mantiene una presencia cultural notabilísima en las páginas de la revista y en las reuniones anuales de amigos de la Ciudad Católica reforzando la cosmovisión católica tradicional. Hasta el día de hoy: La revista, tras un primer período próximo al modelo francés de unos cuadernos de apoyo a la acción capilar, pronto va cuajando como una herramienta de notable peso intelectual y relevancia internacional.
Se ha dicho que, en este sentido y en su género, sólo Itinéraires habría tenido una relevancia semejante y, tras su desaparición, quizá solo Catholica la haya adquirido. Con la primera, hechura de su director Jean Madiran, que Eugenio Vegas estimaba grandemente, la relación fue estrecha, publicando con frecuencia textos de sus colaboradores más caracterizados (Louis Salleron, Marcel de Corte, Gustave Thibon, los hermanos Charlier, además del propio Madiran). Más aún, cuando la publicación gala vaya centrando su interés en las polémicas que sacudieron el mundo católico en el posconcilio, y que no se han apaciguado sino aparentemente, Verbo –al perseverar en el cultivo de las doctrinas políticas y sociales– vino a ver reforzado su papel. En cuanto a Catholica, obra principal igualmente de su director y nuestro amigo Bernard Dumont, la colaboración no ha sido menos estrecha y, en algún modo, ha resultado más biunívoca.
Ya ha sido mencionada, de pasada, la dimensión internacional de Verbo. Además de la presencia francesa, que no se termina con los autores citados (pues no puede olvidarse, por ejemplo, al historiador Jean Dumont, o al fidelísimo Patricio Jobbé-Duval), ha de colacionarse inmediatamente la apertura hispánica, con la participación de lo más granado de la cultura católica tradicional en Hispanoamérica (basten, entre otros muchos, los nombres de los chilenos Juan Antonio Widow y Gonzalo Ibáñez, de los argentinos Guido Soaje, Alberto Caturelli, Carlos Sacheri, Patricio Randle y Bernardino Montejano, de los peruanos Vicente Ugarte del Pino y Alberto Wagner de Reyna, del brasileño José Pedro Galvao de Sousa, del colombiano Alejandro Ordóñez, del mejicano Federico Müggenburg, del estadounidense españolísimo Frederick D. Wilhelmsen).
Pero, más generalmente, no puede hacerse un repaso siquiera tan sumario como al que aspiran estas líneas sin mencionar los nombres del siempre agudo ensayista húngaro residente en Estados Unidos Thomas Molnar, del teólogo polaco que vivió durante años en Chile Miguel Poradowski, del escritor rumano afincado entre nosotros Jorge Uscatescu, de los portugueses Luis Sena Esteves o Antonio Da Cruz Rodriguez, etc. De intento hemos dejado fuera la península italiana, pues son muchas las plumas de allí venidas que han honrado las páginas de Verbo. Nos referiremos, habida cuenta de la trascendencia de su influjo, sólo a dos: Michele Federico Sciacca y Danilo Castellano. El filósofo siciliano trabó con Vallet una relación estrechísima en los últimos años de su vida, que se advierte en la frecuencia de sus colaboraciones y en la intervención en la programación de las reuniones de amigos de la Ciudad Católica, donde –como ha contado Vallet– fue determinante en la selección de temas y ponentes. En cuanto al profesor friulano, uno de los más finos cultores de la filosofía práctica, que conocimos a principios de los años noventa, durante estos más de veinte años ha tenido un peso no menor que el de Sciacca en la etapa precedente.
Resulta necesario agregar un puñado de nombres españoles a todos los que han ido apareciendo en las líneas anteriores. Sin ellos la presente historia de Verbo y de la Ciudad Católica, por sintética que sea, quedaría mutilada: Germán Álvarez de Sotomayor y Luis González Iglesias –que en diferentes momentos fueron presidentes de Speiro–, Gabriel de Armas, José María Carballo, Gonzalo Cuesta, Augusto Díaz-Cordovés, José Antonio García de Cortázar y Sagarmínaga –que, por tener carnet de periodista, figuró durante muchos años en la mancheta como director de Verbo–, Julio Garrido, José Gil Moreno de Mora, Julián Gil de Sagredo, Juan José Morán, Jesús Valdés y Menéndez-Valdés. Y los sacerdotes: Agustín Arredondo, S. J. (que, acercándose a los cien años, no deja de enviarnos correos electrónicos los martes con sus reflexiones semanales), Eustaquio Guerrero, S. J., Bernardo Monsegú, C. P., Victorino Rodríguez, O. P. y Teófilo Urdánoz, O. P. Junto con quienes han gestionado las tareas, desde Domingo Vega a Maximiano Garrosa y, hoy, a la competentísima y eficacísima Dolores Sánchez Inche.
El futuro: Si bien nuestra tarea ha sido más catequética que apologética, ha sabido, no obstante, aprovechar los saberes, sólo parcialmente convergentes con ella de –por ejemplo– Gonzalo Fernández de la Mora, Vicente Marrero o Dalmacio Negro.
Unos pocos meses han separado el fallecimiento de Juan Vallet de esta ocasión feliz, que celebramos inevitablemente con un punto de nostalgia. Pues Verbo ha sido Juan Vallet, tanto por lo decisivo de su impulso, en todos los órdenes, como por el influjo de su pensamiento. Nuestro equipo intelectual, como quiera que sea, se ha venido renovando durante los últimos años, aunque –creo se trata de un signo epocal– los que hemos venido a cubrir los puestos de la trinchera no estemos a la altura de nuestros predecesores. De los fundadores conservamos a Alberto Ruiz de Galarreta, siempre lúcido y pugnaz, y a los a la sazón jovencísimos Francisco José Fernández de la Cigoña y Gonzalo Muñiz. También al general Armando Marchante. En la siguiente generación seguimos contando con Andrés y José Miguel Gambra, así como con José de Armas, Fernando Claro y José Antonio Santos. Los dos últimos, llegados algo tardíamente en los ochenta, han tenido y siguen teniendo un papel destacado en la vida asociativa. También con Estanislao Cantero, de cultura asombrosa y rigor proverbial, sobre el que recayó en el decenio de los ochenta el peso de la organización, bajo la dirección de Juan Vallet, hasta que en los noventa, ya fogueado a sus órdenes, vine a sustituirle. Hemos incorporado, entre tanto, a los jóvenes profesores, todos juristas, Juan Cayón, José Díaz Nieva y José Joaquín Jerez. El sociólogo Javier Barraycoa, por su parte, renueva la relación siempre presente con el equipo barcelonés de Cristiandad. Y el escritor José Antonio Ullate irrumpe con gran fuerza. A los que hay que sumar a los chilenos Julio Alvear y Felipe Widow, al argentino Juan Fernando Segovia y al italiano residente en los Estados Unidos John Rao. Junto con monseñor Ignacio Barreiro, español de la banda oriental del Río de la Plata que dirige en Roma la oficina de representación de Human Life International: Con la ayuda de Dios queremos seguir el curso de esta empresa, que no tiene otra financiación distinta de la generosidad de quienes la han fundado y sostenido, ni otra dependencia que la de la doctrina tradicional de la Iglesia.

Hispanismo (4/12/12): Miguel Ayuso Torres es Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia de Comillas y me han contado que sus alumnos siempre estan un poco descolocados en clase porque no saben por donde les va a salir, no estan acostumbrados a lo politicamente incorrecto. Una vez quemó la Constitución Española en clase, sus razones tendria, y creo que unas cuantas.
Lo he ido conociendo mediante su aparición periódica en el programa "Lágrimas en la lluvia" de Intereconomia, y tengo que decir que me ha llamado mucho la atención. Ni soy cristiano católico ni tradicionalista, pero aun así me encanta este programa. Yo lo veo con mi "filtro" e intento aprender de el, siempre según mis convicciones. Respecto a este señor, como digo, me ha sorprendido, al principio era un "tertuliano" mas, pero programa tras programa me he dado cuenta de que los paso esperando su intervención.
Poco a poco voy conociendo de la existencia de intelectuales españoles, y yo pensaba que no quedaban ya. Parece que si, pero a la MassMedia no le interesa que se sepa de ellos, y supongo que a ellos tampoco les interesa aparecer en la MassMedia. ¿Vosotros lo conocíais?.

El Peródico (13/12/2013): El teniente coronel Miguel Ayuso Torres (Madrid, 1961), juez militar encargado de impartir justicia dentro del Ejército, rigiéndose por el texto constitucional, no ha tenido empacho en manifestar en la cadena televisiva InterEconomía: “Estamos en presencia de una seudo-constitución, que no puede tener principios en función de su origen bastardo y espurio.” Y para que no hubiera dudas: “El sistema de 1978 se basó en la mentira, por lo que antes o después tenía que desmoronarse.” ¿Está en condiciones de impartir justicia constitucional quien opina así sobre la Carta Magna?
Pero, ¿quién es Miguel Ayuso? Ni más ni menos que un carlista ultra exjefe de la secretaría política de Sixto de Borbón-Parma. ¿Y quién es Sixto de Borbón-Parma? Es el ultrarechista hermano cainita del ya fallecido Carlos Hugo, contra quien arremetió porque este defendía el socialismo autogestionario. En 1976, en la tradicional subida a Montejurra, símbolo del carlismo, pistoleros fascistas afines a Sixto mataron a dos personas. Pocas bromas.
Miguel Ayuso, que asimismo es profesor universitario de Derecho Constitucional, siempre ha considerado que “la guerra civil fue una verdadera cruzada” y que el actual “Estado de partidos genera más corrupción que un Estado autoritario templado como era el franquismo.” Según este militar, fue la democracia cristiana la que dirigió el franquismo, eso sí, “la democracia cristiana preconciliar, siempre infinitamente mejor que lo que vino luego.” ¿Y qué vino luego? Pues, siempre según este señor, “la democracia cristiana es el PP de nuestros días [...] Por eso ese ensamblaje turbio y pintoresco de toda suerte de razas y pelajes.” Han leído bien: habla de razas, como aquel Jaime de Andrade, seudónimo de Francisco Franco, inspirador del guión de la increíble película titulada precisamente 'Raza'.
Tanto ha ido el cántaro a la fuente, que, al final, el Ministerio de Defensa le ha abierto un expediente en este momento en que parece estar bien colocado para ascender a coronel. ¿Cuántos compañeros de armas de Ayuso piensan como él?.
Santiago Clavijo: Comentarios de un escribidor "progresista", enemigo de Dios y la Patria, en un medio de trayectoria conocida.
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