La Gaceta-José Javier Esparza (8/5/2015): Jesús Sáiz Luca de Tena, profesor de Historia del Arte, conferenciante infatigable, creador de la Sociedad Hispánica de Amigos del Arte, hablaba recientemente en la Asociación Zayas sobre el arte y la religión, entre otras cosas. Buen momento para subrayar algunas cosas que la cultura oficial se empeña en ignorar.
- ¿Es posible entrar en cualquier gran museo del mundo y entender algo si no se tiene un mínimo conocimiento de la religión cristiana?
- Creo que es prácticamente imposible. Es obligado un conocimiento más que mínimo de la religión y del arte cristianos, de su iconografía y de su iconología. Naturalmente, en distinta medida, el conocimiento de otras religiones, cultos y mitologías, Grecia y Roma imprescindibles, se hace igualmente necesario. Pensemos por ejemplo en España, con ocho siglos de presencia musulmana, el conocimiento del Islam es muy importante. Lo mismo podemos decir del conocimiento del Judaísmo. Si nos referimos a museos en el ámbito de nuestra civilización, se podrá disfrutar más o menos por la pura contemplación de las imágenes pero lo que se dice entender, y entendiendo se disfruta mucho más, insisto en que me parece casi imposible. En el caso de museos de otras culturas el razonamiento sería el mismo traducido a la historia de sus creencias. Algo parecido ocurre en el campo de la música. En un concierto, por ejemplo, se disfruta mucho oyendo a Mozart, pero si además sabemos solfeo y conocemos la historia de la música, el placer es infinitamente mayor. Imagínate si a lo que asistimos es a una representación de Kabuki o a una lectura del Natya-sastra escenificada siguiendo el ritual Sakuntala. Con el arte ocurre lo mismo, conocer es entender y apreciar. Sobre todo porque la civilización occidental, que no en vano se llamó la Cristiandad hasta la Revolución Francesa, debe al cristianismo sus mayores logros en todas las manifestaciones del espíritu, música, arte, literatura, filosofía y también, por cierto, derechos humanos, algo tan obvio que tanto ignorante sectario no puede o no quiere acabar de digerir.
- La iconografía fue desde el primer momento una herramienta pedagógica fundamental para la fe, pero no siempre fue así: la Iglesia española antigua se declaró anicónica en el concilio de Elvira y durante siglos no hubo pintura religiosa. ¿Cuáles fueron las razones y cuando se retornó a la iconografía?
- La pregunta es interesantísima y me referí ampliamente a este tema en mi reciente conferencia en Zayas. En los orígenes y bastante años más adelante, en el ámbito ecuménico, hay un claro sentimiento anicónico o contra las imágenes por el mal recuerdo de los ídolos paganos. A la vez, por la avalancha de conversiones y por la necesidad de instruir a un pueblo en su mayor parte no capaz de leer, mira que bien me cuido de llamarle ignorante, el potencial docente y edificante de las imágenes se hace también irrenunciable e imprescindible. El año 313, el Edicto de Milán promulgado por Constantino permitiendo el culto cristiano hasta entonces prohibido, separa profundamente la expresión artística clandestina del primer arte cristiano, el que llamamos Paleocristiano, de su pública y libre expresión a partir de esa fecha. Pasemos a la Hispania de comienzos del S.IV, es decir, a los confines occidentales del Imperio, considerable lejanía de sus centros rectores muy a tener en cuenta. También, momento histórico religioso de cambio radical que va de la cruel persecución de Diocleciano al citado edicto de tolerancia de Constantino. En el primer tercio del siglo, en fecha incierta, en Elvira, Iliberis, localidad próxima a la actual Granada, se celebra el primer concilio de la iglesia cristiana en la Hispania Bética. El canon 36, en el sentimiento anicónico tradicional, prohibe las imágenes en las iglesias. Si reparamos en los años mencionados vemos como este concilio y sus disposiciones se mueven sin ninguna precisión en torno a la fecha capital citada del año 313. ¿Podemos afirmar que la prohibición se cumplió o que pronto se retiró con el tiempo nuevo que trajo el Edicto de Milán?
-La respuesta sólo podemos encontrarla en las descripciones literarias o en los restos pictóricos y arquitectónicos conservados. Unos y otros son relativamente escasos, de carácter no siempre claramente definido y de muy desigual estado de conservación.
- ¿Hay ejemplos?
- La basílica cristiana de Santa María de Abajo, en Carranque, Toledo, es originariamente el espacio del “dominus” en una villa particular, la villa de Materno Cinegio, donde fue enterrado este supuesto y probable tío del emperador Teodosio I el Grande y, en último término, un lugar de culto. En este lugar se conserva el bellísimo mosaico de las Metamorfosis, de teselas de pasta vítrea, que fue el primero en aparecer al descubrirse esta villa. Está en el “cubiculum”, dormitorio del señor y ahí encontramos en muy buen estado de conservación profusión de figuras y escenas mitológicas como Diana , Neptuno, Hércules y Aquiles. Por el momento, me parece que no se han encontrado imágenes con motivos cristianos. Bueno es recordar aquí la relación artística de la Hispania cristiana con el África del Norte que no en vano, por su profusión, fue llamada “la tierra de los mosaicos”.
- Y habrá casos que combinan arte pagano y arte cristiano…
- Los restos conservados, pinturas y mosaicos en el caso de Centcelles, en Tarragona, tienen carácter mixto. En la cúpula del mausoleo, en el friso inferior, se reproducen temas profanos de caza y de actividades agrícolas. En el friso intermedio tenemos temas específicamente cristianos, dieciséis representaciones del Antiguo y del Nuevo Testamento con motivos tradicionales como el Buen Pastor, Daniel entre los leones, Jonás y la ballena. En cierto sentido podríamos relacionar Centcelles con la posterior decoración de los palacetes del desierto jordano, arte sirio-cristiano y omeya de los S.VII-VIII. La última propuesta de interpretación cronológica y funcional sobre este lugar la he conocido muy recientemente por el Prof. Dr. Don Pedro José Lavado Paradinas y es la elaborada y publicada por el Prof. Dr. Don Josep Antón Remolá y la Profa. Dra. Doña Meritxell Pérez Martínez que plantean datar e identificar Centcelles, en la primera mitad del S.V, como el área central del campamento base del “comes hispaniarum” Asterio, el “praetorium” o residencia donde vivía con su hija y el ejército que le acompañaba en su campaña en la Tarraconense.
- ¿Cuándo se apostó por la imagen como maestra de la fe?
- A partir del S.V con los sarcófagos, relieves y mosaicos la situación cambia notablemente. No podemos extendernos más aquí. Sí podemos concluir diciendo que en Hispania, como en el resto del Imperio, en el de Occidente hasta su caída en 476 y en el de Oriente, Constantinopla, Imperio Bizantino, el sentimiento anicónico, por las necesidades de la predicación de la nueva fe, se fue atenuando con el tiempo. Ciertamente, con algunas excepciones muy en los comienzos, como la representación de la Virgen, inexistente, o de Cristo crucificado que por muy simbolizado resulta casi oculto. Y naturalmente, no nos olvidamos de la “Querella de las imágenes”, período iconoclasta en Bizancio que entre los siglos VII y IX se alargó durante 117 años. El culto y representación de las imágenes alcanzará en Oriente, en el Imperio Bizantino, mosaicos, pinturas, códices e iconos, un auge y un esplendor excepcionales con la natural repercusión en Occidente. En nuestro ámbito hispano, la ilustración de los códices de Beato constituyeen una cumbre rigurosamente original del arte figurativo alto medieval.
- El protestantismo dejó grandes monumentos en forma de música, pero la pintura y la escultura son netamente católicas, romanas. ¿Por qué?
- A mi juicio, porque en Europa central y septentrional se ama profunda y muy especialmente la música. Se estudia desde la más tierna infancia, se canta y se baila, se aprende y se cultiva en los colegios y en familia. Nunca faltaba, no sé ahora, en las reuniones que ocupaban las largas veladas invernales en las que se leía la Biblia y se hacía música. Se “jugaba ” música. Si te fijas en el lenguaje, “jouer la musique” “to play music”, “musik spielen”, la música era considerada como un divertimento. Además, la música iba unida indisolublemente a las celebraciones litúrgicas y políticas, las grandes misas que celebraban coronaciones u honras fúnebres, los oratorios, las cantatas, los “requiem”, las “pasiones” de J.S. Bach. Hoy en día, en Europa central y septentrional, sigue sin entenderse la vida sin música. Felizmente, en la más pequeña ciudad hay varios teatros de ópera, varios conservatorios y una docena de salas de concierto. Resulta innecesario declarar la misma excepcional importancia que tiene la música en Italia, Francia y España. Simplemente quiero poner el acento en el carácter más doméstico y cotidiano que encontramos musicalmente en la Europa que cambió el protestantismo.
- Pero el arte figurativo no tuvo tanta suerte en el ámbito religioso protestante.
- En materia de arte figurativo, la Reforma o mejor, el cisma protestante, tuvo consecuencias calamitosas. Vidrieras, esculturas y pinturas religiosas fueron destruidas por una auténtica vesania iconoclasta fruto de un fanatismo religioso teñido en gran medida de motivaciones políticas. La Reforma católica, mal llamada Contrarreforma, revivió el arte figurativo por su carácter docente y aleccionador. El barroco de inspiración católica produjo muchas de las obras más excepcionales del arte de todos los tiempos.
- Vayamos a nuestros días. ¿El arte contemporáneo -eso que se llama "las vanguardias"- es compatible con el arte sacro?
-No tendría por qué no serlo y sin embargo, si juzgamos por sus frutos, en mi opinión, lo es muy escasamente. Hay una doble razón poderosa de fondo y que lo explica. En nuestra sociedad, el inmensamente enriquecedor y formativo estudio de la religión cristiana, su contenido dogmático, sus instituciones, su historia y su arte, han desaparecido. La ignorancia al respecto es bochornosa. Como muestra, la reciente denuncia que hemos leído en “La cigüeña de la torre”, el blog de nuestro admirado amigo Francisco José Fernández de la Cigoña, de un artículo aparecido en el diario conservador, edición digital al menos, confundiendo sotanas con casullas y pontificando asnalmente sobre sus colores y sus significados litúrgicos. Sería raro que sin estos conocimientos cuyo abandono lamentamos se pudiera crear o recrear un arte religioso contemporáneo que fuera remotamente de calidad similar al que consideramos histórico. Pero hay algo más y más grave. A la ignorancia hay que añadir en muchos casos la deliberada y perversa intención de despojar al arte religioso cristiano de todo su sentido evangélico y transcendental dejándolo rebajado a imágenes de mercadeo propias de una ONG laicista y solidaria. En arquitectura, la búsqueda de originalidad a cualquier precio ha derivado en extravagancias formales. La frialdad del modelo iglesia-hangar no tiene nada que ver con la piedad y el recogimiento de la fe cristiana. Y conste que no es por el tamaño, ahí están las catedrales góticas donde la ascesis acoge y sobrecoge a los fieles. En pintura, el panorama es parecido. En escultura la vanguardia se ha defendido mejor, quizás porque el expresionismo, la geometría y el simbolismo que están presentes desde siempre en el arte, no se han olvidado.
La escultura religiosa contemporánea ha sabido en muchos casos conservar estos rasgos que vienen de los códices de Beato, los iconos bizantinos o los capiteles románicos. Lo que no se debe olvidar es que el arte religioso, al representar verdades eternas no puede formalmente depender de modas o caprichos. Perdón por la frivolidad del ejemplo, pero en arte religioso no hay lugar para colecciones de temporada de santos, vírgenes o cristos.
- Hace algunas semanas henos vivido esa explosión icónica que es la Semana Santa. España es el centro de ese big bang religioso y estético. ¿Es simple fruto de la Historia o ahí hay algo especifico, singular, que tiene que ver con nuestra identidad?
- Creo que hay que matizar. Una cosa es la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor y otra la celebración de la Semana Santa. Obviamente, ambas realidades tienen mucho en común. La explosión icónica que mencionas tan acertadamente no es igual en toda España. Por ejemplo, en alguna capital de provincia vascongada creo recordar que no hay procesiones. El hecho social y religioso de las cofradías, hermandades y procesiones, como es bien sabido, varía mucho de una región a otra y dentro de ellas, de una localidad a otra. Es tan tópica como real la diferencia entre las celebraciones castellanas, austeras y silenciosas, y las celebraciones andaluzas, restallantes y bulliciosas. Y sin embargo, tampoco es totalmente exacto. Al llegar la noche, en Sevilla por ejemplo, la saeta y el olor a incienso y azahar transfiguran el ritual festivo en una hondura espiritual imposible de describir si no se ha tenido la suerte de haberlo vivido alguna vez. Creo sí, que nuestra Semana Santa es fruto de nuestra historia y por tanto, algo muy específico y singular que tiene mucho que ver con nuestra identidad o para ser exactos, con nuestras identidades. En esta gran manifestación de nuestra fe cristiana, subyacen muchas cosas comunes. A mi juicio, una devoción, por cierto y sorprendentemente, más mariana que cristológica, que estéticamente toma cuerpo en un arte multifacético único en el mundo. Escultura, orfebrería, tejidos e indumentaria, literatura y música ¡qué bellas la marchas procesionales! y sobre todo la arquitectura de nuestra viejas ciudades que son el escenario privilegiado que acogen nuestras Semanas Santas.