Cómo hemos llegado a esta putrefacción
GACETA-Pio Moa (24/6/2015): La transición fue posible, no gracias a los muy mediocres políticos que la protagonizaron, sino al legado de paz, reconciliación de la inmensa mayoría (los destructivos odios de la república estaban olvidados) y prosperidad económica, con una extensa clase media. Sin estos rasgos, una democracia no puede funcionar bien.
Ese brillante legado empezó a ser socavado desde muy pronto por las izquierdas y los separatismos que, volvían a identificarse, arbitraria e innecesariamente, con la causa del Frente Popular (el cual fue esencialmente una alianza izquierdista-separatista, que destruyó la legalidad republicana y puso en peligro la continuidad de España y de la cultura cristiana, entre otras cosas fundamentales).
La corrosión del estado de derecho mediante el terrorismo y la colaboración con él, las oleadas de corrupción, los separatismos, la politización de la justicia, etc., se hizo desde el principio en nombre de la democracia, identificando fraudulentamente a esta con el antifranquismo. Ello fue posible porque desde el principio unos políticos incultos y frívolos, encabezados por Suárez, dejaron la historia, las ideas y en general la cultura en manos de izquierdas y separatistas, regalándoles gratuitamente la enseñanza y muchas prebendas más, financiándolos, y colaborando en el proceso de destrucción de la historia, es decir, del legado del régimen anterior, como he expuesto en Los mitos del franquismo. El filósofo Julián Marías insistía lúcidamente en la importancia de un relato histórico veraz, pero eso es algo que nunca ha entendido la derecha en España.
Las debilidades de la transición se mostraron, entre otras cosas, en una Constitución ambigua y utilizable en cualquier sentido, y elaborada de forma un tanto chapucera (Ver La Transición de cristal). No obstante, fue posible una evolución sin demasiados traumas porque tanto las izquierdas como los separatistas emergían del franquismo muy débiles y con escaso apoyo popular. No obstante, desde el principio atacaron la democracia surgida de aquel régimen (“de la ley a la ley”) y, gracias a las facilidades que les daban las derechas, han ido avanzando en sus designios lenta pero sustancialmente.
En este camino, un éxito considerable y emblemático de la democracia, aunque un tanto aislado, fue la política de Aznar hacia la ETA, que llevó a esta “al borde del abismo”, como confesaba internamente. En esas circunstancias, el PSOE de Zapatero acudió al rescate del grupo terrorista, premiando su historial de crímenes con legalización, dinero público, proyección internacional; e impuso la ley de memoria histórica, que de hecho deslegitima tanto la transición como la monarquía (que Juan Carlos I se deshiciese en alabanzas de Zapatero, que le había deslegitimado, es sin duda un símbolo de la alucinante intrascendencia o banalidad de la política actual). El PP de Rajoy ha colaborado activa o pasivamente en este proceso que deja en el aire la democracia. Para colmo, la crisis económica está destruyendo la prosperidad heredada del régimen anterior. Por no hablar de aberraciones como las leyes de “género”, el abortismo rampante, etc., etc.
Los avances de Podemos, Bildu, etc., son solo un resultado, un subproducto de las políticas del PP y PSOE, aliñadas con corrupción e hispanofobia. PP y PSOE no son ni pueden ser alternativa a nada, sino los principales causantes de la extrema degradación a que ha llegado la política en España.
La muy lamentable situación a que se ha llegado tiene como única nota positiva haber puesto en crisis también a los viejos y despreciables partidos que han podrido el estado de libertades. Con ello ha abierto campo para una alternativa de izquierda civilizada, que podría ser Ciudadanos-UPyD, mientras una alternativa de derecha, que podría ser Vox, no acaba de cuajar, por la tierra quemada que deja a su alrededor el PP y por insuficiencias del propio Vox.
Y esta es la situación al final de un largo proceso de deterioro de la nación española y la democracia a manos de unos políticos y partidos detestables. Por tanto, se abre el horizonte para cambios reales que enmienden una deriva que podría terminar trágicamente. Y el tiempo apremia.
Lo mejor de Pio Moa:
-Por un nuevo modelo económico para España:
-Los conflictos entre Don Juan y Franco: