domingo, 13 de marzo de 2016

Domingo V de CUARESMA-Evangelio de San Juan: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra». LA PRIMERA PIEDRA de Salomé Arricibita (2135).

Adúltera acusada por escribas y fariseos a JESÚS

LA PRIMERA PIEDRA

¿Quién arrojará la piedra y pondrá precio a mis heridas?
¿quién removerá fantasmas y me negará la vida?
¿quién vendrá a pedirme cuentas y anunciará mi torpeza?
¿quién en verdad se interesa por mi alma y su tristeza?
¿quién puede decir que al cabo perdona pero no olvida
y vive seguro y cierto con la conciencia tranquila?
¿quién olvidará mi nombre y me cerrará su puerta?
¿quién no tiene alguna herida que se queda siempre abierta?

SI DIOS NO ENTIENDE DE PIEDRAS
QUE SEÑALAN Y CONDENAN
SI EL SÓLO SABE DE ABRAZOS
DE CURACIONES Y ESPERAS,
DE CALOR, ABRIGO Y LEÑA
QUE AGUARDAN, A PUNTO, SIEMPRE
RECONFORTANDO INTEMPERIES
Y ALUMBRANDO LAS CEGUERAS
SI PERDONA DE ANTEMANO
REGALÁNDONOS LA VIDA
SI EL AMOR DE DIOS NOS SALVA
SIN CANSANCIO DÍA A DÍA
CON QUÉ DERECHO JUZGAMOS
Y OPINAMOS DE CUALQUIERA
QUIEN ESTÉ LIBRE DE CULPA,
TIRE LA PRIMERA PIEDRA

¿Quién sonreirá a mi paso y luego apartará la vista
incomodándose al verme diciendo que tiene prisa?
¿quién albergará la duda de escuchar lo que me pasa?
¿quién me culpará sabiendo también lo que hay en su casa?
¿quién esgrimirá palabras como arma arrojadiza
argumentando justicias tan lejanas como frías?
¿quién dirá que está en su mano la verdad a ciencia cierta?
¿quién no tiene alguna herida que se queda siempre abierta?

SI DIOS NO ENTIENDE DE PIEDRAS.....


Domingo V de CUARESMA
13 marzo 2016

1 Jesús fue al monte de los Olivos.

2 Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a el.
Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.

3 Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer
 que había sido sorprendida en adulterio
y, poniéndola en medio de todos,

4 dijeron a Jesús:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.

5 Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres.
Y tú, ¿qué dices?».

6 Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.

7 Como insistían, se enderezó y les dijo:
«El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra».

8 E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.

9 Al oír estas palabras, todos se retiraron,
uno tras otro, comenzando por los más ancianos.
Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí,

10 e incorporándose, le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?
¿Alguien te ha condenado?».

11 Ella le respondió: Nadie, Señor.
Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús.
Vete, no peques más en adelante.

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