martes, 25 de octubre de 2016

¿Libertad o PREDESTINACIÓN? El hombre puede aceptar o rechazar la salvación que Dios le ofrece. Dios omnisciente conoce pero no controla, por lo que no impide nuestra libertad (2408)

Predestinación
Ordenación de la voluntad divina 
con que, ab aeterno, tiene elegidos a quienes 
por medio de su gracia han de lograr la gloria.
(Real Academia Española)
CATOLICISMO
Según el misterio del libre albedrío, 
Dios conoce todo 
y nosotros actuamos libremente. 
Dios omnisciente conoce pero no controla, 
por lo que no impide nuestra libertad
¿Libertad o Predestinación?
El hombre puede aceptar o rechazar 
la salvación que Dios le ofrece 
CatholicNet-P. Clemente González: ¿Está escrito mi destino? ¿Tiene razón de ser esforzarse en la práctica de la vida cristiana? ¿Estaré "predestinado" a condenarme o  salvarme? Y si es así... ¿importa algo lo que yo haga o deje de hacer en la vida?
Estas preguntas y otras similares están hoy en día de moda, difundidas sobre todo por las sectas y grupos religiosos fundamentalistas, que hablan de la predestinación, de un designio fatalista, utilizando como argumento que Dios antes de crear a cada persona, establece quiénes se salvarán y quiénes se condenarán. Esta idea no es nueva, la podemos encontrar en la historia del cristianismo desde el siglo XVI, cuando surgió el cisma, con Lutero y Calvino, que dio origen al protestantismo. Desde entonces, las sectas nacidas de esta separación, han propagado doctrinas con bases poco sólidas en la fe.
La Iglesia Católica, fiel al mensaje de Cristo, no niega la doctrina de la predestinación, sino que nos la recuerda constantemente. San Pablo, en la primera carta a los Efesios, nos habla del "designio benevolente" (Ef 1,9) que concibió Dios para nosotros antes de la creación del mundo, "predestinándonos a la adopción filial en él" (Ef 1, 4-5) Esta predestinación, entonces, consiste en que Dios nos ha designado para ser felices a su lado. Nos ha creado para salvarnos, para la vida eterna, para el amor que no tiene fin...
Nosotros los hombres, creados con libertad, voluntad e inteligencia, debemos encaminarnos hacia nuestro destino último por elección libre y amor. Si hubiera un destino fatalista, caminaríamos hacia él sin tener que hacer elecciones, pero al no ser así, podemos desviarnos; Dios lo permite respetando la libertad de su criatura, y misteriosamente, sacando de él el bien, como señala san Agustín: Porque el Dios Todopoderoso... por ser soberanamente bueno, no permitiría jamás que en sus obras existiera ningún mal, si Él no fuera suficientemente bueno y poderoso para hacer surgir un bien del mismo mal.
Uno de los atributos de Dios es la bondad, por lo tanto, no puede ser cruel y arbitrario y crear a los hombres para la salvación o la condenación según su capricho. De hecho, Cristo nos enseñó que Dios es nuestro Padre y quiere que todos los hombres se salven.
Junto a este misterio de la misericordia divina, encontramos el misterio de la libertad humana. Dios crea al hombre con inteligencia y voluntad, y además como un ser libre. El hombre por su libertad decide aceptar o rechazar con su voluntad la salvación que Dios le ofrece.
Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1036 ss.), las afirmaciones de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe hacer uso de su libertad en relación con su destino eterno.
Dios no predestina a nadie al Infierno, para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final.
Por todo esto, ¿dejaremos que las supuestas profecías dirijan nuestro destino o tomaremos las riendas de nuestra vida encaminándola a la predestinación de ser felices en el Cielo por los siglos de los siglos?
1037. Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegarias diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que "quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión" (2 P 3, 9):
«Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa, ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos (Plegaria eucarística I o Canon Romano, 88: Misal Romano).
Eudaldo Forment 
Doctor en Filosofía y Académico Pontificio
(InfoCatólica-14/9/15)
Definición agustiniana de predestinación: De la doctrina de la gracia de Santo Tomás se sigue que la justificación y con ella la salvación del hombre dependen de la predestinación gratuita de Dios. La cuestión de la divina predestinación de los buenos y reprobación de los malos es de las más difíciles, por no decir la más profunda e insondable
(Fuente: Wikipedia)
La predestinación es una doctrina religiosa, bajo la cual se discute la relación entre el principio de las cosas y el destino de las cosas. Su naturaleza religiosa lo distingue de otras ideas con respecto al determinismo o el libre albedrío.
En particular la predestinación concierne a la decisión de Dios para crear y gobernar la creación y la evolución y el punto hasta el cual las decisiones de Dios determinan lo que será del destino de grupos e individuos.
En la Teología cristiana se aplica a la idea de que Dios conoce desde la eternidad el destino del universo y de cada persona. San Agustín, en la Iglesia católica, y Calvino, en el protestantismo son autores especialmente vinculados a esta doctrina, aunque entre ellos se dan diferencias notables. Las discusiones teológicas en el cristianismo tienen que ver con la relación entre la omnisciencia divina y el libre albedrío del ser humano, así como con la relación entre la omnipotencia de Dios y el problema del mal y también con la relación entre la justicia y la misericordia en Dios. En algunos momentos de la historia ha tenido especial incidencia la cuestión sobre el valor de las obras humanas y la salvación.
Calvinismo y Predestinación
Juan Calvino "creía en la predestinación, es decir, en que desde el principio de la Creación Dios había predeterminado ya quién se salvaría y quién se condenaría". Aunque pudiera parecer que una doctrina en la que, independientemente de lo que uno haga, Dios ya ha predeterminado si éste se salvará o no, no sea el mejor estímulo para alentar un comportamiento moral, en la práctica tuvo gran influencia. Esto lo explica: "puesto que obrar y vivir en el temor de Dios se interpreta como síntoma de que se es uno de los pocos elegidos, todos desean descubrir en sí mismos los signos de la gracia divina y obran convenientemente. La doctrina de Calvino era una especie de profecía que se cumplía a sí misma."
Determinismo Budista y otros
En el budismo chino, la predestinación es una traducción de yuanfen, que no implica necesariamente la existencia ni la participación de una deidad. La predestinación en este sentido toma un significado muy literal: pre- (antes) y destino, en una manera muy recta que indica que algunos acontecimientos parecen sucederse encadenadamente.
La predestinación se puede utilizar en ocasiones para referirse a otras ideas, materialistas, espiritistas, no-teístas o politeístas del determinismo: destino, porvenir, juicio final o karma. Tales creencias o sistemas filosóficos pueden tener cualquier resultado finalmente determinado por la interacción compleja de múltiples fuerzas, posiblemente inmanentes, posiblemente impersonales, e iguales, antes que el asunto de la elección consciente del Creador.
Por ejemplo, algunos pueden hablar de predestinación desde una perspectiva puramente física, tal como en una discusión del viaje por el tiempo. En este caso, antes que a la vida después de la muerte, la predestinación se refiere a cualquier acontecimiento que ocurrirá en el futuro. En un universo predestinado en el que el futuro es inmutable, sólo un conjunto de acontecimientos puede ocurrir; en un universo no predestinado, el futuro es mutable y puede cambiar.
Por último, antitéticas al determinismo de cualquier tipo son las teorías del cosmos que afirman que cualquier resultado es últimadamente imprevisible, el ludibrium o burla de la suerte, de la oportunidad o del caos.
Toda concepción de un cosmos ordenado o racional tiene implicaciones deterministas, como una consecuencia lógica de la idea de la previsibilidad. Pero la predestinación se refiere generalmente a un tipo específicamente religioso del determinismo, especialmente encontrado en varios sistemas monoteístas donde la omnisciencia es atribuida a Dios, inclusive la Cristiandad y el Islam.
Predestinación y Omnisciencia
La discusión de la predestinación implica generalmente la consideración de si Dios es omnisciente, o eterno o atemporal (fuera del flujo del tiempo en nuestro universo). En términos de estas ideas, Dios puede ver el pasado, el presente y el futuro, para que Dios sepa efectivamente el futuro. Si Dios en algún sentido sabe tempranamente lo que sucederá, entonces los acontecimientos en el universo se predeterminan efectivamente del punto de vista de Dios. Esto en sí mismo no es predestinación (aunque implique el determinismo). La predestinación implica que Dios ha determinado el avance de lo que será el destino de las criaturas, no que esté simplemente enterado.
El Judaísmo puede aceptar la posibilidad de que Dios es atemporal; algunas formas de la teología judía enseñan esta virtud como un principio de la fe, mientras que otras formas del judaísmo no. Los Judíos pueden utilizar la omnisciencia del término, o la preordenación como un corolario de omnisciencia, pero rechazan normalmente la idea de la predestinación como una idea completamente extraña que no tiene lugar en su religión.
El Islam tiene tradicionalmente fuertes puntos de vista acerca de la predestinación semejante a algunos que se encuentran en la cristiandad. En el Islam, Alá sabe y ordena cualquier cosa que pasa. Los musulmanes creen que Dios es literalmente atemporal, eterno y omnisciente al mismo tiempo.
Catolicismo
"Contemplar a un hombre haciendo algo no es obligarle a hacerlo". Según el misterio del libre albedrío, Dios conoce todo y nosotros actuamos libremente. Dios omnisciente conoce pero no controla, por lo que no impide la existencia de nuestra libertad.


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