domingo, 17 de junio de 2018

El ministerio de exteriores RUSO desenmascara los CRÍMENES de ESTADO cometidos por REINO UNIDO

Hito HISTÓRICO en la diplomacia Mundial
El ministerio de exteriores RUSO desenmascara
Los CRÍMENES de ESTADO cometidos por REINO UNIDO 
Volumen 5-nº 15
Mayo 2018
Rueda informativa ofrecida por la portavoz del Ministerios de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova en Moscú el 19 de abril de 2018. El acontecimiento que centró la atención en Siria y en torno a este país la semana pasada fue, desde luego, el acto de agresión desenmascarada realizado por EEUU junto con Gran Bretaña y Francia, que ejecutaron ataques masivos con misiles contra el territorio de Siria el pasado 14 de abril. No quisiera repetirme ni dedicar mucho tiempo al tema, puesto que esta gravísima violación de la Carta de la ONU y de los principios fundamentales del derecho internacional en general perpetrada bajo el pretexto inventado y provocativo del supuesto empleo de armas químicas por las fuerzas gubernamentales de Siria en la ciudad de Duma, ya ha recibido la valoración correspondiente en la declaración del Presidente de la Federación de Rusia, así como, en más de una ocasión, desde el MAE de Rusia. Durante la noche del 16 al 17 de abril los medios empezaron a publicar informes sobre un nuevo ataque con misiles contra Siria, en concreto, contra la base Shairat. Sin embargo, la parte siria no tardó en anunciar que se trataba de una falsa alarma y no hubo más ataques. No obstante, las consecuencias negativas de todos estos sucesos no se han hecho esperar “sobre el terreno”. Se han confirmado nuestras sospechas de que el verdadero objetivo del «trío» occidental fue brindar a los radicales y extremistas la posibilidad de tomar un respiro, restablecer sus filas, prolongar el derramamiento de sangre en suelo sirio obstaculizando así el proceso de arreglo político.
En la ciudad de Duma, han intensificado sus actividades los terroristas que quedan allí y rechazan la reconciliación. El pasado miércoles, 18 de abril, cayeron bajo su fuego los empleados del Departamento de Seguridad de la ONU que estaban evaluando la situación para elaborar un plan de la visita del equipo de expertos de la OPAQ al lugar del supuesto ataque químico. No fue una coincidencia. Por lo visto, los rebeldes y extremistas tienen temores respecto a la presencia in situ de miembros y expertos de la OPAQ. Los vídeos divulgados tras los informes sobre los ataques químicos mostraban familias enteras sin vida supuestamente. Las imágenes se grabaron en pisos de distintas plantas de un mismo edificio de viviendas. Un vídeo muestra a un niño con un jersey a rayas y una marca en una sien que yace en un pasillo, y en otro el mismo niño está tendido sobre una alfombra en otra habitación. En un vídeo, una niña con un jersey rojo aparece tapada con una manta a rayas, y en las fotos que se publicaron esa misma niña yace rodeada de cadáveres de adultos en el centro de otra habitación. Es decir que estamos ante una falsificación 100 por cien. De ahí que surja la lógica pregunta de ¿cómo los niños presuntamente muertos se desplazan entre distintas estancias? ¿Y para qué hacen falta estas manipulaciones si el objetivo principal de los vídeos era corroborar el ataque realizado? Evidentemente, para divulgar al instante un gran número de estos testimonios visuales. Lo que primaba era actuar con rapidez y no tanto con reflexión, convencer al público del componente emocional del tema desviando al máximo la atención de las múltiples incongruencias, se necesitaban tintes emocionales. Los Cascos Blancos recurrieron a manipulaciones similares con niños para hacer el montaje del ataque químico en Jan Sheijun. Viene a la memoria la imagen de una niña pequeña que se utilizó en distintos vídeos, apareciendo muerta en uno de ellos y resucitada de repente en otro. Lo alarmante de este caso es el hecho de que los testimonios falsos sean recogidos y divulgados por los conocidos medios de comunicación occidentales como The Guardian o Euronews, que publicaron vídeos en los que la asistencia médica a niños afectados por el ataque químico se presta con las manos desnudas, mientras que en el segundo plano de las imágenes hay gente comiendo.

El 16 de abril, en La Haya un representante del Ministerio de Defensa de Rusia pronunció un discurso en la 58ª sesión especial del Consejo Ejecutivo de la OPAQ. Hace algunos días, la escandalosamente famosa organización Cascos Blancos emitió un comunicado oficial sobre el supuesto ataque químico perpetrado en Duma. Se difundió un gran número de materiales falsos en las redes sociales, entre fotografías y vídeos presuntamente desde el lugar de los hechos. Efectivamente, ese lugar de los hechos se puede confirmar. En muchos casos, la situación y las circunstancias de lo que allí ocurrió son ficticias en esos materiales. En su presentación, el representante del Ministerio de Defensa desgranó la llamada “exclusiva” dejando en evidencia no sólo el obvio montaje que plasman estas imágenes, sino también los ridículos descuidos cometidos durante la preparación de las puestas en escena en las que se obliga a los niños a hacerse los heridos, los muertos y los intoxicados con un gas mortífero. Entre otras cosas, se trata de una combinación de materiales preparados de prisa y corriendo y de la ignorancia y la falta de comprensión de lo que se está hablando. “...¿cómo los niños presuntamente muertos se desplazan entre distintas estancias? ¿Y para qué hacen falta estas manipulaciones si el objetivo principal de los vídeos era corroborar el ataque realizado?...”  ¿Cómo es que se le ocurren a alguien estas soluciones e ideas de puesta en escena en ausencia de preguntas reales para su director? Y es que inmediatamente después de esta horrible desinformación, sobre Damasco cayeron bombas de aquellos que con tanta impaciencia esperan cualquier señal para la acción, por muy burda y ridícula que sea. Podría parecer que ya no hay nada capaz de superar en horror a todo esto. Pues miren por dónde que sí lo hay.

En los territorios liberados de Guta Oriental las tropas gubernamentales sirias han descubierto contenedores con cloro procedente de Alemania, así como granadas de humo fabricadas en la ciudad de Salisbury, Reino Unido. A estas alturas creo que todo el mundo sabe dónde está la ciudad de Salisbury. Resulta difícil hasta comentar este hallazgo, por lo aterrador que es, pues socava la fe en la humanidad de ciertos Estados. No estamos hablando, claro está, de países enteros, sino de aquellos políticos y líderes que dan tales órdenes y toman tales decisiones. Quisiéramos llamar la atención sobre el hecho de que aún en enero de 2013 el diario británico Daily Mail publicó un artículo que revelaba el visto bueno de los responsables de la Casa Blanca para que Estados Unidos y sus aliados llevaran a cabo un ataque químico en Siria responsabilizando de éste al Presidente del país árabe, Bashar Asad, a fin de aumentar las acciones militares internacionales en este país. Como ustedes sabrán, la propaganda occidental acusó a las autoridades sirias de haber empleado el pasado 7 de abril de las armas químicas contra la población civil en la ciudad de Duma. Como prueba se alegaron las publicaciones en los medios y redes sociales, donde abundan materiales sobre los supuestos crímenes del gobierno sirio. Fueron las videograbaciones realizadas por la organización falsificadora de noticias, los Cascos Blancos, que sirvieron de base para aprobar la decisión de ejecutar ataque con misiles contra el territorio de un Estado soberano y miembro de la ONU, Siria. 

Pero, como siempre decimos y suele pasar, la verdad termina por descubrirse. Cada vez son más las pruebas de que en la ciudad de Duma no hubo ningún incidente químico perpetrado, según se nos dice, por el gobierno de Siria. Mientras los especialistas de la OPAQ han iniciado sus actividades en esta ciudad, se recogen confirmaciones de que el supuesto ataque químico en Duma no fue otra cosa que una escenificación y una peligrosa provocación mediática. Repito que anteriormente, el Ministerio de Defensa de Rusia divulgó la videograbación con los testimonios de dos médicos sirios. Según ellos, ninguno de los ingresados en el hospital presentaba síntomas de intoxicación por agentes tóxicos. Ayer los corresponsales militares de los medios rusos, Yevgueni Poddubni y Alexandr Kotz, consiguieron contactar en la ciudad de Duma con un niño sirio que se había visto obligado a participar en esa farsa.  Pues ahora, en aras de la verdad y la justicia, habría que enseñar la fotografía de Hasan Diab, que ustedes han visto, por ejemplo, al ex primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, entrevistado recientemente por Christiane Amanpour, y preguntarle: «¿Qué tal le parecen, señor Cameron, las manipulaciones de los Cascos Blancos que utilizan al niño sirio para realizar un montaje que, más tarde, sirve de motivo para que nuestros países, señor Cameron, EEUU y el Reino Unido, ejecuten ataques contra un Estado soberano». Me gustaría ver la reacción del ex primer ministro británico. Estoy segura de que encontraría algo que decir. Estas personas siempre saben qué decir.

El pasado 18 de abril, por iniciativa de Gran Bretaña, se convocó en La Haya la sesión extraordinaria del Consejo Ejecutivo de la OPAQ. Me gustaría recordar que fue una reunión a puerta cerrada en la que se discutió el informe confidencial de los expertos de la OPAQ que habían visitado el Reino Unido para brindar la ayuda técnica en la investigación del incidente en Salisbury. A pesar de ello, nos gustaría compartir nuestra evaluación en la medida de lo permisible cuando se trata de un informe confidencial. Y es que la situación es tan complicada, las acusaciones tan graves y las declaraciones de algunos países tan absurdos, que consideramos necesario compartir con ustedes toda la información disponible. El director general de la Secretaría Técnica de la OPAQ declaró que la presencia del agente BZ en las muestras biomédicas de los afectados no tiene que ver con el caso de los Skripal. El jefe del laboratorio principal (Rijswijk, Países Bajos) anunció, además, que el precursor del BZ en las muestras realmente se había detectado, pero era porque había sido agregado a las muestras por los expertos de la OPAQ para poner a prueba el nivel de profesionalismo del laboratorio. Es decir, los materiales del caso de importancia internacional se envían a los laboratorios cuyo profesionalismo se pone en entredicho y debe ser confirmado agregando a las muestras sustancias ajenas. Se constató, no obstante, que era una práctica habitual de la OPAQ. Y ahora, como quien dice, “agárrense que hay curva”.

El pasado 13 de abril el Embajador del Reino Unido en Rusia, Laurie Bristow, durante una rueda de prensa ofrecida al cuerpo diplomático y dedicado a la publicación del informe de la OPAQ declaró que Rusia estaba implicada en “una serie de asesinatos cometidos por encargo del Estado también en el territorio del Reino Unido”. Por supuesto, no es la primera declaración tan marcadamente rusófoba de los últimos meses hechas por un representante oficial de Londres. En realidad tampoco es la primera declaración de la parte británica que esté al margen del espacio legal, de las normas de la cortesía o de la moral. Pero no es esta la cuestión. Dejemos al lado la moral y el derecho y hablemos de otras cosas. Es posible que el Embajador del Reino Unido no conozca muy bien la historia de su país ni su papel e implicación en los procesos que iban teniendo lugar a lo largo de siglos en otros países. No creo que al señor Bristow le haya que echar en culpa otras cosas que no sean el desconocimiento de su historia nacional. El escritor británico de origen hindú, Salman Rushdie, escribió en cierta ocasión: “La desgracia de los británicos consiste en desconocer la historia de su país por la simple razón de haber ocurrido la mayor parte de los acontecimientos fuera de su territorio. Su posición insular, base de la condición imperial del Reino Unido fue causa de su distanciamiento de todos los aspectos que vienen acompañando la Historia”. Creo que ha llegado el momento de llenar desde esta tribuna dicho vacío cognitivo y sumergirnos un poco en la Historia del Reino Unido y de sus intensas actividades internacionales que tuvieron sus correspondientes consecuencias. Hablemos de encargos de Estado, de una serie de asesinatos y en general de la reputación de dicho país. Vayamos a la nueva historia. No se suele hablar mucho de ello, pero el Reino Unido fue una de las metrópolis más sangrientas desde el punto de vista de medidas represivas usadas contra sus colonias y territorios dependientes. 

“No se suele hablar mucho de ello, pero el Reino Unido
fue una de las metrópolis más sangrientas 
desde el punto de vista de medidas represivas usadas 
contra sus colonias y territorios dependientes”

Merece la pena citar la idea expresada en el artículo publicado en el diario The Guardian el 22 de noviembre de 2017 por la periodista británica Afua Hirsch. Dijo que desde la conquista normanda de Irlanda en el siglo XII los ingleses empezaron a percibirse como unos “nuevos romanos”. Su gran destino era convertirse en misioneros y traer la civilización a las “tribus retrasadas”, recibiendo al mismo tiempo el derecho de aprovechar los recursos minerales, la tierra y el trabajo de los habitantes de estos territorios a los que “tocó en suerte” conocer la dominación británica. Los británicos ven la creación del Imperio Británico como un gran avance moral y el derrumbe de dicho Imperio, como un acto de gran nobleza. El autor llega en su obra a la siguiente conclusión: “Cuanto más leo, más atónito e indignado me siento por este suplicio evidente, consciente y deliberado al que el Reino Unido le fue sometiendo a la India durante 150 años. Empiezo a sentir que estoy ante los más graves crímenes de la Historia Universal”. El Reino Unido dejó el globo lleno de líneas divisorias que se dejan notar especialmente en el subcontinente del Asia del sur, donde en 1947 de manera forzosa fue separado un pueblo único. Y ahora cada una de estas partes supera por su cuenta las secuelas de la herencia colonial británica. El parlamentario y ex subsecretario General de la ONU, Shashi Tharoor, un experimentado y reputado político, que en su momento presentó su candidatura para el puesto del Secretario General de la ONU, declaró en más de una ocasión que las autoridades británicas padecen “amnesia histórica” con respecto a las atrocidades coloniales por ellas cometidas. Hablando el 22 de julio de 2015 en Oxford, señaló, entre otras cosas de la CONQUISTA NORMANDA DE BRITANIA.

Dada esta visión extendida de su propia historia, los datos incómodos se suelen perder de vista. Lo que importa es la motivación y ¿acaso alguien necesita detalles? Hoy, sin embargo, vamos a hablar de los detalles. La introducción de los campos de concentración durante la guerra de los boérs que más tarde inspiró a los nazis para la creación de sus propios campos de exterminio, la destrucción cultural total de Estados en el espacio desde Ashanti en África hasta China, masacres cometidas por el Ejército británico en Irlanda, el saqueo de Bengala, la explotación industrial de los recursos naturales, comercio de esclavos, son tan sólo los rasgos más generales. Y la India lo que ha tenido que soportar de su metrópoli. En 1930 se publicó el libro “The case for India” del historiador estadounidense Willian James Durant. Está dedicado a la historia y la vida cotidiana de este país. 

“En el momento de pisar las costas de la India los británicos, la participación del país en la economía mundial equivalía al 23%, mientras que tras su retirada dicho índice bajó al 4%. ¿Por qué? Por la simple razón de haberse gobernado la India en intereses del Reino Unido. El crecimiento del Estado británico a lo largo de 200 años se financió por el saqueo de la India”. Según Shashi Tharoor, la revolución industrial británica se llevó a cabo a costa de la desindustrialización de la India. El Reino Unido en más de una ocasión provocó hambrunas que se llevaron a entre 15 y 29 millones de hindúes. La más famosa se produjo en Bengala en 1943, dejando a 4 millones de muertos. Uno podría pensar que son reflexiones del publicista, pero nada de eso, porque el Primer ministro de la India, Narendra Modi, subrayó el 24 de julio de 2015 durante el seminario “Speaker's Research Initiative” que todo lo dicho por Shashi Tharoor reflejaba los anhelos de los ciudadanos hindúes. Se lo estoy diciendo a usted, señor Bristow. En su libro Inglorious Empire, cuya presentación se celebró el año pasado, Sashi Tharoor se acordó de las barbaridades cometidas por el Imperio Británico, señalando que el ex Primer ministro, Winston Churchill, había de considerarse uno de los dictadores más crueles del siglo XX. 8 Éste último en una conversación con el Secretario de Estado para la India y Birmania, Leopold Amery, dijo “Odio a los hindúes. Son unos animales con una religión salvaje. El hambre que pasan es resultado de su propio error, por haberse multiplicado como conejos”. No son inventos nuestros, es un hecho real. El pintor ruso Vasili Vereschaguin tiene un famoso cuadro que se titula el Viento del diablo. No es una metáfora, es la ejecución extendida en la India del siglo XIX e inventada por los dirigentes británicos para aplastar la rebelión de los cipayos. Consistía en atar al condenado a muerte a la boca de un cañón y disparar. Esta ejecución, una de las más bárbaras de toda la Historia de la civilización, otra más del amplio arsenal de torturas y ejecuciones infernales de los británicos, más que la muerte física o la intimidación se planteaba otro objetivo. No era un método muy original y además bastante costoso, cosa que los británicos no suelen apreciar, pero desde el punto de vista de la religión y las castas era una muerte completamente inaceptable para los hindúes. El cuerpo del condenado acababa despedazado por el cañonazo y todos los fragmentos de los cuerpos eran enterrados juntos, independientemente de la casta, algo que contradice a las tradiciones de los hindúes. 

Y otro episodio, el 13 de abril de 1919, en Vaisakhi, festival de la cosecha y del Año nuevo celebrado en Punjab, 50 soldados bajo el mando del general de brigada Reginald Dyer, sin previo aviso abrieron fuego contra civiles reunidos en el parque de Jallianwala en el centro de la ciudad, siendo la mayor parte de los reunidos mujeres y niños. Me gustaría llamar su atención a que no eran acciones de los súbditos del Reino Unido, eran órdenes directas de las autoridades británicas. De acuerdo con los datos de la parte británica, el número de muertos alcanzó 379 y de heridos, más de 1,000. El Congreso Nacional Indio hizo públicas las cifras de 1.000 muertos y 1.500 heridos. Por desgracia, durante varias décadas más, millones de habitantes de la India caerían víctimas de fusilamientos masivos, entre otro tipo de ejecuciones. Han ultrajado también las autoridades británicas a su gusto y en distintas épocas a los habitantes del continente africano. En calidad de esclavos fueron sacados de África cerca de 13 millones de personas. Acuérdense de la reputación que le debería importar al Embajador del Reino Unido a la hora de incriminarle cosas a Rusia. El número de muertos superó la cifra arriba indicada unas 3 o 4 veces. Es decir, el número total de las víctimas equivalió a decenas de millones de personas. Merece la pena señalar también que el fundador de la teoría de la sociedad civil John Locke ayudó a redactar la Constitución de EEUU y invirtió todos sus ahorros en el comercio con esclavos. También es un hecho. Los primeros en usar los campos de concentración contra la población civil fueron las tropas británicas durante la guerra de los boéres de 1899-1902. A dichos campos se trasladaba a aquella gente que era sospechada de simpatizar con los rebeldes o potencialmente capaz de prestarles algún tipo de ayuda. Sus granjas eran quemadas por orden de las autoridades británicas, el ganado y los campos, destruidos. Las mujeres y los niños eran separados de sus maridos y padres. El proceso continuó hasta la Segunda Guerra Mundial. Los hombres eran desterrados a otras colonias, en la India o en Ceilán. Recuerda mucho la situación con los Cascos Blancos, hay unos extremistas y terroristas, se les ponen unos cascos blancos, se escribe en sus atuendos la palabra “paz” y se cometen con sus manos las provocaciones que luego son grabadas con un móvil y difundidas en el mundo cual pruebas de que había que salvar urgentemente a los civiles. Pasaron los siglos, pero nada cambió. A los presos se los pasó a llamar “invitados del Gobierno británico”. En total en los campos se retuvo a la mitad de la población blanca de las repúblicas de los boéres, unas 200.000 personas, de las cuales 30.000 murieron a causa de las enfermedades y del hambre. Entre finales de los años 30 y el año 1948 funcionaron los campos británicos en Chipre y en Palestina, adonde se trasladaba a los refugiados judíos que también eran ejecutados a menudo. Otro capítulo oscuro de la Historia del Reino Unido son las famosas unidades del Departamento de investigaciones especiales, la SAS, por Special Air Service, unidades de misiones especiales de las Fuerzas Armadas del Reino Unido que fueron usadas en más de 30 conflictos locales, principalmente en los países que en su momento habían sido colonias del Reino Unido, entre ellos, Kenia y algunos países sudafricanos. Así, cerca de 50 ex efectivos de las SAS formaron parte del destacamento de Rodesia que había de desempeñar el papel clave en la conspiración ideada durante el traspaso del poder a la población autóctona de Rodesia, actualmente Zimbabue. Los historiadores creen que el Reino Unido es el país líder en genocidio. Horroriza pensar en cuántos millones de inocentes perdieron la vida en las colonias del Reino Unido. En cuanto la opinión pública se enteró de este “invento” del comandante de las tropas británicas lord Gerbert Kitchener, el Gobierno del Reino Unido hizo pública una nota explicativa, para aclarar que el objetivo de los campos en cuestión era “garantizar la seguridad de la población civil de las repúblicas de los boéres”, mientras que los propios campos recibieron el nombre de “lugares de salvación”. 

De acuerdo con distintas evaluaciones, por orden del Gobierno británico fue exterminado entre el 90 y el 95% de los aborígenes australianos durante su colonización. Además de matarles sin más, se hacían experimentos con ellos, siendo traídas al país distintas enfermedades, en primer lugar, la varicela. El conflicto armado entre los colonialistas británicos y el pueblo autóctono de Tasmania bautizado como la Guerra negra se produjo a principios del siglo XIX y llevó al exterminio casi completo de los tasmanos. Algunos de los propios historiadores británicos se inclinan a considerar dicha guerra precisamente como genocidio. A los colonizadores británicos les estuvo permitido matar a los tasmanos, cobrando una remuneración por cada uno. Otra referencia a la reputación del Reino Unido en la arena internacional. Eran envenenados, expulsados a desiertos donde morían de hambre y sed, se les cazaba como a animales salvajes. Para 1835 quedaban con vida unas 200 personas que fueron simplemente trasladadas a las islas vecinas. En los años 70 del siglo XIX por orden de las autoridades británicas se llevó a cabo el genocidio de zulúes en la colonia del Cabo, en los años 1954-1961, genocidio del pueblo kikuyu en Kenia. A modo de respuesta al asesinato de 32 colonistas blancos por los rebeldes, las autoridades británicas exterminaron a 300.000 representantes de dicho pueblo, forzando a trasladarse a campos a otros 1.5 millones de personas. Existe un libro dedicado a aquellos acontecimientos, La historia no contada del Gulag británico en Kenia de Caroline Elkins. Es un tema incómodo del que no se suele hablar en los medios occidentales, porque tiene que ver con la historia de la vida del ex Presidente de EEUU, Barack Obama. Hemos leído que su padre fue torturado por los británicos durante la rebelión en Kenia. ¿O acaso no ha sido así? 

EL GENOCIDIO DE ABORÍGENES AUSTRALIANOS
Seguramente habría que acordarse también de las tristemente famosas “Guerras del Opio”. De hecho, Londres a lo largo de décadas envenenaba a los ciudadanos chinos con la droga. El Reino Unido organizó suministros estables del opio al territorio chino, recibiendo a cambios pingües beneficios. Además, se perseguía un objetivo estratégico militar, se erosionaba el Ejército y el pueblo chinos que iban perdiendo voluntad y todo deseo de oponer resistencia. Buscando salvar al país, el Imperador chino en 1839 ordenó el inicio de una operación masiva cuyo objetivo era confiscar y destruir las reservas de opio en Guangzhou. Londres respondió con una guerra, fue como empezaron las famosas Guerras del Opio. Como resultado, China sufrió una derrota y se vio obligada a aceptar las condiciones esclavas de los británicos. 

GUERRA DEL OPIO y ejemplos de la Nueva Historia, época en la que Londres lucha a brazo partido por los derechos humanos y se autodenomina como “pilar de la democracia y la libertad”.  “Mientras China sigue siendo una nación de drogadictos, podemos dejar de temer que este país se convierta en una importante potencia militar, dado que dicho hábito les está chupando a los chinos las fuerzas vitales”, éste fue el final de la intervención del Cónsul británico en China, Geoffrey Hurst, ante la Comisión real del opio en 1895. Tan sólo en 1905 las autoridades chinas pudieron aprobar y empezar a cumplir el programa de la paulatina prohibición del opio. 11 Ya hemos hablado de lo que tuvo que aguantar la India. No es una pregunta que viene de nuestra parte, es el sentido común. ¿Y los habitantes de Oriente Próximo? No creo que sea necesario recordar que el Reino Unido que buscaba mantener la máxima influencia en la región en vísperas del desmoronamiento del sistema colonial dio una serie de pasos que sembraron cizaña en las relaciones entre los árabes y los judíos. Se puede omitir los detalles históricos, bastaría con mirar el mapamundi y ver las fronteras de los países de la región, trazadas, también por las autoridades británicas, tras la desintegración del Imperio otomano. Nadie veía en las fronteras las vidas de pueblos enteros, eran tan sólo líneas trazadas en el mapa con una regla. Como resultado, tribus enteras, comunidades etnoconfesionales y pueblos se vieron divididos y el mundo hasta hoy se está enfrentando en Oriente Próximo a los resultados de aquella política. Sin embargo, incluso en este campo el Reino Unido sigue mostrando una gran actividad. He aquí otro dato interesante. De acuerdo con los documentos del Archivo Nacional del Reino Unido, a los cuales en 2014 se les retiró la condición de información clasificada, las autoridades británicas usaban de manera activa las armas químicas, para aplastar en 1920 la rebelión de los árabes en Mesopotamia que es actualmente territorio iraquí. Estando al mando del Gabinete de Guerra del Gobierno británico, Winston Churchill, expresó su apoyo al “uso de gas contra tribus no civilizadas”. Los datos de archivo ponen de manifiesto que el político mandó usar contra los rebeldes miles de proyectiles rellenos de gas mostaza. Aquella rebelión antibritánica se llevó la vida de entre 6.000 y 10.000 personas, de acuerdo con distintas fuentes. Desde el punto de vista de Londres, dichas cantidades podrían considerarse una nimiedad, en comparación con el número de víctimas en otras regiones. Los griegos también sufrieron a manos de los británicos. En primavera de 1944 estalló una rebelión en las unidades del Ejército griego acuarteladas en Egipto que fue suprimida con crueldad por los representantes del Reino Unido. Muchos historiadores consideran que la supresión de la rebelión creo las premisas y sirvió de premonición de la intervención británica de Grecia en diciembre de 1944 y de la Guerra civil (1946-1949). De los 30.000 oficiales y soldados griegos acuartelados en Oriente Próximo, entre 20.000 y 22.000 fueron enviados a campos británicos en Eritrea, Egipto, Sudán y Libia. A finales de los años 60-70 del siglo pasado las autoridades británicas desalojaron a los 1.500 habitantes del archipiélago de Chagos situado en el océano Índico. Para ello los diplomáticos británicos señalaron en la ONU que el pueblo autóctono de Ilua eran en realidad “trabajadores contratados”. La razón era muy simple, es que EEUU ardía en deseos de instalar en una de las islas su base militar. Además el archipiélago fue reconocido zona de reserva marina. En 2009, Wikileaks publicó datos, de acuerdo con los cuales el Gobierno británico apoyó dicha idea, para asegurarse de que los incesantes intentos de los lugareños deportados de volver a su tierra acabarían en un fracaso. La base militar estadounidense situada en la isla Diego García en su momento llevó el nombre de Camp Justice, el Campo de la Justicia, ironías del destino, por así decirlo. He aquí otro ejemplo de la historia moderna. El servicio secreto de la Fuerza Aérea del Reino Unido falsificó deliberadamente los informes sobre sobre crímenes de guerra cometidos entre 2010 y 2013, para ocultar los datos sobre los asesinatos de civiles en Afganistán. Los civiles afganos, desarmados, se asesinaban durante visitas domiciliarias en caso de sospecharse su potencial pertenencia a los talibán. No eran detenidos, de lo que se solía informar. La investigación de los crímenes de guerra cometidos por el Reino Unido en Afganistán entre 2010 y 2013 recibió el nombre de Operación Nortmur y empezó en 2004. Los jueces de instrucción establecieron que el servicio secreto británico había falsificado documentos, para responsabilizar al Ejército afgano por los asesinatos de personas desarmadas. Otro dato relacionado con la reputación que tiene su país en la arena internacional, señor Embajador.