sábado, 10 de noviembre de 2018

Isabel Celaá, ministra socialista de Educación del gobierno okupa del PSOE-PODEMOS, es una señora elegante de Neguri, que prepara la ley más Cristófoba que se recuerda

La educación según Isabel Celaá
9/11/18
No les enseñes a rezar y no les hagas repetir
Pero mucho más grave resulta 
el adiós que el contradiós: 
si nadie les enseña a rezar, 
Dios quedará fuera de su vida, hasta su muerte
Lo cuenta su paisano, Javier Ibarra. Las gélidas noches de invierno un fantasma se pasa por los jardines de la Casa Tangora, en Neguri, el residencial bilbaíno, donde vive doña Isabel Celaá, ministra de educación y portavoz del Gobierno Sánchez. Pero no es el fantasma de Franco que aterroriza Moncloa, sino Chominchu, el heladero que, allí mismo, ante la residencia de doña Isabel, tenía un puesto de helados y murió fulminado por un rayo. Cuentan los cronistas de aparecidos políticos que Chominchu se pasea, con un helado en la mano y en la otra, oh sorpresa, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Y esto es bello e instructivo porque Celaá, una señora elegante de Neguri, prepara la ley de educación más cristófoba que se recuerda, Eso sí, con muy buenos modales.
Celaá fue alumna del Colegio del Sagrado Corazón de Bilbao, la única alumna que luego se quedaría como profesora de Filosofía, supongo que de filosofía krausista. Ya saben, ese engañabobos teutón, solemne memez de que Dios es creador y creado, inmanente y trascendente, todo a un tiempo, y que permite a los krausistas creer en un Dios al que no se puede amar, ni tan siquiera tratar. Idónea para ateos que quieran dar clase en un centro católico.
Y que nadie repita curso 
El progresismo se opone a la meritocracia 
Pues bien, es ahora doña Isabel Celaá la que prepara una ley educativa, la del Gobierno Sánchez, basada en dos principios para educar a los alumnos:
1. Nunca les hables de Cristo a los niños.
Recuerda que, para el materialismo práctico, resulta mucho más útil un adiós que un contradiós. Porque puede ocurrir lo que le ocurrió al joven agnóstico Chesterton: cuanto más leía a los ateos militantes acusar a la Iglesia de Roma, cuantos más argumentos peregrinos escuchaba de sus pares… más tentaciones tenía de convertirse al cristianismo: “Yo estaba aterrado”, confiesa.
Sencillamente, Celaá pretende la religión fuera del cole, sustituida por ese krausismo de la solidaridad entre los hombres, la fuerza vital, la energía que mueve el planeta y, si no tuvieran miedo a mostrar su ridículo al mundo, la Pachamama de Evo Morales. Lo de Celaá es educación atea pero con mucho etilo neguriniano.
2. Que ningún alumno repita curso.
Eso sería un fracaso y los fracasos no se abordan con correcciones y soluciones, sino ocultándolos bajo tierra. Celaá es partidaria de no exigir mucho a los niños. Pueden necesitar del psicólogo. Ya sabemos que el progresismo es lo contrario de la meritocracia.
Así que… prepárense para la ley que viene.
Y la pregunta es: ¿por qué Chominchu se pasea delante de Casa Tangora con una imagen del Sagrado Corazón de Jesús? ¡Ay, Isabel!
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