Derogar la ley de Memoria Histórica
13 junio 2019
La ley de memoria histórica pretende imponer a la sociedad una versión partidista del pasado español y por ese mero hecho adquiere carácter antidemocrático y totalitario, compatible solo con regímenes del tipo de Corea del Norte, la Cuba castrista o China. Constituye en sí misma una seria amenaza para las libertades de expresión, investigación y cátedra garantizadas por la Constitución.
El tema central de dicha ley es una valoración negativa del régimen anterior a la democracia y de su principal figura, Francisco Franco. Quizá es demasiado pronto para tener una perspectiva histórica ecuánime sobre ambos, pero no debe ocultarse que las valoraciones hoy predominantes y a menudo subvencionadas, proceden de puntos de vista y propagandas elaborados y sostenidos por el antiguo Partido Comunista –única oposición real al régimen de Franco, que no tuvo ninguna oposición democrática significativa– y por los partidos separatistas. No debe olvidarse tampoco que el comunismo ha impuesto, allí donde se ha establecido, la privación de las libertades más básicas junto con hasta cien millones de víctimas. Estos meros datos permiten entender la solvencia de sus críticas y valoraciones, que en cualquier caso no deben convertirse bajo ningún pretexto en dogmas impuestos.
Hemos podido comprobar en estos años los efectos de dicha ley, con la que recientemente ha querido darse un paso más persiguiendo con multas y cárcel a los discrepantes, algo nuevamente propio de regímenes como los mencionados al principio. Efectos como la utilización propagandística y emocional de las víctimas de un solo bando y sin discriminar entre inocentes y culpables de crímenes; exigencias de censura en los medios contra la libertad de expresión; típico adoctrinamiento ideológico totalitario en las escuelas; incentivación de odios sociales reminiscentes de los que desgarraron a la república, manifiestos en ataques cada vez más frecuentes a locales, iglesias y sentimientos religiosos de la mayoría de la población; incremento de agresiones, incluso ya algún asesinato, aumento de despotismos e ilegalidades separatistas y ultraizquierdistas y, en general perturbaciones crecientes de la convivencia cívica en paz y en libertad.
Por todo ello, los abajo firmante exigimos la urgente derogación de una ley incompatible con la libertad y la igualdad de todos los españoles. Es hora de acabar con esta peligrosa anomalía, hija de una propaganda totalitaria y que perturba seriamente la democracia.
Propongo este breve manifiesto, que puede ser firmado por gran número de personas reconocidas, para recoger firmas cuanto antes. Creo que VOX puede hacerlo suyo. Es necesario que partidos y políticos y periodistas se retraten de una vez en relación con una ley totalitaria que amenaza a toda la sociedad.