Los promotores de la primavera árabe o islámica pretendieron “desnaturalizar” el islam moviendo los hilos de su tramoya desde atrás y con procedimientos ilegítimos. Pero, como era lógico y casi inevitable, fracasaron. Para colmo, por reacción lanzaron sobre Europa masivas oleadas descontroladas de refugiados y de emigrantes, que contribuirán a la descristianización de Europa y de Occidente, como el masón conde Coudenhove-Kalergi, primer Premio Carlomagno (año 1950), ya había proyectado y diseñado en su manifiesto Pan-Europa (ediciones Paneuropa, Viena 1923) y en los tres volúmenes de su obra Kampf um Pan-Europa, “Lucha por Europa” (1925-1928)[1]. No hace falta aclarar que “pan” significa “todo” en griego.