miércoles, 23 de octubre de 2019

Agravio comparativo de la Iglesia: Suárez y FRANCO, que salvó a la Iglesia de su completa aniquilación y sostuvo a España en la causa de la Cristiandad, evitando que se situara en la causa de Satanás

Agravio comparativo de la Iglesia entre Suárez y Franco
José J. García L. 
 14/10/2019 

La Justicia es una virtud cristiana que la Iglesia respecto de Franco no sólo no practica (a excepción del Abad del Valle de los Caídos, naturalmente) sino que contrasta injustamente con el trato que, sin embargo, sí le dispensa con infinitamente menos mérito y más demérito por ejemplo a Adolfo Suárez, cuando los servicios que Franco ha prestado a Dios y a la Iglesia son incalculables, sin parangón posible respecto de ninguna otra personalidad, y que contrastan con los daños irreparables y difícilmente reversibles que a ese mismo Dios y a esa misma Iglesia le son imputables a Adolfo Suárez y su acción de gobierno.

Si todavía queda algo de sentido ético cristiano en los Cardenales, Obispos y en la Conferencia Episcopal como Órgano colegiado, y en el propio Vaticano como cúpula universal de la Iglesia, esto debería invitar como mínimo a una profunda reflexión entre los responsables, porque de esta escandalosa traición e injusticia, como mínimo tendrán que dar cuentas a Dios Nuestro Señor.

Parece ignorarse la realidad de que Franco salvó a la Iglesia de su completa aniquilación y sostuvo a España en la causa de la Cristiandad evitando que se perdiera y se situara en la causa de Satanás.

Está por escribir un libro definitivo y en términos de Justicia y Verdad en toda su crudeza y realidad, sobre la persecución religiosa en España. Los que hay, incluso los mejores (Vicente Cárcel Ortí, Antonio Montero Moreno, Manuel Nieto Cumplido etc.), están escritos desde la acomodación política y el complejo de inferioridad y los efectos de la propaganda roja, casi piden perdón ellos a los asesinos, (y en ocasiones incluso sin el “casi”), y nada dicen o muy poco de los asesinos y sus cómplices, o de los Jefes de Estado extranjeros cómplices de tal persecución religiosa o que dieron cobijo de impunidad durante su comisión y al final de la guerra a los asesinos y al botín de sus rapiñas. Porque algunos jefes de Estado o de gobierno de algunas naciones que aparecen como buenos, resulta que no lo fueron tanto.

Todos los obispos a los que la guerra les pilló en Zona roja, fueron asesinados sin piedad, y con ellos todos los religiosos, hasta los más insignificantes, monaguillos incluidos (de hecho el primer asesinado en Alcalá de Henares fue el hijo de 5 años de un sacristán). El último en ser asesinado, el Obispo de Teruel D. Anselmo Polanco, fue capturado al tomar la ciudad el 8 de enero de 1938, se lo llevaron a Gerona. El Gobierno de la República se negó a liberarlo. Un año más tarde lo mataron con total sangre fría al final de la guerra, cuando ya la tenían perdida y al borde de la frontera con Francia. Lo llevaron consigo y justo antes de pasar la frontera a la Francia frente populista de Léon Blum que les garantizaba la impunidad, lo asesinaron el 7 de febrero de 1939. Con él fueron asesinados también un grupo de 40 defensores del Seminario de Teruel, entre ellos el Coronel jefe de la defensa D. Domingo Rey d’Harcourt.
El seminario de Teruel tras ser reconstruido en los años 50 
El Seminario de Teruel tras su rendición a los rojos
Los radiomensajes de los defensores nacionales del Seminario de Teruel, dan idea del dramatismo de aquella defensa numantina, sin comida, sin agua, sin medicinas, con un 90% de bajas y a 20 grados bajo cero:
Radio-mensajes del Coronel Nacional D. Francisco Barba a las Fuerzas Nacionales, correspondientes a los días 5 y 6 de enero de 1938, en la defensa del Seminario de Teruel: “Desde que hizo explosión la mina hasta este momento estamos conteniendo ataque del enemigo que se lanzó al asalto por varios puntos. Seguimos en nuestro puesto. ¡Viva España!. 

Por el panorama trágico de una serie de mujeres, ancianos y niños que mueren todos los días por enfermedades originadas por la deficiente o casi nula alimentación y muy cerca de un millar de enfermos y heridos a los que no se puede curar por falta de material sanitario. Da pena ver hombres que todo lo han dado por España con heridas leves a los que el tétanos y la gangrena hacen caer a montones. Por nosotros, por los que quedamos en pie no se preocupen. Ya sabemos lo que tenemos que hacer y lo haremos, pero por los demás, por los heridos y enfermos, los que están sepultados, dense prisa o sólo encontrarán aquí un cementerio. ¡Viva España!. 

Toda la noche en gran tensión. El enemigo ha incendiado el convento de Santa Clara y la Iglesia de Santiago. Nuestra gente estuvo en sus puestos. Hoy os esperamos y se asombrarán de nuestro estado, principalmente de los heridos y población civil moribunda. ¡Viva España! 

Los combatientes del Seminario y Santa clara sabremos morir honrando a España, más me permito decirle que más de 700 heridos y población civil compuesta de 600 mueren de sed desde hace tres días. Ruego pongan el hecho en conocimiento de la Superioridad por si pueden prestarnos auxilios inmediatos. Moriremos en nuestros puestos, ¡Viva siempre España!”

(“La Batalla de Teruel”, publicación del Servicio Histórico Militar, Editorial San Martín, Madrid 1990, páginas 174-175).

Todo este sacrificio y todo este martirologio se tiró absurda y estúpidamente a la papelera tras la muerte de Franco, y la puesta en marcha de la Transición de nuevo a un sistema de la lucha de partidos con los viejos partidos del Frente Popular. Ahora nos lamentamos de la situación presente, pero ¿es que nadie, en su sano juicio, podía esperar otra cosa de tales partidos?
Fusilamiento por los rojos del Corazón de Jesús en el centro geográfico de España (Getafe), y posterior demolición del mismo. Placa conmemorativa de su reconstrucción que como muy bien ha recordado D. José Luis Díaz Jiménez en estas páginas del Español Digital, se hizo por suscripción popular
En toda la España bajo el poder del Frente Popular, la Religión Católica fue proscrita, y los cristianos perseguidos y asesinados a mansalva como en tiempos de Nerón. Sólo Franco y la España de Franco evitó el completo exterminio de la Iglesia católica y de los cristianos en España.
Octavilla roja dando un plazo de 5 días para deshacerse de los objetos religiosos bajo pena de muerte. Milicianos disfrazados con vestiduras eclesiásticas robadas de la iglesia que acaban de profanar se fotografía en señal de sorna. Adviértase el cadáver de una niña a sus pies a la que acaban de asesinar. De esto no se hacen películas.
Imagen de Cristo y del Buen Ladrón del Convento de Santa Inés de los Reyes, en Toledo, hechos añicos por el odio anticristiano.
A.- El rostro de un sacerdote al que le han sacado los ojos y torturado bárbaramente. B Una iglesia profanada y calcinada. C Foto los cadáveres de personas quemadas vivas por los rojos en el Arahal (Sevilla). Cuando las tropas del General Queipo de Llano entraron en El Arahal, vieron uno de los hechos más horrorosos de la guerra: los cadáveres calcinados de 24 personas que habían sido quemadas vivas en la cárcel. Antes los milicianos habían matado salvajemente también a otras dos personas entre ellas varias mujeres. Un oficial del Ejército Nacional, ante la vista de aquel tremendo espectáculo, y conocedor que si hubiera llegado sólo unos pocos minutos antes habría salvado a aquellas pobres gentes, sintió tal frustración y tal dolor por aquella pobre gente que enloqueció allí mismo, a pesar de ser un veterano de la guerra de África, acostumbrado a ver los padecimientos y horrores de la guerra. Pero aquella forma tan canallesca de actuar de los rojos con personas indefensas superaba los peores pronósticos. De esto no se hacen películas. Mientras en el bando rojo los comisarios políticos, pistola en mano tenían que amenazar a sus soldados con matarlos sino avanzaban, en el bando nacional a la vista de estas monstruosidades cometidas por los rojos, eran los oficiales los que tenían que sujetar a la tropa que insistentemente pedía acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta para darles su merecido. Esta era la terrible realidad, hoy silenciada por razones de propaganda, de los pueblos que quedaron bajo el demonio del Frente Popular.
Titular del Diario La Unión, de 24 de julio de 1936, narrando el holocausto en un pueblo de Andalucía (el Arahal, provincia de Sevilla), arrasando las iglesias, quemando a la gente viva, etc. etc..
En fin, que sea lo que Dios quiera.
José Luis González
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