martes, 3 de diciembre de 2019

GRETA y el Fraude del Cambio Climático por Calentamiento Global Antropocéntrico. Estamos en el Calentamiento de la 5ª Glaciación de unos 50.000 años de duración. El Clima está regulado por la inclinación del eje de rotación del planeta TIERRA y las explosiones del SOL

GRETA en la ONU
¿Son creíbles las preocupaciones climáticas 
de dirigentes mundialistas que promueven el consumo 
compulsivo por encima de cualquier valor moral?
26-11-19

AR (Reproducido).- De entrada, declaro que vivo más en armonía con el planeta que ese farsante coletudo que acude a las manifestaciones contra el cambio climático viviendo como vive en un caserón cuyo mantenimiento diario degrada el medio ambiente más de lo que yo podría degradarlo en todo un mes. Sabemos que, desde su pretendida superioridad moral, la izquierda construye urgencias y todo tipo de alarmas sociales con las que enfrentarnos. Ahora le toca al cambio climático. El pasado viernes, centenares de miles de jóvenes salieron a las calles para repetir los eslóganes creados en los laboratorios de la Open Society.

Muchos de esos jóvenes, estoy seguro, no habían oído hablar del cambio climático hace seis meses. Los poderes mundialistas han tocado a rebato. Lo dije y lo reitero. Me importa una higa lo del cambio climático. Me importa mucho más el cambio demográfico que viven muchos de los países occidentales que han sido punta de lanza de la humanidad. ¿Por qué nos tiene que preocupar el futuro del arce más que el de nuestro propio pueblo? ¿Por qué tiene que angustiarnos más el nivel de emisiones de dióxido de carbono que la progresiva disminución de las poblaciones autóctonas en los países europeos bajo mando de organismos e instituciones controladas por una élite? ¿Acaso hay algo dentro de la creación divina más importante para el progreso humano que el aporte genético que impulsó todas las ramas del conocimientos?

Como en tantos asuntos de obligado acatamiento, nadie habla del problema nuclear de éste y de cualquier otro asunto en los que esté en juego la supervivencia del hombre. Es imposible que la Madre Naturaleza pueda compatibilizar su preservación con la insaciabilidad consumista de miles de millones de personas en acelerado aumento. Si los dirigentes mundiales se obstinan en alterar el equilibrio de los ecosistemas, previendo la existencia de mil millones de personas en un continente que solo debería acoger a un tercio de ellas, no hay que ser científico ni experto climático para deducir que ese excedente demográfico terminará devastando sus recursos naturales y el equilibrio medioambiental. El problema es el descontrol de la natalidad desbordante y no las emisiones de gases.

Por otra parte, ¿son creíbles las preocupaciones climáticas de dirigentes mundialistas que han inducido a la población al individualismo y a que priorice el consumo compulsivo por encima de cualquier valor moral? ¿Son creíbles las agoreras predicciones sobre el cambio climático de unos científicos corruptos que, en cambio, son incapaces de precisar la meteorología en cualquier punto del planeta con 24 horas de antelación? ¿Son creíbles las reconvenciones y los discursos contra el cambio climático de charlatanes como Pablo Iglesias, que hacen justamente lo contrario de lo que predican? Mantener su enorme chalé de Galapagar requiere cada mes del uso de herbicidas y otros productos químicos contaminantes. Ya sin hablar del consumo de agua y electricidad, por encima del gasto medio de cincuenta familias españolas.
Los millonarios Pablo Iglesias e Irene Montero, en la manifestación contra el cambio climático.
El fraude se extiende a esos cientos de miles de jóvenes robotizados que salieron a las calles españolas a protestar por el clima. La mayoría, por no decir todos, son el resultado de décadas de educación adoctrinadora y alienante. La mayoría de esos imbéciles no sabrían freír un huevo ni serían capaces de sobrevivir en una isla llena de recursos que tuviesen sin embargo que ser arrancados a la Madre Naturaleza con esfuerzo y organización. La mayoría de los jóvenes españoles prefieren ser progres porque es el camino más fácil para estar a lo que se lleva, sin necesidad de tener voz propia que supla a la pereza intelectual. Comparar a estos jóvenes con esos otros que, en tiempos no muy remotos, debían explorar nuevos caminos para alcanzar la madurez y la experiencia vital, nos dibuja el tipo de sociedad que les espera.

Todos sin excepción iban provistos de teléfonos móviles y smartphones. ¿Se preguntarían por el impacto ambiental que tiene el uso de internet o del teléfono móvil? Algunos estudios advierten que los centros de datos y los smartphone son las tecnologías de la información y comunicación más contaminantes.

Detrás de cada mensaje de texto, de cada llamada telefónica, de cada vídeo que descargaron, hay un centro de datos haciendo que esto sea posible. Las redes de telecomunicación consumen un montón de energía, se alimentan de electricidad que aún sigue generándose por la quema de combustibles fósiles. Es un consumo energético del que la niña monstruo creada por Soros no habla.
Fotomontaje de Rebeca Thunberg, la niña monstruo elegida por Soros para su campaña planetaria
Esta juventud occidental basurizada es la primera generación que exige aire acondicionado en sus habitaciones; que hacen todas las tareas en el ordenador; que se pasa el día usando medios electrónicos; en lugar de caminar a la escuela, usan una flota de vehículos privados que obstruyen las calles. Ellos son los mayores consumidores de bienes de consumo de la historia. Cosas que no necesitan pero que han convertido en imprescindibles, Antes de protestar, apaguen el aire acondicionado, vayan a la escuela a pie, apaguen sus teléfonos y lean un libro, prepárense un bocadillo en lugar de comprar alimentos envasados. Nada de eso sucederá, porque son egoístas, mal educados, manipulados por las personas que los usan, alegando tener una causa noble mientras disfrutan de todo lo que es prescindible para cualquier espíritu elevado. Despierten, maduren y cierren la boca. Infórmense de los hechos antes de protestar.

Así que me van a permitir que me desmarque del grito histérico contra el cambio climático que está siendo promovido por la gente más psicópata y genocida en la historia del hombre. Y que les pida a ustedes que hagan lo mismo. Si detrás del impeachment a Trump se esconde la obsesión de las élites globalistas por desarmar a la población norteamericana para su completo dominio y control, tras las teorías del cambio climático subyace su pretensión de imponernos normas cada vez más restrictivas de nuestros derechos individuales.

Solo desde una auténtica resurrección moral de nuestras sociedades se puede hacer frente a tan poderosos enemigos. La conversión del Papado en un instrumento de propaganda a favor del falso ecologismo es una prueba del inmenso poder que estos monstruos tienen.

Siento un rencor profundo a todos los que promueven la teoría del cambio climático mientras viajan en jet privados, viven en casoplones vigilados día y noche por la Guardia Civil día o utilizan a niñas discapacitadas para grabar a fuego sus falaces teorías en espíritus manipulables y débiles mentales.
Los tentáculos del multimillonario George Soros enredan políticas y generan caos en países de todo el mundo a través de las legiones de empleados de su filantrópica Open Society. Su dinero financia grupos extremistas buscando promover un orden global radical. Su séquito de asesores abarcan todo el globo en posiciones de influencia y poder, e implementando su agenda radical. El advenimiento de esta nueva religión medioambientalista necesita desesperadamente de nuevos y deslumbrantes demagogos para empujar la causa del calentamiento global y silenciar a sus opositores bajo pena de delito o pecado mortal. 

Así pues, si el futuro que nos espera es un mundo dominado férreamente por gente como Soros, con pueblos esclavizados y dirigidos por los peores, entonces la perspectiva no es mejor que la del pretendido calentamiento global. Apartémonos de ellos y proclamemos sin complejos que preferiríamos el impacto del asteroide Apofis contra la Tierra antes que vivir en el infierno al que nos conducen

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