miércoles, 15 de abril de 2020

Asunto Gabaldón y Gutiérrez Mellado. Servicio de Información del Alto Estado Mayor

El Servicio de Información del Alto Estado Mayor (AEM)
Coronel Manrique
8-3-2020
1. Introducción
El Alto Estado Mayor (AEM) fue creado por Decreto del 30 de agosto de 1939 con el objetivo ser “un órgano de coordinación, estudio e información, que facilite al Mando Supremo los elementos de juicio convenientes para la orientación de sus designios”. Bajo el mando del General Juan Vigón Suero-Díaz y dependiendo directamente del Jefe del Estado, su estructura la componían las Secciones Militar (1ª), de Economía (2ª) e Información (3ª). La misión de ésta última, según una orden reservada de 1945, era proporcionar información política, económica y social, y militar para que el Mando pudiese conocer con precisión las posibilidades y potencialidades de países extranjeros; estaba mandada por un general de brigada o coronel y contaba con cuatro negociados: Administrativo, Operaciones, Estudios e Informes, y Técnico.

De la 3ª del AEM dependían unos servicios de información, mandados por el coronel Arsenio Martínez Campos y denominados en ocasiones SIAEM, que fueron los fundamentales hasta finales de los años “sesenta”, momento en que nació la Organización Contrasubversiva Nacional del Almirante Carrero (OCN, 1968, luego Servicio Central de Documentación en 1972 -SECED-), llevándose del Alto a muchos de sus componentes.

Aquellos servicios eran herederos de los del Cuartel General del Generalísimo durante la guerra y los que tenían alcance internacional; el Coronel de Infantería Vicente Fernández Bascarán fue el primer jefe de la 3ª Sección y de los mismos (había sido colaborador de Franco en la Academia General y luego fue Jefe de su Casa Civil -1961/74-). En 1945 la 3ª Sección se organizó en los negociados: 1º Países Sajones, 2º Europa y Rusia, 3º África y Mundo Árabe, 4º Cifra y Comunicaciones, y 5º Contraespionaje.

En la posguerra existieron también los tres servicios de los ministerios militares (Segunda Sección, y su aneja 2ª Sección Bis ó CESIBE -ó SIBE-, el Servicio Especial de Inteligencia Naval -SEIN-, y el del Aire), los importantes de la Dirección General de Seguridad (englobando los de la Policía y la Guardia Civil), y los muy secundarios de Falange (luego Movimiento Nacional), Guardia de Franco y Excombatientes. A ellos habría que añadir la poco conocida Delegación Nacional de Servicios Documentales, dependiente de la Presidencia del Gobierno, en ocasiones denominado Servicio de Información de la Presidencia del Gobierno, muy volcada en la represión de la masonería y dirigida durante mucho tiempo por el que llegará a ser Almirante Jesús Fontán Lobe, Jefe de la Casa Militar del Generalísimo durante la Segunda Guerra Mundial; anteriormente estuvieron a su frente el carlista Marcelino de Ulíbarri Eguilaz y el Coronel Francisco Javier Planas de Tovar hasta su muerte (El Archivo de Guerra Civil de Salamanca; de Jesús Espinosa Romero). 

Conviene recordar que Ricardo de la Cierva escribió que al terminar la guerra “había en zona nacional 28 logias, 11 triángulos y 915 afiliados … Funcionaba en la zona militar (Bando Nacional) y luego se extendió tras la victoria a todo el territorio, el Socorro Kadosh que auxiliaba a los afiliados en apuros… En una plancha masónica de aquella época se habla de las posibilidades de reorganización mediante asociaciones de encubrimiento —entidades filiales y circunmasónicas—… Manuel Fal Conde supo en 1940 por los alemanes que habían encontrado en París la lista de 16.000 masones españoles entre ellos un ministro de Franco … los documentos carlistas insinúan en cambio una clara voluntad de permanencia secreta durante la persecución” (1939 Agonía y victoria, Ricardo de la Cierva. Apuntes y documentos para la historia del Tradicionalismo español 1939-1966, Manuel de Santa Cruz. La frustración en la victoria, Eugenio Vegas Latapie).


2. Los orígenes: el SIPM
Las Columnas iniciales dieron origen a la División Reforzada de Madrid, luego denominada 4ª/74ª/14ª (mandada por Yagüe desde abril 1937 y luego por Carroquino), la de Gabaldón y Bonel.

Pasando por alto el mal intencionado tópico de que hasta la Segunda República España no tuvo nunca algo parecido a un servicio secreto organizado, ni siquiera cuando el Imperio Español de los Austrias dominaba el Mundo, el año 1933 se creó la Sección del Servicio Especial (SSE, evolución del Negociado de Información Comunista en el Ejército -NICE-) de la Secretaria Técnica del Estado Mayor Central del Ministerio de Guerra, la cual perduró hasta 1936; estaba compuesta por el Servicio Especial de Antiextremismo, dedicado a vigilar la “lealtad republicana” de los miembros de los Ejércitos y Fuerzas de Orden Público, y el Servicio Especial de Contraespionaje, para velar que ninguna potencia extranjera pudiera realizar actos contra España.


Los elementos de este servicio que se sumaron al Bando Nacional, especialmente los destacados en el Protectorado de Marruecos y los del Servicio de Información de la Delegación de Asuntos Indígenas, así como elementos de la Policía, la Falange, el Requeté y otros voluntarios dedicados a temas similares, como el “Círculo 30” enfocado exclusivamente a la vigilancia del Protectorado, y las Segundas Secciones de los cuarteles generales de las Divisiones Orgánicas (antiguas Capitanías) y otras unidades, fueron pasando de la improvisación a constituir, en septiembre de 1936 y por orden de la Junta de Defensa Nacional, el Servicio de Información Militar.

Este SIM fue puesto bajo el mando del Coronel de Infantería Salvador Múgica Buhigas y su misión consistió en dirigir “todo lo relacionado con los servicios de espionaje y contraespionaje, centralizando las informaciones de esta clase procedentes de los segundos negociados SSE y Jefes de Columnas”; su sede inicial estuvo en la calle Almirante Bonifaz (nº 23-25) de Burgos. Tuvo una importante delegación en San Sebastián, dirigida por el tradicionalista Antonio de Angulo, Marqués de Caviedes, que controlaba la oficina “francesa” de San Juan de Luz en Nacho Enea, y luego por el Comandante Julián Troncoso Sagredo, Jefe de la Comandancia Militar del Bidasoa (La victoria bajo control, 1936-1948), por Alejandro Pérez-Olivares García). A Múgica le sucedió el comandante Escartín y, en mayo de 1937, el coronel José Ungría Jiménez (en cuanto pudo escapar de la Embajada de Francia en Madrid; hasta octubre de 1936 estuvo encuadrado en el Bando Rojo). Ungría, fue recomendado por Mola, y el mismo Franco le conocía desde su estancia en la École de Guerre de París, sabiendo incluso que había “flirteado con la masonería”.

El 30-XI-1937 una orden secreta de Franco a los Ejércitos de Operaciones creó el Servicio de Información y Policía Militar (SIPM) por transformación del SIM, bajo los auspicios del General Jefe del Estado Mayor del Cuartel General del Generalísimo, D. Francisco Martín Moreno. Por otra orden reservada de abril de 1938, el SIFNE (Servicio de Información de la Frontera Nordeste), un muy eficaz servicio de información de iniciativa privada creado por Francesc Cambó y José Bertrán y Musitu, se integró en el SIPM tras ser expulsada su sede en Biarritz.

El SIPM reunió en un solo mando el empleo de agentes especiales de investigación militar en territorio enemigo o extranjero (espionaje), así como un Servicio de Vigilancia, Seguridad y Orden Público en Zona de Vanguardia (que debía controlar la zona de frente en unos 30 kilómetros de profundidad), y otro Servicio de Contraespionaje con agentes propios en zona de vanguardia, zona fronteriza y zonas de interés militar. Estaba formado Jefatura y por varios órganos periféricos en Cataluña, Valencia, Madrid y Zona Norte. La Jefatura estaba dividida en Sección de Información, Propaganda y Acción en campo enemigo, y Sección de Contraespionaje, Contraguerrillas y Antiextremismo. De la Jefatura dependían funcionalmente las Secciones de Información de las Grandes Unidades Ejército, formadas por un jefe y tres negociados: espionaje, contraespionaje e información general. Sus efectivos a finales de 1938 fueron bastante más de dos decenas de miles de hombres, incluidos agentes oficiales y las Quintas Columnas (muchos más de 10.000), más los administrativos y de orden público, incluso las unidades militares (Guardia Civil y de Asalto, Batallones de Orden Público, etc) puestas bajo su mando como refuerzo de la Policía Militar. 

Por lo que luego se dirá, dejemos constancia de que en el Ejército del Centro había dos secciones destacadas, una mandada por el Teniente Coronel de Caballería Francisco Bonel Huici, el segundo de Ungría “de facto”, en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo), quizá la más importante de todo Servicio, y otra para el sector de la Sierra en Sepúlveda (Segovia), mandada por el Comandante Justo Jiménez Ortoneda. Para la zona de Madrid, tanto durante las operaciones previas como para su ocupación, el SIPM organizó, a las órdenes del citado Bonel, un departamento denominado Servicio Exterior en el que se encuadró su Quinta Columna. Este departamento contaba con agentes fijos en la retaguardia republicana que obtenían y elaboraban informaciones, uno de radiocomunicación y depósitos de documentos, otro de evacuación y transporte de personas e información, guías de campo y enlaces en pueblos, y agentes que penetraban y salían de la retaguardia roja para misiones concretas.

Ungría 

El 5 de enero de 1939, Ungría fue designado Director General de Seguridad (Servicio Nacional de Seguridad formalmente) pero continuó al frente del SIMP, actuando durante los pactos con el Coronel Segismundo Casado para la rendición de Madrid (febrero y marzo), nombrándose nuevo jefe el 22-VII-1939 al recién ascendido Coronel de In­fantería Francisco Múgica Buhigas (miembro del servicio y hermano del fundador del SIM); por todo ello Bonel prácticamente fue el jefe del SIMP.

Entre los elementos que participaron en la ocupación de Madrid tuvo especial relevancia la Columna de Orden y Policía de Ocupación, que incluía entre sus misiones, además de la de policía, el establecimiento de la estructura civil de mando y servicios, y la recuperación de documentación y bienes. Penetró en la ciudad, con más de 200 vehículos, el 28 de marzo. El SIPM colaboró con la Auditoría del Ejército con detenciones e interrogatorios y posteriormente retiró a la Policía Militar de Vanguardia del mantenimiento del orden público, entregó sus ficheros a la Dirección General de Seguridad, y se reagrupó el en dos secciones: un destacamento contra el SIM republicano y marxistas en general, y otro, denominado «sección contraguerrillas», formado por los agentes que habían permanecido en Madrid durante la contienda, para liquidar asuntos pendientes de investigación, y cuyo primer jefe fue el Capitán Manuel Gutiérrez Mellado.

Tenían su sede en la calle Núñez de Balboa, nº 66. Para realizar este trabajo se apoyaron en la documentación de la División de Guerrilleros localizada en Alcalá de Henares, en la que figuraba “todos los actos de sabotaje, incursiones en la Zona Nacional, golpes de mano y organización completa de los servicios republicanos, con nombres de encubridores, guías y cómplices que permanecían viviendo en la España de la posguerra” (La victoria bajo control, Alejandro Pérez-Olivares García). El “hagiógrafo oficial” de Gutiérrez Mellado, Fernando Puell de la Villa, escribió (Gutiérrez Mellado, un militar del siglo XX):

“La ciudad se dividió en doce distritos, encomendados a Destacamentos de Policía Militar. El Capitán Gutiérrez Mellado se hizo cargo del Distrito de Buenavista, correspondiente, en líneas generales, al Barrio de Salamanca y sus aledaños. Poco es lo que ha trascendido sobre su cometido específico en este período. Según el Teniente Coronel Bonel, el SIPM no recibió instrucciones concretas al ocupar Madrid y, por su propia iniciativa, dedicó sus hombres a limpiar la capital de asesinos, cómplices y encubridores, desde el 28 de marzo hasta el 18 de mayo, en preparación del desfile de la Victoria y visita de S. E. el Generalísimo. Durante este periodo, la Policía Militar detuvo a 11.900 personas y procedió a la incautación de una ingente cantidad de documentos. Naturalmente, para ello necesitó aumentar la exigua plantilla con la que había trabajado durante la guerra. A la vista del desarrollo posterior de los acontecimientos, alguno de los agentes reclutados no se caracterizó por su idoneidad y su actuación condujo al descrédito de todos”. El subrayado es mío. ¿Qué había pasado?

A mediados de septiembre se ordenó que tanto el personal del SIPM como la información recopilada pasaran a los Estados Mayores, abandonando las labores de policía, y ello prácticamente coincidiendo con el cese de Ungría al frente de la Dirección General de Seguridad (ya ocuparía destinos de información). La rápida desmovilización fue consecuencia de gravísimos escándalos (Gabaldón, desapariciones de joyas y bienes, y certificados falsos) y la reorganización de los Ejércitos (los Ministerios de Tierra, Marina y Aire nacieron el 8 de agosto, poco antes del AEM). Finalmente, el Ministro del Ejército General Varela ordenó la disolución del SIPM en diciembre de 1939 y los servicios de policía, orden y vigilancia, adscritos hasta entonces directamente al Ejército, pasaron a depender de la Guardia Civil el 15-III-1940 (Historia de los Servicios de Inteligencia, Zorzo). 

Sectores de Gutiérrez Mellado y Cristino Torres en julio 39

3. El Asunto Gabaldón y Gutiérrez Mellado
La noche del sábado 29 de julio de 1939, en la Carretera de Extremadura a la altura de Talavera, fue asesinado el Comandante de la Guardia Civil Isaac Gabaldón Irurzun, su hija Pilar (15 años), y el soldado de Aviación José Luis Díez Madrigal; ambos militares iban de paisano. Gabaldón era miembro de la sección del SIMP del Ejército del Centro de Bonel y tenía encomendadas tareas de represión de guerrilleros, infiltrados y masones. Había manifestado a sus allegados íntimos que viajada a la frontera portuguesa a hacerse cargo de un archivo sobre la masonería entregado Portugal.

Como ya se ha escrito sobre ello, solo hay que decir que los asesinos fueron detenidos con celeridad pasmosa y fusilados el 5 de agosto, junto con las 13 Rosas y otros; todos menos Sinesio Cavada Guisado “el Pionero”, que fue devuelto desde el piquete de ejecución a la celda e interrogado por Gutiérrez Mellado, para ser supuestamente fusilado el 15 de septiembre, ¡aunque fue oficialmente desenterrado el 21 de noviembre por dudas sobre ello! Pero para el registro civil de Madrid se inhumó el 6 de agosto “según escrito del Juzgado Militar nº 4 de 26-II-1944”. También hay dudas respecto al enterramiento del conductor del comandante (no se notificó nunca a su padre). También murieron asesinados dos auxiliares de Gabaldón a los pocos días que su jefe, en medio de una trama masónica, y el15 de septiembre siguiente fallecieron en accidente de automóvil el General Francisco Carroquino Luna, su mujer y su ayudante, jefe de Bonel y Gabaldón, cerrándose así otra posible fuente de testimonios. 

Entre los posibles implicados en el turbio, sangriento y transcendente asunto habría militares muy significados y con mucho poder y experiencia, con capacidad para hacer lo posible y lo imposible por quitar de en medio a tan peligroso enemigo. Estamos hablando de Ungría (conocía a G. Mellado de antes de la guerra) y Bonell, del Comandante de Caballería Cristino Torres García, y los Capitanes Pedro Fernández Amigó (Guardia Civil), Gutiérrez Mellado, Arias Navarro (jurídico, antiguo secretario personal de Azaña) y algunos más, con los que Gabaldón tenía serias diferencias por las irregularidades que observaba. 

En 1940 el General Yagüe, que conocía personalmente a los mandos implicados, pues había mandado la División en la que estaban encuadrados y al que un hijo de Gabaldón había sido escolta, apoyándose en su prestigio y en ser Ministro del Aire, fue de los que más porfió en que se resolvieran las más que razonables dudas que rodeaban el escandalosísimo caso. Casualmente en junio fue cesado y confinado, en parte, por oportunos informes en su contra.

Respecto a G. Mellado los primeros años de la guerra, D. Andrés Valverde Sánchez, en la Tertulia Natalio Rivas del Casino de Madrid el 29-X-2015, relató que Lister, quien vivía en su barrio tras volver a España, le dijo que una vez que fue a dar la novedad al General Vicente Rojo, con ocasión del ataque su 11ª División al Cerro Garabitas en abril de 1937, sus ayudantes le informaron que estaba en el Teatro Monumental con “ese joven oficial que le acompaña”, circunloquio que para todos designaba al Teniente Gutiérrez Mellado. El propio Ungría escribió (en Arriba, el 7-XII-1941) que por entonces estuvo preso “con nombre supuesto” y que fue absuelto “por error”, refugiándose en las embajadas de Chile y Panamá.

Que Gutiérrez Mellado pudiera haber sido forzado por el SIM (Servicio de Investigación Militar) frentepopulista a colaborar con él no es una mera entelequia. Hay que recordar que, como explicaba el “brigadista” y luego presidente alemán Billy Brandt sobre el rápido ascenso comunista en la contienda española: “Tres mil “asesores” soviéticos ocuparon puestos clave y crearon un servicio secreto que se elevó a la categoría de Estado por encima del estado y luchó rabiosamente contra la revolución social en el frente”.


Además de lo anterior, resulta muy revelador el que “el Guti”, sin haber disparado o recibido tiros en la contienda, y habiendo estado implicado en varios consejos de guerra sobre trascendentes asuntos antedichos (Procedimiento Sumarísimo de Urgencia nº 102.862 y otros, junto a Arias Navarro), fuera admitido, sin examen previo, a la Escuela de Estado Mayor, de la que fue dado de baja y readmitido poco después. En 1944 se instruyó un nuevo consejo de guerra (nº 103.370) “de orden de SE. el Generalísimo”, pero, finalmente, todo se diluirá en 1950; en alguno de los testimonios de aquellos juicios se llega a decir que Gutiérrez Mellado participó en el crimen disfrazado de sargento. En todo caso, “el muerto de la carretera de Extremadura (Gabaldón)”, que recordó el General Milans con ocasión del 23F, persiguió al Guti toda su vida, junto con su posible carácter de agente doble y masón, y, de rebote, a nuestro principal servicio secreto.

La trascendencia de la muerte de Gabaldón consiste en que pudo permitir que un supuesto núcleo masónico infiltrado en el SIPM, y otros puestos de responsabilidad del nuevo Estado, permanecieran “durmientes” en ellos a la espera de mejores oportunidades.

Díaz Alegría y Guti dominaron los Servicios del Alto 
al final del régimen anterior (y el ministro al fondo)

4. Los Servicios de la 3ª del Alto
Iniciada la guerra mundial, se planteó la necesidad de contrarrestar los servicios de espionaje extranjeros y coordinar la acción de los propios, concretándose diversas órdenes reservadas que establecieron al final del conflicto que el AEM se encargaría del espionaje y del contraespionaje de carácter militar, informando, cuando procediera, a los demás Ministerios, y el Ministerio de Gobernación (Interior) de la seguridad interna. Quedaron, pues, establecidas las misiones de la 3ª Sección del Alto en proporcionar al Mando Supremo la información política, económica, social y militar necesaria para conocer con precisión las posibilidades y potencialidad de los países extranjeros, a la vez que desarrollar la contra inteligencia de carácter militar dentro y fuera del país.


En noviembre de 1942 Gutiérrez Mellado fue destinado a la 2ª Sección (Información, 5º Negociado) del Estado Mayor Central del Ejército. Avanzado 1945 fue destinado a la 3ª Sección (Información) del AEM (Madrid, Castellana nº 3 -luego en Vitrubio-), concretamente a la “Comisión de Estadística” (C/. Francisco Rojas nº 4), denominación que encubría actividades de contraespionaje y que tenía adscrita una comisaría de policía; en ese destino tuvo una supuesta entrevista con el ex-embajador ruso Rosemberg en Madrid (dentro de unas pretendidas conversaciones de paz germano-soviéticas (Así se entrega una Victoria, Villamea), realizó contraespionaje y contraguerilla en los Pirineos, y hasta 1952 fue responsable, bajo la cobertura de una “Comisión de Estudios” sucesora de la de estadística, de las redes de información en Bélgica (incluida una peculiar floristería en Luxemburgo), Francia, Portugal y Suiza.

De su actividad antiguerrillera, se conoce parte de su actuación como enlace con el Servicio de Información e Investigación de Falange (SIIF) dirigido por el doctor Luis González Vicén, responsable de la mayor redada realizada contra el Maquis, el 27-I-1948, en la asturiana Playa de La Franca; parte importante del éxito aquella actuación se debió al hombre que el Guti presentó a Vicén, Francisco Cano Román.

En mayo de 1952 el Comandante Gutiérrez Mellado pasó a ocupar un destino hasta entonces inexistente: el de enlace entre el Alto y Asuntos Exteriores (misión militar estadounidense encargada de las bases). En 1956 pasó supernumerario (excedente voluntario); según Ismael Medina y otros, puso un negocio de Supermercados con Antonio Graullera, antiguo miembro del SIM Rojo. En 1963 se reincorporó al servicio activo.

Al final de los años cincuenta el General Antonio Barroso y Sánchez-Guerra reorganizó los servicios del Alto. Por entonces tenían tres departamentos centrales: Información (espionaje), Seguridad (contraespionaje) y Operaciones (agentes especiales). En 1966 se creó la Sección Operativa de Misiones Especiales (SOME) y en 1968 los negociados eran: Interior (Grupos de Contraespionaje, Síndico-Laboral, en los que estuvo el coronel San Martín, y otros), Exterior y Técnico. La plantilla del servicio (información exterior, contra-información, espionaje) a caballo de 1970 era de 250 profesionales, de los que 100 eran de la 3ª Sección, casi la mitad de ellos en la estación de comunicaciones y criptografía de Manzanares, Ciudad Real (El regreso a los cuarteles, Barrachina; El Archivo Amarillo, Muniesa).

Para calibrar aquellos servicios un por entonces capitán (Memorias de un Iluso, L.G.M, sin publicar) nos ha comentado que en el verano de 1971 entabló contactó en San Sebastián con el Coronel de Infantería (general honorario) Felipe Igelmo García, Medalla Militar Individual y mutilado, quien, a pesar de estar ya retirado, y dados sus conocimientos de la región y del Sur de Francia, era el Jefe de Base de la Frontera Norte (especialmente Vascongadas y Navarra, con contactos valiosísimos con antiguos miembros de la OAS franco-argelina); Igelmo le comunicó la sospecha de que desde importantes organismos militares de Madrid estaban siendo traicionados, porque las, cuando menos, “graves indiscreciones” así se lo hacían presuponer, dudando si el verdadero enemigo no estaría en Madrid. Considerando las vicisitudes del magnicidio de Carrero Blanco se pueden valorar sus palabras. Recordemos que ETA empezó a matar en 1968 y que la subversión eclesial venía de mucho antes. La Base Sur (Portugal, Gibraltar y Marruecos) la tenía encomendada el Teniente Coronel Pérez Roche.

Y otros más para resaltar una vulnerabilidad: “Durante la segunda mitad de los sesenta, Manuel Fernández Monzón está destinado en Contrainteligencia; el número clave de este servicio es 042 y su sede ocupa el número 49 de la calle de Menéndez Pelayo bajo el paraguas de una supuesta Comisión de Estudios; esta sección pertenece al departamento de información clandestina, el 04, que engloba espionaje y contraespionaje; la sección destinada a espionaje, el 041, está ubicada en la calle de Vitrubio …Los espías norteamericanos … aprovechan la novedosa tecnología que poseen para imponer su presencia en el edificio” (La CIA en España, Grimaldos), pagando, incluso, las horas correspondientes a la jornada de la tarde de los militares españoles.

Por último, cabe decir que por aquellos años los servicios del Alto estaban ya volcados en programar y tutelar una transición inclinada hacia las tesis norteamericanas. Pero esa es otra historia.
José María Manrique (Burgos, 1949), coronel de artillería retirado (1968, 2005 reserva por edad). En la forzada situación de reserva por edad a los 56 años fue escribiendo la historia española y universal especialmente del S. XIX en adelante, así como la metahistoria. 
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