domingo, 16 de agosto de 2020

Sublevación masónica militar de JACA (1930)


Pío Díaz Pradas (Jaca-Huesca 1876-1944). De familia acomodada, su republicanismo fue fruto de la gran amistad que unía a su padre con Joaquín Costa, veraneante habitual en Jaca. En 1904, ingresó como militante al Partido de Unión Republicana de Jaca, y se afilió, en fecha indefinida, a la Logia Masónica Pirenaica central n.º 74, a la cual había pertenecido su padre. 

En junio de 1930, a la llegada del capitán Fermín Galán a Jaca, con la clara intención de sublevarse contra la Monarquía, pasó a formar parte de la conspiración junto con un reducido grupo de vecinos, prestando su coche a Galán a la hora de los desplazamientos, o su finca “No te fíes”, donde se celebraron diversas reuniones de los implicados.

El día 12 de diciembre de 1930, al producirse el triunfo de la sublevación republicana en Jaca encabezada por Galán, y nombrada la Junta Provisional Republicana local, fue elegido presidente de la misma, pasando a ocupar el puesto de alcalde, siendo así el primer y único alcalde republicano durante aquella jornada. 

Al día siguiente, tras la derrota republicana en Cillas (Huesca), a manos de las tropas monárquicas, fue detenido por los militares que lo encarcelaron junto con numerosos civiles en la ciudadela de Jaca, pasando después a la cárcel de dicha localidad.

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En la guamicién de Jaca, plaza fuerte defensiva en la frontera pirenaica de Espolia con Francia, se urdían hilos y se conspiraba desde la llegada a su Regimiento del capitán Fermín Galán, hombre idealista, oficial de probado valor en Africa, captador de voluntades, aunque resentido en extremo al no haber alcanzado altas recompensas al mérito militar por él solicitadas ante instancias superiores.

Este oficial, al seguir la moda de su primera época, había verificado su iniciación en la masonería en el triángulo Lombroso de Xauen, obtuvo <<plancha de quite» para adscribirse a la logia <<Hispano Americana», dependiente del Gran Oriente Español. Cuando Galán venia a Jaca, el grupo masónico local, de vida lánguida hasta entonces, adquirió actividad. Destinado en la misma guamición también se encontraba un conocido <<hermano», el teniente coronel Julio Mangada Roseen, muy dedicado a sus estudios teosóficos y espiritistas, así como al cultivo del esperanto.

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