lunes, 28 de septiembre de 2020

La infiltración gnóstica en la Iglesia Católica. Guillermo Buhigas. el autor que denunció los mitos de Nietzsche, Darwin y la Masonería

La infiltración gnóstica en la Iglesia Católica
Jesús Sánchez 
27/09/20 
Echemos un vistazo a Guillermo Buhigas. el autor que denunció los mitos de Nietzsche, de Darwin y la Masonería

'Los protocolos de los sabios de Sión'

Nos hemos cansado de escuchar que no hay que dar valor al “siempre se ha hecho así” o que el siempre se ha hecho así, ahora no vale, o no tiene porque ser de esa forma tradicional.

Como se puede entender detrás de esta afirmación se encierra un concepto que tiene que salir a la luz, y que creemos comprender, pero hay quien se refugia detrás de las sombras de esta frase, y ya que es una frase licita que comprende la pastoral, me gustaría explicar lo que no se debe entender de ello.

Para ello expongamos la infiltración en La Iglesia de mediados del siglo XVII, y de cómo debía de presentarse y llevarse a cabo. Viendo que hoy los fantasmas de hace casi cuatro siglos vuelven a aparecer con el mismo ropaje y vocabulario, no nos dejemos engañar y veamos la profundidad de esta afirmación mal entendida o expresada. Lo tradicional abarcaría todo lo conocido incluso de forma empírica.

Para esto he de hablar de Guillermo Buhigas Arizcun, un converso al catolicismo que desveló los mitos de Nietzsche, Darwin y la masonería. Teniendo acceso a obras de masones que casi nadie conoce en el ámbito Católico. Este autor es mencionado y avalado nada mas ni nada menos que por Manuel Guerra Gómez, Sacerdote y reconocido experto en masonería. Guillermo murió en 2012, pero dejo obras interesantes y poco conocidas, de gran interés y rabiosa actualidad. Un profeta sin duda, que siguiendo a San Juan Pablo II, quiso conocer el principio y el fin de la frase de este Santo: “La Conjura contra La Vida”. Estas obras se pueden encontrar en: https://criteriaclub.es/tiendaonline/es/

Sobre este falso Mesías “Judío” de 1650, he contrastado la siguiente información con expertos académicos, y también he tenido experiencia de que hoy día, hay “Católicos” que se rigen por la siguiente norma de Jacob Frank. El siguiente texto es del libro de Guillermo Buhigas:

<<“… Por su parte, Frank se estableció en el castillo de su joven amigo, gran maestro masón e iluminado, el duque Karl von Isenburg (1766-1820). Von Isenburg financió y creó en 1806 un ejército de mercenarios desertores, traidores a su país, para luchar a favor de Napoleón Bonaparte (1769-1821). Ese ejército formó parte de la llamada Confederación del Rin. Merced a su sumisión, el traidor fue nombrado príncipe por Napoleón, aunque –tras la derrota de éste en la Batalla de Leipzig (1813) – le fue retirado el título. A esos soldados mercenarios, el Duque les soltó una arenga el 18 de noviembre de 1806 a favor de Napoleón. Frank permaneció en casa de Von Isenburg hasta su muerte (1791), cuando ya se había producido la Revolución Francesa. Poco antes había dicho:

"He venido a liberar al mundo de todas las leyes y de todos los mandamientos. Todo debe ser destruido, a fin de que el buen Dios se revele"

La doctrina cabalística de Jacob Frank

La doctrina de Jacob Frank es una mixtura compuesta por las ideas del gnosticismo clásico más radical, la metodología cabalística predicada por algunos rabinos medievales, las recomendaciones atribuidas al Príncipe de Constantinopla y sobre todo, las enseñanzas de Sabbatai Zeví. Esa doctrina conforma el auténtico dogma moderno del sionismo… …Según Frank, el cosmos (tevel) no fue creado por el Dios de la Cábala, pues éste está oculto, comprimido para dejar espacio a la creación, y es impersonal. El pecado original hizo que las chispas divinas (nitzotzot), algo así como los polvos mágicos, cayeran sobre la materia, sobre el mal (kelipot), que se encuentra especialmente entre los gentiles (goyim). La misión del Mesías, es decir, del propio Frank, enviado por el Dios bueno, es decir, el Dios de la Cábala, consistiría en liberar a las nitzotzot del kelipot, descendiendo a su dominio impuro y destruyéndolo mediante los "actos extraños", mágicos, (maʼassim zarim). Con esos actos se alcanzaría la redención cósmica (tikkun), la inmortalidad. La rebelión consistiría en violar la Toráh para que ésta se cumpla (bittu-lah sep Torah zehu kyyyumah).

Los elegidos, los pneumáticos, los espirituales, los extravagantes, los maestros del alma santa –todos estos nombres les son asignados por Frank– no pecarían al cometer el mal, pues con sus pecados acelerarían la redención. Los pecados que más “redimen" serían los de violación de la Toráh de beriah o Ley de Moisés, que ha de cambiarse por la Toráh de atzilut. En ésta se indican los excesos sexuales de todo tipo a imagen de Dios, un Dios que estaría conformado por una parte femenina y otra masculina: el andrógino primigenio. Una de las prácticas habituales en los "ritos" de Frank, además de la sodomía, era el intercambio de parejas a oscuras.

Aún más importante para la "salvación" que los excesos sexuales, serían la apostasía y el marranismo secreto consiguiente que, al menos para el propio Mesías, sería imprescindible. Como observarán mis lectores, todo esto no es más una reformulación del gnosticismo clásico desarrollado por el cabalísimo sabatista. Sus seguidores:

"Recordando a Sabbatai Zeví, podían tolerar su conversión al Islam, pero no podían tragar el bautismo cristiano".

Por eso, el propio Frank hubo de explicar a sus discípulos que el bautismo era un mal necesario (cloaca). Bautizarse debía ser el punto más bajo imprescindible en la pendiente hacia el abismo. Tras el bautismo, comenzaría la ascensión. Esa ascensión se manifestaría con el principio del fin de la Iglesia y de la sociedad. Jacob Frank enseñaba:

"Nuestro Señor y rey Sabbatai Zeví debió convertirse a la fe de los ismaelitas... Mas yo, Jacob, el perfecto, debo pasar por la fe nazarena porque Jesús es la envoltura del fruto; su venida fue permitida para abrir el camino del verdadero Mesías. Debemos aceptar pro forma la fe nazarena, y observarla meticulosamente hasta aparecer mejores cristianos que los mismos cristianos (..) Sin embargo no debemos divertirnos ni casarnos con ninguna de sus prostitutas".

En ese destino, los seguidores de Jacobo Francisco, los elegidos para perpetrar esa destrucción desde el interior, serían:

"Como soldados que toman por asalto una ciudad pasando a través de las cloacas".

Hasta que le llegara a cada uno su hora, los adeptos debían de mantener el secreto más absoluto. Debían de mostrar una conformidad meticulosa con los preceptos y las prácticas de su religión para no levantar sospechas. Pero no debían perder nunca de vista su verdadero fin, la destrucción de kelipot, ni olvidar que estaban vinculados unos con otros. Su “misticismo" declamativo, su camino de “perfección", escondía una doctrina satánica:

"Os lo declaro, todos aquellos que quieran empeñarse en la lucha deben vivir sin religión alguna, y para esto deberán liberarse de sí mismos y adherirse firmemente al Árbol de la Vida".>>

Fin de la cita.

Sacado del libro: “Sionismo, Iluminados y Masonería” –¿se cumplen los protocolos de los sabios de Sion? – “ de Guillermo Buhigas Arizcun; Editorial Sekotia Pág.101-105 

Romper con todo lo tradicional, de una manera freudiana, antropológica y religiosa. Entre otras cosas, el sexo sería algo “divino” como hemos visto, pero no tendría nada que ver con el Dios Cristiano, sino con un placer vacío de su trascendencia judeocristiana, dándole un carácter griego-pagano. Al igual que el banquete o ágape masón, sería un anticipo del Valhalla, pero esto no tiene nada que ver con la Eucaristía y la mesa de los justos, a la que están invitados todos los pecadores que no han “echado en el olvido la purificación de sus pecados” (2 Pedro 1,9). Aquellos infiltrados se escudaban en San Francisco de Asís con la siguiente frase:

“Loado seas, oh Señor, que permitiste lo prohibido”

Obviamente este no es el Señor de San francisco de Asís, sino de Lucifer, “dios” de los masones que quieren una era de su dictadura, angustia y pobreza, donde solo dominarán ellos, para ello derribarán todas las cruces. Defender La Cruz del Valle y a los Benedictinos, es protegerse del mal. Da igual si se es o no cristiano. Recemos a Yahveh, Padre de Jesucristo, porque no hay paz en el otro padre, el padre de la mentira, el “padre del templo de la paz de todos los hombres”, que es como llaman a Baphomet, este “dios” andrógino llamado Lucifer, por el cual educarán a los niños en los colegios con la teoría andrógina “Gender”, condenada por el Papa Francisco.