El próximo presidente de EEUU lo decidirán los tribunales
04/11/2020 23:20
El próximo presidente de Estados Unidos lo decidirán los tribunales después de que Donald Trump volviera a doblarle el pulso a las encuestas y, cabe decir, que a la opinión pública mundial. A falta de conocer el resultado definitivo en estados como Pensilvania, Nevada o Michigan, donde republicanos y demócratas pugnan por un puñado de votos decisivos, será el Tribunal Supremo quien finalmente determine quién será el próximo presidente de la nación más poderosa del mundo. Trump volvió a sorprender, dejando en evidencia a la totalidad de los sondeos. Las diferencias a favor de Biden que auguraban las encuestas se estrellaron contra las urnas. El candidato demócrata, si vence, le deberá el triunfo al voto por correo, especialmente en estados como Michigan o Wisconsin, porque el voto presencial lo ganó Trump, que no tardó en expresar su convicción de que el alud de votos postales en favor de Biden responde a un fraude.
Ciertamente, es una acusación muy grave que tendrá que demostrar, aunque el sistema de recuento de votos sea impropio del país tecnológicamente más avanzado del planeta. La estrechez de los resultados en estados clave llevará a Trump a desplegar una ofensiva jurídica que habrá de resolver el Supremo, por lo que se tendrá que esperar al pronunciamiento de los tribunales. La sombra de sospecha de fraude extendida por el actual presidente amenaza con generar enfrentamientos en una sociedad polarizada al máximo. En cualquier caso, Trump ha vuelto a sorprender mostrando una capacidad asombrosa para conectar con sectores amplísimos del electorado. Quienes le dieron políticamente por muerto han vuelto a equivocarse. Estamos ante un animal político con una admirable resistencia ante la adversidad. Es posible que se haya quedado a un palmo de revalidar la presidencia, pero con todo en contra -la pandemia frenó en seco el crecimiento de una economía que consiguió revitalizar- ha sido capaz de sobreponerse hasta el punto de que a día de hoy y a esta hora pocos se atrevan a llamarle perdedor.