domingo, 28 de febrero de 2021

***NOM-Vacunación COVID19: CRIMEN PERFECTO (PDF)

La vacunación contra el Covid-19
El crimen perfecto 
Por Olivier Probst 

EL ESPAÑOL DIGITAL
20 FEB 2021



Scandale chez Merck, 
une ancienne cadre, Brandy Vaughan, avoue tout

La vacunación contra el Covid-19: 
el crimen perfecto (I/V)
Por Olivier Probst 
 16/02/2021


UNA GESTIÓN SANITARIA CATASTRÓFICA
POR NO DECIR CRIMINAL

¡Por qué no se tomaron desde el principio todas las medidas que se imponían para atajar la epidemia en sus inicios, cuando sin embargo se veía venir, al haber llegado el virus a nuestro hemisferio mucho después que a China!

Asombrosamente, el gobierno, en aquel periodo fundamental y decisivo, no hizo nada para contener la propagación del virus, a pesar de que, si creemos las edificantes y lacrimógenas confesiones de la exministra de Sanidad, estaba perfectamente al corriente de la gravedad de la situación, del peligro y la virulencia de la enfermedad desde los comienzos de la propagación. ¡Incluso habría sido la primera en alertar al gobierno y al director general de sanidad de los potenciales riesgos, ella que tan implicada se sentía, que había dimitido oportunamente justo antes de la tormenta del COVID 19! Sin embargo, esta misma ministra tuvo el cuajo de hacer una declaración posterior, el 20 de enero de 2020, en la que afirmaba con aplomo: “El riesgo de importación desde Wuhan es casi nulo. ¡El riesgo de propagación del coronavirus entre la población es muy bajo!” O sea, una cosa y la contraria, el colmo para una señora que tiene la cara de presentarse así: “Yo soy transparente y sincera, como un libro abierto. Mis convicciones van más allá de mis emociones”. ¡Qué hermoso!… Semejante grado de ligereza, inconsecuencia y frivolidad le deja a uno perplejo. O quizá en este caso ¡sería más adecuado hablar de mentiras calculadas y deliberadas, proferidas con el mayor descaro y cinismo!

Buzyn

Pero de todas maneras, en nuestro maravilloso mundo, semejante grado de duplicidad y mentira solo puede acabar siendo retribuido al nivel de la felonía que supone. Lo que se pudo comprobar algunos meses después, ya que a petición expresa del Elíseo, la señora Buzyn se vio propulsada a la Organización Mundial de la Salud como embajadora ante la fundación Bill Gates, lo que de paso le confiere una muy útil inmunidad diplomática y un reconfortante sueldo de 15.000 euros mensuales. Lo suficiente para comprar el silencio de la señora sobre las componendas del gobierno. En Macronia, no gira la rueda de la justicia, sino solamente las puertas giratorias que se activan…

Por lo demás, ¿por qué no se cerraron urgentemente las fronteras? ¿Por qué se trasladaron enfermos contagiados a otras regiones en las que nadie lo estaba aún, cuando había clínicas privadas disponibles donde podían ser atendidos? ¿Por qué se autorizaron incluso, en contra de todo sentido común, concentraciones deportivas como el encuentro de fútbol Francia/Italia que reunió a más de 60.000 espectadores, cuando Italia estaba ya sumida en una aguda crisis sanitaria, siendo en aquel momento el principal foco europeo y por tanto un vector de alto riesgo para la propagación de la pandemia? Y ¿por qué se mantuvieron contra viento y marea unas elecciones que se habrían podido aplazar? ¿El voto republicano estaba por delante de la salud de los franceses?

¿Se trataba en realidad de una inconfesable estrategia para dejar deliberadamente que se pudriera la situación y se generaran nuevos focos de contagio?

En aquel momento, al comienzo mismo de la pandemia, no había casi ningún material disponible: ni mascarillas, ni gel, ni respiradores, ni siquiera tests. Los sanitarios tenían que improvisar a toda prisa equipos de protección a base de bolsas de basura… ¡Vergonzoso para un país supuestamente desarrollado!

Por otra parte, ¿por qué no se reforzó tras la primera ola el número de camas disponibles, cuando, según decían, todos esperaban la llegada de una segunda? Aunque en opinión de muchos especialistas, tal escenario era muy improbable, casi totalmente inédito en materia de virología…

Neil Ferguson

¿Cómo se puede predecir con varios meses de antelación el comportamiento de un virus desconocido, hablar con seguridad de una segunda y tercera ola, cómo puede prever el banco mundial el final de la crisis para 2025 e incluso anunciar Neil Ferguson, del “Imperial College of London”, hasta seis olas, basándose en sus arriesgados modelos matemáticos? ¿Qué ciencia milagrosa es ésta que permite proyectarse así en el tiempo, como un dios omnisciente o un oráculo, para establecer tales profecías? Hay que subrayar que Bill Gates regó al susodicho Ferguson, responsable de nuestro confinamiento, con 79.000.000 de dólares por realizar sus informes. Ya saben, ese millonario que cuenta con vacunar a los 8.000 millones de individuos que forman la población mundial…

El confinamiento se impuso so pretexto de no sobrecargar las unidades COVID… ¿No habría sido mucho más juicioso y económico financiar las camas suplementarias antes que paralizar toda la economía del país imponiéndole un confinamiento desastroso desde todos los puntos de vista, masacrando la educación y matando a fuego lento a los pequeños comerciantes y emprendedores?


A este respecto, Klaus Schwab del Foro Económico Mundial, en su libro “COVID 19, el gran reinicio” no duda en afirmar: “Ninguna industria ni empresa se librará.” Y también: “Hasta el 75% de los hosteleros independientes podrían no sobrevivir a los cierres y a las medidas de distanciamiento social.” O sea una verdadera carnicería perfectamente deliberada.

¿Por qué simplemente no se requisaron todos esos hospitales privados con 115.000 camas disponibles? En efecto, en tiempos de guerra, si es que de una guerra se trata, como el pelele que nos sirve de Presidente ha venido repitiendo sin cesar con tono marcial por seis veces: ¡Se requisa! Y además ¿por qué no se concentraron todos los esfuerzos en los más expuestos al virus, a saber, los más débiles y los de más edad, en lugar de hundir al país entero de manera suicida y metódica?

Por el contrario, ¡hemos podido contemplar cómo se abandonaba a los ancianos, cuando no se los eutanasiaba simplemente, mediante las brigadas de intervención rápida GIR, a golpe de protocolo de Rivotril y sin ni siquiera informar previamente a las familias! Esas pobres almas fueron dejadas, entregadas a ellas mismas, encerradas, enclaustradas en su habitación. Fueron totalmente aisladas de sus familiares cuando iban a partir de este mundo. Como despedida las familias sólo gozaron del privilegio de recuperar sus efectos personales metidos en bolsas de basura. ¡Qué lección en el país del humanismo y de los derechos del hombre! ¡Qué gran homenaje para concluir una vida de duro trabajo!…

En cuanto al confinamiento, podemos dudar seriamente de su eficacia, dado que los países que no confinaron, como Suecia, han tenido sin embargo excelentes resultados, apostando por la inmunidad colectiva… Al final con un índice de mortalidad inferior al de Francia, Italia o España y sin imponer medidas drásticas de confinamiento o toque de queda.

Además un reciente estudio publicado en la prestigiosa Revista científica Nature demuestra que los confinamientos no tienen verdadera incidencia en la evolución del virus… Por otra parte ¡cuántas patologías dejaron de diagnosticarse en ese periodo! Sólo por lo que respecta al cáncer, se estima que el balance fue de 6.000 muertes suplementarias… Pero en fin, después de todo, no es tan importante puesto que no murieron de COVID. Bueno sí, ¡pero como efecto colateral!


Y qué decir de las pruebas PCR, tan poco fiables con tantos falsos positivos. El Presidente de Tanzania por ejemplo, hizo testar en laboratorio a animales y frutas, dándoles falsas identidades humanas. Resultado: ¡una cabra, una papaya y otros improbables ejemplos dieron positivo!

Pero lo más absurdo en cuanto a las pruebas PCR, sigue siendo el hecho de que se ha amplificado considerablemente su sensibilidad, lo que hace que den positivo mucho más fácilmente. En Francia se amplifican hasta 50 ciclos, ¡cuando todos los especialistas concuerdan en que a los 60 ciclos absolutamente todo el mundo tendría Coronavirus! Estas pruebas son tan sensibles que detectan partículas de virus inactivas. Según muchos virólogos, sería imposible detectar el virus vivo a partir de 33 ciclos. El 90% de los positivos, al haber necesitado 40 ciclos de amplificación, no se habrían considerado positivos si el límite de amplificación hubiera sido de 30 ciclos. Es obvio que si rompemos el termómetro ya no podemos medir la temperatura con precisión…

Por lo demás, no se comprende por qué es necesario infligir tal tortura para hacer el test, insertando el bastoncillo hasta casi llegar al cerebro para recoger algunas muestras, si la más mínima gotícula de saliva tiene el potencial de contagiar a medio pueblo. ¿No bastaría con hacer un simple test salivar?

La tan anunciada segunda ola se basa esencialmente en esos falsos positivos y las medidas sanitarias liberticidas también.

¿Y qué decir de todos esos muertos atribuidos abusivamente al COVID 19 aunque sufrieran cualquier otra patología? Recordemos que las aterradoras cifras de muertos pronosticadas al principio han resultado ser absolutamente falsas, 500.000 para la primera ola, que resultaron ser al final 35.000… En cuanto a los 400.000 muertos anunciados para la segunda ola, se quedaron finalmente en 25.000.

¿No han sido escandalosa y artificialmente hinchadas las cifras de este temible virus? ¿Qué ha sido de las otras patologías como la gripe estacional, que habría desaparecido este año como por ensalmo, con solo 72 casos registrados cuando son miles por regla general? En efecto, cada año Francia sufre de media unos 15.000 decesos atribuidos a la gripe estacional. ¡En 2020, se acabaron las bronquitis, las neumonías, los cánceres, los infartos, e incluso las muertes naturales causadas por la edad! Se nos dice que si las cifras de la gripe son tan ridículamente bajas, es gracias a las medidas sanitarias de confinamiento. Bien, pero entonces ¿qué hay del COVID 19? ¿Por qué esas mismas medidas no acaban con él? Como diría Antoine Laurent de Lavoisier: “Nada se pierde, nada se crea: todo se transforma.”


¿La pandemia que nos ha golpeado no es ante todo una pandemia mediática, una campaña orquestada de miedo intensivo, para retransmitir permanentemente continuas informaciones por las cadenas? ¿Cómo puede ser además que la Organización Mundial de la Salud haya ampliado los criterios para definir el término de pandemia? El estudio de unos investigadores de Oslo demuestra que en realidad ni siquiera hay una sobremortalidad notable observable tras el COVID 19, lo que contrasta singularmente con el discurso del miedo generalizado. ¿Se puede entonces hablar razonablemente de pandemia?

Por otra parte, si la mascarilla quirúrgica es tan eficaz, ¿por qué entonces imponer el cierre de tantos comercios y establecimientos hosteleros durante meses? Por el contrario, si la mascarilla no es eficaz, (como en realidad todo nos lleva a creer, basándonos en estudios científicos recientes, con un estudio danés de una población de 6024 personas), ¿por qué imponerla a todo el mundo, hasta a los niños de 6 años?

¿No se trata en este último caso de maltrato puro y duro y de un profundo traumatismo con efectos psicológicos desastrosos a largo plazo para estas jóvenes generaciones? ¿Cuál será su relación con la vida y con los demás en los años venideros? Según un importante estudio alemán dirigido por un colectivo de 363 médicos sobre más de 25.000 niños respecto al uso de la mascarilla en la escuela, ¡las consecuencias son sencillamente desastrosas! Las efectos negativos causados por el uso prolongado de la mascarilla durante más de 4 horas y media al día son en particular: irritabilidad, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, menos alegría, reticencia a ir al colegio, malestar, trastornos de aprendizaje, somnolencia y aumento del cansancio. Semejante obligación, totalmente incomprensible, deriva de una voluntad criminal, ¡tanto más cuanto que los niños no enferman con el virus y no son en absoluto contagiosos!


¡Cómo podrían ser eficaces las mascarillas si a escala microscópica sus fibras son porosas y uno solo de esos poros podría dejar pasar el equivalente a 20.000 virus! Es como querer detener un grano de arena con un cedazo… El propio Olivier Véran lo confesó indirectamente al hablar sobre el tema de la gripe, contra la cual la mascarilla sería inútil: “Los estudios demuestran que no sirve demasiado para ella.” Y dado que el virus del COVID 19 es aún más pequeño que el de la gripe, cómo podría resultar eficaz…

La única verdadera utilidad de la mascarilla es por tanto su impacto psicológico. Permite sumir y mantener a los individuos en una suerte de miedo y psicosis colectiva, así como mantener la mentira de la urgencia sanitaria absoluta. Lo que provoca de paso un devastador efecto nocebo de lo más insano y perverso

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Sibeth Ndiaye

Sin embargo, al principio de la pandemia, todos los interlocutores del gobierno eran unánimes sobre esta cuestión, empezando por la inefable Sibeth Ndiaye. Entonces repetían a coro la inutilidad e incluso el carácter absolutamente nocivo y contraproducente del uso prolongado de la mascarilla por la población general.

Habiendo afirmado siempre el gobierno que se basaba en las decisiones de un consejo científico, ¿cómo explicar el giro de 180 grados del discurso oficial?

Por cierto, para los que sepan leer, está escrito incluso con todas las letras por los fabricantes en las cajas de mascarillas que no protegen para nada de los ataques víricos.

¿Por qué haber establecido en un primer momento la prohibición formal de distribuir en las farmacias las mascarillas, para posteriormente hacerlas obligatorias, so pena de gravosas sanciones financieras?

Si creemos el testimonio de algunos empresarios, el propio estado habría organizado la penuria. A estos últimos se les impidió importar directamente las mascarillas de China a través de sus filiales de aprovisionamiento. Mientras tanto la mascarilla se ha convertido paradójicamente en la piedra angular para combatir la propagación de la enfermedad. ¿Por quién nos toman?

De hecho ese empeño incomprensible de imponer la maldita mascarilla ¿no es acaso un empeño inconfesable de debilitar nuestro sistema inmunitario en lugar de protegerlo?

Si lo observamos detenidamente, las cosas han ocurrido como si este gobierno hubiera organizado todo a conciencia para dejarnos sin ninguno de los recursos necesarios para mantenernos en forma. Como por ejemplo cerrando los gimnasios o privándonos de sol con el confinamiento y por ende de vitamina D, ¡tan esencial sin embargo!


Llama la atención que el desarrollo de esta pandemia recuerda las técnicas de tortura empleadas a escala individual con los prisioneros de los campos de detención de Guantánamo, con el manual de tortura psicológica “Kubark”, pero aplicado en este caso a gran escala, la de las sociedades.

Y así encontramos al mismo tiempo:
“La privación sensorial”, con el uso de la mascarilla obligatoria.
“El desarrollo de un sentimiento de inseguridad y de estrés permanente”, mediante el martilleo mediático incesante y cotidiano del número de muertos por el funerario mayor, Jérôme Salomon. Nada mejor para hacer enfermar a la gente que hablarles sin parar de la enfermedad durante todo el día, sobre todo en el caso de personas sensibles e hipocondríacas.
“El aislamiento”, mediante el confinamiento, los gestos barrera y el alejamiento de sus familiares.
“El acoso de los conciudadanos”, con medidas absurdas, so pena de multas exorbitantes, el uso permanente de la mascarilla. Todo está hecho para hacer penosa la vida cotidiana.
“La desorientación y la pérdida de referencias”, con discursos oficiales evolutivos que cambian continuamente y de manera contradictoria, con medidas de geometría variable, e incluso absolutamente incoherentes.

Hannah Arendt

Como decía Hannah Arendt, la filósofa especialista del totalitarismo: “Cuando todo el mundo nos miente permanentemente, el resultado no es que nos creamos esas mentiras, sino que ya nadie se cree nada. Un pueblo que no puede creer nada no puede formarse una opinión. Se ve privado no ya de su capacidad de actuar, sino también de su capacidad de pensar y de juzgar. ¡Y con un pueblo así, se puede hacer lo que se quiera!”

Estaríamos por tanto ante la implementación de lo que la politóloga Naomi Klein describió en su ensayo sobre el ascenso del capitalismo del desastre, como la “Estrategia del choque”. Una estrategia propiamente maquiavélica, que permite aprovechar el estado de sideración generalizado para imponer a la fuerza y sin que haya reacción unas medidas totalmente inaceptables desde un punto de vista ético y democrático, que serían rechazadas con vehemencia en tiempos normales.

Frank Vandenbroucke

Y qué pensar de las declaraciones del ministro belga de Sanidad, Frank Vandenbroucke, admitiendo que “Ir de compras no comportaba realmente ningún riesgo cuando todo estaba bien controlado. En un momento dado había que tomar una decisión de choque, era necesario un electrochoc y ello implicaba cerrar inmediatamente los comercios no esenciales.”

Aquello por lo que hemos atravesado estos últimos meses parece pues una gigantesca prueba de control social y de sometimiento de la población, según el modelo del famoso “Experimento de Milgram”. Debemos obedecer ciegamente las decisiones más aberrantes, en nombre del respeto a una autoridad superior, la cual detentaría la experiencia, los conocimientos y las aptitudes científicas a pesar de los conflictos de intereses que saltan a la vista. Pero ¿qué puede valer la competencia si está corrompida y ya no persigue el interés del bien común?

Experimento de Milgram

Un sometimiento que llegó al absurdo con la necesidad surrealista y profundamente humillante de obligarse a uno mismo a firmar una derogación de autorización de salida, durante las fases de confinamiento. Certificados derogatorios oficiales de desplazamiento, que en realidad no tenían ningún carácter obligatorio, como afirmó posteriormente el Consejo de Estado. Nos hemos transformado así en guardianes de nuestra propia prisión, ¡qué idea tan retorcida y perversa!

La aceptación generalizada de las normas más absurdas sólo puede darse gracias al conformismo de la mayoría de los individuos. Factor muy poderoso, que en la mayor parte de la gente impide cualquier forma de discernimiento y de juicio personal y que explica muchas cosas de la actual situación. Para valorar toda su importancia, basta con remitirse al famoso experimento de 1956 llevado a cabo por el psicólogo Solomon Asch sobre la percepción visual de trazos de distinta longitud que había que comparar… Según este increíble experimento, casi el 75% de los individuos estarían dispuestos a aceptar cualquier cosa, si se les somete a una influencia externa y aún más si se trata de una autoridad sanitaria legítima y con bata blanca.

Es para creer que están evaluando el grado de embrutecimiento y zombificación de la población general, antes de pisar el acelerador…

El fin real de toda esta empresa sería el sometimiento terminal de la sociedad, asfixiando y matando lenta pero definitivamente a todos los independientes, para concentrar toda la riqueza en manos de las grandes multinacionales, que tendrían entonces en un futuro próximo el dominio sobre todo. Es decir, ¡el mayor robo de riquezas de todos los tiempos y un verdadero crimen de banda organizada! Para convencerse de ello basta con ver hasta qué punto esta operación ha sido una verdadera bendición para los gigantes de las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon et Microsoft), que han visto subir vertiginosamente sus ganancias y sus acciones gracias a esta crisis, mientras los pequeños empresarios, víctimas de quiebras en cascada, empiezan literalmente a suicidarse de desesperación… Estamos asistiendo por tanto muy claramente a una cada vez mayor concentración del poder y del dinero en cada vez menos manos, la desaparición pura y simple de las clases medias y la consolidación de una clase megarrica y ultraminoritaria. Y así, en sólo ocho meses, ¡el uno por ciento más rico del planeta se ha hecho con el veintisiete por ciento de toda la riqueza!

Además podemos observar este mismo proceso de concentración con el desarrollo de las smartcities, esas megápolis futuristas ultraconectadas y paralelamente la despoblación del campo, que pierde progresivamente sus servicios para convertirse en un desierto administrativo. Hay que darse cuenta de que de manera general, todo aquello que permite una cierta autonomía e independencia del sistema debe ser combatido y eliminado.


En efecto, es inevitable constatar que todo ocurre como si estos “buenos dirigentes” nos estuvieran haciendo una guerra total, recurriendo a todo lo necesario para debilitarnos en todos los aspectos: fisiológico, afectivo, psicológico y dentro de nada económico.

Además, todas estas medidas que nos imponen, haciendo infernal nuestra vida diaria, sin verdaderas razones sanitarias justificadas, son también una guerra de nervios y de desgaste, una vasta empresa de desmoralización destinada a hacernos aceptar lo inaceptable, llegando incluso a suplicar una vacunación que presentan como el final del calvario, del túnel, el santo Grial que nos permitirá recuperar nuestra vida anterior confiscada y robada. Ya lo había anunciado el insoslayable Klaus Schwab desde el principio de la pandemia, cuando el virus sólo tenía algunas semanas: “No puede contemplarse la vuelta total a la “normalidad” antes de que haya una vacuna disponible.”.

Fin Primera Parte
Traducción Almudena Montojo Micó
Original en Média-Presse-Info

La vacunación contra el Covid-19
El crimen perfecto (II/V)

“LA VACUNA DE ARN MENSAJERO” 
O LA PUESTA AL DÍA DE LA HUMANIDAD

“¡Imaginaos una vacuna tan segura que os tengan que amenazar para que os la pongáis contra una enfermedad tan mortal que tenéis que haceros una prueba para saber si la tenéis!” 
Denis Rancourt


¿Por qué la vacunación se ha convertido en el único horizonte de esta pandemia, el Alfa y la Omega de la salida de la crisis, cuando, contrariamente a lo que dice el gobierno, otros muchos tratamientos parecen haber sido probados en el mundo, como la hidroxicloroquina y la azitromicina (con más de 100 publicaciones internacionales que demuestran su eficacia), la ivermectina asociada a la doxiciclina, el zinc, la vitamina C y D, la fluvoxamina, la bromexina, o incluso plantas naturales como la Artemisa?

 Estas soluciones, fáciles de aplicar, son ignoradas manifiestamente, deliberadamente descartadas, pues sin duda no son susceptibles de producir sustanciales beneficios financieros… Además, ¿por qué no hablar nunca de los medios eficaces para reforzar nuestra inmunidad y consolidar de modo preventivo nuestra salud, en el momento en que es más esencial y decisivo? ¿Acaso el sistema inmunitario se habría convertido también él en algo conspiracionista?

Y volviendo al tema de la cloroquina: ¿por qué la ministra de Sanidad Agnès Buzyn, justo antes del principio de la crisis, la hizo catalogar como substancia venenosa, a partir de ese momento únicamente dispensada con receta, cuando anteriormente era de venta libre? ¡Hay que reconocer que hubo una sincronización extremadamente llamativa!

Yazdan Yazdanpanah

Otra pregunta subsidiaria, ¿qué fue del ensayo clínico “Discovery”, del Inserm, dirigido por Yazdan Yazdanpanah para evaluar los diferentes tratamientos antivirales? A pesar de los estruendosos anuncios iniciales del gobierno, no tenemos noticias de él.

Por otro lado, ¿por qué desarrollar una vacuna para un virus de la familia de los Coronavirus, que se caracterizan por ser particularmente inestables y altamente mutantes y cuya cepa evoluciona a menudo? Y además, si la enfermedad no es ella misma inmunizante, ¿cómo podría serlo la vacuna?

¿Asistimos al nacimiento de un nuevo e inmenso mercado mundial, con la imposición regular de una vacuna para cada estación y un carnet de vacunación permanente?

Curiosamente, para esta nueva vacuna, como por arte de magia, se desbloquean sumas astronómicas para comprar millones de dosis y las infraestructuras de acondicionamiento que implican, cuando hace años que no se invierte nada en la sanidad pública, pues según Macron, ¡no habría “dinero mágico”! Muy al contrario, durante decenios, gobierno tras gobierno lo han escamoteado… Y ahora, con esta crisis sanitaria y su inédito confinamiento, fingen preocuparse por la salud de la gente poniéndola por delante del beneficio económico por primera vez en la historia. ¡A otros con el cuento!

¿Por qué querer vacunar a toda costa a todo el mundo, sin tomarse el más mínimo plazo para conocer los efectos secundarios para la salud en los meses y años venideros, desdeñando el más elemental principio de precaución?

Parálisis de Bell

Parece que sólo con la vacuna desarrollada por Pfizer, según las estadísticas del CDC americano, se habrían contabilizado ya entre los primeros vacunados, una proporción de efectos secundarios graves del orden del 2,8 por ciento, lo que no deja de ser considerable, sobre todo para una enfermedad que sólo afectaría al 0,5 por cien de la población. Y esto sin hablar de los potenciales problemas que sin duda se declararán posteriormente. Por lo que respecta a la vacuna de Pfizer, en algunos de los vacunados provocaría parálisis faciales de Bell, dejando un lado de la cara totalmente rígido y sin responder en absoluto muscularmente. Se puede encontrar en la red el conmovedor testimonio de Khaliah Mitchell, una enfermera americana titulada de Nashville, víctima de esta patología tres días después de ser vacunada, la cual pone en guardia contra dicha vacuna diciendo que no le desearía semejante calvario ni a su peor enemigo… Hay que resaltar que ya durante los ensayos clínicos llevados a cabo por Pfizer, cuatro voluntarios desarrollaron esta misma forma de parálisis.

Pero esto no es todo, el colmo de la aberración es que los laboratorios ni siquiera garantizan que la vacuna inmunice totalmente, ni que el vacunado ya no sea contagioso, ni que no sea portador ni transmisor. Tampoco se pronuncian sobre una eficacia duradera de esta hipotética protección…

En la duda, debería prevalecer el principio fundamental de la medicina “Primum non nocere”, sobre todo no perjudicar, tanto más cuanto que se trata de un nuevo tipo de vacuna, o más bien, por hablar sin abusar del lenguaje, de productos de terapia génica de ARN Mensajero totalmente nuevos…

Van a inyectarnos, pues, unos ácidos nucléicos que provocarán la fabricación de elementos del virus por nuestras propias células. No se sabe absolutamente nada de las consecuencias de esta inyección, porque es una “première” en el hombre. ¿Y si las células de algunos vacunados fabricaran demasiados elementos víricos acarreando reacciones incontrolables en nuestro cuerpo? Las primeras terapias génicas serán de ARN, pero existen proyectos con ADN. Normalmente en nuestras células el mensaje tiene lugar del ADN hacia el ARN, pero la inversa es posible en determinadas circunstancias, tanto más cuanto que nuestras células humanas contienen desde la noche de los tiempos unos retrovirus llamados “endógenos” integrados en el ADN de nuestros cromosomas. Estos retrovirus “domesticados” que nos habitan son normalmente inofensivos (al contrario que el VIH, el retrovirus del sida, por ejemplo), pero pueden producir una enzima, la transcriptasa inversa, capaz de transcribir a la inversa, del ARN hacia el ADN. Y así un ARN ajeno a nuestro cuerpo y administrado en una inyección podría codificar ADN, también ajeno, que podría entonces integrarse en nuestros cromosomas. Existe por tanto un riesgo real de transformar nuestros genes definitivamente. También existe la posibilidad, por la modificación de los ácidos nucléicos de nuestros óvulos o espermatozoides, de transmitir esas modificaciones genéticas a nuestros hijos…


Y lo que es aún más grave, puede ser que esta terapia génica, que estará presente en vuestro cuerpo de por vida, constituya una verdadera bomba retardada cuyos devastadores efectos se desencadenen mucho más tarde. Según un intercambio entre la genetista Alexandra Henrion-Claude y la profesora Dolores Cahill, genetista e inmunóloga de la universidad de Dublín, en 2012, un estudio científico sobre los coronavirus había llegado a la conclusión de que no había que desarrollar de ningún modo la vacuna de ARN Mensajero para este tipo de virus, ninguno había sido homologado. En efecto, sólo sería eficaz, con una respuesta inmunitaria adaptada, para un solo tipo de virus de esta familia, mas totalmente ineficaz cuando no muy peligrosa para todos los demás que pudieran atacar al organismo después. Se podría desencadenar entonces una tormenta de citoquinas y producirse la muerte violenta de la persona vacunada, al degenerar todos sus órganos.

¿No estamos a punto de que se perpetre un crimen contra la humanidad? 

Y como el gobierno es perfectamente consciente de este estado de cosas y a pesar de todo trata de imponérnoslo a toda costa, hay muchos motivos para desconfiar de él como de la peste, pues no creo que la avidez de ganancias de Big Pharma sea la única variable de todo esta satánica ecuación…

En el caso de las vacunas de ARN, que nadie se engañe: se trata ni más ni menos que de la más gigantesca manipulación genética de todos los tiempos. Semejante empresa, tan arriesgada como incontrolable, ¿acaso no procede del cientificismo más que de la verdadera ciencia, incluso de la más absoluta charlatanería?

¿Habrá que creer que tras ser víctimas de un experimento de control social a gran escala, estemos ahora a punto de convertirnos en las cobayas de un insensato experimento médico?

Didier Raoult

Y por cierto es de destacar que si para el protocolo de Didier Raoult se exigieron exhaustivos estudios a doble ciego para una molécula poco costosa y previamente utilizada en todo el mundo desde más de 40 años sin que se hubiera podido registrar ninguna contraindicación importante, en el caso de la vacuna, nos la imponen a marchas forzadas en algunos meses, cuando sin embargo tal y como todos los especialistas coinciden en decir, la implementación de una vacuna así exigiría más de diez años de desarrollo y de controles…

Didier Raoult es categórico a este respecto: “He dicho que la vacuna es para mí ciencia ficción, no me voy a meter en explicaciones demasiado complicadas, tomemos el ejemplo de la vacuna de la gripe, llevó quince años estabilizarla y aún hoy no es fiable al 100%, y ahora para una enfermedad que se conoce desde hace apenas un año, algunos laboratorios nos vienen con resultados de más de un 90%. Francamente, ¿quién puede creerse semejante cosa?”

El increíble ensañamiento contra el Dr. Raoult, al que incluso el colegio de médicos se dedica a arrastrar por el fango como si fuera el último de los charlatanes, dice mucho más del grado de corrupción manifiesta de las más altas instituciones sanitarias de este país que de este buen doctor, el cual ha cometido el pecado de querer respetar el juramento hipocrático en medio de toda esta hipocresía ambiente y generalizada. En efecto, ¿podemos pensar seriamente que la gestión del prestigioso Instituto de investigación de enfermedades infecciosas de Marsella, el más puntero de Francia en ese campo, le habría sido encomendada al primer charlatán recién llegado? ¡Eso no se tiene en pie ni dos segundos, como la catastrófica gestión de toda esta crisis, con deplorables resultados para Francia, entre los peores del planeta!

Y además, ¿cómo se explica que los diferentes laboratorios lanzados a la búsqueda y el desarrollo de la vacuna lleguen milagrosamente a proponer todos al mismo tiempo su solución, cuando es algo nunca visto en términos de “timing”

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Thierry Breton

Más aún, durante una entrevista surrealista en el telediario de TF1, el directivo empresarial Thierry Breton nos regaló esta llamativa confesión: “La buena noticia, es que se han hecho progresos absolutamente increíbles y que por primera vez en la historia de la humanidad, ¡se ha conseguido poner a punto en 18 meses vacunas que funcionan!” Sólo un pequeño problema, dieciocho meses antes de esta entusiasta afirmación, el virus ni siquiera había empezado a infestar el planeta. Es decir, que si esta afirmación es verdad, habrían lanzado el desarrollo de las mencionadas vacunas antes incluso de que fueran necesarias… ¡Qué milagrosa precognición!

El estado ha anunciado que no tiene intención de hacer la vacuna obligatoria… Ya que él mismo reconoce implícitamente que existirían algunos riesgos potenciales en este acto médico que es todo menos anodino y que por consiguiente no se decide a hacerlo obligatorio. Hay que deducir de ello que no cargará con los daños que inevitablemente causará, liberándose así de toda responsabilidad. Se trata más bien de privar de toda vida social a aquellos que se nieguen, haciendo la vacuna obligatoria de facto de la manera más hipócrita y cínica.

Ni que decir tiene que los laboratorios de Big Pharma no asumirán ninguna indemnización en caso de complicaciones, so pretexto de que la urgencia sanitaria no les ha permitido llevar a cabo los estudios clásicos estándar ni los procedimientos de control habituales… En resumen, está claro que este juego de engaños está de antemano trucado: si sale cara, pierdes tú, si sale cruz ganan ellos.

Por otra parte, si estas vacunas son tan beneficiosas y eficaces como pretenden, entonces ¿por qué se aplican los laboratorios a dejar establecida previamente su total impunidad legal, mientras juegan a la ruleta rusa con nuestro sistema inmunitario? Si ellos por su lado no asumen el más mínimo riesgo con sus cuentas bancarias, ¿por qué habríamos nosotros de asumirlo con nuestra salud? En su escala de valores ¿tiene nuestra salud menos importancia que sus ganancias y dividendos?

¿Vamos a convertirnos con esta “pseudovacuna” en OGM (organismos genéticamente modificados) con patas, llegando incluso a perder el control, el dominio y la propiedad de nuestro cuerpo? 
¿Llegará éste a pertenecer a ciertos actores externos, a imagen de Monsanto, auténtico pirata de lo vivo, que acapara con total desvergüenza, gracias a sus inicuas patentes , la propiedad de sus plantas genéticamente modificadas, las cuales son patrimonio ancestral de la humanidad? 
¿O bien tras esta vacunación nos vamos a convertir, a nuestro pesar, en unas especies de antenas receptoras, para sufrir, en contra de nuestra voluntad y sin que tengamos conciencia de ello, influencias externas mediante las ondas 5G?
 ¿Seguiremos siendo dueños de nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestros actos?

IMPOSIBLE: Pura “Teoría de la Conspiración” y elucubraciones inventadas por iluminados enfebrecidos, me replicarán…

Bill Gates

Y sin embargo Bill Gates, tan implicado en toda esta campaña de vacunación mundial, es también muy activo en alimentación y en los OGM de la firma Monsanto. Y esta clase de métodos absolutamente desleales están ya vigentes en ese sector, lo que no parece turbar mucho su conciencia de humanista… De ahí a pensar que este tipo de procedimientos podrían extenderse al hombre, no hay más que un paso… Se empezó poniendo un microchip al ganado, antes de pensar en ponérselo a los hombres…

¿No afirmó nuestro antiguo Presidente Nicolas Sarkozy en uno de sus discursos que “el hombre no es una mercancía como las otras”? 

Podemos, pues, entender que para ellos el hombre es pura y llanamente una mercancía. Para acabar de convencerse no hay más que observar cómo este último es tratado como tal en el mundo moderno con, por ejemplo, la puesta en marcha de la procreación médicamente asistida y de los vientres de alquiler, o incluso la posibilidad de matar a los no nacidos hasta el noveno mes de embarazo menos algunos días por motivo de desamparo psicosocial de la madre. Y el colmo del horror es que a partir de ahora, con la nueva y mal llamada ley de bioética, la cual decididamente ni es ética ni es bio, es posible incluso trabajar con “material humano” para experimentar en la creación de quimeras hombre/animal.

¿Estaríamos con todo este programa de vacunación tan dudoso ante una especie de actualización de la humanidad y de un nuevo delirio transhumanista al que no llamarían por su nombre?

Así parece ser efectivamente, ya que resulta que la empresa “Moderna” describe literalmente la plataforma de vacuna “ARN m” como un “sistema de explotación” en curso de instalación en nuestro cuerpo y sobre el que se despliega y pone al día un “programa” bajo la forma de ARN m para producir unas “aplicaciones” que son proteínas. Alucinante… Todo esto no procede de fantasías o arriesgadas especulaciones sino que está descrito directamente en el menú de la página Web de “Moderna”.

Finalmente, visto así, se comprende mejor qué diablos pinta un informático como Bill Gates en todo este asunto. En realidad es absolutamente coherente… Ya que este último tiene a través de su fundación unos vínculos muy estrechos con la firma “Moderna”.


Según su visión puramente mecanicista, artificial y funcional del hombre, “Moderna” describe así su “sistema de explotación”: “Reconociendo el gran potencial de la ciencia del ARN m, hemos decidido crear una plataforma tecnológica de ARN m que funciona como un sistema de explotación por ordenador. Está concebido de manera que se pueda conectar y jugar de manera intercambiable con diferentes programas. En nuestro caso, el “programa” o “app” es nuestro medicamente ARN m – la secuencia de ARN m único que codifica una proteína.”

Aparentemente, se trataría de conectar a los humanos al cloud, la gran nube de información global, como conectamos nuestro ordenador a la red de internet.

En suma, el Covid 19 no sería entonces más que un caballo de Troya con el objetivo de cercar nuestros organismos y piratearlos… ¡A partir de ese momento sería posible interactuar directamente sobre nuestro ser, a distancia! Consiguiendo una puerta de entrada para una forma de control exterior absoluto sobre todos nosotros. No sé ustedes, pero por lo que a mí respecta, no tengo ninguna intención de dejarme manipular ni de prestarme al juego de esta clase de delirios dignos de los peores escenarios de ciencia ficción. Soy ante todo un ser humano y no ciertamente un componente informático en serie, ni el engranaje de un sistema mundialista que gira por inercia…

En el mundo soñado por las élites, dentro de poco todo estará interconectado, tanto los humanos, como los objetos, las máquinas o las infraestructuras, y todo podrá ser pilotado y controlado de manera eficaz, racionalizada y centralizada, gracias al poder de la inteligencia artificial… En esta nueva sociedad, nada debe escapar al dominio del imperio tecnológico, que debe colonizar y abarcar todos los espacios, todos los objetos, todos los seres. Y así, ya en 2008 el Presidente de IBM, Sam Palmisano describía este nuevo mundo como sigue: “Las infraestructuras digitales y físicas del mundo están convergiendo. Ponemos el poder informático al servicio de cosas que nunca antes habríamos considerado como ordenadores. En realidad casi todo, ya se trate de una persona, un objeto, un proceso o un servicio para una organización pública o privada, grande o pequeña puede llegar a ser sensible a la realidad digital y formar parte de una red.” De ahí la necesidad de haber desplegado a escondidas todas esas antenas 5G durante el primer confinamiento, para poder hacer circular semejante cantidad ingente de informaciones… ¿No estaríamos ante una forma de poder y de desmesura última de orden demiúrgico?

Basta con prestar oídos atentos a las propias declaraciones y a los escritos de las élites de este mundo para comprender que lo que los anima en el fondo es ese tipo de delirio tecnológico, ideológico y de hubris (arrogante). Desde Jacques Attali que glosaba los méritos del microchip humano, pasando por Laurent Alexandre que cuenta con vencer a la muerte con su libro “La muerte de la muerte”, por Ray Kurzweil, directivo de Google y chantre del transhumanismo, por Elon Musk, director general de Tesla, que cuenta con implantarnos Internet directamente en el cerebro, y por Klaus Schwab. ¡Este último se propone con toda naturalidad fusionar nuestra identidad física, digital y biológica, para entrar en la cuarta revolución industrial! Es decir, puro delirio transhumanista. Decididamente estos individuos están desbocados y han perdido el sentido de la realidad y de los límites… Y desgraciadamente para nosotros son ellos los que mandan en nuestra sociedad.


Por otra parte, no es muy tranquilizador comprobar que los que han financiado las investigaciones sobre la vacuna son eugenistas maltusianos que preconizan explícitamente el control y la limitación de la población humana… Es interesante fijarnos en las declaraciones ultra cínicas de algunos de los poderosos de este mundo, como las muy edificantes del príncipe Felipe de Mountbatten, duque de Edimburgo, cofundador de “World Wild Found” que confiaba en que: “Si me reencarnara, me gustaría hacerlo en un virus mortal para contribuir a resolver el problema de la superpoblación.” O bien, las de Ted Turner, el gran magnate de los medios, fundador de la CNN y donante de mil millones a las Naciones Unidas, el cual afirma “que una población total de 250 a 300 millones de personas, es decir una disminución de un 95% con respecto al nivel actual, sería ideal.”

Hemos de comprender que estos ultra ricos y ultra cínicos, estos sociópatas en potencia, cuentan con mantener su tren de vida y seguir disfrutando de los recursos escasos del planeta. Partiendo de esta implacable constatación, ¿podrían planear reducir drásticamente la población? Resulta demasiado difícil para la mente humana del común de los mortales plantearse esta cuestión, es casi imposible de concebir o asumir… Y sin embargo, es exactamente el programa que se puede encontrar grabado directamente en piedra y mármol en el muy austero, imponente y misterioso monolito, llamado el Stonehenge americano de las “Georgia Guidestones”. ¡Entre los diez mandamientos preconizados, está explícitamente el de reducir drásticamente la población mundial! Y así el primer mandamiento propone con afán puramente ecológico: “¡Mantener a la humanidad por debajo de los 500 millones de individuos, en perpetuo equilibrio con la naturaleza!” Cifra verdaderamente alucinante y escandalosa que deja entrever que, de cada trece personas, doce serían bocas de más que alimentar, comparables a vulgares parásitos, nocivos para el equilibrio de la buena marcha del mundo. Esta visión de la humanidad se ve de nuevo confirmada en el décimo y último mandamiento que coincide en todos sus puntos con el espíritu del primero: “No seáis un cáncer en la superficie de la Tierra. Dejad espacio a la naturaleza.” Se establece, pues, un sórdido paralelismo entre la vida humana y una forma de virus destructor, un cáncer, un tumor maligno, cuya expansión habría que limitar y constreñir. 

Se trataría de guiar a la humanidad hacia una “Nueva Era de la Razón”, para ayudarla a afrontar los grandes retos de nuestro tiempo, ya sean de naturaleza ecológica, demográfica o energética. Para conseguirlo, hay que imponer una gestión puramente racional de los recursos y de la población, basándose en la superioridad de la razón y rechazando todo tipo de revelación. Por supuesto con tan detestable filosofía la vida humana pierde su carácter sagrado y los individuos se reducen a variables de ajuste, a un recurso gestionable como cualquier otro.

He aquí materia para desconfiar y estar prevenidos. Cuando además ya hemos asistido al uso de vacunas en África que dejaban estériles a algunas mujeres tras la inyección.

Por lo demás Bill Gates nunca ha ocultado su voluntad ni su ambición de reducir la población mundial, tal y como expresó claramente durante una conferencia “TEDX talk” en Monterrey (California). Para él, la única manera de reducir las emisiones de carbono y por tanto el calentamiento climático, sería reducir la población mundial. Por ello presentó la ecuación siguiente: el CO2 sería igual a la población, multiplicada por los servicios necesarios por persona, multiplicada por la energía por servicio, multiplicada por el número de unidades de CO2 necesarias por servicio. Afirmó entonces que, si hacían un buen trabajo con las vacunas, los cuidados sanitarios y el control de la natalidad, podrían jugar con la variable de ajuste de la población, para limitar las emisiones de carbono.


Es reseñable también que los científicos que desarrollan la vacuna Oxfor-AstraZeneca están directamente ligados al movimiento eugenista racial británico, con proximidad ideológica con organismos como el “Wellcome Trust” y el “Galton Institut”. El principal investigador de esta vacuna, Adrian Hill está vinculado a la “British Eugenics Society”. El antropólogo Francis Galton está considerado como el padre del movimiento eugenista. La primera ambición de este movimiento de pensamiento era mejorar la raza humana, basándose en la herencia, mediante un programa de selección artificial y el control de los matrimonios. En cuanto a la biblioteca del “Wellcome Trust”, custodia los archivos históricos de la “Eugenics Society”. Resulta revelador que, cuando el “Wellcome Trust” creó por primera vez su Centro de archivos médicos contemporáneos, el primer archivo que quiso conseguir fue el del “Eugenics Society-Galton Institute”. La pagina webb de Wellcome explica que el fin inicial de la “Eugenics Society” es “aumentar la comprensión pública de la herencia e influir en la paternidad en Gran Bretaña, para mejorar la biología de la nación y atenuar las influencias de los genéticamente inaptos sobre la sociedad”. 

Es también muy curioso e interpelante que el “Johns Hopkins Center for Health Security” haya sugerido que el gobierno norteamericano ponga las vacunas COVID 19 primeramente a disposición de las minorías étnicas y los disminuidos mentales… Algo que confiere un hedor más que dudoso, particularmente sulfuroso y nauseabundo a esta vacuna, cuyo desarrollo tiene ciertos puntos más que inquietantes… En efecto, según la revista Forbes, la vacuna AstraZeneca resultó ineficaz para detener la propagación del coronavirus durante sus ensayos con animales. Los seis monos que recibieron la vacuna COVID-19 de AstraZeneca contrajeron la enfermedad después de que se la inocularan. Todos los monos fueron sacrificados, lo que significa que no se sabe si esos monos habrían padecido otros efectos no deseados.

¡Hay que subrayar además que son estos mismos laboratorios, en permanente conflicto de intereses, capaces de corromper hasta a los políticos que dirigen las más altas instancias, los que proporcionan los estudios y garantizan la eficacia de sus propias vacunas! Estos laboratorios, tan poco escrupulosos que, como Pfizer, fueron ya hallados responsables y culpables de numerosos crímenes en el pasado, de publicidad engañosa relativa a la vacuna, y que han sido llevados ante la justicia por sonoros escándalos sanitarios.

Philippe Even

Además, ¡cómo seguir confiando en las autoridades científicas, puesto que las más prestigiosas revistas del sector, arbitradas y supuestamente creíbles, como The Lancet, han demostrado de modo fehaciente hasta qué punto se pueden corromper! No olvidemos la advertencia del Pr. Philippe Even sobre esta industria: “La industria farmacéutica es la más lucrativa, la más cínica, la menos ética de todas las industrias, de todos los sectores. ¡Y esto ocurre en el campo de la salud, lo que me parece doblemente grave!”

¡

Cómo confiar plenamente en las autoridades sanitarias y en la industria farmacéutica cuando ya provocaron en el pasado tantos resonantes escándalos, garantizando el resultado: del Remdesevir, pasando por el Tamiflu, el Levotirox, el Distilbeno, la hormona del crecimiento, el clordecono, la sangre contaminada, el Isomeride, el Mediator, el Viox, el Diane 35, la Talidomida o la Cerivastatina…

El gobierno afirma sistemáticamente que todas sus decisiones, hasta las más incoherentes, se han basado en el asesoramiento de un consejo científico. Pero ¿estaba este último compuesto por personas íntegras? Existe la duda razonable, dada la aberración de algunas de las medidas adoptadas…

En cuanto a los medios, se pueden poner en tela de juicio su integridad y neutralidad, desde el momento en que las empresas farmacéuticas han pagado al conjunto de la prensa la bagatela de 417.000.000 euros.

En virtud de qué estaríamos obligados a aceptar la palabra de estos criminales de dudosas prácticas, cuando no mafiosas, si ha habido ya un precedente histórico muy similar en su desarrollo (y de modo muy impresionante) en la desgraciada experiencia, en el fiasco monumental del H1N1 (gripe porcina), en el que las vacunas que ya nos habían vendido como seguras provocaron numerosos casos de narcolepsia, cataplexia, o incluso síndromes de Guillain-Barré, y cuyas víctimas vieron trastornadas sus vidas, costándoles la pena negra ser indemnizadas más de once años después… La relación entre estas graves enfermedades, incurables y fuertemente invalidantes, con aquella campaña de vacunación no se estableció hasta dos años después de los hechos.

Por lo que respecta a estas distintas vacunas contra el COVID-19, ningún estudio serio que pruebe su inocuidad ha sido comunicado al público. Únicamente hemos tenido acceso a comunicados de prensa de los laboratorios, que nos garantizan de palabra una eficacia mayor del 90%. Sin embargo, según el Código de Nuremberg, que fue elaborado después de la guerra para poner término definitivamente a los criminales experimentos nazis, todo acto médico sobre la persona humana necesita previamente un consentimiento informado, es decir que se conozcan los verdaderos beneficios y los potenciales riesgos. Una condición que en el caso que nos ocupa para nada se cumple, puesto que no se tiene perspectiva sobre estos últimos debido a una carencia total de evaluación a largo plazo…

Mauricette

Consentimiento informado del que los laboratorios prescinden alegremente, designando como voluntarios a algunos ancianos de las residencias, como la pobre Mauricette. Esta señora de 78 años fue, para su sorpresa, la primera francesa en tender el brazo ante el ojo “voyeur” de las cámaras para satisfacer las necesidades de esta burda puesta en escena. Estamos manifiesta y plenamente ante el abuso de poder y de confianza de una persona vulnerable. Hay que precisar que en el caso de las personas ancianas se trata de un ensayo salvaje, ya que no se corresponden en absoluto con los perfiles de las pruebas clínicas y tienen además un sistema inmunitario distinto y muy específico.

Acerca de esta campaña de vacunación en las residencias, que se basaría supuestamente en la voluntariedad y el consentimiento, hay testigos a pie de obra de las peores presiones ejercidas sobre los residentes para obligarlos a ceder. En efecto, en caso de negarse, se acabaron las comidas en común, las actividades, los paseos por los pasillos, los contactos con otros residentes ni aun respetando los gestos de protección, confinamiento estricto y solo en su habitación, sin salidas a la peluquería o a la panadería sin test de regreso y en caso de visita, mascarilla obligatoria y prohibición formal de comer juntos… Me parece que hasta los perros en las perreras gozan de más miramientos y consideración… ¡De vomitar!

Albert Bourla

Por su parte, el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, no parece tener ninguna prisa por vacunarse con sus propios productos, que, en su gran bondad, reserva por caridad a los más vulnerables de la sociedad. El mismo tipo de argumento que repite a coro toda nuestra clase política, que por primera vez tendría ciertos escrúpulos para ponerse por delante del resto de la población. ¡De risa!

¡El colmo de la locura en este mundo cada vez más absurdo es que se habla de seguir con la privación de libertad, el uso de la mascarilla y el distanciamiento social incluso después de la vacunación! Pero entonces, ¿para qué sirve y por qué nos la imponen bajo presión, amenaza y coacción? Evidentemente la finalidad de la vacuna no es de orden sanitario sino político: se trata de llegar a la normalización de la identificación digital de cada individuo.

Traducción Almudena Montojo Micó
Original en Média-Presse-Info

La vacunación contra el Covid-19: 
el crimen perfecto (III/V)
LA DERIVA TOTALITARIA

¿Por qué asistimos en el mundo entero a tal derroche de medios para un virus que en resumidas cuentas mata apenas más que una gripe estacional? En efecto, no mataría más que al 0,05 % de las personas infectadas y en su inmensa mayoría a personas mayores con una edad media de 84 años, cuando la esperanza de vida es de 82 años. Es lo nunca visto en toda la historia de la humanidad…

¿Merece esto un cambio total de civilización, trastocar nuestro modo de vida, nuestras relaciones e interacciones sociales? En suma, ¿perder para siempre lo que constituye la esencia misma de la vida y de nuestra humanidad? ¿Un “Gran reseteo” como les gusta decir a los dirigentes del “Foro Económico Mundial”?


¿Por qué no han hecho la más mínima consulta popular para gestionar toda esta crisis que compromete e impacta en profundidad en las vidas de todos nosotros? Esta elección radical de una nueva sociedad, incluso de una civilización, ¿no es ante todo una elección ciudadana que debería incumbir al pueblo y no a una camarilla de tecnócratas mundialistas elegidos por nadie?

¿Cómo puede ser que la salud de millones de personas en el mundo dependa de la voluntad única de un puñado de poderosos megalómanos y en particular de un tal Bill Gates, ese informático y temible hombre de negocios poco escrupuloso, ese falso filántropo que nada tiene que ver con el campo médico y sanitario? Ironías de la vida, antes de interesarse tan de cerca por nuestra salud, ¡era especialista en virus, pero informáticos!

¿Por qué desplegar tal derroche de medios coercitivos, represivos y de vigilancia para un asunto que sería relativo a la salud pública? Así, en plena Pandemia nos sorprenderemos de cruzarnos paradójicamente con más patrullas de policía o más drones que ambulancias.

Otra odiosa deriva totalitaria de este nuevo mundo absolutamente invivible e infernal: se fomenta también la división de la población, se alienta la delación, como en una de las más oscuras y funesta épocas de nuestra historia. Por ejemplo, algunos ayuntamientos consideraron conveniente organizar patrullas mal llamadas ciudadanas con actores locales y asociativos para vigilar la Nochebuena y la Nochevieja y asegurarse como buenos capos de la brigada sanitaria que se respetaran al pie de la letra las consignas gubernamentales… Algo que recuerda mucho el experimento social que se llevó a cabo en la prisión de Stanford, en el que se daba autoridad a todo un grupo de individuos corrientes sobre otro grupo, con poder para vigilar y castigar a estos últimos… Algunos, llenos de esta nueva autoridad que les era conferida, se prestaban entonces perfectamente al juego, convirtiéndose en celosos guardianes del poder.


¡Ahora todo el mundo vigila a todo el mundo, y todo el mundo desconfía de todo el mundo! Es decir, que se ha organizado una sociedad paranoica y kafkiana alcanzada mediante un contagio delirante.

Por añadidura, desde el principio de la pandemia, ya no se cuentan los abusos de poder y la violencia gratuita de las fuerzas del orden, o de simples seguratas. Y así hemos podido asistir incrédulos a escenas surrealistas como:
Una señora mayor con Alzheimer sancionada por haber consignado mal la hora en su ficha de salida; ¡un médico en una urgencia multado por no respetar el toque de queda!
Un padre obligado a bajarse con su familia de un tren antes de ser bloqueado en el suelo delante de su hijita deshecha en llanto, por llevar simplemente una mascarilla considerada demasiado floja.
En nuestro país vecino (en España) hemos visto incluso a una señora inmovilizada en plena calle con una pistola eléctrica y abucheada por no llevar mascarilla.
En Australia, hemos visto también al guardia de seguridad de un hotel de Melbourne agarrar a un adolescente sin mascarilla y apretarle literalmente la garganta para asfixiarlo hasta que perdió el sentido y lo arrastró por el suelo como una muñeca de trapo totalmente inerte.
En Bélgica, donde las medidas en Nochebuena y Nochevieja fueron particularmente drásticas, vimos, tras la odiosa denuncia de los vecinos, a un escuadrón de policías desembarcar manu militari en el domicilio de un particular que había cometido el crimen de invitar a demasiados comensales, saltándose las instrucciones oficiales sobre el confinamiento. Tras un intercambio de palabras muy tenso y filmado, la propietaria de la casa, una mujer de cierta edad, fue víctima del desencadenamiento de una violencia inaudita y acabó tirada en el suelo y aporreada por un policía desatado, con el rostro tumefacto por efecto de los golpes… ¡Inimaginable!
En Quebec, en plena Nochebuena, cinco policías intervinieron muy agresivamente en un domicilia particular, llegando incluso a sacar al hijo más joven fuera de la vivienda, antes de golpearlo y rociarlo con gas pimienta.
En Bélgica, un propietario y sus invitados, entre los cuales estaban un profesor y su pareja, fueron literalmente molidos a palos, aporreados y esposados por la policía. Su único crimen: haber tenido la osadía de pasar la Nochebuena cuatro adultos y dos niños… El hombre, padre de familia, juzgado poco cooperante, fue incluso apuntado directamente con un arma de servicio ante su hijo aterrorizado que gritaba “¡No matéis a mi papá!” Un acto de terrorismo sanitario intolerable que merecía sin lugar a dudas una buena corrección. Pero tranquilos: por el bien y la seguridad de todos, aquellos dos criminales en potencia, verdaderos peligros públicos para el bienestar de la sociedad y la salud de sus conciudadanos, terminaron la velada en una celda de la comisaría, bien vigilados…


Es obligado constatar que desgraciadamente estos hechos tan surrealistas y chocantes parecen multiplicarse ahora por todos los rincones del mundo, no siendo pues epifenómenos. Las más elementales libertades son pisoteadas y puestas en tela de juicio. Los policías parecen poder actuar con toda impunidad, sin duda protegidos por sus mandos. Semejantes desmanes son tanto más alarmantes cuanto que conciernen manifiestamente a ciudadanos corrientes y a familias sin problemas particulares ni antecedentes con la policía… Nadie se libra de este derroche de violencia que puede abatirse hasta en la intimidad de nuestro domicilio. ¿Será acaso el regreso de las “SS”, rebautizadas para la ocasión como “Servicios Sanitarios”? En cualquier caso, no deja de ser paradójico y totalmente inconcebible que se empiece a tener más miedo de las fuerzas del orden que de los delincuentes… Se supone que los policías deben ante todo proteger a sus ciudadanos y no actuar como milicias para servir y proteger a no se sabe quién.

Rémi Salomon

Por lo demás, es legítimo también inquietarnos viendo cómo el estado se inmiscuye en nuestra vida privada, en nuestra intimidad para manifestar veleidades de vigilancia, de regulación y de control, como por ejemplo en Nochebuena y Nochevieja, ordenando que no seamos más de 6 en la mesa, que no cantemos durante la fiesta y que no compartamos el roscón con los abuelos, los cuales, para no exponerse, deberían quedarse confinados en la cocina, como sugiere el nefrólogo pediatra Rémi Salomon.

¿Cuál será la próxima etapa de esta locura furiosa, de estas insoportables injerencias: prohibirnos que hablemos demasiado alto o simplemente que hablemos, para no difundir micropartículas del virus en el ambiente? ¿O prohibirnos que pronunciemos determinadas consonantes y otros sonidos que serían susceptibles de expulsar más gotículas de saliva a la atmósfera? ¿La salpicadura de saliva se convertirá en un acto terrorista? ¿Hay que condenar ciertas palabras del diccionario por constituir un alto factor de riesgo? O mejor aún, para cortar por lo sano todo potencial riesgo de propagación, ¿va el estado a imponernos en un futuro próximo un implante cerebral que nos permita comunicarnos telepáticamente con nuestros interlocutores? O incluso ¿nos van a prohibir hacer el amor al modo convencional, salvo por supuesto en modo “Gloryhole”, con una placa de plexiglás obligatoria que haga de pantalla de protección? ¿No habrá que privilegiar ciertas posturas sexuales como la sodomía, al no implicar el vis-à-vis con la pareja? ¿Dónde podemos encontrar la lista oficial del gobierno de las posturas autorizadas del Coronasutra?

En relación con el “distanciamiento social”, algunas empresas están pensando ahora en equipar a sus empleados con una caja antiacercamiento físico, como el grupo sueco “Essity”, que desencadenaría un sonido de 68 decibelios en cuanto se traspasara la zona… O sea, salvando las distancias, un dispositivo comparable al que disuade a los perros de ladrar… ¿La etapa siguiente será la de infligir descargas eléctricas a los más rebeldes y recalcitrantes de nosotros? ¿Hemos entrado en una fase de domesticación terminal del ser humano? Recordemos que lo propio del ser humano es, como decía Aristóteles, ser ante todo un animal social.


En Inglaterra, los ministros han llegado a debatir la necesidad de impedir a las personas que se hablen en la calle, en los supermercados, e incluso impedirles que salgan de su domicilio más de una vez por semana. Esta locura es imparable.

No nos engañemos: todas estas medidas no son una lucha para salvaguardar la salud y la vida, sino para destruirlas…

Esta confusión entre lo que pertenece a la esfera privada y a lo público, así como las veleidades del Estado de regirlo todo, desde el modo de vida a las interacciones sociales y familiares llevan la firma del totalitarismo.

Una cosa es segura, con esta crisis sanitaria, asistimos por parte del estado a una demostración de poder omnímodo y a una mezcla particularmente malsana de infantilización total de sus conciudadanos y de culpabilización y represión en todo momento.

Alexandra Henrion-Claude

Como dice muy acertadamente la genetista Alexandra Henrion-Claude, en un vuelco extraordinario, a todos se nos supone enfermos y contagiosos, hemos perdido nuestro derecho a que en principio se nos suponga sanos. Un poco como si en la justicia la presunción de inocencia quedara definitivamente desterrada y fuéramos considerados por naturaleza criminales en potencia. ¿Qué sociedad puede seguir funcionando basándose en semejante postulado?

¿Cuál es el sentido de esta nueva vida que tratan ahora de imponernos? ¿Vivir plenamente no supone afrontar los imprevistos, la inseguridad de los accidentes, de las enfermedades e incluso, en última instancia, de la muerte? ¿Vivir no implica asumir aquello que nunca podremos controlar? ¿La mayor lección de filosofía que nos ofrece la vida no es precisamente aprender a morir? ¿La sabiduría suprema no es integrar la muerte como parte de la compleja ecuación de la vida?

¿Cómo puede uno resignarse a dejar de vivir por miedo a morir?

Como diría el cantante Jacques Higelin: “Los que tienen miedo a morir suelen tener miedo a vivir. Respiran con prudencia esperando el fin.”

¿Qué sentido tiene una vida privada de todo lo que la dota de valor, de lo que la hace tan preciosa, única y auténtica, a saber: las emociones, las risas y las sonrisas, la despreocupación, el amor, el compartir, los encuentros, la evasión, los descubrimientos, el ocio?

Desde ahora estamos sumidos en un programa de muerte, conducidos por estas élites psicópatas, supuestamente filantrópicas en una sociedad ultracontrolada, artificial, aséptica y deshumanizada. En este mundo, la única actividad humana que parece tolerarse aún es el trabajo.

En el futuro, en esta nueva forma de dictadura digital, ¿nos van a obligar a vivir nuestras vidas por poderes, como si ya hubiésemos muerto? Forzados a comunicarnos con los nuestros exclusivamente por las redes sociales con pantallas interpuestas, a viajar o a hacer deporte con casco virtual, a ir al cine en nuestro salón o viendo series de Netflix, a ir de compras en línea con Amazon?


Por otra parte, desde hace meses, hemos visto cómo se ha pisoteado la libertad de expresión en muchos temas. ¡Ésta ha sido la primera gran víctima del virus, junto a la razón y el buen juicio. Se han censurado todas las voces disidentes que se elevaban por el mundo para denunciar las numerosas disfunciones en la gestión de esta crisis sanitaria y en particular en las redes sociales y en las plataformas como YouTube y Facebook, so pretexto de luchar contra las “Fake News”. ¿Es ese el papel conferido a estas plataformas sociales que por el contrario deberían empeñarse en asegurar una perfecta neutralidad, sirviendo simplemente de canal a las informaciones que vehiculan? En realidad, no podemos sino constatar tristemente que los algoritmos de las redes sociales y los “fast-checkers” se han convertido en instrumentos de censura y de propaganda, mucho más que en garantes independientes de la verdad. Recuerdan muy mucho al ministerio de la verdad de la novela “1984” de Georges Orwell… Sirven de coartada para imponer una censura masiva y generalizada. Y así, Facebook se permite censurar cualquier postura crítica con respecto a las vacunas. Este nivel de censura en las redes sociales no tiene precedente y nadie se libra, ni siquiera el anterior Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el cual vio cómo le bloqueaban su cuenta oficial de Twitter tras los agitados incidentes ocurridos en el Capitolio. ¡Lo nunca visto, una situación inaceptable, independientemente de lo que cada uno piense del personaje!

Una de las características principales de un sistema totalitario es la omnipresencia de la propaganda y hay que reconocer que en esto vamos bien servidos… Desde hace meses somos el blanco de una propaganda permanente, con mensajes incesantes, intempestivos y en todas partes. Es decir un martilleo de la mente, un verdadero lavado de cerebro, tanto en las ondas de radio, en los carteles de las tiendas, en los transportes públicos, en las noticias, en las cadenas de información continua, en los anuncios de televisión, en los dibujos animados para niños. No nos ahorran nada y algunas veces culpabilizan de manera insoportable a los individuos, como en ese spot del Estado francés, en el que vemos a una señora que celebra un cumpleaños, un momento de convivencia familiar, y acaba en cuidados intensivos…

Una violencia simbólica extraordinaria, insoportable, destinada a condicionar e influir en las mentes durante mucho tiempo.

«La propaganda es el brazo ejecutivo 
del gobierno invisible» (Edward Bernays)

Y con respecto a la vacuna, se siguen los grandes principios de la propaganda del marketing y de las relaciones públicas de los que gusta Edward Bernays, utilizando a influencers, a celebridades y personajes públicos para empujar a la población a dar el paso. De este modo, más de 200 personalidades del mundo de la cultura, Arielle Dombasle, Daniel Auteuil, Nagui, o Grand Corps Malade entre otros, hicieron el jueves 7 de enero una llamada en favor de la vacunación contra el COVID-19.

También los médicos están cada vez más amordazados, a pesar de que en una crisis “sanitaria”, su voz debería ser escuchada y respetada con prioridad. Ya no pueden hablar libremente, en particular sobre la cuestión de las vacunas, tras un decreto absolutamente inicuo publicado por el gobierno la víspera de Navidad para limitar su libertad de expresión. ¡A partir de ahora les está prohibido hablar fuera de la Doxa emitida por el Colegio de médicos! ¡Para colmo, se ha lesionado su libertad de prescripción con ocasión de la crisis sanitaria, concretamente de la hidroxicloroquina! ¡Gravísimo!

Eso sin hablar de algunos médicos a los que la dirección de su hospital ha despedido sin más, en plena crisis pandémica, cuando es precisamente más inaceptable. ¡Locura total! Es el caso del médico anestesista y reanimador Pascal Sacré, el cual, por haber denunciado la calamitosa gestión de la crisis sanitaria, poniendo en evidencia numerosos fallos, fue despedido de un día para otro de un centro en el que llevaba trabajando 9 años sin problema alguno, por delito de opinión, como un impresentable.

profesor Jean Bernard Fourtillan

Y hay casos peores, como el del profesor Jean Bernard Fourtillan, experto en farmacología y toxicología, que fue detenido arbitrariamente e internado en un hospital psiquiátrico. Este profesor había intervenido en el documental tachado de conspiracionista “Hold-Up”, que fue censurado en todas las plataformas de difusión. En él Fourtillan acusaba directamente al laboratorio farmacéutico Pasteur de estar implicado en la creación del virus, que sería según él artificial, en lo que coincide con las declaraciones del premio Nobel Luc Montagnier y las de la genetista Alexandra Henrion-Claude. Tendría en su genoma secuencias enteras del VIH.

Por cierto que esta hipótesis de un virus creado por el hombre está muy lejos de ser absurda, pues está claro que tiene unas propiedades absolutamente inéditas y extraordinarias. En efecto, al contrario que los virus habituales, no parece ser en modo alguno estacional, de forma que se da a lo largo de todo el año, en verano como en invierno. La fuga del virus del laboratorio de Wuhan parece ser la hipótesis más verosímil para explicar su origen, como afirma Matthew Pottinger, uno de los más altos responsables del gobierno americano de la administración Trump. Incluso los dirigentes chinos admiten ahora que la historia del mercado de animales de Wuhan era falsa. Ese laboratorio P4 de virología de alta seguridad, fruto de la cooperación entre Francia y China, fue inaugurado en 2017 por Yves Lévi, marido de Agnès Buzyn… Es importante saber que por todo el mundo muchos laboratorios de alta seguridad de nivel P3 o P4 están jugando literalmente con fuego y a aprendices de brujo, modificando y recombinando a placer virus mutantes para hacerlos más mortales y transmisibles al hombre, como quedó confirmado en un intercambio televisual surrealista del magazin “Science et Vie TV” presentado por Gérôme Bonaldi. Los científicos habrían manipulado el temible virus H5N1 de la gripe aviar, para alterar su patrimonio genético y permitir que infectara más fácilmente al hombre, pudiendo traspasar la barrera de las especies para pasar de los pájaros a los humanos. Uno no puede dejar de preguntarse cuál es la verdadera finalidad y pertinencia de tales investigaciones, con el supuesto objetivo de anticiparse a los riesgos de la madre naturaleza y ¡que encima exigen de paso financiaciones públicas extemadamente caras!


Volviendo al Pr. Fourtillan, ¡las fuerzas del orden se presentaron en su domicilio confiscándole todos los ordenadores y tras ser convocado ante un juez por procedimiento urgente, fue internado contra su voluntad en un hospital psiquiátrico! Métodos dignos de la Stasi, policía política de la RDA, en tiempos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que encerraba a los opositores al régimen en centros especializados para acallarlos.

Aún más preocupante es que empiezan a hablar de la posibilidad de ingresar a los casos positivos Covid en campos de internamiento, a pesar de que los tests carecen de fiabilidad. En efecto, en la cadena LCI se sugirió la hipótesis de separar a los miembros de una misma familia, incluso a los niños de sus padres! ¡Delirante!

En Canadá se trató en el parlamento de la implementación y la construcción de cuarenta campos de confinamiento, cuya finalidad es muy obscura, aunque oficialmente se presenten como lugares de aislamiento para viajeros procedentes de otros destinos. Perfectamente podrían tratarse por ejemplo de lugares de detención para los recalcitrantes a la vacuna. Lo cierto es que todo ello interpela y preocupa verdaderamente, sobre todo cuando se comprueba el abismal desequilibrio entre la radicalidad de las medidas tomadas y la virulencia efectiva del virus…

En realidad, paradójicamente, en el discurso oficial se habla muy poco de tratamientos curativos. Y en cambio se observa una deriva totalitaria cuyo fin sería la seguridad, con un ejecutivo desatado que se atribuye plenos poderes so pretexto de urgencia sanitaria. Como un golpe de estado pero sin llamarlo así.

Jacques Attali

Jacques Attali, este hacedor de reyes que murmura al oído de los Presidentes desde hace décadas, verdadero cerebro gris agazapado entre las bambalinas del poder, también nos habla de un “estado de emergencia permanente”, en nombre del principio de precaución. Pero entonces ¿qué diferencia hay con un régimen dictatorial si el régimen de excepción se convierte en norma? Y ¿por qué ese mismo principio de precaución alegado para esto, no vale cuando se trata de las vacunas, las cuales sin embargo van a tener un impacto directo sobre nuestra salud, amenazando nuestra integridad física?

En esta dinámica liberticida, el gobierno ha adoptado también una escandalosa y mal llamada ley de seguridad global que impide filmar a la policía en el ejercicio de sus funciones cuando interviene en un espacio público. Evidentemente esto les asegura la mayor impunidad para las futuras acciones represivas… Nótese que al mismo tiempo que se instaura esta opacidad para el poder y sus manos ejecutoras, se exige una cada vez mayor transparencia al ciudadano de a pie, al cual se sigue, se rastrea, se espía, se escucha permanentemente. Y en materia de salud, se trata de acabar con el secreto médico en relación a la vacuna.

Paralelamente a esta nueva ley inicua, a principios de diciembre el gobierno autorizó discretamente el registro de las opiniones políticas o la pertenencia a organizaciones sindicales, mediante la publicación de decretos que amplían el campo de acción de tres ficheros a los que tienen acceso determinados servicios de información así como las fuerzas del orden. Los individuos considerados peligrosos para la “seguridad pública” podrán ser clasificados en tres ficheros. A partir de ahora podrá constar en ellos las opiniones políticas, filosóficas y religiosas, los comportamientos y los hábitos de vida, los desplazamientos, las prácticas deportivas o las actividades en las redes sociales.

Y cuando en una entrevista se le hace ver a nuestro malquerido reyezuelo, a este triste sire de Macron, a este tirano en potencia de Júpiter, que ha entrado de lleno en una deriva totalitaria y que está transformando progresivamente el país en una dictadura, se encoge de hombros desdeñosamente con soberano desprecio, antes de sacudirse el polvo de la chaqueta, como el agua que resbala por el plumaje de un pato… Dando a entender así claramente que le importa un bledo, y contestando con la ordinariez que le caracteriza “Me la refanfinfla”…

Por lo demás, ¿por qué, salvo alguna que otra excepción, semejante uniformidad a lo largo y ancho del mundo en la gestión de esta crisis sanitaria, las mismas incoherencias en todas partes, las mismas mentiras y manipulaciones, los mismos métodos, como si todos los países obedecieran a una misma estrategia y a un plan de conjunto, con una hoja de ruta bien precisa dictada por instancias supranacionales?


De hecho, todo anuncia que un inmenso peligro amenaza no sólo nuestra salud, sino también nuestras libertades fundamentales e inalienables, pues se habla cada vez más de introducir un pasaporte de vacunación… Instrumento totalitario donde los haya y verdadero salvoconducto que nos permitiría seguir viviendo más o menos normalmente en esta nueva sociedad aséptica, hipernormalizada y vigilada. El acceso a la escuela, a los transportes, los comercios y los empleos estaría entonces condicionado por este carnet subcutáneo de vacunación. ¡Qué odioso chantaje! En términos jurídicos se trata pura y llanamente de una extorsión del consentimiento. ¿Cómo pueden entonces invocar la democracia, con la implementación de semejante sociedad de dos velocidades, relegando a determinados individuos al estado de infraciudadanos, de parias, cuya única e imperdonable falta, su mayor crimen, sería haber querido seguir siendo humanos auténticos e incorruptibles. Estos, que habrán rechazado este tipo de progreso a marchas forzadas, serán los chimpancés del futuro, el último eslabón de la evolución, infrahombres, frente a los superhombres aumentados. Hay que entender que en el mundo que ambicionan, en esa nueva edad de oro, ya no habrá sitio para lo humano, todo estará robotizado y automatizado, habiéndose hecho superfluos los trabajadores laboriosos. Un mundo dividido en Dioses e inútiles, estos últimos seres sustituibles, según el odioso papa francés del transhumanismo, Laurent Alexandre. Un mundo furibundamente parecido al de la sociedad descrita en la profética película “Elysium”, en la que sólo hay dos clases, los megarricos y los demás. Esta casta de privilegiados por encima del mundo vive en órbita, en “Elysium”, una estación espacial con forma de pentagrama, una tranquila arca celestial preservada del caos. Se trata de un gueto espacial para ricos, ultramoderno y de alta tecnología, totalmente separado de las ruinosas ciudades dormitorio terrestres y del resto de la población, que se debate como puede envuelta en todo tipo de tráficos para asegurarse su supervivencia cotidiana.

Todo hace pensar que vamos a asistir a la extensión global del modelo chino de control de la población, con la instauración de un sistema de crédito social, apoyado por una nueva moneda electrónica desmaterializada, asociada a un control digital integral y permanente de nuestras vidas y de nuestros comportamientos. O sea, la emergencia de un temible y tiránico sistema tecnocrático, capaz de cortar los víveres de un día para otro al menor disidente u opositor a este sistema despiadado.

Quedando así el poder de compra y la libertad de desplazamiento subordinados a su comportamiento y a su sumisión a las normas dictadas e impuestas por el sistema.

Todo ello recuerda exageradamente a muchas novelas distópicas de anticipación como “1984” de Georges Orwell o “Un mundo feliz” de Aldous Huxley o incluso al texto profético y bíblico del “Apocalipsis” de San Juan, con su famosa “marca de la bestia” sin cuya imposición “nadie podría comprar ni vender”. Tanto más cuanto que la enzima luminescente de la vacuna “Moderna”, un colorante fluorescente de puntos cuánticos, que indicaría o no la vacunación en regla ¡se llama “Luciferasa”! Se trata de minúsculos cristales semiconductores que reflejan la luz y brillan bajo los infrarrojos.

Rudolf Steiner

A este respecto, recordemos el asombroso aviso del ocultista Rudolf Steiner: “En el futuro, eliminaremos el alma con la medicina. Con el pretexto de un “punto de vista sanitario”, habrá una vacuna mediante la cual se tratará al cuerpo humano lo antes posible directamente al nacer, para que el ser no pueda desarrollar el pensamiento de la existencia del alma y el Espíritu. (…) Una vez desprendido el cuerpo etéreo, la relación entre el universo y el cuerpo etéreo se haría extremadamente inestable, y el hombre se convertiría en un autómata, pues el cuerpo físico del hombre ha de estar vinculado a la Tierra por la voluntad espiritual.

Robert Francis Kennedy Jr.

En cualquier caso ¡qué maravillosa herramienta de sometimiento una pandemia que permite imponer una tiranía bajo la cobertura de obrar por humanismo en pro de la salud del prójimo!… Tal y como afirmó Robert Francis Kennedy Jr., sobrino de JFK, en su histórico discurso de Berlín pronunciado con ocasión de la marcha contra los ataques a las libertades fundamentales: “A los gobiernos les gustan las pandemias. Y les gustan las pandemias por la misma razón que les gustan las guerras. Porque les dan la posibilidad de imponer a la población unos controles que jamás aceptarían de otro modo.” Gracias a las medidas sanitarias, las concentraciones y manifestaciones se hacen más difíciles, cuando no se prohíben, y a la gente le cuesta cada vez más intercambiar informaciones. El virus, como el terrorismo, constituye un precioso aliado del poder, ya que ambos son enemigos invisibles e inaprehensibles. Estas dos amenazas permiten, pues, instilar y mantener un miedo constante en los individuos. Un miedo que los sume en un estado de sideración permanente, que paraliza su capacidad de reflexión y reacción. El virus puede estar por todas partes y todo se vuelve peligroso, incluidos sus hijos o sus padres. Esto es algo ideal para implementar medidas liberticidas inéditas de control social sobre la población. La gente asustada es mucho más dócil. Tiene tendencia a ponerse totalmente en manos de su gobierno, el cual es visto entonces como el salvador providencial, el único que puede conjurar el peligro y resolver el problema. Y con la sociedad de lo digital y del teletrabajo a ultranza que se instaura, tienen ya el poder para vigilar y controlarlo todo. Klaus Schwab lo ha dicho: “Para contener la pandemia de Coronavirus será necesaria una red de vigilancia mundial.”

Y lo que es particularmente pernicioso y perverso es que, gracias al tótem intocable de la salud, aquellos que se oponen a esta deriva totalitaria son culpabilizados, tachados de conspiracionistas, de egoístas irresponsables, e incluso de peligro público. ¡Todo es absolutamente maquiavélico!

Goering

A propósito del pensador Maquiavelo, ya decía en su época que: “¡Aquel que controla el miedo de las gentes se convierte en el señor de sus almas!” ¿No es acaso a esto a lo que estamos asistiendo: una sociedad que pierde toda su alma, porque el miedo ha invadido los corazones y envenenado los espíritus? Tal y como relata Robert Kennedy Jr., hace 75 años Herman Goring declaró en el proceso de Nuremberg; le preguntaron: “¿Cómo consiguió que los alemanes aceptaran todo esto?” Y respondió: “Es fácil, no tiene nada que ver con el nazismo. Tiene que ver con la naturaleza humana. Se puede hacer en un régimen nazi, en un régimen socialista, en un régimen comunista, se puede hacer en una monarquía y en una democracia. Lo único que un gobierno necesita para transformar a las personas en esclavos es el miedo. Y si se puede encontrar algo con lo que asustarlos, se les puede hacer lo que se quiera”.

Y esta avalancha totalitaria, esta irrefrenable marea de fondo no está próxima a detenerse, pues Macron ya ha anunciado en una entrevista sobre las próximas elecciones presidenciales: “Quizá no pueda ser candidato. Quizá tenga que hacer cosas duras durante el último año, en los últimos meses, porque las circunstancias lo exijan, que hagan imposible que pueda ser candidato.” He aquí una declaración de lo más inquietante y cargada de implícitos y que sin embargo no tiene sentido, dado que la vacuna que se presenta como la solución milagrosa está a punto de llegar…

¿Estas decisiones tan duras e impopulares podrían ser la separación de los hijos de los padres de la que habló la Organización Mundial de la Salud, y también la reina de Inglaterra en una de sus alocuciones? Por su parte, Jacques Attali no se anduvo con rodeos cuando declaró el 11 de abril de 2020 en France 24: “En todos los países habrá que aislar al contagiado de su propia familia.”

Drosten

El renombrado abogado alemán Reiner Fuellmich, que en el pasado se dio a conocer por acusar a la Volkswagen y también al Deutschbank de fraude y corrupción, refiriéndose a esta Pandemia no duda en hablar de la posibilidad de un crimen contra la humanidad de gran amplitud. Califica a esta crisis sanitaria de “Escándalo del Corona”, considerándola el mayor asunto de delito civil de todos los tiempos. En particular subraya la dudosa fiabilidad de las pruebas PCR de Drosten, en las cuales se basan sin embargo todas las medidas sanitarias y las privaciones de libertad que se derivan de ellas, confinamientos, distanciamiento social y uso obligatorio de la mascarilla. Causa todo ello de unos daños colaterales y unos perjuicios inconmensurables para las poblaciones del mundo entero con quiebras en cascada, dramas humanos, traumas y un retroceso de las libertades públicas sin precedente.

Para terminar este capítulo sobre la deriva totalitaria, no olvidemos nunca que una libertad suspendida temporalmente suele perderse para siempre y que las medidas provisionales no tardan en imponerse a todo el mundo como nueva norma. Recordemos, para terminar, la tan acertada advertencia de Benjamin Franklin: “Un pueblo dispuesto a sacrificar un poco de libertad por un poco de seguridad no merece ni la una ni la otra y acaba perdiendo las dos.”

Es obligado constatar que se dan todos los ingredientes del totalitarismo: mentiras y propaganda de estado, fichaje y vigilancia de la población, pérdida de la vida privada y del secreto médico, amenazas, presiones, chantaje, censura, campañas difamatorias, represión y violencia gratuita, abusos de poder, así como casi total ausencia de contrapoder en la prensa y a nivel político. Todas las luces de alarma están encendidas…


Pueblos del mundo, con esta crisis sanitaria, que no es en realidad más que la pantalla de una crisis sistémica mucho más profunda, hemos llegado claramente a una encrucijada. Es el momento de abrir los ojos, de tomar postura, de implicarse, de resistir y de levantarse para volver a tomar las riendas de nuestro destino colectivo, para decir definitivamente no a todas estas locuras y proyectos mortíferos, que ya no tienen nada de humano.

Es el momento de optar por una forma de desobediencia civil masiva, porque cuando el poder entra en tal dinámica totalitaria, cual rodillo compresor o engranaje infernal, que actúa de manera tan irresponsable y desproporcionada en la toma de decisiones impuestas unilateralmentel, es la única salida para poner fin a esta implacable huida hacia adelante.

Tengamos siempre presente que toda crisis contiene en sí el germen de la renovación y constituye un tiempo de oportunidad, un punto de inflexión histórico, la posibilidad de elegir una nueva sociedad más humana y menos tecnocrática. Pero sólo a condición de que el pueblo se conciencie con urgencia.

Traducción: Almudena Montojo Micó
De Média-Presse-Info


La vacunación contra el Covid-19: 
el crimen perfecto (IV/V)

¿ES EL CORONAVIRUS 
LA CULMINACIÓN DE SU PROYECTO?
Rooswelt con los atributos de la Masonería

¿Y si al final todas esas confusiones y múltiples incoherencias, aparentes a un nivel superficial, viniesen a servir a una finalidad de orden superior, a una coherencia global a un nivel más profundo? Recordemos la frase del Presidente Franklin Rooswelt cuando afirmaba que “en política nada ocurre por casualidad. Cada vez que tiene lugar un acontecimiento, podemos estar seguros de que se había previsto que sucediera así.”

Es muy curioso comprobar que todos los dirigentes del mundo parecen ver en esta crisis una maravillosa y formidable oportunidad, una ocasión de oro que no hay que dejar pasar para dar forma al mundo según sus deseos. Para convencerse, no hay más que escuchar, entre otros, al inquietante Klaus Schwab, personaje tenebroso, antiguo miembro del club Bilderberg y fundador del Foro Económico Mundial del que es presidente ejecutivo. ¡Extraño personaje que parece salido directamente de un episodio de James Bond, como el emblemático Blofeld de la organización Spectre, pero sin el gato!


De hecho, hay que entender que este virus constituye para los mundialistas al mando la ocasión perfecta para pasar de un mundo a otro, como haría un catalizador. Esta ruptura violenta permite imponer al conjunto de la sociedad su nuevo paradigma. Este virus es para ellos como una especie de “Portal” abierto a ese nuevo mundo, a saber, el de la famosa Gobernanza Mundial y su gran sueño mesiánico. Nuestras élites lo afirman ellas mismas en los vídeos de su organización mundialista “Global Goals” u objetivos globales, a la que se adhieren como un solo hombre todos nuestros buenos dirigentes.

Klaus Schwab

Esta remodelación total del sistema debería afectar en profundidad a todos los aspectos de nuestras vidas, sin vuelta atrás posible. Una transformación de orden monetario, sanitario, social, comercial, educativo, logístico, industrial, tecnológico e incluso de distribución alimentaria. Esto también lo ha afirmado Klaus Schwab sin ambages: “La crisis del COVID-19 nos ha demostrado que nuestros antiguos sistemas no están adaptados al siglo XXI”, añadiendo que “la pandemia representa una ventana de oportunidad rara pero estrecha para repensar, reinventar y reinicializar nuestro mundo.”

Asimismo, Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, afirma que “Esta pandemia ha proporcionado la ocasión para poner el contador a cero. Es la oportunidad de acelerar nuestros esfuerzos prepandémicos para reimaginar sistemas económicos que respondan realmente a los desafíos mundiales.”
Masonería Mixta

En la misma dirección, Jacques Attali, en un artículo del periódico “L’Express” con fecha de 13 de mayo de 2019, afirmaba que las crisis permiten hacer que la humanidad evolucione, hacer tabla rasa del pasado para volver a empezar, crear un nuevo orden a partir del caos, como expresa el lema de la orden masónica a la que pertenece, “Ordo ab Chaos”. Esto es lo que afirmaba entonces: “La Historia nos enseña que la humanidad sólo evoluciona significativamente cuando tiene verdadero miedo”, “La pandemia que empieza podría desencadenar uno de esos miedos estructurantes (…) Conseguiremos entonces, mucho más deprisa de lo que habría permitido la sola razón económica, poner las bases de un verdadero gobierno mundial.”

Asimismo, en un vídeo de archivo asombroso de 1979, afirmaba a propósito del sistema de cuidados sanitarios: “El propio concepto de libertad se va a pervertir cada vez más y esto es lo más fascinante y quizá lo más terrible de esta evolución, que va a neutralizar todos los conceptos, incluido el de libertad (…) qué sociedad es esa de máquinas que nos enseña a vigilarnos a nosotros mismos, es una sociedad que dice sed libres, libraos del médico, cuidaos vosotros mismos, salid del hospital so pretexto de autonomía, y va a crear los condiciones de la más formidable alienación que es de algún modo la alienación por uno mismo, voluntaria a una norma impuesta externamente. Se nos dirá no hay que fumar, no hay que conducir, no hay que beber, pero también no hay que tener tales genes en la estructura hereditaria. Si los tenéis, estáis fuera de la norma. ¡Haced todo lo posible por libraros de ellos! Será la forma más absoluta de dictadura, que cada uno de nosotros quiera libremente ser conforme a la norma, quiera libremente comportarse como un esclavo!”


En su diccionario del siglo XXI, Attali nos hablaba del futuro de la sociedad, presentándola así: “Todo humano se convertirá en un ser sin padre, ni madre, sin antepasados, sin raíces ni prosperidad, nómada absoluto. Cada cual tendrá derecho a formar simultáneamente varias parejas. Poligamia y poliandria serán la regla. Será lícito tener con un “clonimage” todas las relaciones sexuales prohibidas al ser humano. Se autorizarán incluso a los amateurs relaciones con “clonimages” de menores si se puede garantizar que no requieran ni supongan la participación de ningún niño real”.

Resulta curioso cómo algunos documentos parecen haber anticipado increíblemente la pandemia actual. Es difícil creer que semejante cúmulo de elementos sea pura casualidad… Realmente hay materia para hacerse serias preguntas sobre este virus, su origen y su verdadera finalidad…

Juzguen ustedes mismos:

Ya en 2010 el periodista y especialista en relaciones internacionales, Alexandre Adler en su ensayo “El nuevo informe de la CIA”, una visión prospectiva para el año 2025, hablaba de forma visionaria del surgimiento en China de una pandemia de Coronavirus, una enfermedad respiratoria causante de decenas de millones de muertos en occidente.

En la misma dirección, en Canadá, la revista “Québec science édition”, en su número de octubre/noviembre de 2019, preguntaba a sus lectores si “estaban preparados para la próxima pandemia” y anunciaba que “podría llegar antes de lo que pensamos”, precisando al mismo tiempo que los peores virus del planeta, gripe, Ébola, Sars, estaban siendo vigilados.

Otro elemento intrigante y muy perturbador, un episodio del reality show “Project Runway” de la televisión americana, difundido en marzo de 2019, es decir, antes de la pandemia, tenía como protagonista a un concursante llamado “Kovid” que presentó una indumentaria con mascarilla a juego, similar a la que vemos ahora en razón de la pandemia

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ovid (“Project Runway”)

Y eso no es todo, en 2017, la joven estrella, cantante y compositora americana Poppy, realizó un tutorial a la atención de sus fans adolescentes, titulado “How to Apply Your Mask”. En él la cantante, en ropa interior, hacía una demostración de cómo ponerse una mascarilla quirúrgica, como si se tratara de un accesorio de última moda. Una idea no precisamente elegante, sino más bien descabellada y malsana ¿no?

Otra curiosidad bastante asombrosa: la novela “The eyes of Darkness”, es decir “los ojos de la oscuridad”, del escritor de best-sellers Dean Koonts, publicada en 1981, hablaba de un arma bacteriológica desarrollada en la ciudad de Wuhan en China, llamada por ello Wuhan-400. Hay que señalar que en aquella época no había aún ningún laboratorio de investigación bacteriológica de tipo P4 localizado en Wuhan, puesto que el actual se inauguró en febrero de 2017.


Por otra parte, debemos asimismo hacer mención de un cómic titulado “Infected”, editado por la Unión Europea y asombrosamente profético, el cual también se refería a una pandemia mundial con un virus mortal transmitido al hombre por un animal en un país asiático. En él se hablaba de equipos de científicos que trabajaban sobre un virus mortal en un laboratorio P4 con base en China.

¿Se trata de puras coincidencias o de una forma de programación predictiva con el fin de preparar las mentes casi subliminalmente?


En este mismo registro, Hollywood ha tenido la maravillosa y luminosa idea de producir una película titulada “Songbird” (AQUÍ trailer). Dirigida por Michael Bay, especialista en blockbusters ruidosos y explosivos, ha sido producida por la productora “Invisible Narratives”, cuyo eslogan es “Hidden in plain sight”, es decir oculto a plena luz. He aquí un concepto puramente esotérico… ¡La película se presenta como un “thriller pandémico” y habla del COVID-23, una mutación del COVID-19 que transforma América en una pesadilla distópica, con campos de cuarentena! Este es el resumen de la película, que se intuye aterradora: En 2024, el virus SARS-COV-2 ha mutado y el mundo se encuentra en su cuarto año de pandemia. Los americanos infectados son sacados de sus casas y llevados a campos de cuarentena llamados zonas Q, en los que algunos luchan contra brutales restricciones. Hay que tener un elevado grado de cinismo para hacer semejante película en plena Pandemia, cuando el miedo, la histeria y los dramas humanos han llegado al límite y la gente no sabe cómo salir de esta pesadilla… Es evidente que no se trata de entretener sino de normalizar a golpe de propaganda nuevos niveles de tiranía y de histeria, presentándolos como la evolución lógica del contexto actual… ¿Habría mutado Hollywood, esa máquina de vender sueños, en máquina de vender nuestras peores pesadillas? ¿Se trata otra vez de una forma de programación predictiva de nuestro futuro? En cualquier caso, ¡da escalofríos! Allan Watts define este concepto de manipulación de la opinión así: “La programación predictiva es una forma sutil de condicionamiento psicológico llevado a cabo por los medios para familiarizar al público con los cambios sociales planeados por nuestros dirigentes. De esta forma, cuando esos cambios se implementen, el publico estará ya familiarizado con ellos y los aceptará como progresiones naturales, disminuyendo así la resistencia y la agitación del público.”


Por no hablar del considerable número de películas hollywoodienses que han venido preparando las mentes y el imaginario colectivo durante años a la eventualidad de una pandemia, desde “Contagio” de Steven Soderbergh, a “28 días después” de Danny Boyle, pasando por “Doce monos” de Terry Gilliam, “Alerta” de Wolfgang Petersen, o la saga de películas “Resident Evil” y tantas otras. En el guión de la película “Perfect Sense” de David Mackenzie, estrenada en 2011, la gente pierde progresivamente el uso de los sentidos, a consecuencia de la propagación de un misterioso virus, lo que nos hace pensar en el COVID-19, que anula el olfato. Del mismo modo, en 2003, la serie Deadzone, en el episodio 14 de la 2ª temporada, apostaba fuerte, presentando a un virus respiratorio cercano al SARS que la cloroquina podría curar. Para colmo, el episodio en cuestión cuenta que el virus procede de nuevo … ¡de China! Decididamente el arte adivinatorio de las producciones hollywoodienses no deja de sorprendernos…

Detengámonos ahora en el caso de ese pseudofilántropo y peligroso hombre de negocios que es Bill Gates. Definitivamente es el rey de las profecías autocumplidas, ya que se ha pasado los últimos años prediciendo la inminencia de una posible pandemia, como una gripe particularmente virulenta y temible que podría matar a millones de personas.

Y así es muy curioso, por no decir sospechoso, que participara, extraordinaria coincidencia, en octubre de 2019, a través de su fundación “Bill y Melinda Gates”, en un evento llamado “Evento 201”. Se trataba del simulacro de una pandemia ficticia de Coronavirus, la cual se saldaba con la nadería de 65 millones de muertos. Y resulta que, como todo el mundo sabe, justo cinco meses después de este ejercicio, se declaraba una verdadera epidemia de Coronavirus en la ciudad de Wuhan, en China.


Pero eso no es todo, pues Bill Gates salía también en un vídeo de Netflix, de la serie “Explained”, cuya historia se desarrollaba precisamente en un mercado chino, en el que los animales estaban amontonados y desde el que un virus altamente mortal se propagaba por todo el mundo. Gates aparecía como experto en el vídeo para lanzar, tal un oráculo de desgracias, esta advertencia a la humanidad: “Si se os ocurre algo que pudiera matar a millones de personas, ¡una pandemia es nuestro mayor riesgo!”

Siempre tan clarividente, ya en noviembre de 2019 Bill Gates había registrado la patente de una futura vacuna contra un Coronavirus, de uso humano. Verdadero visionario, había pensado en todo.

En cualquier caso, lo menos que se puede decir es que a Gates se le ve muy cómodo con toda esta pandemia del Covid-19… En varias entrevistas parece incluso disfrutar de algún modo con la situación, como si en realidad se beneficiara de ella… Se le puede ver concretamente con una gran sonrisa harto malsana anunciando la llegada de una próxima segunda ola “que será impactante”. Actitud absolutamente chocante e indecente, digna de un sociópata, totalmente inapropiada para la gravedad de los hechos y la situación de gran angustia y sufrimiento provocada por toda esta crisis.


No hay que olvidar que Gates es también un ferviente promotor de esa Gobernanza Mundial, tal y como declaraba sin ambigüedad en 2015: “Dados los problemas urgentes que hay en el mundo, el gobierno mundial es un mal necesario.” ¿Acaso sería Gates una especie de puerta de entrada a ese Nuevo Orden Mundial, ese nuevo sistema de explotación de naturaleza esclavista, así como su programa Windows fue una ventana que se abrió a nuestra vida privada?

Marc Van Ranst

¿Y qué decir de la conferencia impartida en enero de 2019 por Marc Van Ranst, consejero desde hace años en materia de pandemias de los gobiernos belgas? En esta intervención grabada, expone el “plan pandemia” que los expertos deberían implementar para llevar a buen término la vacunación masiva de la población. Esta conferencia surrealista y llena de cinismo desvela la fórmula del éxito para vender una pandemia a la opinión pública, como si se tratara de un paquete de detergente, y nos recuerda la propaganda de marketing de Edward Bernays, el padre de las relaciones públicas. Tiene lugar en el corazón del Chatham House, uno de los “think tanks” más influyentes del mundo, una poderosa institución al servicio de las multinacionales. El guión propuesto se parece asombrosamente a lo que vivimos en la actualidad.

Otra información particularmente intranquilizadora: ¡los laboratorios Pfizer y BioNTech habrían encargado los frascos para la vacuna hace más de un año, es decir antes incluso de que se declarara la pandemia en Wuhan! El servicio de información alemán, el “Bundes Narichten Dienst”, interrogó a los jefes de la empresa Schott AG que produce los frascos de las vacunas, cuya sede y fábrica de Maguncia mandó registrar. Schott AG es leader mundial en la fabricación de vidrio de borosilicato, ultrarresistente a las muy altas y muy bajas temperaturas. ¿Por qué el registro? Porque ya el 2 de noviembre de 2019, Pfizer y BioNtech encargaron dos veces 800 millones de frascos para vacunas resistentes a una temperatura de -100 grados, temperatura nunca utilizada hasta entonces para esa aplicación. Es por tanto evidente que estos dos laboratorios sabían con antelación lo que se tramaba… Dos días después Agnès Buzyn prohibía recetar hidroxicloroquina…


También podemos hacer mención de uno de los documentos de trabajo de la “Fundación Rockefeller” de 2010. La fundación preveía que una pandemia de virus transmitida al hombre por ocas salvajes podía ser utilizada para sentar las bases de un poder autoritario mundial. El título del documento era “Escenarios para el futuro de la tecnología y del desarrollo internacional”. Uno de los escenarios se llamaba “Lock Step”, para la etapa de confinamiento. Describía un mundo en el que el gobierno ejercería un control total y una dirección autoritaria. Contemplaba un futuro en el que una pandemia permitiría instaurar e imponer nuevas reglas de excepción liberticidas para garantizar la seguridad, reglas que se trataría de mantener y hacer perennes en el tiempo. Un escenario que nos da qué pensar y que coincide punto por punto con el que estamos viviendo con la actual pandemia de coronavirus.

En cuanto a David Rockefeller, que entonces estaba a la cabeza de dicha fundación supuestamente filantrópica, esto es lo que declaraba en 1991 en Baden Baden al “Club Bildelberg”, del que es uno de los fundadores: “Estamos muy agradecidos al Washington Post, al New York Times, a la revista Time, y a las otras grandes publicaciones cuyos directores han asistido a nuestras reuniones, respetando sus promesas de discreción desde hace casi cuarenta años. Nos habría sido imposible desarrollar nuestro proyecto para el mundo si hubiéramos estado expuestos a la luz pública durante estos años. Pero el mundo es hoy más sofisticado y está preparado para entrar en un gobierno mundial. La soberanía supranacional de una élite intelectual y de banqueros mundiales es ciertamente preferible a la autodeterminación nacional de los siglos pasados.”


Mientras que en su autobiografía “Memorias”, David Rockefeller, haciendo gala de arrogancia y altanería, llega a confesar: “Algunos creen que nosotros (la familia Rockefeller) formamos parte de una cábala secreta que trabaja contra los mejores intereses de los Estados Unidos y nos presentan como internacionalistas y conspiradores junto a otros por el mundo entero para construir una política global así como una estructura económica más integrada – un único mundo por así decirlo. Si esta es la acusación, ¡soy culpable y estoy orgulloso de serlo!”

También afirmaba en este mismo libro: “Estamos en vísperas de una transformación global. Lo único que necesitamos es un buena crisis de grandes proporciones, y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial.”

Hemos de reconocer que no lo puede decir más claro…

Tampoco olvidamos las estupefacientes declaraciones de cierto jefe del estado, Nicolas Sarkozy, el 16 de enero de 2009 ante distintos cuerpos diplomáticos extranjeros: “Avanzaremos juntos hacia el Nuevo Orden Mundial, y nadie, repito, nadie podrá oponerse a ello. (…) La gobernanza internacional sólo tiende a ser eficaz cuando es antidemocrática.” Hoy, a la luz de los acontecimientos actuales, se comprende mejor por qué nadie podrá oponerse a ello…


Esta obsesión de los poderosos por el establecimiento de esta gobernanza global no es de antes de ayer, porque ya en 1950, el banquero Paul Warburg afirmaba con determinación: “Tendremos un gobierno mundial, se quiera o no. Lo único que hay que saber es si será instaurado por conquista o por consentimiento.”

Todos estos buenos dirigentes afirman querer proteger la vida, obrar por humanismo, pero paradójicamente nos imponen para ello un mundo cada vez más mortífero, deshumanizado y privado de toda forma de amor. Se trata manifiestamente de un proyecto tiránico, cuyos contornos no tienen ya nada que ver con el simulacro de democracia con el que hasta ahora nos podíamos engañar.

Traducción: Almudena Montojo Micó
De Média-Presse-Info

La Vacunación contra el Covid-19: 
el crimen perfecto (V/V)
Por Olivier Probst
20/2/2021

UN OCULTO SIMBOLISMO OMNIPRESENTE

Los más observadores podrán descubrir el uso ostensible de numerosos signos y símbolos ocultos relativos a esta pandemia en las comunicaciones de los grandes organismos internacionales mundialistas. Todos estos signos, colocados deliberadamente, a la vista de todos, a plena luz, para mí no pueden ser fruto del azar en términos de probabilidades.

Por supuesto el simbolismo es algo bastante subjetivo que se puede reinterpretar y discutir. Esto es sólo mi propio análisis y mi propia comprensión de todo esto… No todo el mundo será sensible, habrá quien esté totalmente cerrado y supone un riesgo hablar de ello… Pero, para mí, es una dimensión importante que se ha de tener en cuenta para explicar lo que estamos viviendo colectivamente. He optado por tanto por abordar la cuestión a pesar de todo, sin que ello reste nada a las constataciones anteriores, más tangibles y comprobables.


Y así, ¿por qué el Presidente Emmanuel Macron, este antiguo asociado gerente del banco de negocios Rothschild, que tras una especie de indecente golpe de estado mediático fue elegido con el 66,6 por cien de los votos frente a Marie Lepen, se ha afanado en introducir sutilmente en sus intervenciones signos simbólicos y números esotéricos, como el inevitable 666, o su famosa regla de los 6, a saber, no más de 6 en los restaurantes, no más de 6 en la mesa, no más de 6 en grupo en la calle. Asimismo en su discurso inicial relativo a la pandemia, repitió por seis veces que estábamos en guerra y ¡hay que saber que el valor gemátrico de la palabra “Guerra” da precisamente 666! En cuanto a las multas por no respetar el toque de queda, se han fijado en 135 euros, y resulta que si se suma 135 más su inverso 531, otra vez nos da 666, y en caso de reincidencia la pena es de 6 meses de cárcel. En cuanto a las mascarillas, son obligatorias a partir de los 6 años. Asimismo en su alocución de 28 de noviembre, Macron hablaba de flexibilizar las normas permitiendo salir a una distancia de 20 km durante 3 horas, lo que corresponde a una velocidad de 6,66 km por hora… ¡Había que hacerlo! Con respecto a la franja horaria del toque de queda, se fijó de 21h a 6h, ¡si se multiplica 6 x 6 x 6, da 216! ¡Lógico! Mientras que durante sus últimas vacaciones, montaba orgulloso una moto de agua con matrícula TLI70666. Además, para indemnizar a la prensa de las pérdidas financieras provocadas por la pandemia, el gobierno dio una subvención excepcional de 666 millones de euros a la prensa…

Pero ¿cuál es la simbología que se esconde tras el número 6?


Pues bien, si el 7 es el número perfecto de la perfección divina, de la realización total, como el mundo, que habría sido creado en 7 días, en cambio el 6 es el de la imperfección, pues 6 equivale a 7 menos 1, y el 1 representa a Dios… 6 es por tanto el rechazo categórico de Dios, que es perfección. Repetido tres veces es una especie de superlativo, 666 es, pues, lo absolutamente inacabado que representa el mal.

Por otro lado, ¿por qué, en un impulso místico, habla de una cierta bestia del acontecimiento, afirmando: “Yo creo que nuestra generación debe saber que la bestia del acontecimiento está aquí, que ha llegado.” ¿Por qué el Presidente que habitualmente se jacta de ser la punta de lanza del respeto intransigente a la laicidad, (hasta tal punto de que en Navidad por no faltar a ese gran principio republicano, ni siquiera felicita las fiestas a sus conciudadanos, ignorando deliberadamente las raíces cristianas de Francia), introduce así una dimensión totalmente mística de orden espiritual, incluso bíblica, al episodio que estamos viviendo? Nos confiaba además que se sentía investido de una misión desde que entró en el campo político, con una dimensión de espiritualidad y la profunda convicción de que existe una trascendencia, “¡algo que nos supera, que os supera, que os ha precedido y que permanecerá!”. ¿No es una sutil alusión a Satanás en persona, que fue el primero en pisar el suelo de la tierra? En otra escena, mientras saludaba a la multitud desde el balcón en compañía de Donald Trump, con ocasión de su primer encuentro, pudo verse muy claramente a Macron hacer un doble “Cornuto” con las dos manos, signo satánico muy conocido, popularizado en gran medida por el Rock ’n’ Roll. Recordemos también la chocante declaración que causó escándalo en la que Macron afirmaba que una estación era un lugar en la que “uno se cruza con personas que han triunfado y con otras que no son nada”. ¿No encontramos aquí precisamente la mismísima expresión del satanismo, que es el culto absoluto al ego con permiso para aplastar al inferior con el fin de asegurarse el éxito material total y absoluto? Finalmente, en otra secuencia muy perturbadora, mientras anuncia la necesidad del distanciamiento social y físico, incluso dentro de los hogares con “el uso sistemático de la mascarilla cuando se esté en el interior en presencia de otra persona, ya sea un pariente, un niño o un niño pequeño”, y aunque esto sea desgarrador, se le ve esbozar un sutil rictus de júbilo, como si se contuviera y estuviera a punto de romper a reír…


Y si se cree que esta interpretación a base de numerología es muy rebuscada y forzada, que las élites no jugarían así con las cifras, basta con pensar en el discurso surrealista de Christine Lagarde en 2014. Aquel día, la directora del Banco Central Europeo se lanzó a un discurso absolutamente enigmático y esotérico sobre “el número mágico 7”, en el que parece anunciar, mucho antes que Klaus Schwab, la venida del Gran Reseteo o Gran Reinicio de la economía mundial siete años más tarde, ¡o sea en 2021!


Por seguir con el tema del 666, la firma Microsoft ha registrado una patente cuyo nombre en clave es “WO/2020/060606”, que puede descomponerse en “World Order”, “2020” y “666”. ¡Con esta patente se trataría de implantar en los humanos un microchip que sería capaz de rastrear y analizar en tiempo real la actividad física del portador! Para colmo el sistema estaría vinculado a una criptomoneda electrónica desmaterializada que aumentaría los fondos del portador en función de sus esfuerzos, vigilando permanentemente su actividad para comprobar que fuera conforme a las tareas predeterminadas previamente por su empleador[1]. Llegamos así a un control total del individuo. Es decir a la formulación de un proyecto de naturaleza esclavista, verdaderamente demencial y aterrador.

Marina Abramovic

Es también muy revelador que a Bill Gates le sea muy cercana la artista Marina Abramovic, especializada en performances corporales extremas y satanista notoria, todo lo cual perfectamente asumido y reivindicado. En efecto, curiosamente, entre todas las artistas disponibles, Bill Gates escogió la muy controvertida imagen de Abramovic para asegurar la promoción del lanzamiento del Hololens 2, su último modelo de casco de realidad aumentada. Una operación de comunicación surrealista y muy torpe, que suscitó una oleada de indignación y críticas muy hostiles en las redes. Una idea endiabladamente mala, tanto que el tráiler promocional para ese casco revolucionario titulado “The life”, desastroso para su imagen de marca, fue retirado a toda prisa por Microsoft. En el vídeo de YouTube promocional publicado en la cuenta oficial de la firma de Redmond, se describía a Abramovic entusiástica y elogiosamente como: “La artista de performance más legendaria que trabaje actualmente.” En el vídeo, que se difundió el Viernes Santo, dice Marina que el proyecto le permite alcanzar una forma de inmortalidad.

Puede uno por tanto inquietarse y hacerse legítimamente la pregunta de si Bill Gates no estará afiliado al satanismo. Pregunta que, aunque se refiera a creencias de orden privado y personal, es todo menos secundaria, dado el poder de influencia exorbitante que tiene este individuo con los gobiernos e instituciones internacionales, y también sobre nuestras vidas y nuestra salud…

También hay que saber que nuestro querido gobierno ha elegido confiar nuestros datos privados de salud a Microsoft. Las más íntimas informaciones sobre la salud de millones de franceses estarán así alojadas en los servidores de la americana Microsoft, en detrimento de OVH, sociedad francesa. ¡Un verdadero escándalo!

Por añadidura, es público y notorio que Bill Gates frecuentaba al millonario y pederasta criminal Jeffrey Epstein, habiendo realizado varios trayectos con destino a su famosa “isla de los pedófilos” en el tristemente célebre avión, “Lolita Exprés”. Es decir que entre bambalinas, los hábitos de este buen hombre deben ser particularmente poco recomendables y altamente depravados… Lo que contrasta singularmente con la imagen intachable que quiere dar mediáticamente con su mujer Melinda Gates.

Finalmente, para acabar con el número 666, destacaremos un guiño malicioso de esta oligarquía satanista mundial con la vacuna de “Moderna” que contendría Luciferina disuelta en 66,6 ml de fosfato destilado…



Siguiendo con la simbología apocalíptica, podemos citar el caso de UNICEF Noruega, esa ONG de espíritu mundialista, la cual en un anuncio publicitario, mostraba la vacuna como si se tratara de un producto de lujo y de moda, retomando todos los códigos de ese mundo y de paso la imaginería de la mujer escarlata, la gran ramera del Apocalipsis de San Juan, a saber, “Esa mujer vestida de púrpura y escarlata, y adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Sostenía en la mano una copa de oro, llena de las abominaciones y las impurezas de su prostitución.” Anuncio harto sorprendente, particularmente extravagante y de muy mal gusto, pues la copa de la abominación había sido remplazada por la vacuna COVID-19…


Pero eso no es todo, en un cartel titulado “Remaking the Post-COVID World” o rediseñando el mundo del post COVID para anunciar una conferencia de Richard Doode en el Fondo Monetario Internacional, aparece un fénix. En alquimia, esta ave mítica flamígera, que arde y se consume para renacer de sus cenizas, es muy importante. Simboliza el renacimiento y la inmortalidad. Y el paso de un mundo a otro no deja de ser un proceso de naturaleza alquímica, una transmutación de un estado dado a otro… El fénix puede por tanto representar el renacimiento de sus cenizas del mundo entero, en tanto que Nuevo Orden Mundial, por un proceso de Ordo Ab Chaos, de disolución y recombinación. Esta ave de esencia muy luciferina, aparece aquí con sus alas adornadas de cifras digitales, que representan la próxima divisa electrónica, la criptomoneda mundial. ¡El volátil surge de un huevo simbolizado gráficamente por el virus! Es, pues, el virus el que lo hace nacer. La simbología habla por sí misma y no adolece de ambigüedad alguna.


Este fénix nos transporta directamente al que pudimos ver en la portada de un antiguo número de la revista “The Economist” (el libelo económico de la poderosa dinastía de los Rothschild) de 1988, con el título “Preparaos para la próxima moneda mundial”, en la que se ven distintas monedas en papel como el Dólar, el Yen y el Deutsche Mark ardiendo, a punto de volatilizarse en cenizas, y la misma figura del fénix renaciendo de esa destrucción para alzarse por encima y acompañar la emergencia de una nueva moneda mundial llamada Fénix. Esta última tenía entonces como horizonte el 2018… La cabeza del ave está coronada por un lirio que simboliza su hegemonía y su poder absoluto sobre el nuevo mundo. ¡Piensen que esa portada tiene ahora 32 años y a falta de algún detalle, estamos en ello! Da vértigo…

Además, destaquemos que en un gigantesco fresco mural situado en la Cámara del Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York, organización mundialista donde las haya, se encuentra también la representación de un fénix surgiendo de un mundo reducido a cenizas. ¡Este símbolo es, pues, manifiestamente ineludible para nuestras élites! Es también para los iniciados el símbolo de la iluminación espiritual, tras la muerte al mundo profano.

Es interesante subrayar por otra parte que este fénix es el emblema de la trilogía de las películas distópicas de los “Hunger Games”, que describen una sociedad próxima al “mejor de los mundos”, en la que hay 12 categorías de personas que producen bienes para unas megalópolis donde la gente se encuentra concentrada
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Ceremonia de clausura de los 
Juegos Olímpicos de Londres en 2012

Por lo demás, es curioso que se usara exactamente el mismo simbolismo en la ceremonia de clausura de los “Juegos Olímpicos de Londres en 2012”. Aquí también, emergiendo de un fuego producido por pétalos que representaba las diferentes naciones del mundo consumiéndose, aparecía un fénix encima de un gigantesco caldero olímpico. Justo después de la aparición del fénix, se difundió una canción del grupo “Take that”, con un título más bien simbólico relacionado con el contexto: “Gobierna el mundo”.

Fue una ceremonia especialmente siniestra e inquietante, sobre todo en el momento del cuadro nº 2, titulado “Pandemonium”. El Pandemonium designa en literatura la capital imaginaria del Infierno, donde Satanás invoca al consejo de los demonios para preparar el Apocalipsis… ¡Todo un programa! Esta palabra, que significa literalmente “aquí todo es demonio”, apareció en 1667, de la pluma del poeta inglés John Milton en su “Paraíso perdido”, justo después del devastador incendio de Londres en 1666. Recordemos que en la película, “Pactar con el diablo”, el demonio en persona, representado por un deslumbrante Al Pacino, es el jefe de un célebre despacho de abogados y se llama precisamente John Milton. En esta película, el diablo tiene una frase muy interesante: “Yo he pasado toda mi vida aquí, he estado pegado al hombre desde que lo pusieron aquí. He alimentado cada una de las sensaciones que el hombre tuvo la buena inspiración de tener. He tratado de darle lo que quería, nunca lo he juzgado. ¿Por qué? Porque nunca he rechazado al hombre, a pesar de todas sus imperfecciones. ¡Porque yo amo al hombre! Soy un humanista, quizá el último de los humanistas. ¿Quién se atrevería a llevarme la contraria, Kevin, cuando afirmo que el siglo XX ha sido enteramente mío? ¡Mi tiempo ha llegado!” Hay también en esta película una secuencia muy perturbadora si se mira desde la perspectiva de la actual pandemia y el excepcional confinamiento que por primera vez vació las calles de Nueva York… En efecto, en una escena, se ve a Kevin Lomax, el protagonista principal de la historia, deambulando por las calles totalmente desiertas de Nueva York, justo antes de reunirse con el diablo, que ocupa la Trump Tower

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Lord Voldemort

Volviendo al Pandemonium de la ceremonia de los juegos olímpicos, se trataba de una especie de ballet macabro puesto en escena por el director británico Danny Boyle. Había allí también numerosos elementos simbólicos relacionados con una pandemia, con camas de hospital en los que cuidaban a niños enfermos e ¡incluso la representación de una forma de virus gigante que se veía desde lo alto del estadio! En pleno centro de esta escena surrealista, se alzaba la figura especialmente odiosa y amenazante de Lord Voldemort, ese personaje muy anticrístico y tenebroso de la saga de Harry Potter escrita por J.K.Rowling. Por cierto que en esa serie de libros iniciáticos y altamente simbólica, volvemos a encontrar al Fénix, con incluso uno de los libros titulado “Harry Potter y la Orden del Fénix”… Como guinda oculta del pastel, esta secuencia del espectáculo olímpico estuvo acompañada por el célebre tema musical de “El exorcista” de Mike Olfield. Por si acaso alguien no lo sabe, se trata de un gran clásico del cine de terror, que presenta a una niña poseída por el diablo. El conjunto formaba un cuadro particularmente malsano e inquietante. Curiosa elección artística para ilustrar los Juegos Olímpicos…

En cuanto a la mascarilla quirúrgica, puesto que desde el punto de vista sanitario constituye una verdadera aberración cuando la usa la población en general, ¿por qué nos la imponen entonces nuestros gobiernos respectivos, sino para hacernos participar en una especie de ritual oculto desconocido para nosotros? ¡Un ritual que nos inicia al nuevo mundo, sin que ni siquiera seamos conscientes de ello! Un ritual que nos hace romper con nuestro antiguo modo de vida, para sumirnos y mantenernos para siempre en uno nuevo, con reglas y normas nuevas. Es importante saber que la máscara es efectivamente un elemento esencial inherente a los ritos ocultos, pues acompaña simbólicamente a un cambio de personalidad. Sí, la máscara oculta la identidad primera de su portador, cuya muerte simbólica acelera, para crear una nueva identidad, la del iniciado.

El uso de la mascarilla es también una forma de censura, de sumisión y de deshumanización de los individuos, como una mordaza o un bozal. Durante estos últimos meses, hemos podido ver hasta qué punto la censura se ha abatido sobre todas las voces divergentes y los puntos de vista alternativos al relato oficial. Es también una marca de sumisión y de control social, que atestigua directamente la aceptación tácita por parte de su portador de las nuevas reglas impuestas arbitrariamente, aun cuando éstas no tengan ninguna base médica ni legal. Además las mascarillas son totalmente deshumanizadoras, imponen una distancia entre los individuos y nos privan de nuestro lenguaje corporal, de nuestras emociones y de nuestra empatía con los demás.

Recordemos también la cita surrealista del gurú del New Age, David Spangler, director de la Iniciativa Planetaria, proyecto de las Naciones Unidas: “Nadie entrará en el Nuevo Orden Mundial, a menos que él o ella jure venerar a Satanás. ¡Nadie pertenecerá a la Nueva Era si no recibe una iniciación Luciferina!”


Otro motivo para hacernos preguntas es la portada anual de “The economist”, “el mundo en 2019”, literalmente plagada de símbolos relacionados con la pandemia.

En ella encontramos representado en un revoltijo:


Un pangolín, animal que junto al murciélago es considerado responsable de la transmisión del virus al hombre al principio de la pandemia.


“Los cuatro jinetes del Apocalipsis”: figuras amenazadoras y macabras donde las haya, sinónimos de grandes tribulaciones y cataclismos, que intervienen en las epidemias, sembrando tras de sí caos y desolación. Uno de los cuatro jinetes lleva la corona de la estatua de la libertad y parece incluso llevar una mascarilla quirúrgica de protección para las pandemias. No es anodino que a la estatua de la libertad le hayan puesto dicha mascarilla, símbolo de la sumisión ciega a la autoridad… ¿Hemos de deducir que la libertad es ya un concepto obsoleto, perteneciente al pasado? Otro de ellos, cuyos rasgos son extrañamente parecidos a los del profesor Didier Raoult, microbiólogo de renombre internacional que ha hecho correr ríos de tinta a lo largo de esta pandemia, lleva una corona en la cabeza, lo que puede hacer pensar en el virus con corona, el “Coronavirus”.


Como figura central de la composición está el hombre de Vitruvio, famosa figura cabalística de Leonardo da Vinci, aquí en versión modernizada empuñando un smartphone con un código QR en la mano derecha, lo que puede hacer pensar en los permisos de desplazamiento durante el confinamiento… En su brazo izquierdo podemos ver tatuado un fragmento de ADN. Y resulta que la vacuna que se va a utilizar para luchar contra el COVID-19 va a ser precisamente una vacuna de ARN, capaz de interferir en el ADN humano, sin duda para alterarlo. Se trata desde luego de una sátira del hombre moderno, del cual los Rothschild se burlan con malicia. En efecto, si esta figura representa tradicionalmente al hombre perfecto, en el que se realiza la unión de la materia, representada por el cuadrado, y el espíritu, representado por el círculo, aquí este nuevo hombre de Vitruvio 2.0, este “homo digital”, parece desesperadamente anclado en el materialismo, privado de toda trascendencia y conexión divina. Tiene en la mano un móvil, una hoja de cannabis, una pelota de béisbol y sólo puede ver a través de lo que parece un casco virtual… Está literalmente ciego, sin comprender nada de lo que le está pasando, sumido en su mundo de entretenimiento ficticio e insignificante. Siendo los ojos el reflejo del alma, ésta está entonces definitivamente velada.


Vemos también la reproducción de un autorretrato de la pintora Artemisia Gentileschi, sin duda para jugar con el nombre de la Artemisa. Esta última, también llamada Ajenjo, es una planta medicinal eficaz contra el paludismo, al igual que la cloroquina, y es por tanto eficaz para luchar contra el coronavirus. Esta portada habla, pues, del mal, pero también sutilmente de su remedio…


Es importante subrayar que cuando apareció esta portada, nada hacía presagiar tan caótico y oscuro porvenir.

Pero esto no es todo. Siguiendo con el simbolismo del que hacen gala las portadas de la revista “The Economist”, en la edición de abril de 2020 aparece un ciudadano de a pie, embozado con la mascarilla médica y llevando a su perro con una correa durante la pandemia, él mismo con una correa al cuello y vigilado por una mano invisible que podemos interpretar como la mano oculta de las élites… En resumen, a partir de ahora está bajo el control y la bota de los poderosos, como un perrito faldero sometido a su dueño… En esta misma portada, se aclara también que “Todo está bajo control”, el gobierno global mundial, las libertades ¡e incluso el virus! De nuevo ¡qué absoluto cinismo y arrogancia por parte de las élites!


Pero la portada más siniestra y amenazadora de “The Economist” es sin duda alguna la de 2020, “The Next Catastrophe, and how to survive it”, literalmente la próxima catástrofe y cómo sobrevivir a ella. Presenta una escena de naturaleza propiamente apocalíptica, con una familia sentada en el sofá de su salón, con todos sus miembros provistos de máscaras antigás, salvo el hijo que sólo lleva un casco militar. Se trata una vez más de una burla sutil llena de ironía y sarcasmo del hombre moderno, que, demasiado a menudo, se preocupa más de su animal de compañía que de su propia progenie… ¡Se puede observar, en efecto, que el gato, al contrario que el hijo, también está equipado con una máscara de gas! En los cuadros colgados en la pared, al fondo, podemos ver representadas distintas catástrofes, unas de orden natural como la caída de un meteorito, bacteriológicas, atómicas con una bomba nuclear, ecológicas por el calentamiento climático… Y en el centro de todas estas escenas de desolación está representado un reloj que parece ser el del Apocalipsis y cuyas agujas marcan las doce menos un minuto…


En cuanto a la última portada, la de “The World in 2021”, esta vez han decidido representar una máquina de casino, con la cual se pueden ganar, como en la lotería, distintas catástrofes: nuevo virus, guerra civil en USA, bomba nuclear, vacunación, incendios devastadores, crisis económica. Más generalmente, esta portada es una representación del famoso “Great Reset”, pues la palanca para accionar esta tragaperras tiene la empuñadura de un globo terráqueo. Vemos también un hombrecillo con mascarilla con forma de smiley que tiene los ojos cerrados y unos cascos en los oídos. Evoca los célebres tres monos, que ni ven, ni oyen, ni dicen nada… De nuevo es la representación del hombre de a pie, de la masa lobotomizada que no comprende nada de lo que le pasa y se deja manipular fácilmente. Podemos ver también una vacuna, pero de color verde, lo cual no sugiere salud sino más bien enfermedad… Finalmente en la parte inferior de la tragaperras, podemos distinguir unos rayos que sugieren la salida del sol y por tanto la emergencia de un nuevo mundo.

En resumen, las élites juegan con nuestras vidas en su gran casino del caos. Hagan sus apuestas, pero no se hagan ilusiones, las posibilidades de ganar en el casino son muy escasas…

De hecho, mirándolo bien, estas pseudoélites se comportan como perversos narcisistas que disfrutan jugando con sus víctimas… Estarán de acuerdo ustedes en que hay que ser muy cruel y retorcido para dedicarse a estos jueguecitos, anunciar para el año próximo un posible caos, destrucciones, hambrunas que diezmarán los pueblos y representarlo todo como si nada en una portada de papel couché. ¡Es para quedarse helado!

DE LA ACUSACIÓN DE CONSPIRACIONISMO


“Conspiracionista”, este anatema, este término cajón de sastre inverosímil e infamante, verdadero táser ideológico, que supuestamente hace temblar a todo el mundo en cuanto se pronuncia, ha llegado a ser, por su uso casi sistemático, totalmente grotesco. Porque es muy sencillo, se blande a voluntad en cuanto alguien osa expresar la más mínima reserva, incluso la más legítima, sobre la política seguida por el gobierno y las medidas sanitarias que impone, verdaderamente delirantes. Es éste un artificio retórico gastado ya al máximo, pero muy cómodo para negar todo en bloque de un simple revés…

Nadie se libra: incluso personalidades políticas, como la diputada Martine Wonner, celebridades científicas, como el Dr. Raoult o el Dr. Péronne o premios Nobel de medicina como Luc Montagnier son arrastrados por el fango, acusados de vulgares “conspiracionistas”, charlatanes, viejos seniles o druidas chalados. Sin embargo, antes de ser arrastrados por el fango y desacreditados de este modo, eran invitados a los platós mediáticos del sistema, cuando su discurso seguía el cauce marcado por este último… Desde que les pusieron esta etiqueta, se convirtieron en apestados, en personas non gratta. Mientras se siguen reservando tribunas enteras con la mayor complacencia a doctores mucho menos competentes y cualificados, cuando no en abierto conflicto de intereses con la industria del medicamento. Así, doctores como Karine Lacombe, en conflicto de interés mayor con el laboratorio Gilead, ocupan un lugar de referencia para asesorar directamente al gobierno. Aún más, esta última ha merecido esa ridícula baratija de ojalata, la legión de honor, o más bien, en este mundo al revés, la medalla del deshonor, por sus buenos y leales servicios a “Big Pharma”…


Pero ¿cuál es el origen de ese término de la Novalengua que es “conspiracionista”? Pues bien, fue creado con ocasión de la Operación Mockingbird lanzada por la CIA en 1950 para tomar el control de los medios e imponer un discurso oficial. Además de colocar a sus agentes en las redacciones del mundo entero y comprar la mayoría de las acciones, impusieron un léxico que debía ser utilizado para el discurso oficial de los medios bajo control. La primera palabra fue “conspiracionista”, la segunda “nazi”, la tercera “fascista”, la cuarta “antisemita”… La lista incluye más de 200 palabras y expresiones utilizadas para desacreditar y amordazar a los denunciantes. Después esta palabra se usó en ingeniería social para acallar cualquier opinión crítica.

Y, con toda esta situación excepcional del COVID-19, ¿cómo no hacerse preguntas serias, incluso revisar nuestras convicciones y certezas más profundas ante tal demostración de mala fe, de contradicciones e incoherencias gravísimas, de toma de medidas criminales encadenadas unas tras otras, sin por ello encontrar explicaciones que se tengan en pie? No olvidemos la implacable constatación que Georges Orwell hacía de la política: “El lenguaje político está destinado a hacer las mentiras verosímiles, respetables los crímenes, y a dar apariencia de solidez a lo que no es sino aire.”

¡Hay que reconocer que nuestros gobiernos son mucho más eficaces para luchar contra el pueblo que contra el virus! Es una constatación empírica, que no hace más que confirmarse semana tras semana, mes tras mes.

Y además, ¿en nombre de qué deberíamos prohibirnos de oficio el pensar en la hipótesis de una conspiración y rechazar sistemáticamente y con la mayor indignación esa eventualidad?

Si creyéramos a los medios main stream, viviríamos en un mundo color de rosa, en el que ningún acontecimiento estaría nunca jamás programado y ningún hecho podría tener la menor relación con otros. Todo surgiría por generación espontánea y no sería más que fruto del azar o de desgraciadas coincidencias, aunque la razón, el sentido común y la lógica indiquen lo contrario… Sin embargo, ¿la inteligencia no es precisamente la capacidad de establecer relación entre elementos dispares que a primera vista no la tienen?


Por otra parte, la historia del mundo está literalmente plagada de conspiraciones y traiciones de todo tipo para conseguir o conservar el poder. En realidad la historia siempre ha sido obra de minorías activas, bien organizadas y estructuradas que actúan dentro de redes de poder y son capaces de manipular a las masas amorfas para alcanzar sus objetivos y cumplir sus designios. Al ser el poder oligárquico frágil y muy minoritario, tiene que hacer uso de la manipulación y la astucia para mantenerse. ¡Los poderosos de este mundo son conspiradores natos, pues la embriaguez del poder los vuelve locos! Y es innegable que la concentración de poder nunca ha sido tan grande como ahora. Por consiguiente, las enfermedades y patologías inherentes al poder lo han de ser también. ¡Al igual que los instrumentos de hipnosis y manipulación colectiva, como la televisión, los medios tecnológicos de rastreo, de control y de represión, y por ende los medios de saciar, afirmar y mantener ese poder no han estado nunca tan desarrollados! Ya en sus tiempos el escritor Honoré de Balzac afirmaba: “Todo poder es una conspiración permanente.”

Hemos de ser conscientes de que siempre son los individuos menos escrupulosos y virtuosos, los ansiosos de poder, los que se ven propulsados a los puestos más influyentes, pues las personas de bien carecen de toda ambición por dominar a los demás y sólo aspiran a vivir en paz. Así está hecha la naturaleza humana desde la noche de los tiempos y desde luego no parece que vaya a cambiar…

Por otra parte, todo este martilleo mediático intensivo, incesante desde hace algunos años sobre las “teorías de la conspiración” y los locos de los “conspiracionistas”, que se asemejan a un verdadero condicionamiento, a un formateo de masas y a ingeniería social, ¿no es acaso altamente sospechoso? Este neologismo sirve para proscribir, condenar al ostracismo y perseguir. Aquellos a los que se designa con este término infamante son los nuevos herejes de la religión de la verdad oficial y gubernamental.

Por lo demás, ¿qué esconde esa obsesión por todas estas temáticas? ¿Esta nueva forma de terrorismo intelectual impuesto no tendría en suma otro fin que impedir a la gente que pensara por sí misma, definiéndole un marco políticamente correcto, una prisión mental autorizada y bien delimitada, en la que tendrían derecho a reflexionar?

¿No es también un medio de desarmar al pueblo, quitándole toda posibilidad de respuesta en caso de un eventual ataque, de impedirle denunciar las derivas del poder establecido y sus ambiciones totalitarias? El desafío del “conspiracionismo” es tan importante, que para ponerle freno, el poder parece dispuesto a todos los extremos, llegando a tachar el fenómeno de patológico. No duda en decir que quiere reeducar a los recalcitrantes en su catecismo obligatorio.


El anticonspiracionismo impuesto emana manifiestamente del propio poder, cuya objetivo sería protegerse y escapar de la comprensión de aquellos sobre los cuales se ejerce dicho poder. El “anticonspiracionista” no hace en realidad más que vomitar dócilmente, con el más puro conformismo y sin asumir ni el más mínimo riesgo, el catecismo de la doxa, el discurso oficial previamente masticado y dictado por el poder establecido. No tiene que probar ni justificar nada, está en terreno conquistado y puede contentarse con basarse en simples argumentos de autoridad. Exactamente lo contrario al supuesto “conspiracionista”, ese francotirador que se pone en peligro aventurándose en un terreno extremadamente resbaladizo… Y así, este último tiene absolutamente todo que perder: tanto su reputación, como su posición social… Lo que le obliga al mayor rigor, y a buscar sólidas pruebas y argumentos para sostener su tesis. “El conspiracionista” ha de conocer muy bien la tesis oficial, para poder desmontarla y someterla a un profundo examen crítico.

“El anticonspiracionista”, al prohibirse de oficio determinadas tesis e hipótesis de trabajo basadas en una posible malevolencia, se encuentra impedido para captar la naturaleza humana en toda su complejidad, la cual, en su abanico de posibilidades, puede ir desde el más absoluto horror y maldad a la más sublime y luminosa bondad. Por supuesto, el “anticonspiracionista” está convencido de hallarse en el campo del bien y de trabajar por salvaguardarlo, asegurando la defensa y la preservación de grandes y hermosos valores lenitivos que el “conspiracionista” estaría poniendo en peligro…

J. Edgar Hoover

Como decía J. Edgar Hoover del FBI, que algo sabía del poder, estando como estaba en su trastienda, “El individuo se encuentra desarmado frente a una conspiración tan monstruosa que no puede creer que existe.” La postura del “conspiracionista” es, pues, la menos idealista, pero también la más realista… “El conspiracionista” no tiene ningún tabú, abre el campo de lo posible a todas las eventualidades, incluso las más atroces. No duda en mojarse para señalar al mal, en exponer a los poderes que actúan entre bastidores, en denunciar a los actores que influyen en los destinos del mundo… Es por tanto subversivo y peligroso para el sistema del poder establecido, pues no se conforma con denunciar la vaga responsabilidad de ideas abstractas en el caos actual.

Además, por las contradicciones y las brechas, a veces enormes, que denuncia en la tesis oficial, el supuesto “conspiracionista” hace entrar en el juego el principio de lo contradictorio. Principio esencial e ineludible en todo debate que se articule en tensión entre la tesis y la antítesis, para llegar a la verdad, sea cual sea… Pues ¿en virtud de qué la tesis oficial sería la correcta? Admitirla directamente como verdadera ¿no es en realidad imponer sistemáticamente la razón del más fuerte?

Paradójicamente hemos llegado a una sociedad en la que habría que tener más miedo de los “teóricos de la conspiración” que de eventuales conspiradores efectivos… ¡Algo no encaja! El filósofo Michel Weber, autor del libro “COVID-1984” dice a este respecto: “Hay que ser conspirador para llamar a alguien conspiracionista.”

Ya en su época, Malcom X nos ponía en guardia contra esta forma de dar la vuelta a las cosas: “Si no estáis vigilantes, los medios llegarán a haceros odiar a los oprimidos y amar a los que los oprimen.”

En realidad, esta obsesión mediática por la conspiración, ¿no es acaso, en resumidas cuentas, un reconocimiento de su debilidad por parte del sistema y la señal de que cada vez más gente deja de creer en él, de que el poder de la mentira, la profunda impostura social en la que estamos presos está a punto de derrumbarse, como un frágil castillo de naipes que se esfuerza aún por mantenerse en pie antes de venirse abajo al más mínimo soplo de aire? En efecto, el abismo entre la realidad oficial, el relato mediático y la realidad que cada cual percibe nunca ha sido tan enorme.

Todos estos “conspiracionistas”, vilipendiados, abucheados, ridiculizados y rematados en todas las cadenas, de plató en plató por los anticonspiracionistas, ¿no serían al fin y a la postre los últimos centinelas de una democracia que agoniza? Ciudadanos en alerta, más curiosos y despiertos que la media, que a fuerza de investigar intensamente y poner en tela de juicio lo que se dice, atreviéndose a salir de su zona de confort, han podido percatarse de los contornos tiránicos del nuevo mundo que se está edificando a la sombra de estas democracias de fachada.

Unos ciudadanos que intentan a trancas y barrancas alertar al prójimo, pues, instintivamente, han comprendido que la situación es cada vez más comprometida, verdaderamente grave y no precisamente por las razones esgrimidas por los medios…

En resumen, que somos colectivamente iguales a la rana a la que sumergen en el agua de una cacerola y la cuecen a fuego lento. En un primer momento está muy a gusto, nada alegremente, encontrando aquello muy agradable y placentero… Luego, a medida que sube la temperatura, pierde progresivamente todo su vigor, sus fuerzas vitales, hasta que al final ya no puede debatirse en absoluto para dar una patada salvadora que le permita salir de esa trampa infernal. La estrategia de la cocción suave es el secreto del éxito para llevar a término la cocción de la rana. Los cambios negativos introducidos poco a poco en la sociedad pasan desapercibidos para la conciencia de la mayoría de los individuos y no provocan ninguna reacción de sobresalto colectivo, ninguna revuelta…

Fabian Society

Es exactamente el principio y el credo de la sociedad mundialista Fabiana, la “Fabian Society”, cuyo logo inicial era un lobo revestido con piel de cordero y que preconiza una forma de colectivismo mundial. Para ellos el planeta es un enorme termitero humano, que debe ser dirigido por una élite tecnocrática ilustrada. Su filosofía es hacer avanzar sus planes sigilosamente, con astucia, pasito a pasito, con un modo de acción muy discreto, gota a gota, como demuestra el nombre elegido para el grupo, que hace referencia al general romano Fabio Cunctator (Fabio el temporizador), el cual venció a Aníbal empleando la estrategia y haciéndole creer que no se le resistía…

Esto dice Ariane Bilheran, de la Escuela Normal, doctora en psicopatología, sobre el conspiracionismo: “Aquel que denuncia las conspiraciones que fomentan los poderosos que detentan el poder, contra los pueblos, no es un conspiracionista, ¡es un filósofo! Es lo que la alta filosofía política y moral, empezando por Platón, Aristóteles y Cicerón, se obligó a hacer desde la noche de los tiempos.”

Y finalmente, pensándolo bien, es un abuso del lenguaje hablar de “teoría de la conspiración”, pues, de hecho, no se trata de una conspiración cuando el programa está claramente definido y anunciado con antelación en las comunicaciones de las organizaciones mundialistas, o cuando todo queda dicho, o incluso orgullosamente reivindicado en las diferentes declaraciones de los interesados. ¿Se puede entonces seguir hablando de conspiración cuando todo se manifiesta a la luz del día? Es lo que H.G. Wells, escritor de ciencia ficción próximo a los círculos mundialistas, llamaba en su época, en uno de sus ensayos, “Una Conspiración Abierta”.

Mas ¿por qué desvelar todo, revelándolo con transparencia, si no es para que el hombre pueda usar su libre albedrío y, en definitiva, consienta a su propia destrucción y colabore a ella?


¡Qué triste mundo éste en el que aquellos que se atreven a denunciar los fallos y la corrupción endémica de este sistema son censurados y acusados de difundir “Fake News”, o de ser un puñado de egoístas irresponsables que ponen en peligro la salud de sus conciudadanos, por organismos supuestamente independientes pero financiados por los mismos que quieren imponer todos estos horrores.

Para muchos individuos, la llamada “Teoría de la Conspiración” constituye un artificio muy cómodo, una tabla de salvación, un escudo de protección mental y psicológico tras el cual ponerse para no tener que afrontar la dura realidad de unos hechos que se salen de su paradigma de pensamiento… Mas ¿se les puede reprochar? Pues, ¿cómo admitir la posibilidad de haber estado ciegos durante tantos años sobre tantas cosas que se creían seguras? ¿Cómo aceptar que esas cosas en las que se ha creído y confiado pueden en definitiva revelarse totalmente falsas, vanas e ilusorias? Es sencillamente insoportable, es como si el suelo se hundiese bajo sus pies. Se necesita una gran fuerza interior para salir de ese estado de disonancia cognitiva.

Como conclusión a este análisis, cito las palabras del filósofo francés Henri Bergson: “Felizmente algunos han nacido con un sistema inmunitario espiritual que, más pronto o más tarde, rechaza la visión ilusoria de este mundo que les ha sido injertada desde el nacimiento hasta el condicionamiento social. Empiezan a sentir que algo está mal y comienza entonces la búsqueda de respuestas. El conocimiento interior y las experiencias exteriores anormales les muestran un aspecto de la realidad que los demás ignoran y empiezan así su viaje hacia el despertar. Cada etapa del viaje la hacen siguiendo al corazón en lugar de seguir a la masa y escogiendo el conocimiento en lugar de los velos de la ignorancia.”


Traducción: Almudena Montojo Micó
De Média-Presse-Info