Por qué fracasaron las dos repúblicas
Por Pío Moa
20/5/2021
Gral. Pavía
Resulta muy llamativo que las dos experiencia republicanas en España fracasaran tan desastrosamente, llevando al país al borde de la disolución. Aunque las fuerzas en acción y la situación histórica en un caso y en el otro fueran muy distintas, debemos buscar algún elemento común explicativo.
A mi juicio, se encuentra en la misma falla que alguien achacaba al PP: ausencia de formación histórica e ideológica, sustituida por colecciones de tópicos tan simples como exaltados. De la I República y de esa nulidad intelectual persistente tenemos buena muestra en Castelar, un cretino pomposo y confuso… que tiene en plena Castellana de Madrid un monumento igualmente pomposo. La retórica vacía, asumiendo sin crítica y simplificando arbitrariamente corrientes ideológicas traídas del exterior y generalmente denigratorias de la propia historia y cultura hispanas, están presentes en los digamos próceres de las dos repúblicas.
Azaña y los suyos trataban de repetir la primera, empeñados en “regenerar” España a la franciesa. De lo que llamaban “Europa” tenían cuatro ideas elementales, aunque fervientemente admirativas, y otras cuatro por el estilo sobre España, aunque denigratorias en este caso. Se trataba, en definitiva, de demoler la identidad nacional española forjada por los Reyes Católicos sobre el precedente hispanogótico. Se trataba de destruir el propio suelo en que podía asentarse un régimen.
La primera república fue fácilmente liquidada por Pavía en un episodio un tanto cómico. La segunda, en cambio, se saldó con una sangrienta guerra civil. Porque entre tanto se habían implantado en España otras fuerzas ideológicas, la anarquista y sobre todo la marxista, aparte de unos separatismos más fuertemente ideologizados. La primera fue la culminación del liberalismo exaltado (aunque persistiría y reaparecería con Azaña), mientras que en la segunda ese liberalismo quedaría anegado por las nuevas y más violentas fuerzas.
En los dos casos fue un militar el que puso fin al enloquecido experimento. La idea de los militares como causantes de los males de la patria es equivocada: ellos, como los políticos, podían adoptar una postura u otra, y en general, desde la invasión napoleónica, la mayoría de sus pronunciamientos tuvieron carácter “progresista”, aunque otros salvaron in extremis las chifladuras de los políticos. Amadeo de Saboya lo definió bien: “No entiendo nada, estamos en una jaula de locos”. Por qué, desde dicha invasión, ha tenido España unos políticos tan deleznables, es cuestión interesante a debatir.
Para pioma.es