España en Afganistán: cornuda y apaleada
30/4/2021
Joe Biden
El ínclito y chocho Joe Biden, ha anunciado que los EEUU se marcharán de Afganistán en Septiembre de este año, país en el que habrán llevado veinte años –diez más que en Vietnam, siendo la guerra más larga en la que se han visto implicados–, habiendo cosechado un rotundo fracaso más, porque la gran cantidad de sangre que le ha costado no ha servido para nada –lo de la pasta a los yanquis les da igual porque las guerras son la forma de impulsar su vital industria militar–, toda vez que Afganistán seguirá siendo lo que siempre ha sido desde hace… siglos; gurka incluido.
El caso es que con ese ciego, suicida, obsceno y vulgar –puede que incluso criminal– seguidismo de la política exterior norteamericana y de la OTAN que España viene practicando desde hace décadas, le ha sobrado tiempo nuestro desGobierno para anunciar lo mismo por la boca maloliente de sus ministros de AA.EE. y de Defensa: «España sincronizará la salida de sus tropas de Afganistán con la de Estados Unidos y demás aliados, que han anunciado hoy que pondrán fin a la Misión Resolute Support coincidiendo con el 20 aniversario de los atentados del 11 de septiembre (…) España seguirá apoyando al Gobierno afgano y a la sociedad civil para preservar los logros alcanzados en estos años, en particular los relativos a los derechos de las mujeres y las niñas» (González Laya) y «las líneas generales del plan de repliegue propuesto por los Estados Unidos ofrecen margen suficiente para asegurar que se consoliden los progresos democráticos alcanzados en el país (…) se debería lograr un futuro acuerdo de asociación OTAN-Afganistán en el ámbito de la seguridad y la defensa» (Margarita Robles). Ambas dos no han podido decir más tonterías en tan pocas palabras. Y es que sus neuronas anda desde la pubertad famélicas, anoréxicas y bulímicas.
Mucho se puede decir de la intervención occidental en Afganistán, tan desastrosa como la de los rusos, pero nos limitaremos a tres, y ustedes añadan las demás:
Desde 2001 han muerto unos 140.000 afganos en acciones de guerra, y cerca de 40.000 civiles por acciones de unos y otros, bombardeos de la OTAN incluidos; 2.400 soldados norteamericanos; centenares de los otros miembros de la OTAN de los cuales –para nosotros lo más doloroso– 100 españoles; el número de heridos y mutilados puede llegar a tres veces la cifras anteriores; se contabilizan cerca de cinco millones de afganos desplazados a países vecinos donde no sólo malviven, sino que son objeto de todo tipo de «trapicheos». El coste económico viene siendo para los EEUU de varias veces billonario. Y… los yihadistas/talibanes siguen controlando con bastante eficacia más del 50 por ciento del territorio afgano, en el cual el Gobierno títere de Kabul –siempre lo son– no consigue comerse una rosca a pesar del apoyo económico y militar occidental de estos veinte años. Más: tanto dicho Gobierno, como los talibanes, cifran su principal fuente de ingresos en el cultivo y exportación del opio que ha experimentado un crecimiento exponencial con la guerra el cual, en su mayor parte, no va a la industria farmacéutica, sino a la drogadicción y por ello al socavamiento de nuestra cultura ya de por sí en franca decadencia.
Nada ha cambiado en Afganistán, porque nada puede cambiar, porque los afganos no quieren hacerlo y porque tiene todo el derecho del mundo a vivir como ellos desean, que es como viven desde hace siglos. Y es que ya está bien de pretender ir por el planeta exportando la «democracia», la «libertad «, los «derechos» y… el aborto, la sodomía, la eutanasia, el feminismo, el divorcio, la destrucción de la familia, el ateísmo, la corrupción, etc., etc., que tan nefastos resultados nos está dando, porque ni son democracia, ni libertad, ni derechos de verdad, sino totalitarismo, pensamiento único, censura, confinamiento, vagancia, analfabetismo, manipulación, etc., etc. En cuanto a lo de las mujeres y las niñas que dice González Laya más le valdría ir allí y preguntarles a ellas y verá cómo le dicen que con el burka están encantadas porque así lo enseña el Corán y porque así llevan viviendo desde hace siglos. Que cada cual viva según sus creencias, cultura y tradiciones.
Y por último, para qué hablar de nuestros «aguerridos» militares que una y mil veces sirven de mercenarios y mamporreros de estadounidenses y de otros, yendo por esos mundos de Dios, o mejor decir sin Dios de verdad, sirviendo a intereses extranjeros la mayoría de las veces desconocidos y más que turbios, pelando guardias, buscando facturar dietas para cambiar de coche o reformar el cuarto de baño y perdiendo a veces la vida sin sentido, en meros accidentes por la falta de material o preparación adecuada, cuando no por negligencias e irresponsabilidades
mayúsculas de políticos y mandos supriores –caso del YK-42 y del Puma– que siempre se van de rositas, sin heroísmo ni honor ni dignidad porque no cayeron por España, por la Patria, por su independencia, soberanía e integridad territorial, por lo que sus muertes fueron fueron inútiles –lo que se sabía desde el principio a poca historia que se conozca–, porque su sangre fue derramada en la lejanía de manera ignominiosa mientras España se deshacía y deshace delante de sus narices siendo cómplices en su destrucción con si inhibición y silencio; lo que también ocurre cuando marchan al resto de «misiones en el exterior», que ni nos van ni nos vienen, manos aún estando como estamos y pero que vamos a estar.