jueves, 3 de febrero de 2022

***NOM: Tras la plandemia, ¿Ucrania y el cambio climático?

Tras la plandemia, ¿Ucrania y el cambio climático?
27-1-22

Por Alfonso de la Vega*.- Afortunadamente, con la iniciada revocación de prohibiciones y limitaciones a los derechos humanos parece ser que la plutocracia ya está empezando a dar por finalizada la famosa plandemia. La acorazada mediática gira sus potentes cañones hacia nuevos objetivos.

Ahora tocaría otra forma de aterrorización psicológica de la sociedad, otra “emergencia” que permita sostener y aumentar el autoritarismo contra la libertad y los derechos civiles de las gentes. Por lo que cabe deducir del actual proceso histórico, la plutocracia eugenésica satanizada habría decidido que ya no le interesa mantener regímenes más o menos liberales o democráticos y trataría de implantar una tecnocracia despótica y liberticida que atienda y mantenga sus intereses sin controles ni mayores formalidades.

Gracias a un pretexto u otro, el caso es promover el autoritarismo liberticida. En ello están muchos de sus justificadores teóricos o prácticos. Plandemias, guerras, calamidades de la naturaleza, “todo vale para el convento” como decía el fraile roba gallinas del cuento.

De modo que, ahora, con gran incertidumbre aun en este momento, tenemos la peligrosísima crisis de Ucrania provocada originariamente tras el golpe de Euromaidán de 2013 y los acosos a la Rusia actual que ya no es la URSS de la guerra fría ni menos la de la División Azul. Tema difícil como todos los de geopolítica, pero que la mohatra mediática lo cuenta o tergiversa a su manera, siempre a gusto del amo.

Y desde luego, aunque la cita anual de Davos con el mandarín comunista chino de prima donna haya resultado algo deslucida, también la gran Oportunidad estratégica de lo del cambio climático, que sin duda ha de dar mucho juego en el actual proceso de sometimiento autoritario de las naciones. Se trataría de una mohatra perfecta, decretada por el llamado Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC); un tinglado ad hoc montado por la ONU como coartada pretendidamente científica y neutral para favorecer políticas monopolistas abusivas y promover la dictadura tecnocrática globalista. De este modo, la élite se asegura dominar el discurso supuestamente científico. Incluso censurando o ninguneando a la ciencia disidente y los hechos que no cuadran en el plan establecido. Personalidades que no se dejan avasallar son tratados como herejes de la nueva religión climatológica.

A este tenderete oficialista se viene oponiendo otro del que el lector seguramente habrá escuchado hablar menos: el Panel Internacional No Gubernamental sobre Cambio Climático (NIPCC). El NIPCC tiene sus raíces en una reunión en Milán en 2003 organizada por la Science and Environmental Policy Project (SEPP), una organización de investigación y educación sin fines de lucro con sede en Arlington, Virginia. Se trata de un grupo internacional de científicos y académicos no gubernamentales que se han reunido para comprender las causas y consecuencias del cambio climático. Científicos y profesionales que no están predispuestos a creer sin mejores evidencias demostrables que el cambio climático es causado por las emisiones humanas de gases de efecto invernadero.

Pretenden recoger y estudiar las evidencias que ignora el oficialista Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). Y debido a que no trabajan para ningún gobierno, no estarían sesgados hacia la premisa de que es necesaria una mayor actividad autoritaria gubernamental para combatir el cambio climático de supuesto origen antropogénico.

Una visión desde España

Muchos de los problemas reales o inventados que amenazan hoy a la humanidad tienen un carácter global, que rebasa las posibilidades de actuación de las naciones, suponiendo que aún mantuviesen suficiente soberanía y quisiesen ejercerla. Sin embargo, no conviene perder nuestras referencias más inmediatas. Lo que viene ocurriendo en un horizonte temporal dilatado, desde antes de una actividad humana de consecuencias significativas, es la oscilación climática; con periodos de glaciación y de interglaciación.

Además de las tendencias primarias en uno u otro sentido, habría periodos de pulsaciones más reducidos dentro de ese proceso general. En el caso de la península Ibérica cabe recordar algunas notas ilustrativas:

Según Estrabón, en la España romana había “densos bosques y corpulentos árboles”, de carácter mesófilo más que mediterráneo. En el cambio de especies vegetales conviene recordar, a diferencia de la orografía americana con cordilleras en el sentido de los meridianos, las dificultades de adaptación a la aridez por las barrederas orográficas, según los paralelos que impiden el “movimiento” de las masas boscosas hacia el norte. Sin embargo quedan relictos como el hayedo de Montejo en Madrid, testigos de un pasado de predominio mesófilo, antes de que el haya perdiera la batalla contra el pino.

En la península Ibérica se produce un periodo de aridez desde los Reyes Católicos hasta Felipe II, con un descenso de más de la cuarta parte de la pluviometría anual, lo que tuvo, junto a otros factores, singular importancia en la ruina de la agricultura castellana.
Se produce una grave crisis de la industria de la seda por regresión de la morera. Síntoma indicativo del progreso de la aridez hacía el norte además de los cambios en la distribución natural de especies vegetales lo constituye la sustitución del buey por el mulo como elemento de tracción.

La pulsación climática ibérica estaría ligada a la experimentada por el Norte de África y el Sahara en particular, con un grave proceso de desertización patente desde el siglo VII que, probablemente, influyó en el avance del islam, pues muchos habitantes de las otrora áreas agrícolas se vieron forzados a emigrar.

Las sequías cíclicas están ligadas a la actividad solar y, en algunas ocasiones, han dado lugar a importantes revueltas campesinas con efectos políticos y sociales.

No se conocen bien del todo las causas de dichas pulsaciones climáticas, pero muy probablemente la más importante sea las variaciones en la actividad termonuclear del Sol.

Cabe decir, en breve resumen, que:

La naturaleza, no la actividad humana, gobierna el clima.

El clima está sujeto a pulsaciones de diferente escala, geológica o histórica, estacionales, diurnas y nocturnas, locales o continentales.

La influencia principal tiene un origen cósmico, aunque muy influido por la geografía. No hay más que recordar, por ejemplo tan conocido, la influencia de la geografía de Asia en la formación de los monzones, de los que dependen muchas cosechas y con ellos el bienestar de millones de personas.

Nuevas técnicas de manipulación de la atmósfera pueden permitir modificar localmente la meteorología, promoviendo o retirando nubes y lluvias. En España, las lluvias, condicionadas por la geografía, son el elemento principal del clima.

Las pulsaciones climáticas en la península Ibérica han tenido y tienen consecuencias históricas.

Una cosa son las emisiones de CO2 en las que se basan las políticas autoritarias para promover monopolios empresariales oligárquicos y dictaduras políticas o culturales y otra la verdadera problemática medioambiental que tiene que ver con la erosión, los recursos no renovables, la contaminación, la destrucción de bosques y la manipulación genética, o la eliminación de los sistemas agrarios tradicionales más adaptados al ciclo cerrado.

Lo que constituye una grave amenaza para la humanidad no es el clima sino la manipulación de los datos y la información sobre el clima que perpetra la élite para favorecer sus políticas liberticidas, negocios y granjerías.

*Ingeniero agrónomo y analista político

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