Las estrechas calles de la ciudad vieja de Jerusalén nos conducen al inicio de la Vía Dolorosa. En nuestro camino de Cuaresma nos detenemos en la iglesia de la flagelación, construida por los cruzados en el siglo XII, luego abandonada y desde 1838 propiedad de la Custodia de Tierra Santa.
SUSCRIBIRME Las estrechas calles de la ciudad vieja de Jerusalén nos conducen al inicio de la Vía Dolorosa. En nuestro camino de Cuaresma nos detenemos en la iglesia de la flagelación, construida por los cruzados en el siglo XII, luego abandonada y desde 1838 propiedad de la Custodia de Tierra Santa.