lunes, 8 de agosto de 2022

¡Santiago y cierra, España! Batalla de ALBELDA-CLAVIJO en 859

 Por Santiago Clavijo
26 NOV 2010

Atanasio, discípulo del apóstol Santiago y primer obispo de Zaragoza documentó la aparición de la Virgen del Pilar. Fragmentos de sus escritos fueron utilizados por el papa San Gregorio Magno en el códice enviado al VII Concilio de Toledo (año 646). Los milagros realizados por los apóstoles en Jerusalén y el éxito de su predicación a los judíos desató una cruel persecución; siguiendo el mandato de Jesucristo de llevar el Evangelio a los gentiles se dispersaron por todos los países.

Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo y hermano de Juan, fue designado para llegar al Finisterre hispánico. Según la tradición la Virgen María bendijo a Santiago en Éfeso antes de embarcar para Gades (Cádiz) en el antiguo reino de los tartesos con los que ya comerciaba el sabio rey Salomón.

Después de dos años de escasas conversiones en Hispania. Santiago llegó a Zaragoza camino de Tarraco para embarcar. A orillas del Ebro oró con sus discípulos durante toda la noche hasta la madrugada. Entonces oyó una música celestial y vio a la madre de Cristo entre dos coros de ángeles sobre una columna de mármol. La Virgen le comunicó que el Pilar permanecería allí hasta el fin de los tiempos y le pidió que edificara una capilla en el mismo lugar para su culto. Es la primera aparición de la Virgen María, en carne mortal (año 40), privilegio de España sobre el resto de las naciones, lo que justifica su nominación por Juan Pablo II como “tierra de María”.

Santiago volvió a Jerusalén para cumplir la promesa de la Virgen de ser el primer apóstol mártir. Cumpliendo sus deseos, sus discípulos llevaron sus restos a Galicia donde fueron enterrados.

El beato de Liébana, obispo de Astorga (León), predicó (año 783) la presencia de Santiago en España. Fue el precursor del milagroso hallazgo (año 829) en Compostela del sepulcro del apóstol. Alfonso II el Casto peregrinó con los notables del reino astur-leonés, construyó una basílica y le nombró patrón protector de España.

En 859 Muza II de Zaragoza, autodenominado tercer rey de España, vasallo del emir mahometano de Córdoba, construyó una fortaleza en Albelda, lugar estratégico en el límite de la Vardulia cristiana para dominar la ruta de las aceifas veraniegas de los moros contra las tierras cantábricas y los valles leoneses del Esla.

El rey Ordoño de Oviedo aliado con García, reyezuelo de Pamplona, sitió Albelda pero Muza acudió con fuerzas muy superiores a las cristianas obligando a su retirada hasta el monte Laturce (Clavijo), donde pasaron la noche en situación precaria pidiendo la protección del Apóstol. A la mañana siguiente se dio la mítica batalla de Clavijo con la intervención de Santiago sobre su caballo blanco. Al grito de “Santiago y cierra, España” los cristianos arrollaron a los sarracenos que dejaron 12.000 muertos sobre el campo.

Hoy, España está al borde del abismo, ha llegado el momento de dar la batalla. Pidamos al Apóstol su mediación para salvarnos una vez más de la destrucción por obra del “maligno” que ahora utiliza a los agentes socialmasónicos del “Nuevo Orden Mundial”.


La voz “¡Santiago y cierra, España!” nace en la Reconquista, concretamente en la batalla de las Navas de Tolosa. Descompongamos la frase: Santiago, invocación al Apóstol, Patrón de España. Cierra, voz castrense mediante la cual se ordenaba cerrar el cuadro de las formaciones de infantería y de caballería buscando acometer al enemigo, acortar distancias con él y trabar combate. Nada que ver, por lo tanto con la interpretación, incluso valleinclanesca, de cerrar en el sentido de clausurar España a la libertad y al progreso. Después viene la coma, signo de puntuación de pausa que separa el término cerrar del nombre de España. Por lo tanto, para todo aquél que sepa leer, no se quiere decir, de ningún modo, cerrar España como quien cierra una puerta para que nada ni nadie entre, dejando aislados e incomunicados a los que ya están dentro. No. Finalmente, después de la coma, España como invocación a la Patria por la que se va a luchar, a morir y a vencer, siempre con la intercesión de Santiago en el inminente combate.

Gracias a la invocación “¡Santiago y cierra, España!”, nacida en la Reconquista y universalizada por los Tercios Imperiales españoles, España se abre al mundo, conquista el mundo y el mundo acaba hablando español porque los Tercios Viejos cerraron sus cuadros sobre la geografía universal. Si España se hubiera cerrado, como sostienen los juglares del viejo mester de progresía, hoy más de medio mundo no sabría qué significan libertad y progreso

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Descubre petróleo con la batalla de Clavijo
1 AGOSTO 2022

Pues va y nos descubre ahora que la legendaria batalla de Clavijo no existió y que el Camino de Santiago es un invento de los curas, como si las leyendas y los cronistas no formaran parte de la Historia: ¿intentará degradar también lo del Caballo de Troya de la mitología griega?

Lo cierto es que me había hecho ilusiones de recuperar un posible renacimiento de una nueva crítica irónica inteligente y en vez de hallar “La Codorniz”, aparece en este podcast una mala caricatura de “El Jueves”.

Por si se tratara de una pobre interpretación personal del podcast, he vuelto a leer algunos trabajos de Govantes, Ximénez de Rada, Pérez de Urbel o Sánchez de Albornoz, para llegar a ratificar que ni Ramiro I peleó en Clavijo ni que hubiera combatido al lado del Apóstol Santiago. Sin embargo, hubo una batalla en aquellos lugares, aunque ésta tuvo lugar en el año 859, durante el reinado de Ordoño I: es conocida como batalla de Albelda, librada contra el gobernador de Zaragoza, el “Tercer rey de España”. Ambas localidades riojanas se hallan a tiro de piedra y los arqueólogos ha descubierto numerosos restos óseos, esos a los que Nieves Coscostrina parece tan aficionada: Nerón, San Valentín, Francisco Pizarro…

BATALLA  de ALBELDA
25 JULIO 2022

Musa ibn Musa, al apoderarse de Huesca en 855, había reunido un territorio tan extenso que se hacía llamar "tercer rey de España". Tratando de proporcionarse una base militar en una zona estratégica de comunicación entre las actuales Soria y Logroño, mandó construir una fortaleza en Albelda o Albaida, entre Clavijo y los montes de Viguera. Según la Crónica de Alfonso III en ese momento García Íñiguez de Pamplona abandonó su tradicional alianza con los Banu Qasi para aliarse con los asturianos. Ordoño I de Asturias se adelantó al peligro que podría suponer la nueva fortaleza y en 859 la atacó y destruyó, causando una gran derrota a los Banu Qasi.

Tras la derrota musulmana en esta batalla, en 860 la monarquía asturiana llevó a cabo la repoblación de Amaya, intensificando de esa manera el fenómeno repoblador en el alto Ebro y los territorios ubicados en la margen izquierda del Duero.