jueves, 15 de diciembre de 2022

Todo lo que es universal es masónico

Todo lo que es universal es masónico
13/12/2022

Así se manifestaba un conocido masón francés en su libro[1], por cierto, elogiosamente dedicado a las papas protagonistas del Concilio Vaticano II, Juan XXIII y Pablo VI.


La Sociedad de Naciones establecida en 1919 fue el primer paso para la futura creación del Nuevo Orden Mundial, que tendrá sus cimientos con la institución de la Organización de las Naciones Unidas en 1946, tras la segunda guerra mundial. Pero un Orden Mundial no podría llevarse a cabo y consolidarse sin la colaboración de la Iglesia católica, o bien sumisión, pero en todo caso “visto bueno” de la institución referencia en el mundo.

La Iglesia que ejercía su autoridad para defender la fe y la verdad del ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, la Iglesia de estructura jerárquica, firme y sólida, La Iglesia que condenaba sin paliativos la masonería, el comunismo, la herejía, el cisma, la Iglesia que alentaba a las naciones católicas, la Iglesia que no se decantaba por una determinada forma de gobierno, con tal que las leyes respetaran la dignidad del hombre, la Iglesia dogmática, violentamente despreciada por la masonería, esa Iglesia no “cabía” en el Nuevo Orden Mundial que ya en los años 60 del siglo XX se estaban diseñando. Esa Iglesia era un estorbo, una barrera que había que derribar.

El cardenal John Joseph O’Connor (1920- 2000) , arzobispo de Nueva York en un encuentro con masones «católicos»

Era necesario transformar la Iglesia, crear una estructura nueva dentro de la cual la nueva Iglesia, asociada al Orden nuevo, se desenvolviera. Había que conseguir que la Iglesia se transmutara en una simple sociedad política más, y, por tanto, que se manifestara como tal. Era imprescindible que quedara en el recuerdo la Iglesia jerárquica, dogmática, hegemónica, influyente, alentadora de los Estados católicos, fiel a la tradición. Era imprescindible una nueva Iglesia democrática, que en su organización interna no se diferenciara de las nuevas sociedades pluralistas.

Hoy constatamos la realidad de la “nueva” Iglesia sumisa al Nuevo Orden Mundial, que comparte su agenda mundialista, sometida a la autoridad que emana de este Nuevo Orden. Nos encontramos con una Iglesia que “habla” el lenguaje del “mundo”, que tiene las preocupaciones del “mundo”, que está preocupada por “el aquí y ahora”, sin ninguna visión sobrenatural. En definitiva, tenemos una Iglesia que desea congraciarse con el mundo y sus poderes.

El Concilio Vaticano II vino a preparar a la Iglesia para el futuro Orden Mundial.

En influyentes Universidades católicas se estableció una enseñanza teológica que atacaba directamente al dogma católico y a la fe, que introducía la aceptación de la herejía dando rienda suelta al modernismo y liberalismo. En muchas facultades de Teología un luterano se podía sentir como “en casa”. Esto ha supuesto que durante años han salido, y siguen saliendo, promociones de sacerdotes y laicos con tal formación anti dogmática y anticatólica

.20 de agosto de 2012. Para conmemorar “el día del masón”, se celebró una misa sacrílega en Belo Jardim, diócesis de Pesqueira, en Pernambuco, Brasil

La estructura jerárquica ha sido “tocada” con la creación de la Conferencias Episcopales, que han terminado en transformarse en núcleos de poder que se oponen al propio Magisterio de la Iglesia. Ello ha llevado consigo una devaluación manifiesta de la autoridad eclesiástica, y, por ende, de su propia credibilidad.


Con el ecumenismo y diálogo religioso, la Iglesia se presenta ante el mundo como una institución que dialoga con todos, que ya no tiene nada que condenar, ni en realidad nada que defender, porque su nueva misión es el diálogo y la construcción de una sociedad plural y abierta a todas las creencias. Su nueva misión es la de construir un mundo mejor, de paz, fraternidad y amor.

Hoy tenemos una Iglesia que actúa como cualquier institución política, que aspira al Nuevo Orden Mundial, y que se somete a sus arquitectos.

Todo lo que es universal es masónico.

[1] Yves Marsaudon. L’oecumenisme vu par un franc-macon de tradition. Editions Vitiano. Paris. 1964