lunes, 23 de noviembre de 2020

KISSINGER: Mucha gente va a morir en el NUEVO ORDEN MUNDIAL y FUKUYAMA: La CONSTRUCCION del ESTADO hacia un NUEVO ORDEN MUNDIAL en el SI GLO XXI

WORLD ORDER 
Autor: Henry Kissinger.
Editorial: Nueva York, The Penguin Press, 2014

RESEÑA DEL LIBRO
Jorge Mestre 
Analista en Relaciones Internacionales 
y Asesor en el Consejo de Europa

Decía Kenneth Waltz que construir una teoría de las relaciones internacionales basada en elementos históricos entraña riesgos. Pero la pregunta parece obvia. ¿Es la historia algo progresivo, lineal y direccional, como la describió Fukuyama (1996) o como Kissinger sugiere en su último libro, “World Order” (Orden Mundial), una sucesión de elementos ya conocidos que vuelven a reproducirse? Kissinger subraya en “World Order” que el sistema nacido tras Westfalia (1648) definió el marco de un orden internacional que se basó en la figura del estado, y así ha permanecido hasta la actualidad. 

El Congreso de Viena de 1814 es nuevamente exaltado por el autor porque las grandes potencias se coordinaron para preservar un orden estable. Aunque no conviene obviar que el Congreso de Viena también convirtió al zar Alejandro I en árbitro de asuntos europeos, circunstancia que le permitió anexionarse buena parte de territorio de la actual Polonia. 

Entre lo que hemos encontrado más destacable recorriendo las páginas de este libro, señalamos que sus palabras actúan como un gran zoom que ofrece una panorámica de las tendencias y hechos históricos más relevantes, para enfocarse luego en una serie de pequeños detalles y anécdotas que ilustran sus planteamientos. 

La anarquía, que parecía superada en las relaciones entre los estados tras el final de la guerra fría, y que anunciaba un nuevo estadio en la cooperación interestatal, ha adquirido mayor protagonismo en el sistema internacional; fomentando la perspectiva realista de las Relaciones Internacionales que, hace 25 años, atravesaba una fase de cierto declive. 

El propio Kissinger, a sus 92 años, observa perspicazmente señales en la actualidad que nos conducen hacia un hobessiano estado de naturaleza, en Siria o en Irak, donde no hay otras reglas que las impuestas por el más fuerte. Las relaciones entre los estados son más conflictivas de lo que lo eran una década atrás; pero, al mismo tiempo, los actores estatales muestran más debilidades que antaño, y también más incapaces para poder controlar los movimientos de descontento popular, de fragmentación cultural, la escasez de recursos, la degradación del medio ambiente. 

Por su parte, Estados Unidos tampoco ofrece ya la voluntad o capacidad de tranquilizar a los aliados y disuadir a los adversarios. El “Orden Mundial” parece cada vez más una quimera. A mi juicio, todo esto es consecuencia directa de una multipolaridad desequilibrada que se va abriendo paso en el sistema internacional. En otros momentos la multipolaridad se sustentaba por el equilibrio de poderes; pero en la actualidad ese mismo equilibrio se torna más frágil, debido principalmente a la aparición en escena de potencias regionales, cuya política exterior puede adscribirse a posiciones revisionistas. 

Tomemos como ejemplos los casos ruso o chino. Desde hace más de diez años, el país que tenía visos de provocar un choque frontal con Estados Unidos era China, debido a su progresión como “gran potencia”. Sin embargo, las relaciones entre Pekín y Washington se han caracterizado por la defensa de los intereses nacionales respectivos, pero sin llegar a ningún enfrentamiento. 

Todo lo contrario de lo que sucede con Rusia, un estado al que se suponía que con el colapso soviético y con su apertura, parecía predestinada a abrazar el modelo liberal occidental. El paraíso kantiano de la Unión Europea devolvió la estabilidad y convivencia pacífica a sus partes integrantes; pero fuera de ella, el mundo se parece más al de finales del siglo XIX que al que los liberales, como Fukuyama, Doyle, Keohane o Nye creyeron encaminarse. 

Hoy en día, no existe un criterio de la UE respecto a Rusia más allá de las sanciones impuestas por la crisis ucraniana. Si a finales del siglo XIX eran Francia y Rusia quienes trataban de detener el ascenso imparable de Alemania, ahora son Francia y Alemania quienes tratan de contener a Rusia; sobrepasando incluso el marco que brinda la propia UE. 

Pero a pesar de las sanciones, EE UU y Europa necesitan a Rusia para avanzar en cuestiones básicas. Esto es especialmente cierto en lo que respecta a Siria, donde su propuesta de confiscar las armas químicas sigue manteniendo al presidente Bashar al-Asad, un aliado del Kremlin, en el poder, o en las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán. 

Con la volatilidad del mundo actual, escribe, resulta crucial que EE UU siga participando en el escenario mundial como “equilibrador” en regiones como Oriente Medio y Asia, sobre todo en un momento en el que Europa parece estar mirando más hacia su interior que hacia el resto del mundo. 

Asistimos pues a un período en el que los estados se resitúan como principales actores unitarios de la política internacional, donde la anarquía del propio sistema y la maximización de la seguridad figuran como principales fuerzas que definen el comportamiento de las grandes potencias. Kissinger concluye afirmando que le gustaría vivir en un mundo más estable, más “vienés”, ya que el “orden mundial” en la actualidad no es un orden, ni puede considerarse mundial.

La CONSTRUCCION del ESTADO
Hacia un  NUEVO ORDEN MUNDIAL en el  SI GLO XXI

SANTIAGO CLAVIJO
WIKIPEDIA
Henry Kissinger, registrado al nacer como Heinz Alfred Kissinger (Fürth, Baviera, 27 de mayo de 1923), es un político estadounidense de origen judeo-alemán que tuvo una gran influencia sobre la política internacional, no solo de Estados Unidos con respecto a los demás países, sino también sobre otras naciones. Ejerció como secretario de Estado durante los mandatos de Richard Nixon y Gerald Ford, desempeñando este papel preponderante en la política exterior de Estados Unidos entre 1969 y 1977, y fue consejero de Seguridad Nacional durante todo el mandato inicial del primero.

Kissinger se caracterizó por llevar las riendas de un proceder internacional fuerte pero al mismo tiempo negociador, siendo el artífice de la denominada «política de distensión» con la Unión Soviética y China, país con el cual logró, durante el mandato de Richard Nixon, consolidar relaciones pacíficas.

Tuvo que hacerse cargo de poner fin a la muy criticada Guerra de Vietnam y gestionar la crisis de la Guerra de Yom Kippur, concibiendo una nueva visión de como llevar la política exterior estadounidense, al colocar como último recurso la intervención militar, siendo este nuevo proceder el que lo llevó a obtener el Premio Nobel de la Paz en 1973, gracias al alto al fuego que logró establecer en Vietnam.

Aun así, la controversia ha persistido sobre su figura, debido a la intervención de la CIA en varios Golpes de Estado sucedidos en Latinoamérica durante la década de 1970. Sus críticos lo consideran instigador de genocidios sistemáticos de grupos políticos, estando ligado a varios regímenes autoritarios latinoamericanos, tales como la dictadura militar chilena de Augusto Pinochet o el Proceso de Reorganización Nacional de Argentina, así como por ser el responsable de planes represivos como lo sería la Operación Cóndor, cuya célula de origen habría sido la Escuela de las Américas. Todo esto ha ocasionado que existan numerosas iniciativas que persiguen conseguir su procesamiento ante instancias judiciales internacionales, así como la retirada de su Premio Nobel.

Ha pasado a actuar desde el sector privado, fundó la Kissinger Associates, y es accionista y cofundador de la Kissinger & McLarty Associates, así como miembro de las juntas directivas y asesor de las empresas The Hollinger Group y Gulfstream Aerospace. Además es rector de la Universidad de Georgetown y sirvió en Indonesia como Asesor General de Gobierno.

En el 2001, Kissinger fue llamado por el gabinete de George W. Bush para liderar un comité de crisis internacional a causa de los ataques del 11-S así como para que a través de su firma prestase asesoría diplomática y política al gobierno, no obstante Kissinger se retiró poco después de este proyecto.

Henry Kissinger es por mucho una de las figuras políticas y de la diplomacia más relevantes de la Historia de los Estados Unidos, tanto como controvertida. Si bien sus méritos en la política internacional son notables (apertura de relaciones con la URSS, China, entre otros), su negativa a devolver el Premio Nobel de la Paz que recibió gracias al alto al fuego que hubo en la Guerra de Vietnam y que posteriormente se rompió, así como las decenas de acusaciones de colaborar e incluso promover regímenes dictatoriales y acciones terroristas en diferentes partes del mundo, que cometieron severas violaciones a los Derechos Humanos, han ocasionado que su persona haya sido duramente criticada desde numerosas entidades tanto como por personalidades de la política o intelectuales, siendo algunos de los más conocidos el juez español Baltasar Garzón, asesor del Tribunal de la Haya, quien intentó fallidamente procesarlo por violaciones a los Derechos Humanos, y el periodista y escritor Christopher Hitchens, autor del best-seller Juicio a Kissinger.

Henry Kissinger también ha recibido críticas por ser uno de los miembros fundadores del polémico y todavía activo Grupo Bilderberg, entidad no gubernamental, en la que se reúnen varias de las personas más poderosas e influyentes de todo el mundo, incluyendo monarcas, aristócratas, políticos, empresarios y magnates.