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miércoles, 21 de octubre de 2020

Magnicidio Masónico: Matar a CARRERO-Claves de la Conspiración

Presidente del Gobierno de ESPAÑA
Santiago Clavijo
15/10/2020

1. Asesinato de Carrero Blanco
Claves para entender la España actual
Pedro Navarro

2. Magnicidio de Carrero
Toda la verdad al descubierto
Contexto político del momento
Prolegómenos del atentado
Detalles del asesinato
Peculiaridades posteriores
Juicio de los autores del atentado
El “asunto Gabaldón”
José María Manrique
10-3-2013

3. Magnicidio en Madrid
Santiago Clavijo
29-3-2015
1. Biografía de Luis Carrero Blanco
2. Asesinato de Carrero ¿Magnicidio masónico?
3. Antecedentes de la Conspiración contra España
4. "Matar a Carrero Blanco: La Conspiración" (M. Cerdán)
5. Causa del Magnicidio: Planes Atómicos de Franco

4. Explosivo que asesinó a Carrero
Se manipuló en la base USA de Rota
19-12-2011

5. MAGNICIDIO de CARRERO
José María Manrique

6. Matar a CARRERO
Las claves de la conspiración
Manuel Cerdán
6-10-2013
La mano asesina fue la de ETA
pero otros le allanaron el terreno

[El periodista Manuel Cerdán publica Matar a Carrero: La Conspiración (ed. Plaza y Janés), una obra en la que plasma la “versión definitiva” de un magnicidio del que se cumplirá el 23 de diciembre el cuarenta aniversario y sobre el que aún planean demasiadas incógnitas. En el libro analiza todos los detalles que rodearon el asesinato del presidente del Gobierno franquista, que apuntan a ETA como mano ejecutora pero revelan sombras sobre los intereses que pudieron tener otros en su muerte. A continuación, el periodista desgrana algunos de los puntos claves del atentado]

En diciembre de 2003, aprovechando el 30 aniversario de la muerte de Carrero Blanco, publiqué una serie de reportajes sobre el atentado que le costó la vida al presidente del Gobierno. Con el título "Objetivo: asesinar al presidente", destaqué lo sospechoso que resultaba que una treintena de terroristas de ETA se pasearan por Madrid durante un año y nadie del Ministerio de la Gobernación, de las Fuerzas de Seguridad, de los servicios secretos, de la Jefatura del Estado, del Ejército o del Gobierno se diera cuenta de los planes asesinos de la banda terrorista. ¡Increíble! e ¡Incomprensible!

Después de más de una década de investigación sobre el asesinato del almirante Carrero estoy cada vez más convencido de que el magnicidio se debió a un complot contra el delfín de Franco. La mano asesina fue la de ETA, pero otros le allanaron el terreno. Pero, después de cuarenta años, nadie ha logrado reunir las pruebas para demostrarlo, sobre todo, porque desde el principio la investigación nació viciada y contaminada. Ni al Régimen ni, después, a los gobiernos de la Transición les interesó seguir la pista de la trama asesina. Finalmente, la amnistía de 1978 dejó en libertad a todos los encausados por el atentado. La sospecha sobre un complot se debe a un cúmulo de pruebas, a infinidad de contradicciones, a numerosas conjeturas, a testimonios de muchos testigos y protagonistas de la época, a un sin fin de indicios y, sobre todo, a mucho olfato.

Ni en la mente más cartesiana cabe la posibilidad de que nadie detectara los planes de ETA en Madrid, en la capital de la Dictadura, a la que la oposición al franquismo pintaba como el enclave de la represión, las redadas y la tortura. Bajo esos parámetros no se entiende la libertad de movimientos de ETA durante más de un año. Tampoco se entiende la displicencia de los terroristas quienes, a veces, dan a entender que actúan con plena impunidad.

La verdad es que todo es muy diferente a como nos lo han contado durante décadas. En 1973, ni el SECED era tan temible, ni la Policía franquista tan omnímoda, ni el Régimen tan monolítico. El Movimiento, que salió victorioso de la Guerra Civil, atravesaba una grave enfermedad, como el propio Franco. El parkinson del Caudillo no era sólo fisiológico, sino también metafóricamente político. Esa ausencia del líder, que se quedaba dormido en los Consejos de Ministros, socavó la propia existencia del sistema y provocó una soterrada lucha por la sucesión. Carrero se movía entre los tecnócratas del Opus Dei, los franquistas más moderados y los monárquicos que apoyaban la solución de continuidad de la Corona representada en la figura del Príncipe Juan Carlos.


Portada del libro 'Matar a Carrero: La conspiraciónEn el otro bando, sobresalían los más ultras del Régimen, los azules de Falange y el círculo de El Pardo, el más próximo al Caudillo. Destacaban Doña Carmen y el marqués de Villaverde, el yernísimo, que reivindicaban para España más mano dura. Para ello, siempre se postularon a favor de Don Alfonso de Borbón, el primo del Príncipe, y de Arias Navarro, entonces alcalde de Madrid. Todos ellos lograron convencer al Caudillo para que Carrero, en contra de su criterio, nombrara a Arias ministro de la Gobernación. Tras el magnicidio llegaron aún más lejos y lo colocaron al frente de la Presidencia del Gobierno.

En medio de ese escenario conspirativo, ETA cruzaba el Ebro y desembarcaba en Madrid con toda su artillería. En el verano de 1973, llegaron a reunirse hasta treinta dirigentes.

Las piezas de un atentado maldito
Estas son algunas de las claves que colocan el magnicidio de Carrero Blanco en la categoría de los malditos, como el del general Prim en 1870, el primer presidente asesinado en España.

-ETA manda a Madrid a un comando de activistas fichados, con órdenes de busca y captura y perseguidos por la policía.
-Los etarras desde el primer día que llegan a la capital se relacionan con miembros de la oposición que están fichados y son unos habituales de los calabozos de la DGS de la Puerta del Sol. Todos ellos soportan a menudo redadas y detenciones.
-Desde el primer momento, los topos de la Policía y Guardia Civil avisan de que se enteran de que ETA planea algo gordo en Madrid, pero no se redoblan las medidas de seguridad. Y menos las que afectan al presidente. Sus escoltas, en repetidas ocasiones, alertan a sus superiores de que la iglesia de San Francisco de Borja es un desfiladero rodeado de comanches, pero nadie pone coto a esa amenaza.
-Tras el asesinato de un policía en pleno centro de Madrid, el Primero de Mayo, por un militante de extrema izquierda, la político-social despliega un sin fin de redadas pero ninguna de ellas sirve para socavar el joint venture Forest/Argala.
-Los miembros del comando Txikia, ya instalados en el piso de la calle Mirlo, en el barrio de Campamento, donde los conocen como "los de la ETA", emprenden varias acciones en Madrid, mientras preparan el atentado, todas ellas con éxito. Atracan una comisaría, asaltan una armería y roban un fusil a un centinela de Capitanía y, sorprendentemente, nadie les molesta. Además, rizando el rizo, realizan prácticas de tiro en la Casa de Campo y prueban explosivos en la Sierra de Madrid.
-Algunos de los integrantes del comando desatienden las mínimas garantías de seguridad y de clandestinidad para una organización terrorista. La estancia en Madrid es un cúmulo de despropósitos: sufren un robo en la boutique, se les dispara una pistola en uno de los pisos alquilados, se olvidan una cartera con un arma en la barra de un bar... Y se dejan ver a diario en las inmediaciones de la Embajada americana cuando se dedican a vigilar a Carrero.
-El comando alquila y adquiere una decena de pisos y locales sin que ningún portero, conserje o sereno dé el cante a la Policía.
-La dirección de la banda decide celebrar una reunión de su Comité Ejecutivo en un piso de Getafe, una de las zonas obreras en las que la Policía vigila de cerca a los dirigentes sindicales. Por allí, pasan casi una veintena de terroristas y nadie se percata de ello.
-El comisario de Bilbao facilita a Madrid una lista con las fichas y fotos de los etarras más peligrosos, en las que aparecen la treintena de los terroristas que se mueven por Madrid, pero el comando, a pesar de las luces de alarma, sigue disfrutando de plena impunidad.
-Las Fuerzas de Seguridad detienen en el País Vasco a uno de los generales de ETA, quien en su interrogatorio confiesa que acaba de llegar de Madrid, donde ha mantenido una reunión con otros militantes de la banda. Asimismo, declara que en la capital ha entregado una fuerte suma de dinero a un compañero de la organización. Pero las revelaciones se apolillan en un cajón.
-Los etarras se mueven por España con plena libertad. Viajan en Talgo, armados, de San Sebastián a la estación de Chamartín de Madrid, hacen turismo en Toledo en medio de una visita del entonces Príncipe Juan Carlos, alquilan y compran automóviles, se desplazan a Burgos a retirar los explosivos que han sido robados en un polvorín de Hernani, salen de copas por la noche, confiesan a desconocidos su misión capitalina, dejan huellas dactilares y pistas en todas las viviendas arrendadas... Todo ello con documentación falsa y, en algunos de los casos, de muy baja calidad. Y nadie detecta nada ni da un leve aviso.


Foto del sumario de cómo quedó el sótano de claudio coello 104 tras la explosión de la bomba.-...Y por último, el túnel construido en el sótano del 104 de la calle Claudio Coello. Una vez más los terroristas son teledirigidos por gente ajena a la organización para dar con ese lugar con un gran valor estratégico. Todos los días la comitiva de Carrero pasaba por allí. Los terroristas, en lugar de ametrallar el coche del presidente en un cruce o en un semáforo, algo que podía dificultar su huida, escogen una opción mucho más complicada: la construcción de un túnel desde el sótano y por debajo de la calle. Mucho más enrevesada porque, en el plazo de ejecución de la obra, podían ser descubiertos y echar por la borda toda la misión. Pero, aunque a causa de las obras la atmósfera del inmueble apesta a gas, nadie decide intervenir. Y eso que el portero era también policía armada. Y eso que la Embajada USA está ubicada a menos de 200 metros. Y eso que el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, transitaba por la calle de Serrano en aquellas fechas y la zona estaba tomada policialmente. ¡Inaudito!

Tan sólo me he centrado en una docena de despropósitos, pero tras la lectura del libro convendrán conmigo que la lista de oprobios, agravios y contradicciones es interminable. Por todo ello, no conozco a nadie, con quien haya hablado, que no tenga sus dudas sobre el atentado de Carrero Blanco. Todos señalan a ETA como la mano ejecutora, pero después desvelan sus sospechan sobre una conspiración y los inductores.

En esa percepción conspiratoria coinciden un importante número de primeras personalidades de la vida política española y la familia Carrero en pleno.

José Mario Armero, un personaje bien relacionado con los servicios de información y uno de los españoles mejor informados de la época, tenía sus dudas sobre si ETA fue manipulada.
-Estoy convencido de que no actuó en solitario. Hay muchas cosas que están todavía encerradas en el cajón de los misterios. ¿Es la izquierda la que liquida a Carrero Blanco? No, no lo creo, ni lo he creído nunca. Si realmente hay algo detrás de todo esto, hay indicios de que pudiera ser la extrema derecha la que manipuló a ETA.

Adolfo Suárez dejó la presidencia del Gobierno sin despejar algunas incógnitas según confesó a sus allegados.
-Me voy sin saber si ETA cobraba en dólares o en rublos.

ETA, viendo que algunos dudaban de su autoría, a pesar de haber dejados pistas de su huella, emitió una nota a fin de despejar las ambigüedades que algunos propiciaban.
-Consideramos que nuestra acción contra el presidente del gobierno español significará sin duda un avance en la lucha contra la opresión nacional y por el socialismo en Euskadi y por la libertad de todos los explotados y oprimidos dentro del Estado español
-Consideramos que nuestra acción contra el presidente del gobierno español significará sin duda un avance en la lucha contra la opresión nacional y por el socialismo en Euskadi y por la libertad de todos los explotados y oprimidos dentro del Estado español.

En una rueda de prensa organizada por la banda en Burdeos para dar su versión a un reducido grupo de periodistas extranjeros, un encapuchado señalaba:
-Para nosotros, la muerte de Carrero Blanco no supone un fin. Es, simplemente, un episodio de una lucha cotidiana que continuará de diferentes formas. Carrero Blanco era la persona más importante por ser el símbolo de la continuidad del sistema político de Franco.

Pero un sector de la banda siempre se cuestionó si ETA salió beneficiada del magnicidio y un número importante de sus dirigentes nunca quedó satisfecho con la operación. Es el caso del ideólogo de la banda, Moreno Bergaretxe Pertur, siempre se mostró muy crítico sobre los beneficios que pudo ganar su organización con el atentado.
-La capitalización de los resultados de la muerte la hicieron sectores políticos completamente ajenos e, incluso, totalmente opuestos a ETA.

El 31 de diciembre Franco puso la guinda a la teoría dela conspiración. Como en años anteriores, el Caudillo entraba en la casa de todos los españoles a través de la pequeña pantalla de TVE y de las emisoras de radio. A las diez en punto de la noche, cuando las familias se preparaban para cenar en Nochevieja, Franco, que viste un traje de paisano, lee un texto de 120 líneas, demasiado largo para su estado físico, que el maquillaje no puede ocultar. 

Franco tenía unas palabras de recuerdo para el presidente del Gobierno asesinado.
-Demostró su permanente fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y su lealtad acrisolada hacia la Patria. Su muerte ha sido, como fue toda su vida y obra, un acto de entrega a España....

Un conciso y vulgar epitafio para un hombre que había entregado su vida al Caudillo, en cuerpo y alma, durante los últimos 33 años. Pero el mensaje del Generalísimo, en teoría, loatorio hacia su hombre de confianza, no terminaba ahí. A continuación, el jefe del Estado da lectura a un párrafo escalofriante, que pone los pelos de punta:
-Es virtud del hombre político la de convertir los males en bienes. No en vano reza el adagio popular "que no hay mal que por bien no venga". De aquí la necesidad de reforzar nuestras estructuras políticas y recoger los anhelos de tantos españoles beneméritos, que constituyen la solera de nuestro Movimiento.

¿Quién le escribió ese discurso a Franco? ¿Quién se aprovechaba de ese momento histórico para ajustar cuentas con el almirante? ¿Quién daba sentido político al aforismo del "por bien no venga"? Cuarenta años después he intentado llegar hasta el final pero no he logrado que nadie de la cara.

Tras la muerte de Carrero se desató una conspiración desde El Pardo, encabezada por Doña Carmen Polo y el círculo más íntimo de Franco, para colocar en la Presidencia a Arias Navarro. Finalmente, lograron neutralizar la voluntad del Caudillo que tenía en mente la designación de su amigo Nieto Antúnez.

El sector más duro del Régimen, liderado por Girón de Velasco y con la ayuda de Doña Carmen, acaba de ganar una importante partida. Sorprendentemente, quedaba nombrado presidente el máximo responsable de la seguridad de Carrero, el mismo que horas antes le había asegurado que todo estaba bajo control.

Franco se decidía por Arias Navarro sin consultarlo con nadie ni comunicárselo, previamente, al Príncipe Juan Carlos. El sábado 29 de diciembre, a media tarde se hacía pública la designación de Arias. El diario Pueblo lo presentaba como el presidente de "la continuidad".

El día de su nombramiento, Carmen Polo no podía ocultar su satisfacción y, con una amplia sonrisa, se lo reconocía en público:
-Menos mal, Carlos, que te han nombrado a ti. Ahora ya puedo dormir tranquila.

¿Conocía o no, el falangista antimonárquico, antijuancarlista y ministro de la Gobernación, Carlos Arias Navarro, que un comando de ETA trabajaba en la calle Claudio Coello? He aquí una pregunta que difícilmente encontrará una respuesta en la Historia..... Fernando Herrero Tejedor, fiscal del Tribunal Supremo, abrió una investigación. Fue apartada de ella por Arias, que le nombró ministro, falleciendo al poco tiempo en accidente

Luis María Anson, en aquellas fechas subdirector de ABC y miembro del Consejo de Don Juan, llegó a comentar:
-¿Conocía o no, el falangista antimonárquico, antijuancarlista y ministro de la Gobernación, Carlos Arias Navarro, que un comando de ETA trabajaba en la calle Claudio Coello? He aquí una pregunta que difícilmente encontrará una respuesta en la Historia..... Fernando Herrero Tejedor, fiscal del Tribunal Supremo, abrió una investigación. Fue apartada de ella por Arias, que le nombró ministro, falleciendo al poco tiempo en accidente.

Sáinz Rodríguez llegó a confesarle a Anson:
-Temo por la vida del Príncipe.

Y el académico lo razonó:
-Valenzuela, Sanjurjo, José Antonio, Mola, Yencken, Juan Bautista Sánchez, Ruiseñada, más tarde Carrero, Herrero Tejedor, parece como si el novio de la muerte tuviera a la amada inmóvil a su lado para despejarle el camino de obstáculos a él o a los suyos... Nos despertaremos un día con la noticia de que Don Juanito ha muerto en accidente.

Luis de la Torre Arredondo, uno de los magistrados civiles que instruyeron el sumario 142/73 del asesinato de Carrero, también se quejó ante un periodista de INTERVIU de que el Régimen lo colocó de florero para aparentar una imagen de normalidad en torno a la investigación del magnicidio.

El magistrado dedicó a las pesquisas poco más de un año pero, cuando se percataron de que quería llegar hasta el fondo, le arrebataron el sumario para desviarlo a la jurisdicción militar.

De la Torre inició las investigaciones en un despacho que le habilitaron en el Juzgado número 8 de Madrid, aunque poco después, como si se tratara de una premonición sobre el futuro de la causa, lo trasladaron a un sótano húmedo y enmohecido. Aún siendo un caso de interés de Estado, el magistrado carecía de medios y de la colaboración de sus superiores para completar algunas pesquisas..

La presión sobre él aumentó desde el momento en que se percató de que, detrás del atentado contra el almirante, había alguien más que ETA. Intentó iluminar las sombras de sospecha pero se vio impotente porque, pronto, se dio cuenta de que el menos interesado en descubrir la verdad era el propio Gobierno.

Conforme avanzaba en sus investigaciones, el magistrado se acercaba a la larga sombra de la CIA. Sus fuentes le aseguraban que la antena de los servicios secretos estadounidenses en la Embajada en Madrid había manipulado a los jóvenes vascos.

Ficha de 'wilson' en el sumario

El juez decidió acudir a Gutiérrez Mellado, entonces jefe del Estado Mayor del Ejército, a quien conocía a través de su cuñado, para trasladarle su pista sobre la CIA, pero el general, experto en servicios secretos, también se mostró reticente. Sólo consiguió arrancarle unas parcas palabras:
-El rumor me ha llegado a mí también, ahora, te puedo asegurar que yo no sé nada. Chico, aquí hay tantos que querían quitarse de en medio a Carrero...

El propio fiscal general, Herrero Tejedor, también llegó a señalar públicamente que no descartaba la participación en el atentado de organizaciones ajenas a ETA. Encargó un informe sobre ello pero, tras su muerte en accidente de circulación, jamás aparecieron entre sus papeles personales esos folios. El fiscal general en la Memoria de 1973 sobre los delitos cometidos en España, dedicaba un apartado al atentado de Carrero. En él, insinuaba que había existido colaboración extranjera en la preparación del atentado.

Carmen Pichot, la viuda del almirante, desveló, seis meses después del asesinato, sus sospechas sobre la autoría:
-El atentado fue demasiado perfecto. Todavía hay gente que se pregunta cómo pudieron prepararlo todo tan bien...Creo que los vecinos de Claudio Coello protestaban por los ruidos y que algunas personas se habían extrañado de aquellos cables que pendían por la calle. Me llamó la atención que no tomaran medidas en las carreteras, ni en las fronteras, ni en los aeropuertos. Creo que se escaparon por Portugal.

Estoy casi seguro de que alguien de dentro del sistema estaba involucrado. Alguien del Régimen, no necesariamente del Gobierno, o puede que algún miembro de los Servicios Secretos. No se le ocurrió sólo a ETA. Eso seguro

La viuda de Carrero también se mostró irónica sobre los autores y el móvil del magnicidio:
-No lo sé. Murió, acaso porque estorbaba a alguien. No, no lo sé. ETA fue la mano ejecutora... Mis hijos, como yo, sabemos que un día se aclarará todo y que resplandecerá la Justicia.

Su hijo José Enrique lo tenía claro:
-Los etarras estaban telegrafiados pero no sé por quien. Es imposible que nadie tuviera información de lo que estaban haciendo, a cien metros de la Embajada de EE.UU. No me lo puedo creer.

Y más tarde también declaró:
-Estoy casi seguro de que alguien de dentro del sistema estaba involucrado. Alguien del Régimen, no necesariamente del Gobierno, o puede que algún miembro de los Servicios Secretos. No se le ocurrió sólo a ETA. Eso seguro".

La hija del almirante, Carmen Carrero, también pronunció con claridad:
-De Franco para abajo no salvo a ninguno... Incluido Arias. Soy creyente y a lo mejor estoy cometiendo pecado mortal, pero es lo que pienso.

Cuarenta años después persisten las dudas sobre el magnicidio que puso en marcha el reloj de la cuenta atrás de la Transición.