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viernes, 16 de octubre de 2020

*Enciérrame, arruíname y mata a Dios… pero ¡No me quites el PORNO!


Enciérrame, arruíname y mata a Dios… 
pero por favor ¡NO ME QUITES EL PORNO!
Carlos Arturo Calderón Muñoz
15-10-2020

Según el relato bíblico, cuando Betulia era asediada por Holofernes, los israelitas quisieron rendirse para no tener que enfrentar al poderoso general asirio. Sin embargo, ante la escasez de fuerza masculina, una mujer les dio la victoria a los elegidos. La viuda Judit se engalanó con todos sus adornos y se presentó en el campamento enemigo; aprovechando su exuberante atractivo logró convencer a Holofernes de que le daría información privilegiada para capturar la ciudad hebrea. Dejando de lado la racionalidad, el curtido guerrero permitió que los instintos sexuales dirigieran sus acciones. En vez de continuar con el asedio, se dedicó a cortejar a la semita, llevándola a sus aposentos y colmándola de atenciones. Y como órgano que no se usa se atrofia, Judit aprovechó una borrachera de Holofernes para decapitarlo y escapar de vuelta a Betulia. A falta de un general que los dirigiera, los invasores no fueron capaces de repeler el posterior contraataque judío, que daría fin al sitio con una rotunda victoria para los hijos de Abraham.

En el siglo XX, y sin versículos con eufemismos mojigatos, la estrella porno conocida como la Cicciolina declaró que podía llevar la paz al Medio Oriente si la dejaran usar sus técnicas sexuales con Sadam Husein. Básicamente, el difunto iraquí estaría tan entretenido en la satisfacción de sus sentidos que no tendría muchas ganas de pelear.

Las lecciones de estos eventos mitológicos e históricos parecen ser avaladas por la evidencia estadística. Las cifras de 2019 del portal pornográfico Pornhub, indican que de los 20 de países que más porno consumen en el mundo 10 son europeos, 12 son occidentales (15 si incluimos a México, Argentina y Brasil) y 14 son mega ricos. El 70% de estos 20 países tienen en común que les sobra la plata, poseen estados de bienestar, una población envejecida y pocas ganas de pelear para proteger su tradición, cultura o sangre.

España está en la casilla número 12 y además de tener entre sus filas al Niño Polla y a Nacho Vidal, ha usado el 2020 para expandir sus apetitos. Desde inicios del año el Covid-19 ha viajado por el planeta y la mayoría de gobiernos han decidido instalar restricciones de corte totalitario. España, como la mayoría de naciones, encerró a millones de ciudadanos que nunca habían quebrantado la ley, metió terrorismo mediático, impidió la celebración de misas, destruyó empresas y mandó a sus líderes de vacaciones. Todo se hubiera podido controlar con barbijos (tapabocas), restricciones fronterizas, impedir eventos masivos y lavarse las manos, tal y como lo hicieron en Japón… pero no, era más divertido jugar al dictador.

La respuesta de los hijos de Santiago fue la de someterse a las nuevas cadenas, renunciando a la libertad para rendirse a los vicios. Pornhub, nuevamente, nos muestra como desde febrero se incrementó el consumo de pornografía en España. Asustados por el asedio de un virus cuya mortalidad es inferior al 3% (o solo 0.6% si tomamos en cuenta el cálculo de casos no diagnosticados), los españoles empezaron a buscar un escape en la degradación sexual. Se inició con un ligero incremento del 2.8% a finales de febrero, a inicios de marzo se llegó a 7.8%, cuando se declaró la cuarentena se saltó al 12.7% y cuando Pornhub decidió regalar membresías premium por un mes, la cifra se disparó a un 70.3%.

Curiosamente, durante los meses de encierro se notó que después de las 8:00 pm se daba un repunté del 5%, que, a su vez, iniciaba una curva ascendente de consumo pornográfico que llegaba a su pico a las 3:00 am, con un 10.1% de incremento con respecto a días previos a la pandemia. ¿Qué hacían los españoles a las 8:00 pm que se les disparaban los instintos sexuales? Aplaudir como focas. No me tomen a mal, me parece excelente que se apoye al personal sanitario en una situación como esta, pero los números no mienten, el espíritu de lucha está siendo sometido con hedonismo.

En el libro ‘The Psychology of Human Sexuality’, el profesor Justin J. Lehmiller explica la teoría del manejo del terror; esta dice que como humanos, al recordar nuestra propia mortalidad, alteramos de forma subconsciente nuestras actividades y comportamientos para sobrellevar el aterrador pensamiento de nuestra eventual muerte. Es decir, nos alejamos del dolor y nos acercamos al placer; una respuesta natural, pero que puede ser guiada en nuestra contra.

Desde los años 70 se han realizado estudios psicológicos que demuestran como las emociones fuertes, como el miedo, pueden ser confundidas con excitación sexual. Los individuos que son expuestos a situaciones que eleven su adrenalina, tensión o ritmo cardíaco (Como montarse en una montaña rusa) y bajo uno de estos estados interactúan con alguien del sexo opuesto, tienden a sentir mayor atracción sexual. Al igual que con los perros de Pávlov, este fenómeno se da por un proceso de asociación. El cerebro asume que la emoción es desatada por la persona a la que está viendo y no por el evento que le alteró.

Esa es la razón por la que hay tantos nacimientos 9 meses después de carnavales, finales de mundiales de futbol o salidas a la discoteca. Un cerebro alterado por los estímulos del ambiente asocia su euforia bioquímica a quién sea que tenga en frente y procede a excitarse. Aunque esto es algo que saben por instinto todos los hombres y mujeres que han usado alcohol para llevarse algún ligue a la cama.

Pues bien, el riesgo de este virus es ridículamente bajo y seguramente las generaciones futuras se reirán de nuestra histeria colectiva, pero gracias a la propaganda se logró instaurar el miedo en la población de la mayoría de países del mundo. Con esto ya tenemos la parte de la teoría del terror, en medio de esa cotidianidad estresante se realiza una celebración a nivel nacional, aplaudir a los esforzados sanitarios, elevando el ritmo cardíaco de millones de personas que se emocionan por ser parte de un todo y con esto se crea un cóctel hormonal, que en hombres bien calibrados haría que se fueran a buscar a la vecina de al lado, pero en una sociedad que ha perdido su horizonte espiritual, biológico y moral esto se traduce en erotizar el miedo.

Porque si hay algo que se expandió más rápido que el Covid-19 fue la capacidad humana de masturbarse con él. Para el 17 de junio, en todo el mundo, Pornhub había recibido 1.5 millones de búsquedas con la palabra “Covid”, 11.8 millones con el término “Cuarentena” y 18.5 millones con el vocablo “Corona”. Como Pornhub es bien capitalista, y por lo tanto responde a las demandas del mercado, para esta misma fecha había producido 1250 vídeos con la temática del coronavirus y otros 9700 con escenas de cuarentena. ¡Sí!, millones de personas en el mundo se están dando placer, en este mismo instante, con imágenes de tapabocas, guantes quirúrgicos y esos vestidos anti fluidos (Lo cual va en contra de la idea misma del porno, pero que sé yo).

La buena noticia, es que España no está entre los 25 países que más han buscado pornografía relacionada con la pandemia; la mala es que de esas naciones, 19 son europeas o blancas y la peor, es que mientras a mediados de junio el consumo promedio de pornografía en el mundo había aumentado un 19.3% y en Europa un 23.2%, en España está cifra se encontraba en el 40.1%. Esto significa que durante la pandemia los países blancos han sido más fácilmente domesticados que los del resto de la tierra y dentro de las naciones caucásicas España es la que más se ha hundido en la degeneración de los instintos. Sí, supera incluso a supuestos bastiones de libertinaje como Holanda o Suecia.

Un contra argumento para justificar por qué se ve más porno en estas naciones, es que España tiene la mejor fibra óptica de Europa y las naciones occidentales gozan de mayor acceso al internet que el resto del mundo. Esto es parcialmente cierto, Europa y Norte América tienen mejor internet que África, Asía o el resto de América, pero con respecto a las capacidades individuales de cada nación, los aumentos proporcionales en el consumo de porno son mayores en Europa, con respecto a los otros continentes, y en España con respecto a los otros países. Incluso en números brutos, sin contar las proporciones de cada terruño, vemos que el número de conexiones a internet no es la única variable que determina la cantidad de pornografía consumida.

India cuenta con 560 millones de usuarios conectados a internet, unas 12 veces la población de toda España (y eso que le faltan más de 600 millones de personas por conectar) y aún así está en el puesto 15 del top 20 de 2019, tres casillas atrás de España. A pesar de ser el país con más usuarios 14 naciones le superan. Sólo existe un país con más personas conectadas a internet en el mundo: China, y ni siquiera aparece en ese ranking.

Algo que tienen en común China y la India, es que están en una apresurada carrera por convertirse en superpotencias mundiales. Por lo tanto, están sacando cientos de millones de personas de la pobreza, armándose hasta los dientes, expandiendo su cultura, inundando los mercados planetarios con sus productos y educando en ciencias exactas a sus ciudadanos. España, por su parte, está profundizando los estudios en diversidad sexual, destruyendo industrias, avergonzándose de su pasado, cerrando iglesias y con ganas de tumbar cruces gigantes. Puede que eso influya en el hecho de que los jóvenes asiáticos estén volviéndose ingenieros y los españoles corriéndose al ritmo de los gemidos del hentai.

Así que mientras los hispanos nos educamos en la vida y obra de personalidades LGBTI, los chinos se vuelven maestros en matemáticas, física, química e ingenierías. Me parece muy visionario de parte de nuestros gobiernos que nos eduquen en valores homosexuales, así nos preparan para la follada tan épica que nos van a meter los orientales.

No hay nada de malo con el placer, sentirse satisfecho es una herramienta evolutiva que la naturaleza ha desarrollado para que descansemos cuando hemos cumplido con una tarea necesaria para la supervivencia. Nos sentimos felices después de comer, porque así no morimos de hambre; recargados después de dormir, porque así no morimos por un ataque de locura y relajados después de mantener relaciones sexuales, porque así aumentan las posibilidades de que nuestros genes continúen existiendo.

Pero todo tiene un equilibrio, si comes de más te mata la gordura; si duermes mucho te arruina la flojera y si eyaculas sobre una pantalla no te reproduces y además estarás entregando tu libertad por placer.

Al someterse a la oferta pornográfica, el individuo permite que le traten como a un animal, cuyo único propósito es alcanzar el trofeo de la efímera ilusión de un éxtasis pasajero. En ese imperceptible, pero ineludible proceso de desconexión con la realidad, se renuncia a las cualidades que forjan a la humanidad libre. Aunque este concepto lo explica mucho mejor la canción ‘Sexo’ de la legendaria banda de nuestros hermanos chilenos conocida como ‘Los Prisioneros’.

Ante una situación de peligro inminente, la virilidad debería desatarse para conjurar la amenaza; usualmente esto ganará el agradecimiento de la tribu y la atención femenina. Siendo este el obvio motivo por el cual estamos programados para sentirnos atraídos por alguien con quien superamos una situación de riesgo. Si trabajando con una pareja se puede derrotar a un tigre, tiene sentido que se prefiera a ese individuo para reproducirse, que a alguno que en la misma situación escogiera salvarse a si mismo.

Hoy es más probable que esos mecanismos primigenios se activen en parques de atracciones o turismo de aventura. Pero, en una situación como la actual, frente a la irrisoria dosis de peligro que representa el virus chino, los varones escogen un espejismo por sobre el proceso natural. Se entregan a la fantasías de tetas digitales, abandonándose a si mismos, a sus ancianos y a sus madres. No es de extrañarse que las mujeres europeas estén entregadas al feminismo. En Occidente ya no quedan hombres.

En fin, el virus es real y debe hacérsele frente, pero el verdadero enemigo es la tiranía que han desarrollado detrás de los reportes de contagios. En este año, los poderes globalistas han comprobado que se requiere muy poco para que la humanidad entregue sus libertades. Unos cuantos muertos y mucho porno, junto a otros detallitos, son una receta altamente efectiva y muy barata para neutralizar el deseo de supervivencia.

Como individuos hay mucho que pueden hacer para revertir este proceso de conquista. Pueden empezar limitando la vigilancia electrónica desplegada sobre ustedes, es decir: dejen de revelar su identidad en redes sociales (o no las usen), encripten sus datos y conversaciones, usen celulares des-googleados, aléjense de los servicios de correo electrónico que venden su información, busquen a Linux, protejan su IP, exploradores web y motores de búsqueda.

Ya en el mundo físico, no consuman los venenos del enemigo, como cigarros, alcohol y demás drogas. Lean todo lo que puedan de su cultura e historia, no vean tele-basura, ejerciten su cuerpo, salgan al aire libre, no sean consumistas, denle prioridad a su gente, formen familias tradicionales y si les da por ver porno… salgan a la calle y enamórense hasta que se les parta el corazón. Persigan la espectacularidad de la existencia hasta que la voz de su espíritu les revele lo maravilloso de vivir, lo hermoso de morir siendo hombres que se encontraron a si mismos… en el rostro de ‘Ella’.