lunes, 10 de octubre de 2011

Boom del Cine Espiritual. (149)

En el último año, tres películas marcan el resurgimiento del cine católico en España, desaparecido en la Transición a manos del progresismo laicista del destape y de los titiriteros del clan de la ceja, super-subvencionado por Zapatero.

1. “La última cima” de Juan Manuel Cotelo es un extraordinario documental biográfico sobre el sacerdote Pablo Domínguez que alcanzó la meta de Dios en la naturaleza. Se despeñó en el Moncayo después de celebrar la Eucaristía en la cima. Profesor en el seminario San Dámaso en Madrid, practicó la caridad y el amor al prójimo en grado sumo según testimonios de familiares, amigos, profesores, alumnos, etc.

2. “Encontrarás dragones” de Roland Joffé, película británica sobre la infancia y juventud de san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Joffé plantea el duelo entre dos hombres que conviven en el mundo de forma diferente y protagonizan una historia de perdón y redención en los escenarios violentos de comienzo de la guerra civil. El acercamiento a la realidad es poco ecuánime, sospechoso de maniqueísmo masónico tipo “Nueva Era”

3. “Alexia” es un documental que reconstruye la vida de Alexia González-Barros, adolescente fallecida a los 13 años en Pamplona que está en proceso de beatificación desde 1993 debido a la fé, entereza y alegría con que se enfrentó a un tumor cervical hasta la muerte.

La película está narrada en primera persona por Alexia y por su ángel custodio. Este documental incluye testimonios de personas cercanas, abundante material fotográfico y fílmico, e ilustraciones divertidas de episodios de su vida.

En mayo de 1979, durante un viaje a Roma en el que sus padres celebraban sus bodas de plata y Alexia su primera comunión, en plena plaza de San Pedro, saltó la valla de seguridad y entregó una misteriosa carta a Juan Pablo II, quien luego, desde el balcón de la basílica, mencionó su nombre y la bendijo especialmente (Alexia tenía 8 años).

Nacida en 1971, en el seno de una familia profundamente religiosa (miembros del Opus Dei), fue una niña alegre, inteligente y activa. Su infancia transcurrió entre tebeos de Tintín, su osito Teddy, las sevillanas, el cuento “Platero y yo” y el romance del conde Arnaldos. Y también entre oraciones en la capilla del colegio. Informada por su madre de que todo el mundo tiene un ángel custodio, le llamó Hugo y le convirtió en su mejor amigo, su confidente, su apoyo y su enlace permanente con Dios. Le encantaba la música clásica y folclórica, los perros, el deporte, las amigas y las fiestas. Era una joven de su tiempo.

A pesar de los fortísimos dolores, de su inmovilidad total y su calvario de nueve meses interminables no perdió el humor y mucho menos la fé (“Señor, yo quiero curarme pero quiero lo que tú quieras”). A pesar de los vómitos frecuentes, comulgaba cada mañana y rezaba el rosario todos los días al anochecer. Los médicos estaban conmovidos por la paz y alegría que emanaba de Alexia (“No tiene mérito, es que Dios me ayuda”). Unos días antes de morir, con absoluta serenidad, le confesó a su madre “¿Sabes mamá? Quiero irme ya al cielo”.

La metástasis empeoró repentinamente y el demonio hizo acto de presencia. Dijo a sus padres y hermanos mayores con pasmosa naturalidad “Hugo se ha ido, el que está aquí es el demonio”. Pero no se asustó porque Dios estaba con ella.

La mañana del 5 de diciembre de 1985 le susurró a su madre “van a venir por mí”. Su fama de santidad se extendió espontáneamente por los cinco continentes. A través de su enfermedad Alexia fue llamada a una vida más luminosa. Su madre ha dicho “Ha sido un Don de Dios”. Es la verdadera historia de una adolescente que miró a Dios cara a cara.

Nerea 

Fuentes:
Semanario ALBA (grupo intereconomía)
Revista MISION (Universidad Francisco de Vitoria)