InfoCatólica-Luis Fernando (31.01.14: Se cuentan con los dedos de una mano - y sobran unos cuantos- los medios de comunicación españoles que saben que para los católicos fieles al magisterio de la Iglesia, existen una serie de valores que no son negociables. Ayer, el papa Francisco señaló como uno de los pilares fundamentales de la vida cristiana la “fidelidad a la Iglesia; fidelidad a su enseñanza; fidelidad al Credo; fidelidad a la doctrina, custodiar esa doctrina“. Y hoy mismo, en su discurso a la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Santo Padre ha indicado que “la doctrina tiene como único objetivo servir a la vida del Pueblo de Dios y asegurar a la fe un fundamento cierto” y que “efectivamente, es grande la tentación de apropiarnos de los dones de la salvación que procede de Dios para domesticarlos -incluso con buena intención- a los puntos de vista y al espíritu del mundo“.
Benedicto XVI indicó esos valores no negociables en su exhortación apostólica post-sinodal Sacramentum Caritatis. El punto 83 reza así:
Es importante notar lo que los Padres sinodales han denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre:
Los valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables.
Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana. Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Co 11,27-29). Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado.
En España hay unos cuantos políticos que dicen ser católicos. Pero desde luego, no hay un solo partido con representación parlamentaria que defienda esos principios no negociables.Todos, absolutamente todos, apoyan la legitimidad del aborto, con las limitaciones que se quieran, y el matrimonio homosexual. Y no pocos pretenden que el Estado intervenga en la educación de los niños y adolescentes pisoteando el derecho de los padres a oponerse a que sus hijos reciban una formación contraria a sus creencias religiosas y morales -eso ocurría con Educación para la Ciudadanía-.
En este país parece que estamos a las puertas del fin del bipartidismo. Tanto el PSOE como el PP han visto como surgen partidos a su izquierda y a su derecha que pueden robarles un número considerable de votos. Algunos de esos partidos ya han demostrado su capacidad de captar electorado. Otros tienen toda la pinta de poder hacer lo mismo.
Ahora bien, si algo comparten casi todos es la absoluta indiferencia ante los principios innegociables ya mencionados. Como mucho, hay una mención genérica al derecho a la vida en uno de los recién llegados (VOX). Pero la verdad es que solamente una coalición de partidos auténticamente provida y profamilia quiere asomar entre tanto barullo sociopolítico, apoyando explícitamente esos principios. Pero ya pueden dar ustedes por hecho que por más que se empeñen sus responsables, esa coalición será ninguneada por la práctica totalidad de los medios de comunicación. Es bastante probable que el 90% de los españoles no se enteren siquiera de su existencia. Y si no les conocen, ¿cómo pueden plantearse siquiera el votarles? No se les apoya porque son pequeños, y son pequeños porque casi ningún medio de comunicación les apoya e informa sobre ellos.
Aunque la existencia en España del Partido SAIN o la actitud del presidente ecuatoriano Rafael Correa demuestra que desde la izquierda se puede ser provida, lo cierto es que en este país esa etiqueta corresponde mayoritariamente al electorado de centro-derecha. Ahora bien, no está nada claro que entre ese tipo de votantes, los principios no negociables estén por encima de asuntos como la unidad de España, la política anti-terrorista, la subida o bajada de impuestos, etc. Lo que está quedando patente con la anunciada reforma de la ley del aborto es que en el PP hay mucho más proabortistas que provida. Al menos hacen mucho más ruido, sin que nadie les plante cara desde el propio partido. ¿Cree alguien que eso es motivo suficiente para que tengan menos votos? Más bien pienso que entre sus cálculos electorales creen que ganarán más votos siendo “moderadamente” abortistas.
Hay quien cree que la alternativa al PP ha de ser un partido conservador-liberal que parezca más “nacionalista español” que los populares. Pero en ese binomino, el factor liberal hace que algunos de los principios no negociables sean desechados y enviados a la papelera. Si lo que se propone como solución al PP de ahora es el PP de antes, el mismo que entre otras lindezas aprobó la píldora abortiva, pues para ese viaje no hacen falta alforjas católicas.
Volviendo a la coalición de partidos que apoyan patentemente los principios moralmente innegociables, pedimos a todos los medios de comunicación que dependen de los obispos católicos, es decir, de la Iglesia, que aunque no pidan oficialmente el voto por esa colación, sí colaboren a darla a conocer. Nos conformaríamos con que les dieran la misma cobertura informativa que proporcionaron en su momento a UPyD (el partido de Rosa Díez) o la que están dando ahora a VOX. De otro modo nos obligarán, una vez más, a dudar de la razón misma de la existencia de dichos medios.
Luis Fernando Pérez Bustamante