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lunes, 6 de mayo de 2019

Sobrevivir al masónico Nuevo Orden Mundial. Europa ante un cáncer imparable

Sobrevivir al Nuevo Orden Mundial
Europa ante un cáncer imparable
Javier Navascués
22-4-2019
En la aparición de su libro "Cómo sobrevivir al Nuevo Orden Mundial", manual de trinchera (primer título del nuevo sello editorial La Tribuna Ediciones, del Grupo Tribuna de España), Javier Navascués entrevista en exclusiva para La Tribuna de España al escritor e historiador José Antonio Bielsa Arbiol.

ENTREVISTA al Autor
- José Antonio, ¿cuál es la misión de este singular libro?
Intentar abrir los ojos a esa inmensa mayoría de nuestros coetáneos que, por las más diversas razones, los sigue teniendo cerrados, para conformar así una masa mínima crítica lo suficientemente significativa y compacta como para contrarrestar el impulso depredador del Leviatán-Sistema, cada día más siniestro y despótico en sus ambiciones totalitarias, de control, rapiña y muerte. En este sentido, Cómo sobrevivir al Nuevo Orden Mundial: un manual de trinchera es sólo un prospecto cuya misión no es otra que combatir la enfermedad mortal que corroe nuestro tiempo. Nada más.

- ¿Está preparado el público general para digerir este tema?
Sí, más que nunca. El mundo, la actualidad si se quiere, puede verse como un gran puzle. Al público en general le falta una pieza de ese rompecabezas para comprender lo que le rodea, y esa pieza no se la van a facilitar los medios de comunicación del Sistema. Esa pieza clave, simplificando enteros, sería “el ser del ente”, es decir, el Nuevo Orden Mundial.

- ¿Por qué el gran público debe estar al tanto de la trama oculta, y luciferina, del Nuevo Orden Mundial (NOM)?
Por mera supervivencia, en lo material y también en lo espiritual. Ya lo dijo cierto estructuralista francés de cuyo nombre no quiero acordarme: “saber es poder”. En estos tiempos de desinformación galopante, disponer de la información válida resulta imprescindible para salir adelante. La mentira reina majestuosa en un mundo que ha perdido definitivamente la Verdad. Esta afirmación que teóricamente todos deberíamos compartir, apenas la suscribiría un 20 % de la población española. Claro que hace unos años éramos todavía menos.

- Un prospecto muy ambicioso, por lo que veo. El prólogo lo firma nada menos que el pensador argentino Adrian Salbuchi…
Es una gran baza a favor del libro, y estoy más que contento por ello. Salbuchi, referente canónico del pensamiento disidente, es toda una institución en la materia, un hombre ejemplar y un perpetuo valor en alza. Al dar Salbuchi el visto bueno al libro, al autorizar su contenido, me confiere la certidumbre de que el resultado ha merecido la pena. En cuanto a su prólogo, qué decir, es como prolegómeno una lección magistral de síntesis que ya quisieran para sí otros libros mucho más ambiciosos.

- Pero vayamos más atrás. ¿Cómo surgió la idea de hacer el libro?
La idea no fue mía, sino del periodista y escritor Josele Sánchez Juan, el heroico director del digital patriota alternativo La Tribuna de España. En un principio mi objetivo era escribir para La Tribuna de España una serie de artículos misceláneos y críticos en torno al Nuevo Orden Mundial, un tema extremadamente abierto y políticamente incorrecto, aunque ya no tanto. Dada la naturaleza fluida e incluso efímera del medio periodístico, y teniendo en cuenta que estos artículos irían destinados a un gran público, lo prioritario era confeccionar unas buenas síntesis de vulgarización, fáciles de leer y asequibles en extensión, reduciendo las referencias y el aparato bibliográfico a un mínimo razonable. A partir de la quinta entrega de la serie, Josele me comentó la posibilidad de unificar todo ese material, debidamente ampliado, en un libro, pero respetando su presentación original en artículos/compartimentos estancos.

- ¿Qué novedades incorpora esta obra con respecto a otras análogas sobre el tema?
El grueso de la literatura sobre el NOM está realizada por destacados especialistas en las más exclusivas parcelas, sean expertos en sectas y masonería, en el Club Bilderberg o en geopolítica; en virtud de su especialización, estos libros permiten dar una visión muy fidedigna y casi calidoscópica del ente abordado en cuestión, pero no terminan de ilustrar en toda su cruda simplicidad qué es el NOM, cómo opera realmente, y por qué lo hace así y no de otro modo. Luego están los desinformadores, que son legión y también merecen ser leídos, aunque con cierta precaución. Desde esta perspectiva, Cómo sobrevivir al Nuevo Orden Mundial no sería tanto un detallado análisis con el microscopio, como una contemplación panorámica a través de un telescopio. Se trata, en suma, de un gran trabajo de poda: ir a la raíz del problema eliminando lo accesorio, o de cómo arrancar las vestiduras del entramado dejando a la luz sólo el esqueleto de la estructura.

- Leyendo su libro llama la atención cierto hincapié teológico en la lectura de dicho fenómeno. ¿Por qué se ha arriesgado a ello en una época tan poco dada a este tipo de controversias?
Por pura necesidad, lo confieso. De lo contrario el enfoque hubiera quedado incompleto, quebrado, cojo. Es inútil pretender sustraerse de la problemática teológica implícita. Las más preclaras mentes, como la de nuestro Donoso Cortés, ya lo advirtieron en su día. La dimensión teológica del NOM es una realidad de la que no podía ni debía sustraerme. Esta dimensión tiene mucho que ver con la apostasía del mundo moderno. Pero ésa es ya otra cuestión.

- A tenor de su investigación, sorprende el carácter multidisciplinar del enfoque. ¿Qué propósitos tiene esta perspectiva?
Mi campo de trabajo ha sido la historia de la cultura en el contexto NOM, dejando las puertas abiertas a nuevos sondeos del terreno que en los próximos años harán otros autores más capacitados que un servidor. Era pues importante repasar el asunto desde las más variadas disciplinas: política, teología, sociología, filosofía, psicología, arte, literatura, etc. ¿Demasiadas cuerdas para un solo violín? Juzgue usted el resultado.

- Llama la atención su originalísimo estudio sobre los fundamentos filosóficos del NOM.
Sí, es uno de los platos fuertes del manual, y que quizá algunos modernos tildarán de controvertido o discutible. No es ése mi parecer, desde luego. Si no asumimos que la historia filosófica del Occidente durante los siete últimos siglos es sobre todo y ante todo la historia filosófica de una infiltración articulada desde la zona oscura, no entenderemos nada, pues nada ocurre por casualidad, sino porque así estaba diseñado y preparado para que ocurriera. Muy ingenuo será quien crea a pies juntillas que los sistemas filosóficos meramente son las ocurrencias geniales de determinados filósofos estrella.

- Una de las partes más sustanciosas del libro es aquella donde propone soluciones en forma de respuestas prácticas al ciudadano de a pie.
La pregunta que me hice fue la siguiente: “¿cómo modificar lo macro a partir de la alteración de lo micro?”. Luego, ¿podemos hacer algo ante lo que sin duda parece un proceso irreversible? Mi respuesta es afirmativa: claro que podemos, y depende del número de disidentes que quieran abrazar la causa, una causa que no acepta medias tintas, sino compromiso y activismo plenos. Cuantos más seamos, más difíciles seremos de doblegar por el Leviatán-Sistema. Pero es precisa la sabia organización y la exhaustiva formación de las partes, para que el cuerpo comience a moverse, como lo haría si estuviera animado, el Discóbolo de Mirón… y no el monstruo de Frankenstein, de andares pesados y movimientos torpes. 

- Leyendo algunas secciones, otra de sus preocupaciones es la relativa a Europa, como concepto y en cuanto civilización. Cuestión espinosa, ¿tiene Europa salvación?
Llámeme realista, no pesimista. Tal y como están las cosas, se vislumbra cierta luz al final del túnel, pero el escenario no es nada halagüeño si no se procede a actuar cuanto antes desde la base de la pirámide, es decir desde la ciudadanía activa y responsable. La era del hombre apolítico ha terminado. Europa está siendo sometida desde hace decenios a un proceso de sustitución demográfica sin parangón, muchos ya lo advierten, pero parece que la cosa no va con ellos. ¿Miedo? ¿Desazón? El objetivo del NOM es terminar de rematar las agónicas esencias de Europa, simulando un nuevo modelo de sociedad multicultural encorvada hacia sus intereses. Esto es más que evidente. El problema capital, sin embargo, es de signo dogmático-teológico, y supone la resistencia de una cosmovisión que muere frente a otra que, cual cáncer imparable, sume el cuerpo en una completa parálisis antes de llevarlo a la metástasis terminal.

- Ojeando el diccionario transversal anexo, se observa la inclusión de algunos términos no tratados en el libro. ¿Qué estrategia implica este diccionario?
Es un final abierto, por así decir. Este galimatías del NOM es un laberinto de ideas y conceptos, pero también de siglas, sustancias, sectas y contubernios. Ante toda esta masa de materiales a primera vista inconexos, no nos queda más remedio que confeccionar listas, como cuando vamos a la compra y sabemos que, pese a todo, nos hemos olvidado de apuntar algo. La exégesis no es suficiente. La investigación resulta inabarcable para un solo hombre. El diccionario transversal señala e indica, mas sólo es la punta del iceberg de un mosaico bastante más inextricable de lo que podría parecer a simple vista. 

- Hablemos de una de las grandes aspiraciones del NOM: la imposición de una religión única mundial. ¿Por qué los oligarcas del NOM ansían tanto esto?
Son gente, digamos, muy peculiar. Ellos no se mueven sólo por intereses económicos, que también: aspiran a tener el control total, y para ello qué mejor propósito que, una vez han conquistado y doblegado el cuerpo, proceder a hacer lo mismo con el espíritu. El gran Tertuliano, en una de sus exhortaciones al martirio, así lo decía: podéis matar el cuerpo, pero no mataréis el espíritu. Estos filántropos han aprendido bien la lección: quieren matar el cuerpo, pero todavía más el espíritu. 

- Por último, ¿por qué no debemos perder la esperanza en la batalla contra el NOM?
Simplemente porque venceremos, al menos quienes estemos de parte del Bien. Conviene estar atentos y probarse día sí y día también la armadura antes de bajar a la trinchera. Es un combate brutal, para el que debemos, Dios mediante, estar preparados.
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