SATANÁS Y LA MASONERÍA
El Poder de Satanás en la Historia y la Necesidad de Volver a Cristo
El poder de Satanás no debe subestimarse. Aunque ha sido vencido por Cristo en la cruz, sigue actuando con gran astucia para desviar a las almas del camino de la salvación. Su táctica más eficaz no es la violencia abierta, sino la seducción espiritual, el engaño doctrinal y la división interna. A lo largo de la historia, su influencia se ha manifestado en momentos claves que han marcado el rumbo de la humanidad. Veamos tres de ellos:
1. El rechazo del Mesías por parte del pueblo judío:
El demonio logró cegar incluso a los más piadosos y estudiosos del pueblo elegido. Los fariseos, los escribas y los doctores de la ley esperaban al Mesías, pero cuando lo tuvieron delante, no lo reconocieron. Peor aún: lo condenaron a la cruz. Esta fue la mayor victoria del maligno: oscurecer la mente y endurecer el corazón de aquellos que debían preparar el camino del Señor. Sin embargo, incluso ahí, Dios sacó bien del mal, y la cruz se convirtió en el instrumento de redención.
2. La ruptura protestante y el rechazo del Papa:
En el siglo XVI, otra gran herida se abrió en el Cuerpo de Cristo. Con la Reforma protestante, millones de fieles se separaron de la Iglesia fundada por Cristo, negando la autoridad del Papa, sucesor de Pedro. Una Iglesia sin cabeza visible queda vulnerable a interpretaciones privadas y a la pérdida de unidad. El demonio sabe que dividir es el primer paso para conquistar. Así surgieron miles de denominaciones que, al apartarse del magisterio auténtico, muchas veces terminan adorando un dios distorsionado.
3. La infiltración de la masonería y el proyecto de un mundo sin Dios:
En los últimos siglos, Satanás ha impulsado estructuras más sutiles pero igualmente peligrosas. La masonería, con su fachada filantrópica y racionalista, ha trabajado activamente para erradicar la fe cristiana de la vida pública, promoviendo un humanismo sin Dios, relativista y contrario a la moral revelada. Ha infiltrado gobiernos, instituciones y hasta ambientes eclesiales, buscando desfigurar el rostro de la Iglesia y sustituir la verdad por la confusión.
Conclusión: Volver a Cristo, única salvación
Ante estas grandes maniobras del maligno, la respuesta no es el miedo, sino la conversión. Cristo ha vencido al demonio, pero cada alma debe elegir si acoge esa victoria o se deja arrastrar por el error. Hoy más que nunca, necesitamos volver a Cristo, reconocer su Señorío, unirnos a su Iglesia y pedir el Espíritu Santo que nos guíe a toda la verdad. Solo así seremos libres del engaño y fuertes en la fe CONFIANDO SOLO EN LA FUERZA DE DIOS, y no en las nuestras, como bien nos enseña Santa Teresita del Niño Jesús.
