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jueves, 19 de junio de 2014

Ni una sola mención a Dios y al hecho religioso en el discurso de proclamación de Felipe VI de España, que fue de Santiago y los Reyes Católicos (1416)



InfoCatólica-Luis Fernando Pérez Bustamante (19/6/2014): España tiene un nuevo Rey: Felipe VI. Y tras jurar su cargo, ha pronunciado un discurso ante las Cortes españolas (Congreso, Senado) y otras autoridades de la patria.

Pues bien, en dicho discurso no ha habido, ni por asomo, una sola mención no solo de Dios, sino del hecho religioso. Me parece absurdo, por no decir otra palabra más gruesa, hablar de  una “nación forjada a lo largo de 20 siglos de Historia” e ignorar el papel que la religión, concretamente la católica, ha jugado en esa Historia. Por otra parte, la propia Constitución dice en su art. 16,3 decreta que “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española“. Pues bien, el Rey, en su primer discurso, ha ignorado esas creencias.

Tampoco es que me esperara que fuera a rezar el Credo ni a hacer un acto de profesión de la fe católica en la que fue bautizado. Pero hombre, Majestad, ¡qué menos que unas palabrillas dirigidas a los que creemos en Dios!

Es claro que la etapa de los reyes católicos de este país ha quedado enterrada en el recuerdo. Pero no hacía falta que lo demostrara de forma tan palpable.

Como católicos tenemos el deber de rezar por él. No lo tiene fácil. Y menos que lo tendrá si no implora la ayuda divina. Como él no lo hace, al menos no públicamente, lo haremos por él.

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Escudo de Armas de Juan Carlos I

Escudo de Armas de Felipe VI

Felipe VI elimina de su escudo de armas 
yugo y flechas (Reyes Católicos)
y cruz borgoñona de San Andrés (Carlos V) 

Antena3 | AgenciasLa Casa Real ha facilitado el nuevo escudo de armas del Rey Felipe VI. El fondo pasa del azul al carmesí y se eliminan el yugo y las flechas de los Reyes Católicos y la cruz de San Andrés (Borgoña). 

Las armas de Su Majestad el Rey son: Escudo cuartelado: 1, de gules, con un castillo de oro, almenado, mazonado de sable y aclarado de azur, que es de Castilla; 2, de plata con un león rampante de púrpura coronado de oro, lampasado y armado de gules, que es de León; 3, de oro, con cuatro palos de gules, que es de Aragón; 4, de gules, con una cadena de oro puesta en orla, en cruz y en aspa, con un punto de sinople en abismo, que es de Navarra; entado en punta, de plata, con una granada al natural rajada de gules, sostenida, tallada y hojada de dos hojas de sinople, que es de Granada. 

Sobre el todo, un escusón de azur con tres flores de lis de oro, bordura de gules que es de Borbón. 

El escudo se timbra con una corona cerrada, que es un círculo de oro, engastado en piedras preciosas en sus colores, compuesto de ocho florones de hojas de acanto visibles cinco, interpolados de perlas en su color, de los que parten ocho diademas de perlas, vistas cinco, que convergen en un orbe azul, con el semimeridiano y el ecuador de oro, sumado de cruz de oro, la corona forrada de rojo y va rodeado del collar del Toisón de Oro.

El guión real sobre el que se bordan las armas antes descritas de Su Majestad es de "damasco carmesí", volviendo al tradicional color histórico. Sólo a partir de 1833 se convirtió en morado y más tarde, en azul. Arriba tenemos la comparación entre el nuevo escudo de armas de Felipe VI y el de Juan Carlos I.