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lunes, 28 de febrero de 2022

***AntiNOM: Rusia NO es culpable

Rusia NO es culpable
Eduardo Núñez (R)
27-2´22

«El agresor estratégico es la potencia que impulsa al propio adversario y lo obliga a convertirse en agresor operativo. La agresión estratégica comienza antes de la guerra, mientras que la agresión operativa marca el paso inicial» 
Von Lohausen

El conflicto entre Ucrania y Rusia que llevaba mucho tiempo larvándose ha estallado después de que, desde hace mucho tiempo, el nacionalismo ucraniano ha venido siendo manipulado y utilizado por el bloque geopolítico encabezado por los EEUU y su colonia de la UE junto a su estructura militar de la OTAN para avanzar hacia la balcanización de Rusia. Estaban buscando la guerra y ya la tienen: los bombardeos ucranianos a la población de Donbass han forzado la intervención del ejército ruso. Las bombas ucranianas estaban cayendo sobre Donbass y eso Rusia lo tenía que parar, pero esto es algo que todos los medios de desinformación occidentales lo han ocultado haciendo ver que Rusia ha comenzado la invasión de Ucrania.

Nada nuevo, los medios occidentales mienten en todo, como tampoco es nuevo que todos los partidos políticos, desde Podemos hasta VOX están todos posicionados en el mismo bando geopolítico y por ello todos están diciendo lo mismo en este asunto, todos dicen que “Rusia es culpable”, lo que confirma que todos ellos son la voz de su amo. Rusia se ha visto obligada a tomar la iniciativa contra el ejército ucraniano, que no contra la población civil de Ucrania, ante la agresión ucraniana a Donbass, por lo que la Cámara Alta del parlamento de Rusia ha aprobado el uso de tropas rusas. La UE, colonia de Washington en Europa, ha obviado la agresión ucraniana al Donbass, y ha adoptado unas absurdas sanciones económicas oficiales contra Rusia en respuesta al reconocimiento por parte de Rusia de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.

Los globalistas también se han posicionado rápidamente con Ucrania ¿Les importa la vida de los ucranianos? desde luego que no.

El caso es que esta guerra se podía haber evitado, pero los EEUU y la OTAN querían esta guerra, que desde hace ya tiempo vienen siguiendo una política de cerco y acoso contra Rusia hasta llevar las tropas mercenarias de la OTAN a las mismas fronteras de Rusia. El jefe de la Marina alemana, el Vicealmirante Kay-Achim Schonbach, hizo unas declaraciones, no hace mucho, que le costaron el cargo, y lo que dijo fue de sentido común y de un evidente realismo político militar: lo que necesita Rusia es respeto entendido en un sentido amplio; y por tanto reconocimiento de sus intereses estratégicos y de seguridad nacional.

Lo cierto es que, desde hace años, Occidente (que hoy representa el enemigo nº 1 de Europa), ha estado demonizando a Rusia y criminalizando a Putin. Y la razón de ello es que se puso fin a la época del alcohólico irresponsable de Yeltsin y se reconstruyeron de nuevo las estructuras estatales e institucionales de la Federación Rusa, que ha reconstruido su orgullo nacional, su poder militar y económico, y ha recompuesto la economía y fortalecido el aparato militar, tecnológico y de seguridad. Y ante eso, el objetivo político de la estrategia militar del Pentágono y de la OTAN es el mismo objetivo que con China; es decir, aniquilar al actual equipo dirigente y poner otro más favorable a los intereses hegemónicos de los EEUU. El escenario de fondo es la transición a un mundo multipolar que pone en cuestión la hegemonía de EEUU y sus cipayos de la UE organizados en la OTAN. El conflicto de Ucrania es una señal de profundos cambios en la estructura de poder mundial. No tener en cuenta esto es perderse definitivamente y hacer el juego a los intereses de la Administración Biden. Las intervenciones militares imperialistas de los EEUU en Afganistán, Irak, Libia, Siria, etc., deberían haber servido ya a estas alturas para darse cuenta de Ucrania es más de lo mismo, la forma de actuar del único imperialismo que existe hoy con más de 700 bases militares en 80 países, y con el 60% del gasto militar mundial

Por eso, ponerse del lado del gobierno ucraniano equivale a ponerse del lado del Pentágono y de la OTAN, no de Ucrania, la cual, dicho sea de paso, en su parte oriental, tiene una población mayoritariamente rusa.

Lo lamentable es que muchos supuestos “nacionalistas” y “patriotas” que se expresan como “vendepatrias” atlantistas, a los que se les paró el reloj en 1941, y que siguen anclados en un primitivo anticomunismo hoy fuera de lugar, y que por ello siguen viendo a Rusia como la URSS, estén dando por buena la intoxicación informativa occidental. que nos machaca en todos sus medios con que Rusia quería invadir Ucrania, lo cual es mentira, pues la realidad es que, desde hace años, Rusia ha denunciado las vulneraciones de los derechos humanos de la población rusófona, que es nada menos que el 40% del total de la población de Ucrania. Occidente denunció la “anexión” de Crimea, que solo había formado parte de Ucrania desde el periodo estalinista, “anexión” que además se realizó tras un referéndum en el que la población apoyó masivamente su carácter ruso. Occidente ha denunciado también la existencia de las Repúblicas del Dontsk y de Lugansk, cuya población es rusoparlante en su casi totalidad, y que desean inequívocamente integrarse en la Federación Rusa. De hecho, incluso Kiev las ha considerado fuera de su territorio.

Rusia nunca ha querido esta guerra y mucho menos una guerra generalizada, pues la actual crisis la ha desencadenado Occidente, tratando de integrar a Ucrania en la OTAN y en la UE, que es lo que nos ha conducido al momento actual. Ello ha llevado al reconocimiento de las repúblicas de Donestk y de Lubansk por parte de Moscú, asumiendo la protección de estos territorios que ya eran independientes de Kiev. Y como ya se ha dicho, todos los medios de desinformación y de intoxicación occidentales han ocultado que Rusia ha tomado la iniciativa después de hayan caído bombas ucranianas en Donbass y se hayan producido atentados en las capitales de esas dos repúblicas, siendo la operación militar rusa una acción limitada a esas dos repúblicas que hace años decidieron independizarse de Kiev, y no un ataque masivo contra Ucrania como nos lo presentan los medios occidentales, que como de costumbre mienten al hablar de una “invasión de Ucrania”.

La solución a este conflicto pasa por la neutralidad de Ucrania, y por tanto una Ucrania independiente pero no anti-rusa, lo que implica un cambio de gobierno en Kiev y de la oligarquía mafiosa del país, una Ucrania que no se integre en la OTAN, y que mantenga una buena relación con Moscú. Pero la solución definitiva pasa por la disolución de la OTAN, la creación de una defensa europea independiente y autónoma de la OTAN, y el restablecimiento de relaciones económicas y diplomáticas de la UE con Moscú, extendiendo la neutralidad de Ucrania a toda Europa, o dicho de otro modo: la neutralidad de Europa pasa por la neutralidad de Ucrania. Ese es el camino hacia la independencia, la autonomía y la identidad de Europa. El problema es que la UE no es un sujeto autónomo en las Relaciones Internacionales, y por eso ni sabe ni puede definir sus intereses estratégicos, por lo que UE debería reformarse o sustituirse por otra estructura europea autónoma que se sacudiera su alianza con la OTAN y construyera una sólida alianza económica, política y militar con Rusia, pues Rusia es hoy el orgullo de Europa, de modo que la hora de Rusia es y será la hora de Europa.