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lunes, 28 de febrero de 2022

No le pidas a la ciencia lo que la ciencia no puede darte: un sentido para tu vida. Por Eulogio López

No le pidas a la ciencia lo que la ciencia no puede darte: 
un sentido para tu vida.
27/2/22 

Toda la sabiduría al alcance de la humanidad se resume en esto: conciencia es consciencia y la realidad se divide en material e inmaterial... o espiritual.

Aquel ser primitivo tomó consciencia de su propia experiencia y aprendió a distinguir, mismamente, entre el bien y el mal. No le pidas a la ciencia lo que la ciencia no puede darte: un sentido para tu vida

Toda la sabiduría a la que puede aspirar un hombre se resume en estas dos proposiciones... que también son conclusiones: conciencia es consciencia y la realidad se divide en material e inmaterial... o espiritual.

Veamos: el universo se compone de elementos materiales, objeto de la ciencia, y de elementos inmateriales o espirituales. Ojo, espirituales en sentido filosófico, no religioso. Elementos en los que la ciencia empírica poco tiene que decir. Inmaterial o espiritual es aquello que no se puede medir, pesar o contar, que no tiene principio ni fin. Y los elementos espirituales son los más importantes de la vida, porque lo que hace un espíritu -por ejemplo, usted- es conocer y amar. Si quieren ustedes saber qué es lo espiritual piensen en el amor que sienten por sus hijos: ¿verdad que no pueden negar la existencia de ese amor? Pues bien, ese amor no está en lugar alguno, literalmente, no ocupa lugar. Es espíritu, no materia.

Ergo lo espiritual existe e incluso en ello se insertan los elementos más importante de la vida de cada hombre.

El secreto de la existencia consiste 
en aceptar la limitada capacidad del hombre.
.. y de la ciencia

¿Funciones del espíritu, además de amar? Conocer. Ninguna célula conoce nada y cuando hablamos de que tal molécula envía información, estamos empleando una metáfora. Sólo eso. El encargado de conocer, el que sí procesa información, es el espíritu, no radica ni en el corazón ni en el cerebro... ni en el hígado. Y así, con el Covid, me viene como de molde lo de las "evidencias científicas", que tanto repiten los ministros de Pedro Sánchez.

Vamos, que el espíritu se guía por las evidencias y se aplica en la ciencia. Por eso, el gran invento sanchista de las "evidencias científicas" resulta tan ridículo. Como hemos recordado en Hispanidad: si son evidentes -que se ven- es porque no necesitan de ciencia alguna y si es ciencia es porque no se ve a simple vista. La evidencia muestra, la ciencia demuestra.

Pero dejemos al sanchismo o no llegaremos a ningún lado. Quédense con esto: no le pidas a la ciencia lo que la ciencia no puede darte. Es decir, un sentido para tu vida.

No existe la evidencia científica: 
la evidencia muestra, la ciencia demuestra

Vamos con el segundo apartado. Además de distinguir entre espíritu y materia, para poder darle un sentido a la vida necesitas recordar que conciencia es igual a consciencia y que, por ello, aunque la evolución implica un periodo extraordinariamente dilatado del tiempo, cuando la conciencia llega al 'homo sapiens' se desarrolla a gran velocidad y rompe todo el ritmo lento de la evolución. En muy pocos años, aquel ser primitivo tomó consciencia de su propia experiencia y aprendió a distinguir, mismamente, entre el bien y el mal. Y mientras todas las demás especies, y la suya propia, se quedaban detrás de él, empezaba a construir rascacielos. Insisto: en términos evolutivos, el hombre toma consciencia, por tanto, conciencia, en milésimas de segundo.

Y no lo duden, de la conciencia, que alguien nos otorgó, y de la consiguiente consciencia, nace el pensamiento racional, las potencias y las virtudes. Por ejemplo, la gratitud por existir. Los ejemplos son miles. Verbigracia: hablábamos anteayer del proyecto de ley de Bienestar Animal, la última barbaridad del frente popular socio-podemita. Los animales son seres sintientes, ergo, deben ser igualados al hombre. Pues mira no, los animales son seres sintientes pero no conscientes. Ergo, son incapaces de ser conscientes de su propio dolor. El que sufre de verdad es el hombre. El animal no sufre, el que sufre es el hombre.

Pero si lo quieren más clarito, todo lo anterior se resume así: el secreto de la felicidad consiste en aceptar la limitada capacidad del hombre... y de la ciencia.

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