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viernes, 18 de agosto de 2023

Quid prodest: Ucrania, propiedad privada de BlackRock. Por Enríquez de Aguilar


Larry Fin

El pasado 8 de Mayo, el actual gobierno ucraniano, dominado, cual dictador que es, por el ínclito Zelenski, firmó con BlackRock, el mayor fondo buitre norteamericano, un acuerdo por el cual se constituía el que han denominado Fondo para el Desarrolla de Ucrania (FDU) por el cual, de facto, lo mejor, lo más importante y lo útil de tal país ha pasado a manos de dicho fondo, o sea, de quienes lo poseen y controlan; y es que en esta guerra, como en tantas otras, para saber quién la provocó, nada mejor que hacerse la vieja pregunta de quid prodest. Con tal contrato culminaron las negociaciones entre Zelenski y Larry Fink, director de BlackRock, que habían comenzado en Septiembre de 2022 a instancias, por supuesto, de Joe Biden.

Aunque el fin oficial y declarado del FDU es atraer inversiones en los campos de energía, infraestructuras y agricultura, en realidad lo que ha hecho Zelenski y su guardia pretoriana de corruptos oligarcas es vender a BlackRock los principales activos públicos ucranianos, desde sus tierras hasta las redes eléctricas pasando por un sin fin de otros como los energéticos para, según dicen, hacer frente a las infinitas deudas de todo tipo que Kiev asume debido a la guerra.

Según los términos del contrato, BlackRock ha pasado a ser el administrador de los activos ucranianos incluida la tan sustanciosa ayuda internacional de todo tipo que recibe, pero también las empresas energéticas estratégicas incluidas las nacionalizadas –Metinvest, DTEK (energía), MHP (agricultura), Naftogaz, Ucranian Railways, Ukravtodor y Ukrenergo–.así como la gestión de la deuda externa que asciende, según cifras oficiales, a 124.280 millones de dólares, lo que supone, nada más y nada menos, que el 80 por ciento del PIB ucraniano; además de lo dicho, que ya es de por sí bastante claro, llama la atención que en la negociación y formalización del contrato hayan intervenido personajes tan declaradamente corruptos como la directora del Banco Nacional de Ucrania, Valeria Gontareva, o la que fuera directora del ministerio de Hacienda, Natalia Yaresko, que por cierto (¿casualmente?) tiene nacionalidad estadounidense, o Viktor Pinchuk, multimillonario ucraniano de oscuro pasado.


Sepan que BlackRock es el fondo de gestión de activos más importante y voluminosos del mundo, cuyo valor se cifra en 8.594 millones de dólares, y cuyos accionistas más sobresalientes son los… Rockefeller, Rothschild, Dupont, Mellon; también llama la atención que entre los máximos ejecutivos de BlackRock están varios ex-altos cargos de la CIA y que, entre otras cosas, BlackRock financia el fondo de capital riesgo de dicho servicio de inteligencia, el In-Q-Tel. Como decimos por aquí: blanco y en botella.

El desembarco descarado norteamericano en Ucrania viene de lejos, de año tan significativo como aquel 2014 en que vimos por televisión la supuestas manifestaciones espontáneas y populares, en realidad, como supimos al poco y hoy está certificado, un golpe de Estado de libro para derrocar al presidente Víktor Yanukóvich, partidario de una entente cordiale con Rusia –y con Occidente–, pues su sucesor, Poroshenko, ya vendió, nada más llegar al poder, activos estratégicos a fondos buitres norteamericanos, expolio que Zelenski impulsó hasta coronarlo con la venta de todo ahora a Blackrock.

¿Todavía hay alguien que no sepa lo que ocurre en Ucrania, además, también, claro, de la parte militar, es decir, de esa extensión hacia el Este de la OTAN hasta llegar a… Moscú?