La Masonería y su derivada actual, el Poder supranacional en la sombra pretenden el gobierno mundial por instigación del Maligno, el padre de la mentira.
El "Nuevo orden mundial" no es posible sin la anulación previa de la Iglesia católica; la única institución, con dos mil años, que supera los mil millones de creyentes, defensora de la vida, la ley natural, la verdad, la justicia, la libertad y la dignidad del hombre.
México, la primera nación católica americana de habla hispana, no fué una colonia sino un virreinato de la Corona de España con soberanía en más de dos tercios del actual territorio de Estados Unidos (hasta el río Misisipi en 1803).
México era la provincia más rica, vasta, próspera y culta de toda la América hispana; la Iglesia mexicana asombraba por sus valores espirituales gracias a la protección de la Virgen de Guadalupe, que se apareció en el cerro de Tepeyac (1531) dejando el testimonio de su bello rostro en el manto del indio Juan Diego. Su Santuario en Ciudad de México es visitado anualmente por más de veinte millones de peregrinos.
Cuando Fernando VII entregó España a Napoleón, los criollos mexicanos se rebelaron contra los españoles afrancesados al servicio del liberalismo masónico. El apogeo político de la Masonería española durante el trienio liberal (1920/3) favoreció la independencia de México casi sin traumas.
El ejécito español en Ámerica no pasaba de 25.000 soldados para la defensa del territorio que se extendía de Alaska a la Tierra del Fuego. Los rebeldes liberales se conjuraron en Quito (1819) contra el absolutismo del rey "felón" bajo el liderazgo de Simón Bolívar, masón de alto nivel al servicio del imperio británico. En 1823 el gobierno USA impuso la doctrina Monroe a los europeos, iniciando la tutela masónica sobre el continente americano.
En 1829 la República de México, dirigida por masones controlados por el embajador norteamericano, decretó la expulsión de todos los españoles, desmantelando los territorios y misiones del Norte. Desde la anexión de Florida (1819), USA practicó la infiltración de colonos anglosajones al sur del río Grande.
En 1835 el general Houston proclamó la independencia de Texas, patrocinada por un cónclave de masones mexicanos y norteamericanos. El general López de Santa Ana con 2.000 soldados eliminó la resistencia de los invasores en El Álamo pero fue derrotado en la batalla de San Jacinto.
En 1846 Estados Unidos ocupó Nuevo México, Arizona y California; el vicepresidente masón de México Gómez Farias esquilmó a la Iglesia para financiar la guerra contra Estados Unidos que finalizó a los dos años con la firma del humillante tratado de Guadalupe Hidalgo por el que México perdió más de la mitad del territorio heredado de España.
El régimen liberal-masónico degeneró en la etapa de Porfirio Díaz después del trágico intermedio imperial de Maximiliano, impuesto por Napoleón III, jefe supremo de la Masonería europea continental.
En 1908 apareció un semanario satírico de gran influencia, muy crítico con el régimen porfirista, dirigido por Francisco Madero, que practicaba el espiritismo y pertenecía a la masonería dependiente de los Estados Unidos. Madero asumió la presidencia (1911) e inició la etapa de la Revolución mexicana que aún perdura. El 1% de la población poseía el 97% de a Tierra (menos de 900 hacendados gratos al régimen).
El general Huerta, gobernador de la capital, pactó con los oligarcas sublevados y derrocó a Madero que fue asesinado.
La revolución alumbró tres caudillos:
- Villa, guerrillero en el Norte.
- Carranza, apoyado por el general Obregón, dominador de la región occidental y protegido de los norteamericanos.
- Zapata, el iluminado alzado en el Sur.
En 1915 Obregón tomó la capital y acabó con la anarquía. El presidente Carranza promulgó la Constitución Revolucionaria (1917) de ideología masónica, ferozmente anticlerical, que prohibió la enseñanza religiosa y nacionalizó los bienes de la Iglesia.
En 1919 Obregón asesinó a Zapata y obligó a huir a Carranza que se llevó el Tesoro público y un harén. Murió asesinado también (1929), había ganado las elecciones por abrumadora mayoría y protegido a todos los enemigos de la Iglesia: liberales-radicales, marxistas, anarcosindicalistas y comunistas, que se conjuraron bajo inspiración masónica contra la fe multisecular del pueblo mexicano.
En 1924 subió a la presidencia el general Elías Calles, demagogo prevaricador que recrudeció hasta el paroxismo la persecución contra la Iglesia y los católicos, a los que pretendió aniquilar con vesania masónica; incluso intentó crear una iglesia apóstata y cismática. Provocó la reacción en varios estados: Jalisco, Zacatecas, Guadalajara, Michoacán. La rebelión contra la tiranía anticatólica se conoce como “Cristiada” o Guerra Cristera (1926/9).
La Cristiada es un conflicto de origen masónico e importancia mundial, además de un clarísimo precedente de la Guerra civil española (1936/9) consecuencia de la Constitución masónica (1931) y la Revolución socialista (1934), cuando fueron asesinados 13 obispos y 7.000 eclesiásticos.
La intolerable persecución del gobierno de Calles y Obregón provocó la reacción de los católicos, con dos millones de firmas contra la violación de las leyes más elementales de la convivencia. Finalmente el Episcopado mexicano decretó el “interdicto”, pena canónica que suspendía el culto público en toda la nación.
Nunca se había visto una guerra popular de tal envergadura desde el alzamiento (1793) de la Vendée contra el ejército de la Revolución ilustrada y masónica de Francia que provocó el genocidio de 350.000 católicos.
Los rebeldes mexicanos se llamaron “cristeros” y entraban en combate al grito de “Viva Cristo Rey”. Las jóvenes pelearon también heroicamente en las brigadas Juana de Arco.
El gobierno respondió con decenas de sacerdotes asesinados, profanación de iglesias, atentados y violaciones por militares. Juan Pablo II ha beatificado (1992) a 22 sacerdotes y 3.000 seglares víctimas del odio a la fe en la guerra cristera.
Asesinado Obregón, asumió la presidencia Portes, marioneta del general Calles, bajo el patrocinio del embajador Monroe de los Estados Unidos. El Partido Nacional Revolucionario monopolizador del poder durante dos décadas cambió su nombre por el de Partido Revolucionario Institucional (PRI) que es la ficción democrática más escandalosa del mundo, de inspiración masónica.
Fuente: Ricardo de la Cierva. “Las puertas del infierno” (2006).
En 1919 Obregón asesinó a Zapata y obligó a huir a Carranza que se llevó el Tesoro público y un harén. Murió asesinado también (1929), había ganado las elecciones por abrumadora mayoría y protegido a todos los enemigos de la Iglesia: liberales-radicales, marxistas, anarcosindicalistas y comunistas, que se conjuraron bajo inspiración masónica contra la fe multisecular del pueblo mexicano.
En 1924 subió a la presidencia el general Elías Calles, demagogo prevaricador que recrudeció hasta el paroxismo la persecución contra la Iglesia y los católicos, a los que pretendió aniquilar con vesania masónica; incluso intentó crear una iglesia apóstata y cismática. Provocó la reacción en varios estados: Jalisco, Zacatecas, Guadalajara, Michoacán. La rebelión contra la tiranía anticatólica se conoce como “Cristiada” o Guerra Cristera (1926/9).
La Cristiada es un conflicto de origen masónico e importancia mundial, además de un clarísimo precedente de la Guerra civil española (1936/9) consecuencia de la Constitución masónica (1931) y la Revolución socialista (1934), cuando fueron asesinados 13 obispos y 7.000 eclesiásticos.
La intolerable persecución del gobierno de Calles y Obregón provocó la reacción de los católicos, con dos millones de firmas contra la violación de las leyes más elementales de la convivencia. Finalmente el Episcopado mexicano decretó el “interdicto”, pena canónica que suspendía el culto público en toda la nación.
Nunca se había visto una guerra popular de tal envergadura desde el alzamiento (1793) de la Vendée contra el ejército de la Revolución ilustrada y masónica de Francia que provocó el genocidio de 350.000 católicos.
Los rebeldes mexicanos se llamaron “cristeros” y entraban en combate al grito de “Viva Cristo Rey”. Las jóvenes pelearon también heroicamente en las brigadas Juana de Arco.
El gobierno respondió con decenas de sacerdotes asesinados, profanación de iglesias, atentados y violaciones por militares. Juan Pablo II ha beatificado (1992) a 22 sacerdotes y 3.000 seglares víctimas del odio a la fe en la guerra cristera.
Asesinado Obregón, asumió la presidencia Portes, marioneta del general Calles, bajo el patrocinio del embajador Monroe de los Estados Unidos. El Partido Nacional Revolucionario monopolizador del poder durante dos décadas cambió su nombre por el de Partido Revolucionario Institucional (PRI) que es la ficción democrática más escandalosa del mundo, de inspiración masónica.
Fuente: Ricardo de la Cierva. “Las puertas del infierno” (2006).
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Película Completa (2012)
La Cristiada y los Mártires de México
Catholic.net
La Constitución Masónica de 1917 provocó
la guerra CRISTERA en MÉXICO (1926-1929)
Miguel Salinas Chávez
18-enero-2017
LÓPEZ OBRADOR reencarna
la TRAICIÓN a MÉXICO
del LIBERALISMO MASÓNICO
Conferencia en el Club de Periodistas de México
La infiltración masónica en la Iglesia y recientemente en el Partido Popular (PP), ha destruido el masivo movimiento PRO-VIDA en la calle, pero queda internet,... y el bus naranja de HazteOir. Ignacio Arsuaga y otros líderes contra la Ideología de GÉNERO y el ABORTO son acusados falsamente de pertenecer a un YUNQUE secreto, violento y "fascista".
Palacio Nacional de México: Gran Logia de Benito Juárez
MASONERÍA-México-CRISTIADA
El Fugitivo (1947): Película completa de John Ford y Emilio Fernández, basada en la novela de Graham Greene "El Poder y la Gloria". Un sacerdote estadounidense (Henry Fonda) se enfrenta al Gobierno durante la Guerra Cristera (1926-1929)
José Sánchez del Rio (14 años): BEATO
El Fugitivo (1947): Película completa de John Ford y Emilio Fernández, basada en la novela de Graham Greene "El Poder y la Gloria". Un sacerdote estadounidense (Henry Fonda) se enfrenta al Gobierno durante la Guerra Cristera (1926-1929)