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lunes, 24 de septiembre de 2018

Lo que liberales y demócratas deben a Franco. Pío Moa: La guerra civil y los problemas de la democracia en España; Los mitos del Franquismo

Lo que liberales y demócratas deben a Franco
21 septiembre, 2018 
P. ¿Y el totalitarismo en Europa?
–La deriva europea, quizá incluso más acentuada en España, es a lo que Tocqueville llamó “despotismo democrático”. A una especie de totalitarismo que tiende a convertir la sociedad en un parque temático, infantilizar a la gente y manipularla salvaguardando algunas formas de democracia. Pero bajo esa tendencia se presentan problemas muy amplios y en gran medida nuevos derivados de la llamada globalización, del impacto de las nuevas tecnologías, del crecimiento de la población y la interrelación cada vez más estrecha entre las gentes de todas partes. La ideología hoy predominante en la UE busca solucionar esos problemas marchando hacia un gobierno mundial que presuntamente aseguraría la paz, destruyendo las culturas nacionales, presentadas como fuentes de guerra, disminuyendo la población a base de destruir la familia so pretexto de “patriarcado”, fomentar la sexualidad estéril y el aborto, etc. Creo que ese programa es suicida y totalitario, pero contrarrestarlo exige elaborar unas ideas que no sean puramente defensivas. Tocqueville destacaba la importancia de la libertad frente a esas derivas que se producen espontáneamente en sociedades como las nuestras.
P. Sin embargo, ud se presenta como liberal y al mismo tiempo defiende al franquismo.
–Veamos, soy liberal en el sentido de que doy máxima importancia a la igualdad ante la ley, las libertades políticas y los límites al poder del estado. Al mismo tiempo soy muy crítico con la política concreta que han aplicado los liberales en España y con su pobre capacidad teórica. En buena medida el franquismo fue resultado y al mismo tiempo remedio a las estupideces liberales.

P. ¿Son estupideces las virtudes que usted relaciona con el liberalismo?
–No, claro. Cualquier teoría general solo puede aplicarse en unas condiciones históricas y culturales concretas, y eso en España ha fallado siempre. Tanto los liberales (en general “europeístas”), como los marxistas, los conservadores o los fascistas (que apenas hubo aquí) han carecido de análisis mínimamente serios de la realidad española, a la que querían aplicar sin más unas ideas generales tomadas del extranjero y mal meditadas, vulgarizadas y convertidas en tópicos y latiguillos. El tradicionalismo español también ha sido singularmente pobre y tópico.

P. Sigue la pregunta: ¿cómo ha podido ser eso con unos principios tan claros?
–Veamos: nuestros problemas arrancan de la república, en realidad de bastante antes, pero vamos a poner ese tope. Fueron los liberales los que trajeron la república, que enseguida resultó un caos de violencias, odios y miseria. Fueron liberales los que urdieron el Pacto de San Sebastián, empezando por Alcalá-Zamora, Maura o Azaña, así como fueron liberales los “padres espirituales” de la república, Ortega, Marañón y Pérez de Ayala. Cuando Ortega escribe aquel artículo demencial contra Primo de Rivera y la monarquía y al poco tiempo clama “no es eso, no es eso”, demuestra no haber tenido ni idea del país en que vivía. Como no la tenía de Europa, que según su tonta frase era “la solución”. Y fue el liberal Alcalá-Zamora y otros como él quienes, a pesar de una experiencia de cinco años desastrosos, abrieron camino al Frente Popular. Naturalmente, como para entonces las cosas ya habían llegado demasiado lejos encontramos entre lo liberales, empezando por los “padres espirituales”, los más amargos denuestos contra la república y el Frente Popular y sus líderes. A menudo recuerdo esos denuestos porque a los “historiadores” convencionales les gusta olvidarlos. Pero si las cosas habían llegado tan lejos, si estaba en grave riesgo la integridad nacional y tan avanzado el terror totalitario y el plan de arrasar la cultura cristiana, se había debido en gran parte a aquellos liberales, a su ceguera y simpleza política. Y si afortunadamente aquellos peligros fueron superados no se debió a los liberales, sino al bando nacional, que rechazaba el liberalismo, precisamente por aquellas experiencias, aunque lo teorizase mal.

P. Por lo tanto, los liberales deben su subsistencia al franquismo.
–¡Y tanto! Como la Iglesia, como la monarquía, como, finalmente, la misma democracia. El franquismo solo tuvo oposición real del comunismo y, en sus últimos años, del terrorismo separatista etarra, también comunistoide. Nunca de los liberales. Me hacen gracia, triste gracia, los que se presentan como liberales y condenan al régimen que les salvó porque, dicen, era una dictadura y eso su escrupulosa conciencia no lo admite. ¡Qué habría sido de ellos sin esa dictadura que ellos mismos habían contribuido a hacer inevitable, y que fue históricamente tan necesaria y fructífera! Y hay otros tan torpes –¡siempre el tópico en sustitución del análisis!– que salen con que, en todo caso, Franco debía haber dado paso a la democracia mucho antes de su muerte. De haber hecho tal idiotez, los amenazadores problemas que hoy tenemos los habríamos tenido mucho antes, y muy agravados. Y desde luego no lo habrían evitado esos liberales. En tuíter he expuesto estas ideas resumidas:
  1. En el franquismo, España era el país europeo en que mejor se vivía. No todos, claro: los comunistas y separatistas estaban bastante fastidiados.
  2. En el aspecto económico, España no era el país más destacado de Europa, aunque avanzaba con rapidez. Pero en salud social estaba mejor que ninguno: índices de delincuencia y población penal, suicidios, drogas, alcoholismo juvenil, fracaso familiar, prostitución, etc.
  3. En el franquismo había algo así como seis veces menos presos que actualmente. Mucho menos fracaso familiar y escolar. Mucho menos alcoholismo juvenil. Mucha menos droga y pornografía. Muchos menos suicidios… La gente era más feliz.
  4. En el franquismo había mucho más patriotismo que ahora. Apenas había separatismo. La única oposición real fue comunista y/o terrorista. Y el crecimiento económico fue durante los últimos quince años uno de los tres más altos del mundo.
  5. El franquismo no puede volver, pero es mucho lo que podemos aprender de él para sanear una democracia que está siendo destruida precisamente por el antifranquismo del nuevo frente popular. 
Las enseñanzas puede ser útiles incluso frente a los rumbos que hoy sigue la UE. Pero ese es un terreno por explorar.
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