Pretende acabar con la ENERGÍA NUCLEAR
Nos condena a una energía cara… y no muy verde
Terminada la II Guerra Mundial, los gobiernos franceses de Charles de Gaulle y compañía, tomaron una decisión: necesitaban desarrollar un polo industrial de primera división con unos salarios adecuados para forjar familias numerosas. ¿Cómo se financiarían esos salarios dignos? A cambio de energía barata para la industria que pagaba los salarios. ¿Y cuál era la única energía que podía cumplir esa condiciones? Energía nuclear, que se convirtió así, en la energía de los pobres.
Pedro Sánchez gobierna según los tópicos:
progresismo, feminismo, ecologismo...
Encima, la energía nuclear no contribuye ni al efecto invernadero, ni al cambio climático ni al calentamiento global… pero a los talibanes verdes tipo ministra Ribera y secretario Abascal les suena fatal al oído. Además, es energía intensa, estable y prácticamente inagotable, sobre todo si hubiéramos avanzado (hemos paralizado las investigaciones en toda Europa) hacia la fusión nuclear controlada. Es decir, hacia la energía definitiva.
Pues bien, el Gobierno de Pedro Sánchez se dispone ahora a acabar con la energía de fisión. El pasado jueves, el inefable secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, reanunciaba el fin de los siete reactores nucleares en funcionamiento, que proporciona el 20% de la energía consumida en España. La verdad es que seguimos sin saber cuándo se va a cerrar la energía nuclear porque a los nuevos talibanes ecológicos no saben lo que dicen y por tanto no hay manera de entenderles, pero el caso es que el Gobierno Sánchez quiere cerrar los nucleares cuando antes… sin tan siquiera tener energía sustitutoria. ¿Las renovables? No me hagan reír.
El modelo francés de energía barata
y salarios dignos ha sido abandonado
Por cierto, los talibanes verdes entran en el universo de la contradicción: Ribera apadrinó el desastre ecológico del Pastor y Abascal, como presidente de la ruinosa Abengoa, colaboró al déficit de tarifa provocado por la energía solar… error en el que insiste ahora como gran enemigo de la nuclear.
De este modo, del Gobierno Sánchez nos condena a los españoles a una energía cara, carísima… y no muy verde. Razón más que suficiente para adentrarnos en una nueva crisis y no salir de pobres.
Y lo peor de todo, es que Pedro Sánchez gobierna según los tópicos: progresismo, feminismo, ecologismo… Sólo tengo un temor: que el tópico funcione y tengamos al desastre Sánchez por muchos años en Moncloa. Por de pronto, nos lleva a la ruina.
La ideología de género atenta contra la verdad,
el cambio climático contra la libertad
El hombre no puede vivir en la impostura
ni puede vivir como esclavo: o se libera o muere.
17/11/18
El hombre no elige nada, salvo al partido gobernante
¿Por qué el mundo va mal? porque el hombre actual se enfrenta a dos enemigos: la ideología de género, que niega la verdad y el cambio climático, liberticida.
El hombre no puede vivir en la falsedad, en la impostura. Simplemente, o no lo resiste o se convierte en zombi. Al mismo tiempo el hombre no puede vivir en la esclavitud: o se libera o muere. Y el cambio climático nos está esclavizando.
La ideología de género miente cuando asegura que el hombre exige su condición, empezando por su condición sexual. Aunque peores mentiras se han contado. El hombre, de hecho, no elige nada, salvo al partido gobernante. No elegimos venir a este mundo, ni quiénes son nuestros padres, ni en qué país nacemos… ni elegimos el sexo, ni si somos blancos o negros, listos o tontos, guapos o feos...
La ideología de género nos miente.
El hombre no elige su condición: le viene dada
Si queremos cambiar una sola de nuestras condiciones naturales tenemos que subvertir la naturaleza y ella, inequívocamente, acaba vengándose.
Y el cambio climático nos arrebata la libertad. Leyes, normas y pagos que no aceptaríamos en ningún caso por su carácter liberticida, nos las tragamos sin rechistar si se nos impone en nombre de la lucha contra el calentamiento global, que más bien es calentamiento mental generalizado.
Por cierto, el cambio climático no depende de nosotros ni dependerá nunca. Nos viene muy largo, como todo lo que resulta muy grande o muy pequeño, planetario o infinitesimal.
El cambio climático nos obliga a aceptar
cualquier abuso en nombre de la supervivencia
Todo lo que podamos hacer es inútil y, a cambio de un fracaso asegurado, nos empeñamos en hacer esfuerzos inútiles en tierra baldía. Aceptamos una lucha contra el cambio climático, que nos empobrece y nos condena a una crisis economía permanente.
Las cosas van mal en el mundo porque nos han tocado las dos condiciones del hombre como ser individual y social: la verdad y la libertad. Cuando antes nos libremos de la estúpida ideología de género y de la liberticida lucha contra el cambio climático, más felices seremos.