Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir,
señala en una entrevista a Aciprensa que en el PP:
“hay determinados sectores del Partido Popular que quieren convertir al partido de centroderecha en España en un partido que defiende los postulados de la izquierda política, del laicismo y del relativismo, en última instancia“.
Y tiene razón.
También la tiene al señalar a Pedro Arriola, eterno gurú del análisis socio-electoral para los populares, como el principal impulsor de esas tesis. Arsuaga explica que el marido de doña Celia Villalobos -diputada popular proabortista- “tiene una influencia muy fuerte sobre el líder de un partido que es muy jerarquizado. Lo que dice Rajoy, el resto lo cumple“.
Pues sí, el arriolismo reina en el PP. Pero no es cosa de ahora. Ya lo hacía en tiempos de Aznar. Su influencia no ha sido siempre la misma, ciertamente. Pero nunca ha sido menor que la que haya podido tener el sector “cristiano” dentro del partido. Por ejemplo, en temas relacionados con la defensa de la vida, el arriolismo más débil ha sido más influyente que el “cristianismo” más fuerte de los Oreja, Pintado y demás.
Por otra parte, este PP no está muy lejos de la ideología presente en los principales partidos de centro-derecha de Europa. Un centro-derecha paganizado, pro-abortero, alejado en la práctica de cualquier influencia cristiana en su acción política, que parece destinado solamente a llevar a cabo una mejor gestión económica que la izquierda, hecho que ni siquiera siempre se cumple.
Existe además un problema mediático de primer orden. Por lo menos en España. Cuando algún político de derechas osa hablar de los valores que se supone que defiende el sector cristiano de su electorado, enseguida se le sitúa en el ámbito de la extrema derecha. Y ni les cuento si osara crear una opción política alternativa a la derecha pagana. En ese mismo momento, pasaría de ser un fascista más de los de toda la vida.
La pregunta que cabe hacerse es qué toca hacer si, efectivamente, “el partido de centroderecha en España es un partido que defiende los postulados de la izquierda política, del laicismo y del relativismo". Yo iría más allá. Preguntaría qué ha de hacerse para que exista en España un verdadero partido de centroderecha que defienda los principios no negociables y los valores que emanan de nuestras raíces cristianas y catolicas. Y conste que si digo centroderecha,excluyo la posibilidad de que sea un partido que defienda tesis lepenistas en temas como la inmigración.
¿Existen en el PP personas capaces de sumarse a un proyecto que tenga el valor de representar en la derecha lo que el partido laicista de UPyD representa en la izquierda? Sí, existen. ¿Harán algo alguna vez para crear ese partido o unirse a alguno ya creado? Ni hartos de mosto fermentado. O mucho me equivoco -y me encantaría equivocarme- o es imposible quesurja una Rosa Díez en la derecha cristiana del PP.
Y ya puestos, ¿se podría fomentar la creación de dicho partido desde los movimientos cívicos que para el arriolismo son “el enemigo o un elemento que distorsiona el proyecto político del PP"? Sí, se podría. ¿Se hará? No me toca a mí responder a esa pregunta. Habrá quien diga que no es ese el papel de dichos movimientos cívicos. Bien, es posible que así sea. Pero no estaría de más intentar algo. Por ejemplo, en alguna elección al parlamento europeo, donde la circunscripción única facilita mucho las cosas. Les sugiero que vayan pensando en crear una lista unitaria que sea realmente provida y profamilia. Desde “Cor ad cor loquitur” recibirían todo mi apoyo. No es que valga mucho, pero no creo que fuera el único.
Luis Fernando Pérez Bustamante
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Por otra parte, este PP no está muy lejos de la ideología presente en los principales partidos de centro-derecha de Europa. Un centro-derecha paganizado, pro-abortero, alejado en la práctica de cualquier influencia cristiana en su acción política, que parece destinado solamente a llevar a cabo una mejor gestión económica que la izquierda, hecho que ni siquiera siempre se cumple.
Existe además un problema mediático de primer orden. Por lo menos en España. Cuando algún político de derechas osa hablar de los valores que se supone que defiende el sector cristiano de su electorado, enseguida se le sitúa en el ámbito de la extrema derecha. Y ni les cuento si osara crear una opción política alternativa a la derecha pagana. En ese mismo momento, pasaría de ser un fascista más de los de toda la vida.
La pregunta que cabe hacerse es qué toca hacer si, efectivamente, “el partido de centroderecha en España es un partido que defiende los postulados de la izquierda política, del laicismo y del relativismo". Yo iría más allá. Preguntaría qué ha de hacerse para que exista en España un verdadero partido de centroderecha que defienda los principios no negociables y los valores que emanan de nuestras raíces cristianas y catolicas. Y conste que si digo centroderecha,excluyo la posibilidad de que sea un partido que defienda tesis lepenistas en temas como la inmigración.
¿Existen en el PP personas capaces de sumarse a un proyecto que tenga el valor de representar en la derecha lo que el partido laicista de UPyD representa en la izquierda? Sí, existen. ¿Harán algo alguna vez para crear ese partido o unirse a alguno ya creado? Ni hartos de mosto fermentado. O mucho me equivoco -y me encantaría equivocarme- o es imposible quesurja una Rosa Díez en la derecha cristiana del PP.
Y ya puestos, ¿se podría fomentar la creación de dicho partido desde los movimientos cívicos que para el arriolismo son “el enemigo o un elemento que distorsiona el proyecto político del PP"? Sí, se podría. ¿Se hará? No me toca a mí responder a esa pregunta. Habrá quien diga que no es ese el papel de dichos movimientos cívicos. Bien, es posible que así sea. Pero no estaría de más intentar algo. Por ejemplo, en alguna elección al parlamento europeo, donde la circunscripción única facilita mucho las cosas. Les sugiero que vayan pensando en crear una lista unitaria que sea realmente provida y profamilia. Desde “Cor ad cor loquitur” recibirían todo mi apoyo. No es que valga mucho, pero no creo que fuera el único.
Luis Fernando Pérez Bustamante
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