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viernes, 16 de octubre de 2020

VOX y su Moción de Censura

VOX y su moción de censura
Jesús Aguilar Marina 
16 OCTUBRE 2020

Gracias a estos herederos del Gran Terror estalinista que nos gobiernan, España vuelve a estar dividida. Y esta división no podía menos de manifestarse ante la próxima moción de censura presentada por VOX. Para quienes la aplauden, revelar lo que no puede seguir callado es un síntoma de autodefensa y de prudencia. Pero para quienes desearían tener al pueblo siempre amordazado y amodorrado, no conviene mostrarle al durmiente los nubarrones que gravitan sobre su cabeza.

Lo evidente es que a estas alturas, y resumiendo, los españoles nos hallamos frente a: 1. Una voraz crisis económica, una deuda nacional angustiosa y unos niveles de paro insoportables. 2. Una población al límite de su resistencia política, social, económica y moral. 3. La decisión firme de los partidos socialcomunistas y de sus cómplices para destruir la unidad de España y esclavizar a su población. 4. Unas leyes totalitarias afrentosas. 5. Una Educación polinizada por el marxismo cultural. 6. La incompetencia y corrupción de la casta política en general, y de la falta de voluntad política de la supuesta oposición pepera para desafiar a los chekistas y afrontar las reformas estructurales necesarias; y 7. El retorno al demencial y caótico cantonalismo de la Primera República, por mor de unas Autonomías ruinosas y centrífugas.

Ante tal situación crítica y como no podemos esperar ayuda de unas instituciones en donde reinan la perversión, la hipocresía y la astucia, estamos obligados a contar sólo con nuestros brazos para poner entre rejas a gobernantes y sicarios y destruir sus letrinas. No podemos permanecer sordos a la voz de la patria, cuando ésta nos llama.

Y es en esta tesitura donde VOX, consciente de la trascendencia de este momento histórico y de las circunstancias que lo han erigido en único referente político eficaz del pueblo sano, ha decidido mostrar su disconformidad con el Gobierno, presentando en el Parlamento su moción de censura. La pregunta inmediata es: ¿está preparado para zafarse de todas las trampas que los lacayos del Sistema van a poner en marcha para impedir que su mensaje llegue a la opinión pública? Porque es obvio que tratarán de difamarlo y diluirlo mediante la consabida y repugnante estrategia que con suma habilidad urde el estáblismen y sus perros de prensa informativos.

Es decir, ¿está preparado para enfrentarse al Mal en toda su crudeza? Dada la ocasión resulta necesario que VOX hable de verdad, con la verdad y para la verdad; firmemente. Y teniendo siempre a mano esas hemerotecas que los falsarios tanto aborrecen; poniéndolos ante el espejo, desempolvando la Historia que tratan de falsear o sepultar, y así impedir de una vez por todas que sigan ocultándose de sí mismos y ante la opinión pública, por medio de su agit-prop y de sus apparatchikis.

Es preciso que VOX presente su moción dando siempre pasos hacia adelante; ni uno hacia atrás; nada de permanecer a la defensiva. Y que tenga claro no sólo el ancestral concepto de España, sino que volvemos a estar, como en 1936, expuestos a la chusma totalitaria, y por ello expectantes, sabedores de que la ciudadanía ha de despabilarse y entender que no puede esperar la llegada de un nuevo Franco que le haga el trabajo. Que hay que combatir cuando la necesidad obliga.

VOX tiene que responsabilizar a la sociedad civil, explicarla que es imperativo en esta hora la unión de todos para recuperar la soberanía y defender el derecho, dejando perfectamente claros sus prerrogativas y reivindicaciones. Después de denunciar los delitos de estos gobernantes que odian a la gente honrada porque no pueden usar en ella su chantaje; después de transmitir que en sus cuevas de ladrones se están repartiendo lo que nos pertenece, tras despojarnos y ciscarse en la justicia, VOX no puede limitarse a pedir la dimisión del Gobierno socialcomunista, sino que debe reclamar el encarcelamiento de sus miembros más representativos y la de sus cómplices.

Prisión, pues, para los delincuentes y manicomio para los dementes. Es de sentido común y de justicia que prescindamos de ellos, pues de lo contrario seremos sus esclavos, y mereceremos serlo. Es razonable que los que han prendido fuego a España con sus perversiones, latrocinios y deslealtades, caigan en las brasas de su fuego.

Aparte de todo lo anterior, VOX debe abogar por un país en el que la esforzada ciudadanía no tenga que tributar a un Gobierno legitimado por subsidiados, okupas, parásitos, hampones, pervertidos, totalitarios, separatistas y filoterroristas. Un país en el que la política sea una profesión digna y abnegada, dirigida por hombres y mujeres honrados.

Un país en el que los jefes de Estado y los presidentes de Gobierno no sean consentidores, cómplices, sospechosos o convictos de actos delictivos o criminales. Un país en el que el dinero de los contribuyentes confluya hacia un progreso familiar y común, no hacia los bolsillos de la antiespaña; ni que favorezca a los asaltantes de nuestras fronteras, a turbios grupos de presión, a oenegés parasitarias, a lóbis homosexistas o mafias rosas, ni a sus correspondientes banderizos y cabilderos.

Un país en el que social y políticamente sus dirigentes den ejemplo permanente, suspendiendo clientelismos despilfarradores y chanchullos monetarios, y reduciéndose sus sueldos fastuosos, además de eliminar su carácter vitalicio, máxime en tiempos de crisis. Un país en el que sus gobernantes amen a España y a su Historia, y, por ende, amen a la Justicia, a la Educación y a la Cultura, defiendan su recto funcionamiento, y se preocupen por ser más prudentes cada día, no más malhechores, como ocurre ahora. Un país con igualdad real entre todos sus ciudadanos, sin separatistas ni terroristas, sin leyes electorales tramposas y sin Autonomías. Una España, en definitiva, sin miedo y sin oprobio, unida, respetada y libre.

Los españoles no quieren un Gobierno al que haya que denunciar por su gestión negligente y por su recorte de derechos y libertades, menos aún en momentos de crisis, como está ocurriendo durante esta del coronavirus. No quieren un Gobierno dedicado a cercenar las libertades de opinión, movimiento, prensa y asociación durante estados de alarma arbitrarios, ni que compre los medios informativos con nuestro dinero para que, de una manera u otra, blanqueen su nefasta gestión en vez de reprochársela.

No quieren un Gobierno que esconda los muertos bajo la alfombra, o que trate de culpar a otros (como ya están haciendo), ni que sea experto y reiterativo en la mentira. No quieren un Gobierno que les obligue a persistir en la denuncia de las atrocidades cometidas durante la gestión de la pandemia y del abuso sistemático del poder para corromper nuestra democracia; ni que, por culpa de sus acciones delictivas y corruptas nos obligue a estar pendientes de sus atropellos, prevaricaciones y negligencias, y de estar presentándole querellas ante los Tribunales, pidiendo condenas penales para su presidente y sus ministros por numerosos delitos.

Para estar a la altura requerida, VOX debe, con valentía y convicción, tutelar la unidad de España, erigiéndose en corrector de todas las carencias que se han venido manifestando durante la Transición, comenzando por la revisión de la Carta Magna. Y por la devolución, por ejemplo, de las competencias de Educación y Sanidad al Gobierno Central, como un primer paso para alcanzar lo que dicta el sentido común: la abolición de las Comunidades Autónomas. Sin olvidar la advertencia a los jueces venales de que no están donde están, sentados con sus togas en sus sillones, para distribuir la justicia como un favor hacia aquellos a quienes se les antoje, sino para juzgar las leyes rectas, no las espurias.

Porque, por encima de cualquier grupo de poder y de cualquier interés particular, es la supervivencia de nuestra nación lo que debe preocuparnos. Y si una institución, corporación o grupo organizado pretende crear en la sociedad española entornos venales, clientelares o sumisos donde los déspotas se enriquezcan a costa del común, los individuos más conspicuos de esa sociedad han de organizarse de inmediato y desenmascarar a ese Mal que pretende dominar a la opinión pública mediante campañas o silencios mediáticos inoculadores de engaños, temores y falsificaciones históricas, ocultadores de la verdad o anunciadores de purgas, ostracismos y linchamientos.

Aspirar a ser la futura referencia política de los españoles libres es una gran responsabilidad que VOX debe administrar como un honor, no con pactos contra natura. En su habilidad política y comunicativa, y en su fortaleza moral residen las claves para que sea la solución que necesita hoy España. Deseémosle, pues, habilidad y suerte en su dialéctica frente a esa astucia despótica que no ha dejado de atacar durante varias décadas al sentido común de la ciudadanía. Y ayudémosle a que su implantación en el tejido social adquiera la mayoría absoluta. Para ello ha de darlo todo por España; o lo que es lo mismo, todo por la justicia, por la dignidad, por la libertad, por el respeto a lo respetable, porque sin ello no hay patria que valga.