Guerra en Ucrania: USA/OTAN en la encrucijada
Por Jacques Dupont
2/2/2023
A la velocidad que se están precipitando los acontecimientos, aunque algunos todavía no lo perciban, signo inequívoco de que EEUU presiente la derrota ucraniana como algo inevitable salvo que se tomen decisiones drásticas, se plantean soluciones cada vez mas inquietantes.
Douglas McGregor, conocido por sus artículos que diferentes colaboradores han publicado, escribió allá por noviembre del 2022 un interesante artículo titulado ¿Biden apostará por una coalición en Ucrania? Lo relevante del mismo es que anticipa el proceso de escalada que, paso a paso, se está dando. El artículo dice así:
«Cuando Napoleón Bonaparte comenzó su campaña en 1812 para conquistar Rusia, lideró la “coalición de los voluntarios” más grande de la historia. Además de su núcleo francés, el ejército de Bonaparte de más de 400.000 hombres estaba formado por soldados italianos, holandeses, alemanes y polacos. Pero eran, en el mejor de los casos, poco entusiastas. Francamente, aparte de los franceses, solo los aliados polacos de Napoleón estaban realmente ansiosos por marchar sobre Moscú.
Cuando la fuerza multinacional de Bonaparte llegó a Moscú, el frío paralizante, las batallas ruinosas, el agotamiento, las enfermedades y la mala planificación logística redujeron la fuerza de invasión a menos de la mitad de su fuerza original. No pasó mucho tiempo antes de que Prusia y sus aliados del norte de Alemania desertaran a los rusos mientras que el resto (menos los polacos) desertaron o murieron en el camino a casa.
Hoy, la Casa Blanca de Biden parece estar considerando el uso de una fuerza multinacional dirigida contra Rusia. La alianza de la OTAN es incapaz de llegar a una decisión unánime sobre intervenir militarmente en apoyo de Ucrania en su guerra con Rusia. Pero como señaló recientemente David Petraeus, el presidente y sus generales están evaluando su propia “coalición de los voluntarios”. Supuestamente, la coalición estaría compuesta principalmente, pero no exclusivamente, por fuerzas polacas y rumanas, con el ejército de los EE. UU. en su núcleo, para su empleo en Ucrania.
Todas las campañas militares tienen éxito o fracasan en función de suposiciones estratégicas que sustentan la planificación y ejecución operativa. Sin conocer los detalles de las discusiones en curso, es posible plantear preguntas sobre el «propósito, método y estado final» operativo propuesto por la coalición.
Primero, ¿cuál es el objetivo de la coalición? ¿El objetivo es expulsar a las fuerzas rusas del territorio ucraniano? ¿El objetivo es reforzar las líneas de defensa ucranianas y lograr un alto el fuego para las negociaciones? ¿O es la coalición simplemente un dispositivo para arrastrar al resto de la alianza de la OTAN a una guerra con Rusia que muy pocos europeos apoyarán?
En segundo lugar, ¿qué harán las fuerzas aéreas y terrestres de EE. UU. si se involucran decisivamente desde el momento en que crucen las fronteras polaca y rumana hacia el oeste de Ucrania? El Alto Mando ruso sin duda identificará al componente militar estadounidense como el centro de gravedad de la coalición. De ello se deduce que el poder militar ruso se centrará ante todo en la destrucción de la estructura de guerra de los EE. UU. junto con sus capacidades de mando, control, inteligencia, vigilancia y reconocimiento basadas en el espacio.
En tercer lugar, ¿está Washington construyendo una “coalición de los voluntarios” por razones políticas o porque anticipa un compromiso que requerirá muchos recursos y necesita aliados regionales para compartir la carga? Dado que es poco probable que el poder militar convencional de EE. UU. derrote al poder militar convencional de Rusia por sí solo, ¿puede la coalición liderada por EE. UU. reunir las diversas capacidades militares necesarias para dominar a las fuerzas rusas con suficiente poder de ataque para forzar un cambio en el comportamiento ruso? Igualmente importante, ¿pueden las fuerzas estadounidenses y aliadas proteger las numerosas redes de transporte de Europa, así como las bases aéreas y navales, del ataque aéreo y con misiles rusos?
Cuarto, ¿la conducción de operaciones de la coalición estará sujeta a limitaciones que se consideren esenciales para los socios aliados? Siempre existen diferencias de opinión sobre cuestiones de cómo luchar contra el oponente, qué tan lejos moverse y cuánto arriesgar. La falta de claridad sobre los objetivos específicos puede tener graves consecuencias. En otras palabras, ¿cuánta unidad de mando pueden esperar realmente los comandantes militares de EE. UU. de sus aliados en la guerra? ¿La demanda de unidad de mando superará los intereses puramente nacionales? Es útil recordar que Moscú goza de completa autoridad sobre todas sus fuerzas, incluidas las de sus socios y aliados. La unidad de mando rusa es absoluta. Moscú no está obligado a hacer frente a las preferencias y opiniones divergentes de los miembros de la coalición.
Finalmente, Jens Stoltenberg, el Secretario General de la OTAN, insiste en que el hecho de que Ucrania no prevalezca en su guerra con Rusia se interpretaría como una derrota para la OTAN. ¿Las grandes pérdidas infligidas a las fuerzas terrestres estadounidenses en una confrontación con el poder militar ruso no serían también una señal de la derrota de Washington? ¿Qué tan rápido podrían las fuerzas estadounidenses y aliadas reemplazar sus pérdidas? ¿Las graves pérdidas de EE. UU. generarían el espectro de una respuesta nuclear de EE. UU.? ¿Cuándo el apoyo a Ucrania pone en riesgo la seguridad y la supervivencia de la OTAN?
La reiteración recientemente anunciada por Washington de la ambigüedad estratégica con respecto al “primer uso de armas nucleares” plantea preguntas adicionales. Los portavoces de la administración Biden indican que el presidente no cumplirá su promesa de 2020 y declaran que el único propósito de las armas nucleares es disuadir un ataque nuclear contra Estados Unidos o sus aliados.
En cambio, el presidente Biden aprobó una versión de la política de la administración Obama que permite el uso de armas nucleares no solo como represalia por un ataque nuclear, sino también para responder a amenazas no nucleares. La decisión del presidente Biden es al menos tan peligrosa y destructiva para los objetivos estadounidenses y aliados como lo fue el Plan Morgenthau: un plan para desindustrializar Alemania que, aunque fue rechazado, probablemente alargó la guerra contra la Alemania nazi en al menos medio año. ¿Alguien en Washington, D.C., realmente cree que esta nueva política hace que una guerra nuclear con Rusia sea menos probable?
La estrategia militar trata de la relación de los medios con los fines. Los líderes políticos y militares nacionales están preocupados por los medios y piensan muy poco en los fines. No es suficiente ser un buen técnico, los líderes políticos y militares de hoy deben ser estrategas serios, muy sensibles a los límites que las fortalezas y debilidades de Estados Unidos imponen a las opciones estratégicas.
No se debe subestimar el costo para los estadounidenses y los europeos de la escalada del conflicto. El presidente y sus generales deben apreciar cuán dañino sería el fracaso militar para una sociedad estadounidense ya debilitada por 20 años de despliegues contraproducentes en Irak y Afganistán. La moral militar estadounidense está en un punto bajo. El reclutamiento para las Fuerzas Armadas de EE. UU., especialmente las fuerzas terrestres, es más difícil que nunca desde la década de 1970. El desempeño económico estadounidense es frágil. El panorama económico de Europa es aún más sombrío.
En su lucha con Rusia, Bonaparte no sólo juzgó mal a su oponente, sino que también juzgó mal a sus aliados. El presidente Biden y sus generales no deberían cometer los mismos errores en Ucrania.»
Conclusiones a mi entender:
1.-Cuanto más cerca esté la victoria de las tropas terrestres rusas mayor probabilidad de que se efectúe un bloqueo marítimo en el Báltico:
1.1.-En el Golfo de Finlandia (Estonia ya está amenazando en nombre de su amo).
1.2.-En los accesos portuarios a Kaliningrado.
2.-Crimea es la llave que abre las Puertas del Infierno. Bajo ningún concepto, causa o condición, Rusia puede permitirse perder Crimea, eso significaría su ruina comercial, política y militar; quedando convertida en una potencia regional, acosada por renacidos imperios Polaco-lituanos (por el Este, objetivo inmediato Bielorrusia) y Túrquicos (por el Sur, con la pérdida de Armenia y la beligerancia de Georgia). Más sus derivadas en Oriente Próximo y Mediterráneo (Siria, Irak, Libia, Argelia…); e Irán (Uzbekistán y Tayikistán); Yemen… etc. [sin hablar de las posiciones actuales en al África negra y Hispanoamérica].
3.-La guerra se va a convertir en la Guerra, porque en la neolengua orwelliana que hablan desde Stoltenberg a Robles Fernández, pasando por Baerbock … : «La Guerra es la Paz, … la Paz es la Guerra». Durante la Guerra de los 100 años varias generaciones, durante toda su vida, sólo conocieron la guerra, esa era ‘la normalidad’.
3.1.-La guerra económica es para la eternidad. Las sanciones nunca desaparecerán; se modularán, se utilizarán como arma de chantaje o negociación, pero nunca desaparecerán: Miren Cuba, Irán, Siria …
3.2.-La lucha armada es para la eternidad; llámese ahora guerra abierta, guerra por delegación; en un futuro, guerra de guerrillas, resistencia, maquis …; y aún después, bandas terroristas (frap, grapo, brigadas rojas, Baader-Meinhof, etc.
3.3.-Las fronteras de Rusia son inabarcables, y los ‘frentes secundarios’ son tentadores: Armenia, Kuriles, etc.
3.4.-Estigma, persecución y pogroms (que es una palabra rusa) de las minorías rusófonas en las repúblicas ex-soviéticas, tanto europeas como asiáticas; en las cuales vemos muestras casi cada día. Especial atención merece Transnistria, donde la situación se puede torcer de la noche a la mañana.
En resumen: Rusia no sólo tiene que ganar esta guerra, sino que, además y al mismo tiempo, tiene que hacer crecer su economía, mantener sus alianzas exteriores (ojo a China y sus propios intereses) e interiores (étnicas y religiosas); vigilar sus fronteras; sostener a sus aliados … y realizar una sucesión ordenada del régimen. La tarea es ingente; cualquier ayuda, por sencilla que parezca, es buena.
Robot Marker
NOTA AL MARGEN:
Los analistas hispanos siguen con sus mentiras propagandísticas sobre la falta de tropas, el ínfimo nivel de las mismas, rusos borrachos, cobardes, que no tienen ni equipo ni armas (¿usarán mosquetes?). Pues bien, la realidad es que la Federación Rusa está produciendo armamento en cantidades nunca vistas, así como la introducción de nuevo armamento jamás visto en ningún campo de batalla como es el robot antiblindados MARKER (AQUÍ VÍDEO), que va a posibilitar la destrucción inmediata de los blindados enviados al agujero ucraniano. Al tiempo.