El cuarto de los mandamientos del Decálogo recibido de Dios por Moisés y ratificado por Jesucristo, hijo unigénito de Dios, obliga a honrar a nuestros padres, a los antepasados y a la patria (Catecismo 2199). Debemos amar a la Patria, servir al bien común, pagar impuestos justos, votar en elecciones democráticas y defender a la patria (Cat.2239-40).
En conciencia, el ciudadano no tiene obligación de obedecer las leyes contrarias al orden moral, a los derechos fundamentales y a los mandatos del Evangelio (Cat.2242).
El recurso a las armas contra la opresión es legítimo si (Cat.2243):
- Hay violaciones ciertas, graves y prolongadas de los derechos.
- Se han agotado todas las alternativas.
- No se provocarán desórdenes peores.
- Hay esperanza fundada de éxito, y
- Es imposible prever razonablemente soluciones mejores.
En el concepto de Patria hay un engarce profundo entre lo espiritual y lo material, entre la cultura y la tierra. El valor moral del patriotismo se explica en el cuarto Mandamiento que nos exige honrar al Padre, a la Madre y a la Patria, porque representan a Dios Creador. La Patria es verdaderamente una madre para cada uno.
Patriotismo significa todo lo relacionado con la Patria: Historia, tradiciones, lengua, territorio geográfico. Como sucede con la familia, la nación y la patria siguen siendo realidades naturales insustituibles amenazadas por el “Nuevo Orden Mundial”. El patriotismo como sentimiento de amor por la Patria reconoce los mismos derechos a las otras naciones; puede degenerar en nacionalismo cuando se odia a los otros.
Desde el punto de vista conceptual y etimológico, hay una estrecha relación entre Patria y nación: la generación y el nacimiento. La nación está definida por una comunidad que reside en un territorio y se distingue por su propia cultura.
Fuentes:
- Catecismo de la Iglesia Católica (1993)
- Juan Pablo II. “Memoria e Identidad”. Esfera Libros (2005)
- Clavijo. “Masonería contra España y la Familia”. Blog (2010)