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viernes, 18 de marzo de 2011

Aborto: Médicos arrepentidos. (94)

El aborto es el asesinato de un ser humano antes de su nacimiento. Es la estrategia socialmasónica para reducir la población mundial, con más víctimas que las guerras.

El hecho científico, desde que se conoce el genoma humano, es que la vida comienza en el instante de la concepción: la unión del espermatozoide del padre y el óvulo de la madre, cada uno con un mensaje genético dentro de los 23 cromosomas que tienen todas las células humanas.

Pero el mayor argumento contra el aborto es la visión de las imágenes del crecimiento de un embrión bebé y de la ejecución de un aborto. Las técnicas abortivas más usuales son:
  1. Inyección salina: después de extraer el líquido amniótico que hay dentro de la bolsa que protege al bebé. A las pocas horas, la madre comienza el parto y da a luz un niño muerto o moribundo. Se utiliza después de 16 semanas de embarazo. 
  2. Dilatación y curetaje: una cuchilla corta al bebé en pedazos a fin de facilitar su extracción con ayuda de forceps. Se utiliza durante el segundo o tercer trimestre del embarazo, cuando el bebé es demasiado grande para extraerlo por succión. 
  3. Succión o aspiración: mediante un tubo hueco con borde afilado introducido en el útero se succiona (30 veces más fuerte que una aspiradora casera) y despedaza el bebé; el cráneo no suele salir por el tubo por el que debe ser extraído con una pinza. Este método se utiliza en el 95% de los países desarrollados que cumplen las leyes de plazos (en España no se cumplen). 
  4. Nacimiento parcial: es el método más espantoso y criminal. Se realiza cuando el bebé está próximo al nacimiento. Se provoca la dilatación del cuello uterino, se extrae con pinzas el cuerpo como si fuera a nacer dejando la cabeza dentro del útero porque es demasiado grande. Con unas tijeras se perfora la base del cráneo del bebé que está vivo y se extrae el cerebro por succión. 
  5. Cesárea: igual que en los nacimientos con cesárea salvo que se deja morir al niño. 
  6. Prostaglandinas: fármaco que provoca un parto prematuro durante cualquier etapa del embarazo. La principal “complicación” es que el bebé a veces sale vivo. También puede causar graves daños a la madre. El aborto se produce después de varios días de dolorosas contracciones. 
La IPPF (Federación Internacional de Planificación Familiar) ha construído un “negocio” que mueve miles de millones de dólares para promover y practicar el aborto. Además promociona los anticonceptivos (a partir de los 10 años) bajo la bandera de “educación” sexual con la consecuencia de aumentar la promiscuidad y por tanto los embarazos no deseados que acaban en más abortos.

La posición radicalmente contraria al aborto de los movimientos cívicos Pro-Vida queda muy reforzada por los testimonios de personas que han estado estrechamente relacionadas con el mundo del aborto:

  1. El doctor Bernard Nathanson era hijo de un prestigioso ginecólogo judío. Siendo estudiante de medicina dejó embarazada a su novia Ruth. Bernard escribió a su padre para consultarle la posibilidad de casarse. Le envió cinco billetes de cien dólares para el aborto. Ruth abortó presionada, después se rompió la relación. En 1971 Nathanson se inició como médico en la práctica de abortos, llegando a realizar 75.000. También dictaba conferencias, además de encuentros con políticos, para que fuese ampliada la ley del aborto. Se le llamó “el rey del aborto”; declaraba que había abortado a los hijos no-nacidos de amigos, colegas y profesores, e incluso a su propio hijo. El día que pudo observar el corazón del feto en los monitores electrónicos decidió reconocer que el aborto interrumpía una vida humana, que era un crimen. En 1984, realizó un documental, “El grito silencioso” que llevó el horror al mundo, es una grabación con ultrasonidos de las intervenciones abortivas. Nunca más volvió a realizar un aborto. Pensó en el suicidio, buscó otras soluciones (alcohol, fármacos, psicoanálisis, etc) pero todas le fallaron. Hasta conoció y conversó periódicamente con el padre Mc Closkey. Finalmente (1996) se convirtió al catolicismo recibiendo los sacramentos del Cardenal O´Connor en la cripta de la catedral de San Patricio de Nueva York. 
  2. Carol Everette estuvo (1977-1983) en la industria del aborto en Dallas y Fort Worth (Texas) como directiva de cuatro clínicas y propietaria de dos. Para engañar a las mujeres, el personal de las clínicas negaba el dolor y se refería al bebé como “el coágulo de sangre”. En sus clínicas se dejaron de usar los métodos salinos y de prostaglandinas debido al número de nacimientos vivos, que obligaban a matar al bebé de forma repugnante. Everette reconoció que tiraban los bebés al triturador de la basura, finalmente salió del “negocio” tras experimentar una profunda reconversión. 
  3. El doctor Hill fue entrenado para ejecutar abortos en el ejército. Cuando pudo abandonar esta práctica confesó ante los micrófonos que era un asesino. 
  4. El doctor Randell abortó a más de 30.000 niños en diez años. Se atrevió a decir: “a las mujeres nunca se les dejaba ver la pantalla porque sabíamos que cuando oyeran el latido del corazón se arrepentirían”. 
  5. Judith Fetrow, exempleada de una clínica abortista, reconoció que, aún con los mejores médicos, los abortos tienen muchas complicaciones. Y muchos más testimonios. 
Fuente: José González Horrillo. Católicos sin complejos. Sekotia